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12 April 2012

Sustituir los cuidados familiares por servicios sociales en personas mayores podría representar entre 25.000 y 40.000 millones de euros anuales



En nuestro país están identificados más de un millón de cuidadores principales no profesionales de personas de 65 y más años de edad con limitaciones en su autonomía. Esos cuidadores informales proporcionan más de 3.000 millones de horas de cuidado, recayendo 3 de cada 4 horas de cuidado en las mujeres. El valor monetario de dichos cuidados se estima entre 24.918 y 41.291 millones de euros (lo que supondría entre un 2,29% y un 3,79% del producto interior bruto español del año 2008). Estos son los cálculos aportados por Juan Oliva, de la Universidad de Cartilla La Mancha; Cristina Vilaplana, de la Universidad de Murcia y Ruben Osuna, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, en el capítulo “El valor social de los cuidados informales provistos a personas mayores en situación de dependencia en España”, del informe sobre la dependencia de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), que se presenta hoy como estudio independiente coincidiendo con la celebración del Consejo Territorial de la Dependencia en el Ministrio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
SESPAS, una federación de once sociedades científicas que agrupan a 3.800 miembros, despliega varios frentes de actividad destinados a la mejora de la salud y los servicios de atención sanitaria de la población española. Su revista “Gaceta Sanitaria”, aborda el estado del debate científico de estas cuestiones en el amplio espectro de los intereses de las sociedades federadas (ver www.sespas.es), pero en ocasiones, como la presente, elabora un número monográfico dedicado a un tema de gran trascendencia como es el de la dependencia.
El trabajo de Oliva, Vilaplana y Osuna, empleando información de la Encuesta sobre Discapacidades, Autonomía personal y situaciones de Dependencia 2008 (EDAD-08), ha realizado un ejercicio de simulación sobre el coste que tendría que asumir la sociedad si reemplazara los cuidados informales a personas de 65 y más años de edad por servicios sociales profesionales. Para tal fin se estiman las horas de cuidados informales prestadas en España durante el año 2008 y se valoran monetariamente mediante el método de coste de sustitución. Las personas que prestan cuidados informales no son profesionales, y en España, hasta ahora, no han percibido remuneración por los servicios que prestan, más allá de algún tipo de compensación simbólica. En principio, la percepción de una compensación económica no excluye directamente la posibilidad de considerar un cuidado como informal siempre que el cuidador no estuviera dispuesto a cuidar a otra persona (desconocida o ajena a su ámbito familiar o afectivo) por ese dinero. La clave reside en que la vinculación familiar o social con la persona de autonomía limitada es el hecho determinante para que el cuidador informal acepte realizar esa tarea.
En el año de referencia residían en España en un domicilio particular (excluidas las personas institucionalizadas) 2.227.086 personas de 65 y más años de edad con al menos una discapacidad. La edad media de esta población era de 78,8 años (77,7 los hombres y 79,4 las mujeres), y un 66% eran mujeres. Un 58,8% de estas personas no tenían estudios finalizados, un 33,3% tenía estudios primarios, un 3,8% tenía estudios secundarios y un 4,2% tenía estudios universitarios finalizados. Las discapacidades más frecuentes son la relativas a la movilidad, autocuidado y vida doméstica, sumando casi dos tercios de los casos.
Las personas cuidadoras principales totales, según la EDAD-08, se estiman en 1.063.546 (294.852 no residentes en el mismo domicilio y 768.694 corresidentes en el domicilio). La edad media se encuentra en 50,30 años, siendo la inmensa mayoría mujeres (89,90%). El 16,91% no había finalizado la educación primaria, el 37,90% tenía estudios primarios, el 36,68 estudios secundarios y el 9,51%estudios superiores. El 37,22% de los cuidadores no corresidentes estaban trabajando, el 35,50% dedicado a las labores del hogar y el 15,66% declaró estar desempleado. Por otra parte, al analizar las características de las personas cuidadoras corresidentes observamos también que la mayoría son mujeres (72,75%), de alta edad media, aunque menor que las personas cuidadas (60,68 años), y su nivel educativo es bajo (el 65,20% ha finalizado como mucho la educación primaria).
El 95,9% de los cuidadores declaró prestar cuidados 6 o 7 días a la semana, y el 38,9% dedica al menos 16 horas diarias a esta labor. Como consecuencia, muchos cuidadores soportan una importante carga: el 36,9% considera que su salud se ha deteriorado y el 54,6% afirma sentirse cansado (deprimido); el 20,5% no puede trabajar fuera de casa debido a las exigencias de los cuidados prestados y el 15,9% tiene problemas económicos; el 61,5% considera que se ha reducido considerablemente su tiempo de ocio y, en concreto, el 48,3% declara no poder disfrutar de unas vacaciones. Las horas de cuidado informal estimadas en el año 2008 ascendieron a 3.249 millones, oscilando las valoraciones monetarias entre los 24.918 y los 41.291 millones de euros, cifras que representarían entre  el 2,3 y el 3,8 del producto interior bruto (PIB)
Dada la magnitud de las cifras estimadas, los autores concluyen que el abordaje integral de los cuidados de las personas dependientes exige incluir el papel y la atención a las necesidades de las personas cuidadoras, y avanzar en su reconocimiento social.

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