| El 25% de la población española sufrirá un ictus a lo largo de su
  vida
   Cada año se producen en España entre
       110.000 y 120.000 nuevos casos de ictus.El año pasado, en España, más de 24.000
       personas fallecieron y más de 34.000 personas desarrollaron una
       discapacidad por esta enfermedad.A pesar de que ante cualquier síntoma de
       ictus se debe llamar al 112, menos del 50% de la población española
       reconocería los síntomas de esta enfermedad y sabría cómo actuar. Si no aumenta su prevención, en menos de
       15 años el número de casos de ictus aumentarán un 35%. Hasta el 90% de los casos de ictus se
       podrían llegar a prevenir.  
 Este domingo, 29 de
  octubre, se conmemora el Día Mundial del Ictus, con el objetivo de crear
  conciencia sobre esta enfermedad cerebrovascular, sus síntomas, sus factores
  de riesgo y cómo prevenirlos, ya que ictus es una de las principales causas
  de muerte y discapacidad en España.
 Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) cada año se producen
  en España entre 110.000 y 120.000 nuevos casos de ictus y, según datos del
  Instituto Nacional de Estadística (INE), solo el año pasado, más de 24.000
  personas fallecieron debido a un ictus y más de 34.000 personas desarrollaron
  una discapacidad por esta enfermedad. Esto hace que el ictus sea la primera
  causa de discapacidad en España – más de 360.000 personas tienen reconocida
  una discapacidad por haber padecido un ictus- y que, tras los fallecimientos
  por COVID, el ictus sea la segunda causa de muerte en mujeres en España y la
  tercera causa en ambos sexos.
 
 “Un ictus ocurre cuando el
  flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe, ya sea debido a un
  coágulo sanguíneo (en estos casos se denomina ictus isquémico y supone más
  del 80% de los casos) o a una hemorragia (ictus hemorrágico). Y en ambos
  casos, estamos hablando de una urgencia sanitaria que ante los primeros
  síntomas debe ser abordada sin dilación, ya que cuanto menos tiempo pase
  desde la aparición de los primeros síntomas hasta que pueda ser tratada,
  mayor será la probabilidad de sobrevivir a esta enfermedad o reducir sus
  secuelas”, comenta la Dra. Mª Mar Freijo, Coordinadora del Grupo
  de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de
  Neurología. “A pesar de ello, aún
  existe un alto porcentaje de la población que desconoce cuáles son los
  síntomas de esta enfermedad o cómo se debe actuar ante su aparición”.
 
 Según datos de la SEN, en España, solo un 50% de la población sabría
  reconocer los síntomas de esta enfermedad. Además, el Código Ictus, que es el
  sistema de atención sanitaria que se activa al llamar a emergencias con
  síntomas de ictus, solo se llega a utilizar en aproximadamente el 40% de los
  casos que se atienden actualmente en los hospitales españoles.
 
 “El Código Ictus, que se ha
  implantado en todas las CC.AA. para que los pacientes con un ictus lleguen lo
  antes posible al hospital, que a su llegada esté todo preparado para
  atenderles inmediatamente, y asi reducir el tiempo que transcurre desde que
  se detecta que una persona tiene un ictus hasta que se empiece el
  tratamiento, ha demostrado en los últimos su gran utilidad para salvar vidas
  y evitar discapacidad. Sin embargo, si los pacientes o los familiares o
  personas que lo acompañan no saben identificar correctamente que están
  sufriendo esta enfermedad o cómo deben actuar ante los primeros síntomas,
  difícilmente podrán beneficiarse de este sistema. Teniendo en cuenta que un
  ictus mata dos millones de neuronas cada minuto y que existe una ‘ventana
  terapéutica’ antes de que los tratamientos de los que disponemos dejen de ser
  efectivos, es fundamental que toda la población conozca en qué consiste en
  esta enfermedad y que sepa que cada minuto cuenta. Y más si tenemos en cuenta
  que el 25% de la población sufrirá un ictus a lo largo de su vida”,
  explica la Dra. Mª Mar Freijo.
 
 Por esa razón, desde la SEN se insiste en recordar que ante estos síntomas:
 
   Pérdida brusca de fuerza o
       sensibilidad en una parte del cuerpo. Generalmente afecta a una mitad
       del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las
       extremidades.Alteración brusca en el
       lenguaje, con dificultades para hablar o entender.Alteración brusca de la
       visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o pérdida de la
       visión en algún lado de nuestro campo visual.Pérdida brusca de la
       coordinación o el equilibrio.Dolor de cabeza muy intenso y
       diferente a otros dolores de cabeza habituales. Es fundamental
  llamar al 112, incluso cuando solo se experimente uno solo de ellos o los
  síntomas desaparezcan a los pocos minutos.
 Aumentar el conocimiento de esta enfermedad entre la población es también
  fundamental porque se estima que en menos de 15 años el número de casos de
  ictus aumentará un 35%. Detrás de este previsible incremento de los casos
  está el envejecimiento poblacional, ya que la gran mayoría de los casos se
  dan en personas mayores de 65 años. En todo caso, el ictus no es una
  enfermedad exclusiva de personas mayores: aproximadamente el 10-15% de todos
  los ictus ocurren en personas menores de 45 años e incluso, aunque raros, se
  pueden dar casos de ictus infantil.
 
 “Aunque la edad es un
  factor de riesgo para sufrir un ictus, también influyen otros factores que,
  en muchos casos, pueden ser modificables. Estimamos que hasta el 90% de los
  casos de ictus se podrían llegar a evitar simplemente controlando
  adecuadamente los factores de riesgo modificables de esta enfermedad. Por esa
  razón, el Día Mundial del Ictus también surgió con el objetivo de concienciar
  sobre la importancia de tratar de prevenir esta enfermedad”,
  destaca la Dra. Mª Mar Freijo.
 
 El factor de riesgo más importante para la aparición de ictus es padecer
  hipertensión. Pero también otros como el tabaquismo, el sedentarismo, la mala
  alimentación, la obesidad, el alcoholismo, el consumo de drogas, la genética,
  el estrés o padecer fibrilación auricular, colesterol o diabetes.  Y
  muchos de estos factores son modificables o controlables.
 
 “A pesar de que en los
  últimos años se ha avanzado mucho en el tratamiento de esta enfermedad, con
  la aparición de nuevos procedimientos y fármacos y la implantación cada vez
  mayor de Unidades de Ictus, que han conseguido mejorar sustancialmente el
  pronóstico de esta enfermedad, la mayor herramienta que tenemos actualmente
  para combatir el ictus es la prevención. Si no tomamos medidas, en los
  próximos 10 años, en Europa, aumentarán un 45% las muertes por ictus y un 25%
  el número de supervivientes de ictus con discapacidad. Teniendo en cuenta
  que, en el 40% de los casos, el ictus deja importante secuelas que impiden a
  los pacientes la realización de actividades cotidianas, lo que ya genera un
  coste no sanitario superior a los 6.000 millones de euros anuales en Europa,
  en días como hoy es importante recalcar que está en manos de todos reducir el
  impacto de esta enfermedad”, concluye la Dra. Mª Mar Freijo.
 
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