“Cuando 
los empleados están sanos, son felices. Cuando son felices, son innovadores”. 
Quien así habla es Jennifer Kurkoski, responsable del departamento de análisis 
de las personas en Recursos Humanos de Google y una de las personas que está 
detrás de una de las iniciativas más sorprendentes en gestión del talento de la 
compañía. La apuesta es una mezcla entre análisis del comportamiento, sugestión 
por el color, innovación… y lo que tus padres te decían cuando no querías 
comerte las zanahorias. Puede que en el comedor del colegio no lo consigan con 
los escolares, pero Google quiere hacerlo con sus empleados: el buscador va a 
enseñarles a comer sano.
Las 
técnicas de ‘reeducación’ del paladar de sus trabajadores ya se están aplicando 
en la oficina neoyorquina de la compañía. Google no dice a sus trabajadores qué 
comer ni tampoco ha eliminado del menú los platos menos sanos y más calóricos: 
simplemente ha jugado con la presentación de 
los mismos y con el contexto en el que se presentan para hacer a unos más 
atractivos y a otros menos accesibles.
Para 
empezar, Google ha convertido las ‘chuches’ en 
algo oscuro, como publica la revista estadounidense FastCompany, que se ha colado hasta la cocina en 
la oficina de Nueva York del buscador. En lugar de estar en botes transparentes 
como ahora, atractivos, las han condenado a botes opacos y menos seductores. Lo 
mismo han hecho con las bebidas azucaradas. Ahora están detrás de las botellas 
de agua, mucho más sanas, que se han situado en los primeros niveles de 
refrigeración y se han dotado de más encanto. Según datos que recoge la revista, 
el consumo de agua ha crecido un 47% y el de golosinas ha caído un 9%.
Más verduras y platos pequeños
En 
el camino a la sugestión, Google también ha posicionado en un puesto 
destacado a las ensaladas y vegetales. Cuando una persona entra en un 
bufet de comida, se llena el plato con lo primero que ve. Así que el secreto 
para que los empleados coman más comida sana está en hacer que se tropiecen con 
un plato de verde ensalada en cuanto entren en la sala. Otra de las estrategias 
de Google para no sobrealimentar a los trabajadores está en un comentario. 
Cuando el comensal va a coger su plato para llenarlo con comida se encontrará 
con un mensaje que le explica que, de forma estadística, quienes cogen platos 
más grandes comen, sencillamente, más. El subconsciente del trabajador le 
empujará al plato más pequeño. Según FastCompany, la sencilla 
recomendación ha empujado al alza el uso de platos más pequeños.
Por 
si estas medidas no fueran suficientes, Google ha implementado un código de 
colores que une tonalidades y posiciones en la pirámide de alimentación. 
Como era de esperar, los alimentos menos recomendables son de color rojo, el 
mismo que se asocia al peligro.
**Publicado en "TICBEAT.COM"
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