Ocho de cada diez pacientes con cáncer que van a iniciar
una quimioterapia oral considera fundamental completar la información que
recibe de su oncólogo entrevistándose de antemano con un farmacéutico que pueda
explicarle algunos detalles sobre el tratamiento y cómo manejar los
contratiempos que puedan surgir. Así se desprende de una experiencia piloto con
un programa de atención farmacéutica individualizado puesto en marcha en el
Hospital Clínic de Barcelona y cuyos resultados se presentan en el Congreso de
la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) que se celebra en Madrid.
Este tipo de programas tiene como objetivo que el paciente comprenda
mejor y siga de manera adecuada el tratamiento prescrito. “Creemos que se
debería realizar un programa de atención farmacéutica complementario para
garantizar la correcta adherencia y aumentar la seguridad y efectividad de los tratamientos”, subraya Gisela Riu, farmacéutica especialista de la Unidad de Ensayos Clínicos Oncológicos
del Clínic y primera autora del trabajo.
El programa piloto de atención farmacéutica
individualizada del Hospital Clínic incluyó a 83 pacientes de entre 31 y 80
años que se entrevistaron individualmente con el farmacéutico antes de iniciar
el tratamiento y durante el transcurso de este. En el primer encuentro se
recogen datos demográficos, se valora el nivel de conocimiento del paciente
sobre el tratamiento prescrito, se identifican posibles barreras de adherencia
y se revisa la medicación habitual para identificar interacciones
farmacológicas. “Durante la entrevista, se refuerza la información sobre el
tratamiento –posología, posibles efectos adversos y su manejo- y se resuelven
dudas del paciente”, explica Riu.
Más adelante, en posteriores visitas se realizan
entrevistas de seguimiento para valorar la adherencia y detectar posibles
nuevas interacciones. “Uno de los puntos clave de este tipo de atención es
conseguir que el paciente comprenda mejor y siga de manera adecuada el
tratamiento prescrito por el oncólogo”, señala Riu.
Durante los encuentros se suelen ofrecer recomendaciones
generales para el manejo de la medicación de ensayo e instrucciones específicas
para la correcta administración del tratamiento (posología, necesidad de ayuno
previo, restricciones dietéticas,…). También se ofrecen pautas de actuación
ante situaciones especiales como el olvido o el vómito tras una toma. Por
último, se informa de los principales efectos adversos (prevención y manejo) y
de aquellos productos (por ejemplo, el pomelo o la hierba de San Juan) que
pueden estar contraindicados por interacción con el fármaco.
Dudas más frecuentes
Entre las dudas más frecuentes que plantean los pacientes
antes de iniciar el tratamiento está el cómo tomar la medicación, y más
concretamente si en ayunas o con comida, y en qué momento del día. También
suele plantearse si hay poblemas con otros medicamentos que puedan tomar,
incluso con alguna medicina alternativa o con el alcohol.
El programa es más importante si cabe en el contexto de un ensayo
clínico. En esta circunstancia, la complejidad del uso de los medicamentos
aumenta. “En el caso de los fármacos orales, y a diferencia de la medicación
asistencial, los fármacos de estudios no se acompañan de prospectos
informativos que puedan servir de consulta y recordatorio en el
domicilio”, apunta Riu. No obstante se dispone de otra documentación propia de
los ensayos clínicos que se denomina hoja de información al paciente.
En esta experiencia, el 84,6% de los participantes
consideraron totalmente importante la entrevista con el farmacéutico ante un tratamiento
quimioterápico oral y el 15,4% restante lo consideró importante en parte.
Además, el 92,9% quiso entrevistarse más veces en visitas posteriores.
En opinión de Gisela Riu, “el farmacéutico no sólo puede
tener un papel en la seguridad del paciente, sino que al formar parte del
equipo interdisciplinar puede ser de ayuda al resto y facilitar el trabajo de
médicos y enfermería para obtener la máxima calidad a la atención al paciente”.
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