Tres meses es tiempo suficiente para obtener respuesta a la pregunta de cómo evolucionará un paciente con Leucemia Mieloide Crónica con cromosoma Filadelfia positivo (LMC con Ph+) que tiene respuestas subóptimas al ser tratado con imatinib (Glivec®). Así lo han puesto de manifiesto los expertos reunidos en el Curso Insights In, celebrado en Barcelona y organizado por Novartis Oncology, a pesar de que actualmente, no existen recomendaciones "claras e internacionales" en cuanto a cuál debe ser el momento en que produzca el cambio del tratamiento en este tipo de pacientes.
El doctor Alfonso Quintás-Cardama, del M.D. Anderson Cancer Center de Estados Unidos, considera este tiempo más que suficiente, ya que "obtener respuestas apropiadas en estadios tempranos del tratamiento proporciona muy buenos resultados a largo plazo", lo que no implica, matiza, que hay pacientes que necesitan ser observados durante más tiempo. En nuestro país se diagnostican 400-500 casos nuevos al año. Una marca característica de esta enfermedad hematológica es la presencia de un cromosoma anómalo denominado Filadelfia (Ph), que se detecta en las células de aproximadamente el 95% de estos pacientes.
"Los pacientes con respuestas subóptimas, son pacientes resistentes", explica Quintás-Cardama. "Es simplemente cuestión de tiempo que la resistencia se manifieste por completo. "El hecho de que un paciente no responda apropiadamente, de inicio, debe hacer sospechar al hematólogo que se encuentra ante un paciente que potencialmente puede mostrar resistencia al tratamiento con imatinib en el futuro". De aquí, destaca el experto, "la importancia de una estrecha monitorización que sirva de alerta para confirmar una respuesta subóptima y poder considerar así lo antes posible una estrategia terapéutica alternativa".
De acuerdo con esta afirmación el doctor, y profesor Giuseppe Saglio, catedrático de medicina interna y miembro del departamento de Ciencias Biomédicas y Oncología Humana de la Universidad de Turín (Italia), explica que "aunque no está definida la concentración mínima efectiva de imatinib, el control del paciente por medio de la monitorización de la exposición farmacocinética, puede ayudar a los médicos a evitar una baja exposición del fármaco y mantener, de este modo, unas concentraciones mínimas por encima de la concentración media".
Se estima que alrededor del 20% de los pacientes no responde de manera óptima a imatinib o presenta intolerancia al tratamiento. Tradicionalmente la presencia del cromosoma Filadelfia ha comportado mal pronóstico, ya que esta alteración determina una peor respuesta al tratamiento e incluso hace al paciente más resistente a los mismos. Sin embargo, "debido a la aparición de nuevos fármacos denominados inhibidores de la tirosina quinasa de segunda generación, estos pacientes tienen una alternativa terapéutica", concluye Quintás-Cardama. Nilotinib (Tasigna®) es uno de los fármacos que ha alcanzado un desarrollo clínico más avanzado.
"La ventaja fundamental que presenta Tasigna® es que además de ser un fármaco excelentemente tolerado, es mucho más potente, unas 30 veces más, que Glivec®, en cuanto a su actividad inhibidora de la tirosina quinasa BCR-ABL1, que caracteriza la LMC con cromosoma Filadelfia positivo. "La tolerancia y eficacia con este fármaco son tan notables que en el MD Anderson de EEUU, ya se esta evaluando en pacientes que nunca han recibido imatinib ni ninguna otra forma de tratamiento previo", indica Quintás –Cardama.
-Importancia de conocer una respuesta a tiempo.
El sistema de monitorización molecular de trascripción Bcr-Abl es el método elegido para evaluar la cantidad de enfermedad residual existente en el paciente. Los parámetros hematológicos y citogenéticos permiten monitorizar la respuesta en la primera fase de tratamiento, dados los altos niveles de respuesta citogenética completa alcanzados gracias a las terapias con imatinib.
"Dependiendo de los niveles de BCRL-ABL se puede saber si el paciente evolucionará hacia una supervivencia libre de progresión, o bien si se está obteniendo una respuesta subóptima que requiere una intervención terapéutica alternativa", explica Saglio. "Niveles no óptimos de imatinib pueden causar una respuesta muy pobre en el paciente lo que puede llegar a hacer fracasar la terapia y por tanto, tener que buscar una opción terapéutica alternativa que optimice esos niveles", añade.
Obtener una respuesta citogenética completa es muy importante, sin embargo es vital para conseguir un buen pronóstico de la enfermedad tener una respuesta molecular, es decir, la no detección por técnicas de biología molecular del gen BCR-ABL. En opinión de Saglio "La respuesta molecular completa (RMC) indica que el BCR-ABL es indetectable y puede construir un nuevo parámetro de comparación para evaluar la eficacia del tratamiento farmacológico y el pronóstico de la enfermedad".
Actualmente se está trabajando a nivel internacional para establecer unas tasas de respuesta BCR-ABL en pacientes con LMC con cromosoma Ph +que sirvan como estándares en todo el mundo. "La pronta detección y la caracterización de estas mutaciones permite la intervención con un tratamiento oportuno y apropiado para vencer la resistencia a imatinib", concluye el experto.
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