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Diario digital con noticias de actualidad relacionadas con el mundo de la salud. Novedades, encuestas, estudios, informes, entrevistas. Con un sencillo lenguaje dirigido a todo el mundo. Y algunos consejos turísticos para pasarlo bien
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  Este sábado, día 29,
es el Día Mundial del Ictus, una fecha en que la Sociedad Española de
Neurología (SEN) quiere concienciar sobre esta enfermedad ya que es la primera
causa de discapacidad,  la segunda causa de muerte y la segunda causa
deterioro cognitivo en la población adulta. Este año, en todo el mundo, 12,2
millones de personas sufrirán un ictus, y 6,5 millones (más de la mitad),
fallecerán por esta enfermedad. Además, se estima que más de 110 millones de
personas que ha sobrevivido a un ictus viven con discapacidad.
 
Solo en España, según datos de la SEN, unas 110.000 personas sufren un ictus
cada año, de los cuales al menos un 15% fallecen y, entre los supervivientes,
en torno a un 30% queda en situación de dependencia funcional. En España, el
ictus es además la primera causa de mortalidad en las mujeres, la segunda en
hombres y la primera causa de discapacidad tanto en hombres como en mujeres:
más de 350.000 personas presentan alguna limitación en su capacidad funcional
como consecuencia de esta enfermedad
 
“El ictus se produce como
consecuencia de la alteración del flujo sanguíneo que llega al cerebro. En más
del 80% de los casos, la causa es la obstrucción de alguno de los vasos que
suministran sangre al cerebro, generalmente por un coágulo: es lo que se
denomina ictus isquémico. Pero también puede producirse por la rotura en alguno
de estos vasos: es lo que llamamos ictus hemorrágico”, explica la
Dra. Mar Castellanos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades
Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “No obstante, independientemente del
tipo de ictus que se padezca, siempre estaremos hablando de una urgencia
médica, porque cuanto
más tiempo pase sin flujo sanguíneo una zona de nuestro cerebro, mayores serán
las consecuencias”. 
 
El ictus es una emergencia médica porque es una enfermedad tiempo-dependiente,
es decir, cuanto más temprana sea su detección, el acceso a las pruebas y al
tratamiento, mayor será la probabilidad de sobrevivir a esta enfermedad y mayor
también la de superarlo sin secuelas importantes. Pero, a pesar de que se
estima que 1 de cada 4 personas en edad adulta sufrirá un ictus a lo largo de
su vida, en España solo un 50% de la población sabría reconocer los síntomas de
esta enfermedad:
  
 
“Los síntomas del ictus
generalmente se producen de forma brusca e inesperada y, aunque habitualmente
los pacientes suelen experimentar varios de estos síntomas, solo con
identificar uno de ellos es motivo suficiente para que se llame al 112. Incluso
aunque los síntomas desaparezcan a los pocos minutos, hay que acudir a
Urgencias”, señala la Dra. Mar Castellanos. “Por esa razón, y por segundo año
consecutivo, la campaña del Día Mundial del Ictus está centrada en que
organizaciones de todo el mundo nos unamos para tratar de aumentar el
conocimiento que la población tiene sobre sus síntomas, porque reaccionar a
tiempo es esencial para sobrevivir o para no sufrir una discapacidad por esta
enfermedad”.
 
Del mismo modo que es importante reconocer los síntomas , es también muy
importante la prevención de esta enfermedad. Aunque la incidencia de los ictus
aumenta significativamente con la edad, más del 60% de los casos ocurren en
personas menores de 70 años y el 16% en personas menores de 50 años. Es decir,
que aunque la edad sea un factor de riesgo que no se puede modificar, también
influyen otros factores. 
 
El factor de riesgo más importante para la aparición de ictus es la presión
arterial alta. Pero también otros como el tabaquismo, la inactividad física, la
dieta poco saludable, la obesidad, el consumo de alcohol excesivo, la
fibrilación auricular, los niveles elevados de lípidos en sangre, la diabetes
mellitus, la genética, el estrés... La mayoría de estos factores son
modificables. Se estima que solo controlando adecuadamente los factores de
riesgo modificables se podría prevenir hasta el 90% de los casos de ictus.
 
“La prevención es muy
importante, no solo porque es algo que está en nuestras manos, sino porque de
no hacerlo, estimamos que en la próxima década se producirá un aumento del 34%
en el número de ictus, un incremento de un 45% de muertes por ictus y un
aumento del 25% en el número de supervivientes de ictus con discapacidad en
Europa”, comenta la Dra. Mar Castellanos. “Confiamos en que días como éste sirvan
para aumentar el conocimiento sobre esta enfermedad y que planes como el Plan
de Acción Europeo contra el Ictus, al que se ha adherido recientemente el
Ministerio de Sanidad y la SEN, también ayuden a poner freno a esta
enfermedad”. 
 
El Plan de Acción Europeo contra el Ictus contempla los siguientes objetivos
para 2030:
La Consejería de Salud y Consumo, a través del Plan andaluz de ictus y la labor de los profesionales del Servicio Andaluz de Salud (SAS), ha logrado situar por encima de la media española (15,5) la tasa de trombectomías por 100.000 habitantes en Andalucía (16,5). Una trombectomía es la cirugía para extirpar un trombo (coágulo de sangre) de un vaso sanguíneo.
Desde 2017 hasta 2021, el número de trombectomías practicadas ha aumentado alrededor de un 120% hasta situarse en 1.395 procedimientos anuales. Estos significativos avances que se han venido produciendo en los últimos seis años se deben en gran medida al enorme esfuerzo realizado desde todos los eslabones asistenciales para adaptarse al continuo aumento de procedimientos.
El tratamiento endovascular mediante la trombectomía, un procedimiento llevado a cabo por neurorradiólogos intervencionistas que consiste en el acceso a la circulación intracraneal con guías y catéteres para la extracción directa del trombo que ocasiona el infarto cerebral, supuso el inicio de una revolución en la lucha contra el ictus. Esta técnica permite recuperarse sin secuelas, o con leves déficits, a un gran número de pacientes que hace solo unos años sufrían grandes discapacidades permanentes por falta de alternativas terapéuticas.
El volumen creciente de este tipo de intervenciones es un ejemplo del aumento en la calidad asistencial que ha alcanzado el sistema desarrollado por el Plan andaluz de ictus, conformado por los seis nodos de asistencia (Sevilla-Huelva; Córdoba-Jaén; Cádiz, Granada, Málaga y Almería), así como la red de asistencia especializada a través de Telemedicina del Centro Andaluz de Teleictus (CATI).
Este servicio permite la valoración especializada a distancia por parte de un neurólogo vascular de pacientes en cualquier hospital, independientemente de su tamaño o localización. Asimismo, otro eslabón importante en la cadena asistencial son las unidades de ictus, que garantizan los cuidados hospitalarios necesarios para atender a este tipo de pacientes, y que han aumentado notablemente en número en los últimos años, hasta alcanzar los estándares europeos de una cama de unidad de ictus por cada 100.000 habitantes.
El ictus es el primer motivo de fallecimiento en mujeres y la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto. Se trata de una emergencia médica con prioridad asistencial máxima que se sitúa al mismo nivel que el infarto agudo de miocardio o el politraumatismo. Es, además, una patología tiempo-dependiente que requiere una actuación rápida para garantizar el mejor resultado clínico posible.
El Hospital Vithas Málaga ha actualizado el
protocolo de actuación ‘Código Ictus’, para crear un engranaje perfectamente
sincronizado de todas las áreas implicadas en el abordaje de esta enfermedad,
entre las que figuran el servicio de urgencias y las áreas de radiología,
neurología, medicina intensiva y medicina interna del hospital. 
“El objetivo del ‘Código Ictus’ es, precisamente,
coordinar a un grupo amplio de profesionales para garantizar que todo se haga
con la suficiente rapidez y calidad para que nuestros pacientes puedan tener
los mejores resultados en salud, disminuyendo así sus secuelas” explica el Dr.
Pedro Serrano, jefe de Servicio de Neurología de Vithas Málaga y Xanit
Internacional.
Para esta actualización, todas las áreas
involucradas en el proceso tienen una preparación específica y se coordinan
para optimizar tiempos y recursos. “El ictus es una patología
"tiempo-dependiente", esto quiere decir que la agilidad para poner en
marcha los tratamientos emergentes, sobre todo fibrinolisis y terapias de
recanalización, es fundamental para conseguir los mejores resultados” destaca
el Dr. Serrano.
La novedad de este protocolo es que mejora los
tiempos y racionaliza las intervenciones. “Además, se ha desarrollado un
algoritmo de decisiones que hace que cada profesional implicado en la
asistencia desde el médico de urgencias, pasando por la enfermería
especializada y el radiólogo, hasta el neurólogo o el intensivista, sepa qué
actuación debe desarrollar en cada momento” asegura Pedro Serrano. La ventana
"standard" para una fibrinolisis en el caso de ictus isquémicos se
establece, según evidencias científicas en 4,5 horas desde el inicio de los
síntomas. Sin embargo, hoy sabemos que en
determinadas situaciones y en función de los resultados de algunas pruebas
complementarias muy específicamente destinadas a la visualización del área de
penumbra isquémica, dicho periodo puede ampliarse a las 9 horas desde el inicio
de los síntomas. En el caso de la trombectomía mecánica en ictus de circulación
anterior, la ventana es mayor, situándose en este momento en las 16 horas o
hasta 24 horas en determinadas ocasiones
El ‘Código Ictus’ comienza cuando empiezan los
síntomas. Puede ser en el domicilio del paciente, en la calle o en cualquier
otro momento. Por eso es de vital importancia que la población general sepa
identificar los síntomas iniciales de un ictus para poner en marcha el
protocolo. 
En primer lugar, es muy importante disponer de
medios de transporte rápidos que puedan acercar al paciente a urgencias. El
servicio de urgencias es el primer punto de contacto con el sistema hospitalario.
El protocolo establece toda su actividad desde la identificación y
clasificación de la sintomatología, la estabilización hemodinámica del paciente
y la aplicación de determinadas escalas de gravedad. 
Es el médico de urgencias quien activa el ‘Código
Ictus’ hospitalario. En ese momento, interviene el radiólogo, que es el
encargado de realizar los procedimientos necesarios (TAC, Angio-TAC de Troncos
supraarorticos y polígono de Willis, TAC de perfusión), en el menor tiempo
posible. Con la información obtenida en estas pruebas, el neurólogo y el médico intensivista determinan cuál es el
procedimiento oportuno para el paciente. 
“Tras disponer de toda la información necesaria en
una franja de tiempo muy concreta, se determina el tratamiento óptimo y definitivo
para el paciente” asegura Pablo de Rojas Román, médico intensivista de Vithas
Málaga, quien explica que “el Hospital Vithas Málaga ha actualizado el
protocolo de actuación ‘Código Ictus’ para constituir un engranaje perfecto y
multidisciplinar de todas las áreas implicadas”.
La Fundación Freno al Ictus junto a la Sociedad Española de Neurología (SEN), el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN (GEECV-SEN) y el apoyo institucional del Congreso de España, el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y el Centro de Referencia Estatal de Atención al Daño Cerebral (CEADAC), con motivo del Día Mundial del ICTUS 2021, organizaron en el Congreso de los Diputados, la jornada "Encuentro Científico, Social e Institucional sobre ictus" con el objetivo de analizar desde diferentes perspectivas el impacto de la enfermedad en España.
El acto de apertura contó con la asistencia de Dª Ana Pastor,
Vicepresidenta del Congreso de los Diputados; el Dr. José Miguel Láinez Andrés,
Presidente de la Sociedad Española de Neurología y D. Julio Agredano,
presidente de la Fundación Freno al Ictus.
La Vicepresidenta del Congreso ha puesto en valor la labor de la
Fundación y de los profesionales sanitarios en cuanto a la prevención,
diagnóstico precoz, tratamiento y la rehabilitación de los afectados. Explicó
que “efectivamente estamos ante uno de los problemas de salud pública más
importantes del país y en este sentido tenemos que tener en España una visión
integral de la salud, lo más importante es el diagnóstico precoz, pero sobre todo
la prevención a través de la información de esta patología que afecta a 50 de
cada 100.000 mil habitantes cada catorce minutos”. Para concluir, reconoció la
necesidad de apoyar más a los científicos y a los investigadores, explicando
que “tenemos que dedicar, más recursos, más medios y más formación a las
estrategias de prevención primaria”.
El ictus es la segunda causa de mortalidad en España y la primera en
el caso de mujeres, con 16.000 víctimas al año. Esta enfermedad afecta a unos
120 mil españoles al año, de los cuales un 15% fallecen, y prácticamente la
mitad quedan con secuelas severas. Así lo puso de manifiesto el Dr. José Miguel
Láinez Andrés, Presidente de la Sociedad Española de Neurología, quién también
manifestó que para la institución se trata de “un tema crucial ya que supone la
primera causa de ingresos hospitalarios, y entorno al cual contamos con un
esquema organizativo de guardias, que afortunadamente ha permitido conseguir
grandes resultados. Creo que en los últimos años la evolución del tratamiento
del ictus ha sido magnífica”. El Dr. Láinez concluyó explicando la importancia
de la información entre la población para mejorar la situación del ictus en
España “sabemos que sólo un 10% de la población es capaz de definir lo que es
un ictus y que un 50% de la población no es capaz de reconocer todavía lo que
es. Un 90% de los ictus se pueden prevenir si desarrollamos unos hábitos de
vida saludables”.
Durante el bloque científico, la Dra. Mar Castellanos, jefe del
Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario a Coruña y
Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN
(GEECV-SEN), habló sobre el impacto social y económico del ictus en España, su
prevención y tratamiento. Por otro lado, Dña. Inmaculada Gómez Pastor,
Directora Gerente del CEADAC, abordó la situación a la que se enfrentan
pacientes y familiares después del alta hospitalaria, en una charla titulada ¿Y
después de un ictus qué?.
Julio Agredano, presidente de la Fundación Freno al Ictus habló sobre
la importancia del “Código Ictus” su alta eficiencia en la supervivencia y
menor discapacidad en las provincias preparadas ya que el 80% de los ictus que
entran a través de este procedimiento, no presenta secuelas, o las presenta de
manera moderada. Para concluir, Agredano destacó “la importancia que tenemos
como individuos y como sociedad, para reducir el impacto del ictus en nuestro
entorno, debemos ser el primer eslabón de la cadena de supervivencia frente a
esta enfermedad y saber reconocer los síntomas y actuar correctamente. Al
hospital no se va, al hospital te llevan y te lleva los servicios de emergencia
a través del 112, activando el código ictus. Es de interés público el crear
espacios cerebroprotegidos donde haya gente preparada para actuar en caso de
ictus”.
Durante el acto, también se abordó la patología desde su dimensión
social en una mesa en la que se habló sobre la importancia de acelerar la
cadena asistencial para reducir su impacto a través de "Espacios
Cerebroprotegidos", el proyecto Dulcinea, presentado por la Dra. Blanca
Fuentes Gimeno, que consiste en técnicas de doblaje para mejorar la
comunicación funcional en la afasia post-ictus, el proyecto Kiero presentado
por Susana Muñoz Miguel, sobre autoliderazgo y empoderamiento para afectados, y
por último, el deporte y la ciencia como motores para la inclusión y la mejora
de la calidad de vida, liderado por la Fundación Segunda Parte y presentado por
Marta Pérez Rodríguez.
Por último, se contó con la intervención de José Ramón, Ortega
Domínguez, Diputado por Cádiz del Grupo Parlamentario Socialista, quien se
comprometió “en que la Comisión de Sanidad lleve a cabo iniciativas, que pongan
el foco y la atención sobre esta situación y que pueda servir de guía al
Gobierno”.
El ictus es una enfermedad de altísima prevalencia pero poca
visibilidad, se espera un aumento de casos del 35% para 2035, según datos de la
Conferencia de la Organización Europea de Accidentes Cerebrovasculares (ESOC)
2021.
Este acto contó con el apoyo de Bayer, la alianza Bristol Myers
Squibb-Pfizer, Boehringer Ingelheim, Daiichi Sankyo, Sanofi, Medtronic,
Allergan y Novonordisk.
  Mañana, 29 de octubre, es el Día Mundial del
Ictus, una fecha destinada  en todo el mundo para tratar de aumentar el
conocimiento social sobre la gravedad de esta enfermedad cerebrovascular y su
impacto sociosanitario, así como concienciar sobre la importancia de su
prevención y el acceso urgente al tratamiento.
El ictus es
la segunda causa de muerte en todo el mundo y la primera causa de discapacidad.
Este año, 14,5 millones de personas sufrirán ictus y, como resultado, 5,5
millones de personas morirán. Según datos de la Sociedad Española de Neurología
(SEN) unas 110.000 personas sufren un ictus en España cada año, de los cuales
al menos un 15% fallecerán y, entre los supervivientes, en torno a un 30% se
quedará en situación de dependencia funcional. En España el ictus es además la
primera causa de mortalidad en las mujeres.
“Cualquier
persona puede sufrir un ictus, desde bebés hasta ancianos. Se estima que, en
todo el mundo, un 25% de la población está en riesgo de sufrir uno a lo largo
de su vida. En todo caso, se trata de una enfermedad en la que la edad es uno
de los principales factores de riesgo y, debido al progresivo envejecimiento de
la población española, se estima que en los próximos 20 años aumente cerca de
un 40% el número de casos.  Actualmente, en España cada año mueren en
torno a 27.000 personas por esta enfermedad”, señala la Dra. Mar Castellanos,
Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la
Sociedad Española de Neurología. “No obstante, la edad no es el único factor
de riesgo. Más del 80% de los ictus se podrían evitar con medidas como dejar de
fumar, limitar el consumo del alcohol, realizar ejercicio de forma regular,
seguir una dieta mediterránea, evitar el sobrepeso y el estrés crónico y
controlando adecuadamente la tensión arterial, el azúcar y el colesterol”.
Según datos de la SEN, el 27% de los ictus atendidos en los hospitales
españoles corresponden a personas de menos de 65 años y el 8% a pacientes con
menos de 50.
Se estima
que en España, dos de cada tres personas que sobreviven a un ictus 
presentan  algún  tipo  de  secuela,  en 
muchos  casos  discapacitantes. Además de la pérdida de fuerza, 
son muy comunes otras como la depresión (en el 64% de los casos) y los problemas
de memoria (incluida la demencia, ya que el ictus es la segunda causa más
frecuente de demencia tras la enfermedad de Alzheimer), la afasia (problemas en
el habla, la comprensión, la lectura y la escritura que afecta a un tercio de
los supervivientes de un ictus) y la espasticidad (rigidez y tirantez de los
músculos que interfiere seriamente en la capacidad para realizar actividades
diarias). Más un 62% de los supervivientes a un ictus en España tienen
problemas de movilidad y casi un 60% tienen problemas para realizar sus
actividades cotidianas. En todo el mundo, alrededor de 80 millones de personas
sufren algún tipo de discapacidad por haber padecido un ictus. Además, los
pacientes que han sobrevivido a esta enfermedad realizan visitas  a 
urgencias  o  requieren  hospitalización  con 
más  frecuencia  que  personas  con  otras 
enfermedades crónicas, con cáncer o con secuelas de accidentes. 
“Estamos
pues ante una enfermedad con unos índices altísimos en mortalidad y
discapacidad. Pero el mensaje positivo es que además de que se puede prevenir,
como ya hemos dicho anteriormente, hay formas de reducir significativamente su
impacto. Reconocer los síntomas de un ictus, acudir cuanto antes a Urgencias,
las terapias reperfusoras y el manejo de los pacientes en Unidades de Ictus,
son aspectos que pueden mejorar sustancialmente el pronóstico”, destaca la
Dra. Mar Castellanos. 
Y es que
cualquier síntoma de ictus es una urgencia médica. El ictus es una enfermedad
tiempo-dependiente, es decir, cuanto más temprana sea  su detección, el
acceso a las pruebas y al tratamiento, mayor será la probabilidad de sobrevivir
a esta enfermedad y mayor también la de superarlo sin secuelas importantes. En
este sentido, la activación del Código Ictus en todas las CC.AA. y la
implementación –aún desigual- de Unidades de Ictus por todo el territorio
estatal han permitido mejorar de una forma muy sustancial los tiempos entre que
se detectan los primeros síntomas y se inicia el tratamiento, así como el
pronóstico de los pacientes. 
“Pero para
ello es indispensable que la población sepa reconocer cuáles son los síntomas
de un ictus y que sepa que ante los primeros síntomas debe llamarse
inmediatamente a los servicios de emergencias sanitarias. Algo que aún estamos
lejos de conseguir”, comenta la Dra. Mar Castellanos. Y es que uno de
los últimos estudios que se han realizado al respecto entre la población
española señalaba que solo un 10% de la población sabría definir correctamente
qué es un ictus y solo un 50% de la población sabría reconocer los síntomas de
esta enfermedad. “Está claro de que el hecho de que a esta enfermedad se la
conozca por tantos nombres (accidente cerebrovascular, infarto cerebral,
derrame cerebral, apoplejía,…) no ha ayudado en esta labor. Por esa razón, se
está intentando que cada vez sea más común la utilización de un único término,
en este caso  ‘ictus’, para designar la interrupción de la circulación
sanguínea al cerebro, bien por un trombo o bien por un derrame. Por otra parte,
también son muchos los que tienden a pensar en esta enfermedad como una
enfermedad cardiaca, cuando en realidad es una enfermedad cerebral. Como
lógicamente los síntomas de una enfermedad del corazón no son los mismos que
los de una enfermedad en el cerebro, esto tampoco ayuda a reconocer los
síntomas correctamente”.   
Desde la SEN
quieren recordar que los síntomas del ictus generalmente se producen de forma
brusca e inesperada y, aunque su tipología depende del área del cerebro que se
vea afectada, los principales son:
-       
Alteración brusca en el lenguaje, con dificultades para hablar o entender.
-       
Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo. Generalmente
afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las
extremidades. 
-       
Alteración brusca de la visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble
o incapacidad para apreciar objetos en algún lado de nuestro campo visual.
-       
Pérdida brusca de la coordinación o el equilibrio.
-       
Dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales.
“Aunque la
gran mayoría de los pacientes que sufren un ictus suelen presentar una
combinación de varios de estos síntomas, el experimentar solo uno de ellos, ya
es motivo de urgencia. Así pues recalcar que ante la aparición de cualquier
síntomas sugestivo de ictus debe llamarse inmediatamente a los servicios de
emergencias médicas”, concluye la Dra. Mar Castellanos. 
Acto del Día
del Ictus
Con motivo
del Día Mundial del Ictus, el Grupo de Estudio de Enfermedades
Cerebrovasculares de la SEN y la Fundación Freno al Ictus celebrarán el día 29
de octubre en el Congreso de los Diputados, de 10 a 12 horas, una jornada
divulgativa bajo el lema "Encuentro Científico, Social e Institucional
sobre ictus". 
El objetivo
de esta jornada será analizar desde diferentes perspectivas el impacto de la
enfermedad en España  y se organiza junto con el apoyo institucional del
Congreso de España, el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y el
Centro de Referencia Estatal de Atención al Daño Cerebral (CEADAC). 
En la primera fase del ensayo (Ib)
se reclutaron 32 pacientes a los que se han administrado cuatro niveles de
dosis y, según los datos preliminares, ApTOLL ha mostrado un excelente perfil de
seguridad en pacientes. 
En la Fase IIa, se estudiarán dos
dosis del fármaco en 119 pacientes más, y el objetivo principal será confirmar
su seguridad, además de aportar los primeros datos de eficacia. El ensayo ya
está reclutando en hospitales españoles y cuenta también con la autorización
por parte de las autoridades sanitarias de Francia y Alemania. Se espera que la
Fase IIa finalizará en el primer trimestre de 2022.
La primera fase del ensayo (Ib) se
ha llevado a cabo en siete hospitales en España: Vall d´Hebron y Bellvitge (Barcelona),
Can Ruti/Germans Trias i Pujol (Badalona), Josep Trueta (Gerona), La Princesa
(Madrid), Clínico de Valladolid y Virgen del Rocío (Sevilla).
A estos centros, se les sumarán
cinco hospitales más en España (Ramón y Cajal y 12 de Octubre en Madrid, La Fe
en Valencia, Juan Canalejo en la Coruña y Central de Asturias), además de otros
siete hospitales en Alemania, Francia y Portugal.
Actividad novedosa
ApTOLL es el
único fármaco en desarrollo para el tratamiento del ictus isquémico agudo que
bloquea la activación de TLR4, un receptor que se expresa en la membrana de las
células del sistema inmunitario, como microglía, neutrófilos, macrófagos y
linfocitos. La activación de TLR4 inicia la cascada inflamatoria que
conduce a la muerte de neuronas y el consecuente empeoramiento de la lesión
cerebral. Por tanto, al actuar como antagonista de TLR4, ApTOLL modula la
respuesta inmune no deseada, previniendo la cascada inflamatoria que ocurre en
las primeras horas tras el inicio del ictus.
Hasta el
momento, ningún neuroprotector ha demostrado eficacia en ensayos clínicos en
pacientes de ictus isquémico agudo. Los tratamientos actuales se enfocan en la
recanalización de las arterias obstruidas, lo cual se consigue mediante
administración de fármacos trombolíticos (que disuelven el trombo) o, más recientemente,
mediante la retirada mediante catéteres del trombo (terapia endovascular o trombectomía
mecánica). 
Combinación con trombectomía mecánica
Aplicado después
de sufrir un ictus y en combinación con el tratamiento endovascular,
ApTOLL podrá generar un importante beneficio en los pacientes al frenar el
crecimiento de la lesión cerebral incluso antes de lograr la recanalización de
la arteria afectada.  De este modo,
aumentan las probabilidades de recuperación neurológica, lo que incidirá
directamente en calidad de vida de los pacientes a largo plazo. 
“Nuestro
tratamiento es una molécula neuroprotectora que consigue reducir la inflamación
en la fase aguda del ictus. Pretendemos combinar este efecto neuroprotector con
la trombectomía mecánica, combinación que se espera genere un efecto sinérgico
y muy positivo en pacientes”, explica el Dr. Marc Ribó, Director Médico de
aptaTargets y coordinador del estudio APRIL. “Este primer estudio está dirigido
a los pacientes con ictus más graves en los que se prevé un mayor beneficio,
pero ya estamos preparando nuevos ensayos con el fin de demostrar el efecto de
ApTOLL en ictus menos graves o incluso en hemorragia cerebral donde la
inflamación también causa un daño importante”
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