**Por Enrique Sancho.-
La primera palabra que se escucha en Hungría al hablar de vinos es Tokaj, el mítico caldo de color amarillento y fuertemente afrutado y azucarado que es conocido en todo el mundo. Y lo siguiente que se oye es la célebre frase que el rey francés Luis XV susurró a su amante Madame de Pompadour al servirle una copa de este vino a su amante Madame de Pompadour: “Cést le roi des vins et le vin des rois”, aunque la ingeniosa frase no era suya, ya que desde el reinado de su padre Luis XIV, aparecía en el menú de palacio junto al nombre del caldo húngaro. La versión latina de la frase —Vinum regum, rex vinorum— aún puede leerse hoy en día en las etiquetas de los vinos Tokaj de calidad excepcional.
Aunque hay quien duda de si se trata de historia o leyenda, y aunque la frase también se atribuya a Pedro el Grande o a Beethoven, lo cierto es que este vino tan peculiar ha merecido honores como ningún otro. Pocos vinos han tenido el honor de figurar en la letra del himno nacional de un país. Cuando el poeta Ferenc Kölcsey glosó en el himno de Hungría los valiosos dones con que Dios bendijo a la tierra de los magiares, no se olvidó del Tokaj: “El néctar, gotas de oro puro que fluyen de los lagares de Tokaj...”
Tokaj-Hegyalja es una región vinícola histórica localizada en el nordeste de Hungría, en el condado de Borsod-Abaúj-Zemplén. Tokaj es, junto a la región del Alto Duero y de la isla del Pico en Portugal, una de las tres únicas regiones vinícolas del mundo que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una de las bodegas más acreditadas de la región es la española Vega Sicilia, que elabora, entre otros, el célebre “Oremus”.
Esta bebida mundialmente famosa debe su nombre a la pequeña ciudad de Tokaj en la Hungría septentrional, cubierta de viñedos y dedicada desde tiempo inmemorial a la elaboración de vinos con absoluta pasión y devoción. Hubo un tiempo en que se creía que la magnífica calidad del vino de esta región se debía a que en las profundidades del terreno volcánico en el que se cultivan las vides había oro. Hoy sabemos que la incomparable calidad del vino de Tokaj se debe a una compleja combinación de diversos factores, como el suelo, el clima, el tipo de uva, el proceso de elaboración y las condiciones de almacenaje.
Numerosas variedades
Oficialmente hay hasta 22 regiones vinícolas en Hungría, a lo largo y ancho del país con excepción de la zona más oriental, al este del río Tisza. Entre las más conocidas y las de mejor calidad, está Eger, al norte del país, que produce elegantes vinos tintos, y en particular las mezclas Bikavér. Tal vez la mejor variedad de Sangre de Toro, es el de la etiqueta Bikavér Superior, establecida por leyes vinícolas recientes. Debido a la latitud, los vinos de la región de Eger no tienen el cuerpo propio de los vinos tintos del sur, pero son elegantes y complejos de tal forma que los hace comparables a los de Borgoña.
Kunság, Csongrád y Hajós-Baja se encuentran en una extensa llanura del sur entre los ríos Danubio y Tisza, también conocida como la Gran Llanura. Esta área aporta alrededor de la mitad del vino que se produce en Hungría; no obstante, la mayor parte es vino peleón de mesa. La denominación que recibió la bodega Frittman de esta región como Fabricante Húngaro de Vinos del Año 2007 supuso un gran desarrollo para la zona.
Si Eger es la Borgoña de Hungría, entonces Villány es su Burdeos. Villány es la región vinícola más cálida y situada más al sur de Hungría, y produce los vinos mejores y con más cuerpo del país. Hay variedades de Burdeos como la Cabernet Sauvignon y la Merlot que son de vital importancia aquí, y la Cabernet Franc se ha ganado por sí misma su particular nombre. La variedad Portugieser también es fundamental, y es la segunda variedad más plantada en la región después de la Cabernet Sauvignon. Aquí está la familia Gere, que dio apellido al célebre actor Richard Gere, con Attila Gere al frente, última generación de una familia que ha dedicado su vida al rescate de los suelos húngaros para que puedan dar fruto y luego hecho arte al introducirlos en una botella.
Budapest celebra el 25 aniversario del Festival del vino
Cada mes de septiembre decenas de miles de personas visitan el castillo de Buda para celebrar el Festival del vino más grande de Hungría. Cientos de expositores presentan sus vinos de todas partes Hungría y cada año algunos vinos de otros países extranjeros son invitados al evento.
No hace falta ser un experto para disfrutar durante los cuatro días que dura el festival de los vinos blancos, rosados y tintos, de la comida local, de las catas y cursos que se ofrecen, del ambiente o de los conciertos que por la noche se organizan.
Su sistema es muy sencillo, a la entrada los visitantes reciben una copa de vino, que pueden llevar colgada del cuello y que pueden cambiar después de cada cata, y una tarjeta “Festipay” que se recarga de dinero, de tal forma que el pago por las consumiciones o tapas se realiza directamente en cada caseta simplemente poniéndola sobre un terminal, así uno se ahorra tener que estar pagando en efectivo, y si al final del día no se ha gastado todo el crédito, te devuelven lo que sobra.
Otra gran idea que tuvieron los organizadores hace dos años, fue la creación del programa "A Couple of Wine-Couples", algo que al principio solo duraba dos días y que hoy en día, se puede disfrutar durante todo el festival, las bodegas que participan en este programa ofrecen catar en su caseta dos vinos previamente elegidos por ellos por el precio de uno y de esta manera acercar el mundo de la cata a los no expertos. Los bodegueros buscan ejemplos de parejas de vinos, como que sea el mismo tipo de vino, uno madurado en barril y el otro en tanque de acero, vinos de la misma uva pero cultivados en diferentes parcelas, un vino blanco seco y otro blanco más dulce... y animan a los visitantes a comparar ambos y conocer los diferentes matices de sabores, barricas, envejecimientos...
Del mismo modo que el festival va creciendo en número de participantes y de visitantes año a año, su sección gastronómica también lo hace a la par, y cada vez se encuentran más variedades y sabores, desde la comida callejera a las especialidades más gourmet, para que todo el mundo pueda acompañar ese sorbo de vino con una buena tapa. No hay que dejar de probar una bandeja de los fantásticos quesos Húngaros.
Dónde probar los vinos húngaros en Budapest
Para todos aquellos que no hayan podido asistir este año al festival del vino pero piensen ir a Budapest próximamente, tienen muchas opciones para probar y comprar sus maravillosos vinos, como en la bodega Faust Wine Cellar (<<http://gbwine.eu/index.php/en/>>), que forma parte del laberinto que fue tallado debajo del Castillo de Buda por los habitantes para proporcionar una ruta de escape durante los asedios en la Edad Media, o en la House of Hungarian Wines, donde se pueden degustar o comprar más de 500 botellas de vino, o durante una cena en el Bock Bistro (<<http://bockbisztrobalaton.hu/hu/>>), donde la carta de vinos está elaborada por uno de los vitivinicultores más respetados de Hungría, József Bock, aunque si lo que se quiere es una cena romántica no deje de ir al St. Andrea Wine & Gourmet Bar (<<http://standreaborbar.hu/en/>>) a probar uno de sus vinos que elaboran en sus propias bodegas. También es recomendable visitar La Boutique des Vins, propiedad del productor de vinos Malatinszky, de la región de Villány y ganador de varios premios o comprar en alguna de las tiendas que el mayor distribuidor de vinos del país, Bortársaság (<<https://www.bortarsasag.hu/>> tiene repartidas por toda la ciudad.
Cómo ir
Lo bueno de todo lo que Budapest ofrece y que solo en esta ciudad se puede disfrutar es que llegar hasta allí es fácil y muy barato. Según el buscador de vuelos Jetcost (<<http://www.jetcost.es>>) la mejor opción para viajar a Budapest es hacerlo con la compañía de bajo costo Wizz Air (<<https://wizzair.com>>)que tiene vuelos directos a la capital húngara desde varias ciudades españolas (Alicante, Barcelona, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca y Tenerife) desde 29,99 euros por trayecto.
Más información
Oficina Nacional de Turismo de Hungría
Tel.: 915 569 348
Facebook: Hungría Sorprendente
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28 October 2016
30 September 2015
VIAJES: 10 COSAS MUY ESPECIALES QUE SOLO SE PUEDEN HACER EN BUDAPEST
++Por Enrique Sancho.-
La capital húngara presenta siempre varias caras. Una es conocida con sus principales monumentos que la convierten en una de las ciudades más bellas de Europa. Otra es más íntima y menos convencional, llena de gente joven, propuestas culturales de vanguardia, restaurantes a la última y lugares que el turista no espera. Aquí proponemos diez cosas que solo pueden hacerse en Budapest. Son una pequeña muestra de una ciudad que siempre sorprende.

1.- Pintar o ver como pintan el Puente de las Cadenas.
Es el icono perfecto que une las dos antiguas ciudades de Buda y Pest, es también el más bello de los diez puentes que cruzan la ciudad y probablemente de todo el curso del Danubio. Ahora, además, se ha convertido en el modelo ideal para los aficionados y profesionales del óleo y la acuarela que tratan de plasmar sus encantos desde la orilla o compiten en concursos de pintura rápida. Desde ahí, al borde de las aguas, adquiere una nueva dimensión, con el espectacular telón de fondo del Palacio Real y otros edificios señoriales de Buda. De regreso a la parte alta del puente puede tomarse el tranvía 2 que por un precio insignificante brinda el mejor recorrido de toda la orilla del Danubio.
2.- “Estrellarse” contra el Parlamento con una motora vertiginosa.
El recorrido en barco por el Danubio contemplando la ciudad, tanto de día como de noche, es un clásico en Budapest. La novedad ahora es hacerlo a bordo de una súper motora de lujo con madera de mahogany y asientos de piel, mientras se toma un vino o una copa de champán. La primera parte del recorrido, río abajo, trascurre mansamente mientras se escucha las notas del Danubio azul de Strauss, y aunque en esta parte no es tan azul, resulta relajante. Pero el regreso es otra cosa. Con música heavy, la lancha acelera y comienza a dar volantazos, sorteando algunos de los pilares de los puentes, para terminar en una embestida brutal contra el Parlamento... que, por supuesto, gira en el último momento. Lo organiza Dunarama (www.dunarama.hu).
3.- Bañarse en un balneario a ritmo de discoteca.
La visita a uno de los muchos balnearios de Budapest es imprescindible, especialmente a los monumentales Széchenyi y Gellért o en los tradicionales y decadentes Rudas y Király. Pero las "artes termales" también evolucionan. Ahora es posible, por ejemplo, disfrutar de un baño íntimo para dos personas en una sala privada del Gellért con sauna, champán y frutas (www.sp.gellertfurdo.hu). También varios de ellos (Gellért, Széchenyi, Rudas...) proponen para la noche del sábado una combinación de baño termal y discoteca con música en vivo o DJs, copas y... bañador, naturalmente (www.spartybooking.com).

4. Saborear un buen gulash... o aprender a hacerlo.
Aunque Hungría cuenta ya con cuatro restaurantes con estrella Michelin (hace un año eran dos) y la gastronomía en el país y sobre todo en la capital ha evolucionado y se ha modernizado, la cocina tradicional sigue manteniendo su fuerza y dentro de ella sin duda la estrella es el célebre gulash, palabra que significa "vaquero" y marca su origen en las grandes extensiones de la Gran Llanura. El plato popular, que se tomaba directamente de la marmita, se hace con carne (originariamente de caballo, aunque ahora se suele utilizar ternera), patata, cebolla, pimiento y, sobre todo, la típica paprika. Un buen sitio para disfrutarlo es en la parte alta del Mercado Central (Nagycsarnok), una verdadera joya arquitectónica y el mayor de Europa, donde se amontonan más de 200 puestos en los que se venden productos típicos como foie, pimentón, salami, vino y artesanía. En la planta superior hay pequeños locales que sirven comidas de diversos tipos y un gran autoservicio en el que se puede aprender a hacer el guiso como un auténtico chef.
5. Tomar una copa en un bar ruinoso... y horas después hacer la compra allí.
La noche húngara es mucho más marchosa de lo que se imagina. Tal vez lo más sorprendente y nuevo en la ciudad (aunque llevan ya algunos años abiertos), son los llamados "bares-ruina" o "ruin-bar" (<<http://ruinpubs.com>>) situados, como su nombre indica, en locales ruinosos con una decoración ecléctica y cutre pero con mucho ambiente y con copas a 2 ó 3 euros; la mayoría están en el barrio de Erzsébetváros y en el Barrio judío. En ocasiones ocupan edificios completos con muchos ambientes a cual más chocante. El más antiguo y representativo es SzimplaKert (<>), elegido por Lonely Planet como el tercer mejor bar de Europa. Si se quiere ser auténtico, hay que pedir un pálinka, el aguardiente húngaro, o un chupito de Unicum, un licor amargo elaborado con 40 hierbas de distintas zonas del país. Lo curioso del lugar es que los domingos, apenas unas horas después de que se hayan ido los más trasnochadores, se monta un simpático mercado ecológico. Por cierto que el bar escogido por Lonely Planet como el mejor de Europa también está en Budapest: es el A38 Hajö (www.a38.hu), un buque de transporte ucraniano de 1968 decomisado, que se ha reinventado como local de música en directo y sala de exposición. Está en la orilla de Buda, junto al puente de Petön.
6. Sorpresas en el subsuelo de Buda.
Una de las visitas más curiosas que se puede hacer en Budapest es el museo del Hospital in the Rock (www.sziklakorhaz.eu), excavado bajo la colina de Buda aprovechando cuevas que ya existían, es una larguísima galería con diversas habitaciones que sirvió de hospital en la II Guerra Mundial y durante la revolución del 56. Después cerró "oficialmente", pero continuó funcionando durante la guerra fría sin que la gente lo supiera y permaneció preparado para atender a la población en caso de ataque nuclear. Hoy se muestra tal y como era con la ayuda de 100 figuras de cera que representan a médicos, soldados, heridos y enfermeras junto al equipo médico original. También algunas de las 160 cuevas del subsuelo de Buda pueden visitarse. Pál-völgy (www.dinpi.hu) es la segunda cueva más grande de Hungría, con 19 km. de longitud. Es famosa por sus estalactitas y también por sus murciélagos. Hay una ruta de unos 500 metros que puede hacer todo el mundo, pero también puede hacerse una aventurera excursión de 3 horas desde la cercana cueva de Mátyáshegy, solo apta para quienes no tengan claustrofobia... y estén plena forma.
7. Ver las mejores películas... desde la cama de un cine.
Como Budapest no para de innovar, las sorpresas se suceden. Una de las últimas es la puesta en marcha del primer cine con camas de Europa, el Buda Bed Cinema (<<http://budaeg.com>>), que se ha instalado en un centro comercial que llevaba 10 años cerrado y la inversión ha servido para revitalizar todo el complejo. Los espectadores pueden ahora disfrutar de las películas tumbados, sin que falten las almohadas. Además, se usan tejidos especiales fáciles de limpiar, ya que la higiene es fundamental. El cine no proyectará estrenos, sino más bien clásicos. A primera hora de la tarde es el turno de las familias, mientras que los dramas y las comedias tienen lugar después y a última hora de la jornada llega el momento de las películas de terror. La entrada para usar una de las camas cuesta 18 euros. Puede utilizarse individualmente o como máximo por dos adultos y dos niños de menos de 10 años.
8. Comer y beber a cualquier hora del día o de la nocheEn Budapest causan furor los famosos strudells austriacos o alemanes que aquí se conocen como rétes, pero los húngaros dicen que los suyos son mucho mejores y más finos. Se preparan con manzana pero también con ingredientes como requesón, amapola, guindas, pollo, jamón, col, etc. En el Reteshaz Strudel House (<<http://reteshaz.com>>) preparan los mejores y se puede ver cómo los hacen, moldeando la masa con el rodillo hasta que forma una sábana enorme y muy flexible. También están de moda las catas de spritzel, el buen vino blanco húngaro que se toma... con sifón. Un buen lugar para probarlo es el Egykettó borbár (www.egyketto.eu), un restaurante de cocina vanguardista con un ambiente supermoderno, muy sofisticado y a la última. Aunque si lo que se busca es ambiente y gastronomía durante todo el día, lo mejor es el popular patio Gozsdu, un complejo de bares y restaurantes que se encuentra en el centro del distrito con mayor vida nocturna de toda la ciudad y garantiza un ambiente de fiesta cada noche. Gracias a su amplia selección de restaurantes, bares, cafeterías y discotecas y su equilibrada mezcla de visitantes bohemios y cosmopolitas, el patio de Gozsdu atrae cada año a más de un millón de personas con ganas de disfrutar de una buena comida rápida y variada acompañada de una de las mejores cervezas artesanales del país en el Spíler Bistropub (www.spilerbp.hu/index_en_or.php), rodeados de una curiosa decoración mezcla de diseñadores de muebles locales, mercadillos, viejos almacenes y antigüedades acompañados por música pop & rock durante la cena y DJ los fines de semana para terminar la velada. Si lo que se busca es algo más exótico, Spíler Shanghai (www.spilerbp.hu/index_en_sh.php) es la elección idónea, restaurante, club, bar todo en uno, con una cocina asiática de calidad, de China, Tailandia, Japón y Singapur. Ambiente relajado, gente cool, terraza cubierta en invierno, asombrosa música electrónica pinchada por un DJ los fines de semana e incluso un bar secreto donde celebrar fiestas privadas.
9. Recorrer lo más destacado de la ciudad en tuk-tuk.
Puesto en marcha hace algo más de un año, el servicio de recorridos por la ciudad en tuk-tuk, Budapest Tuk Tuk (<<http://budapesttuktuk.com>>), está siendo todo un éxito. Solo pueden llevar dos pasajeros que eligen el recorrido que quieren hacer, o seguir algunas de las rutas turísticas convencionales que suelen combinarse con atractivos gastronómicos. Por ejemplo, puede subirse al Castillo y tras una hora y media de paseo, disfrutar de una carne artesanal gratuita y una tabla de quesos con una botella de vino rosado.
10. Y disfrutar de todo ello por menos de 40 euros.
Lo bueno de todo lo que Budapest ofrece y que solo en esta ciudad se puede disfrutar es que llegar hasta allí es fácil y muy barato. Según el buscador de vuelos Jetcost (www.jetcost.es) la mejor opción para viajar a Budapest es hacerlo con la compañía de bajo costo Wizz Air (<<https://wizzair.com/es>>) que tiene vuelos directos a la capital húngara desde varias ciudades españolas (Alicante, Barcelona, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca y Tenerife) desde 39,99 euros por trayecto.
Más información: Oficina Nacional de Turismo de Hungría
Tel.: 915 569 348
Facebook: Hungría Sorprendente
www.hungriaturismo.com
La capital húngara presenta siempre varias caras. Una es conocida con sus principales monumentos que la convierten en una de las ciudades más bellas de Europa. Otra es más íntima y menos convencional, llena de gente joven, propuestas culturales de vanguardia, restaurantes a la última y lugares que el turista no espera. Aquí proponemos diez cosas que solo pueden hacerse en Budapest. Son una pequeña muestra de una ciudad que siempre sorprende.
1.- Pintar o ver como pintan el Puente de las Cadenas.
Es el icono perfecto que une las dos antiguas ciudades de Buda y Pest, es también el más bello de los diez puentes que cruzan la ciudad y probablemente de todo el curso del Danubio. Ahora, además, se ha convertido en el modelo ideal para los aficionados y profesionales del óleo y la acuarela que tratan de plasmar sus encantos desde la orilla o compiten en concursos de pintura rápida. Desde ahí, al borde de las aguas, adquiere una nueva dimensión, con el espectacular telón de fondo del Palacio Real y otros edificios señoriales de Buda. De regreso a la parte alta del puente puede tomarse el tranvía 2 que por un precio insignificante brinda el mejor recorrido de toda la orilla del Danubio.
2.- “Estrellarse” contra el Parlamento con una motora vertiginosa.
El recorrido en barco por el Danubio contemplando la ciudad, tanto de día como de noche, es un clásico en Budapest. La novedad ahora es hacerlo a bordo de una súper motora de lujo con madera de mahogany y asientos de piel, mientras se toma un vino o una copa de champán. La primera parte del recorrido, río abajo, trascurre mansamente mientras se escucha las notas del Danubio azul de Strauss, y aunque en esta parte no es tan azul, resulta relajante. Pero el regreso es otra cosa. Con música heavy, la lancha acelera y comienza a dar volantazos, sorteando algunos de los pilares de los puentes, para terminar en una embestida brutal contra el Parlamento... que, por supuesto, gira en el último momento. Lo organiza Dunarama (www.dunarama.hu).
3.- Bañarse en un balneario a ritmo de discoteca.
La visita a uno de los muchos balnearios de Budapest es imprescindible, especialmente a los monumentales Széchenyi y Gellért o en los tradicionales y decadentes Rudas y Király. Pero las "artes termales" también evolucionan. Ahora es posible, por ejemplo, disfrutar de un baño íntimo para dos personas en una sala privada del Gellért con sauna, champán y frutas (www.sp.gellertfurdo.hu). También varios de ellos (Gellért, Széchenyi, Rudas...) proponen para la noche del sábado una combinación de baño termal y discoteca con música en vivo o DJs, copas y... bañador, naturalmente (www.spartybooking.com).
4. Saborear un buen gulash... o aprender a hacerlo.
Aunque Hungría cuenta ya con cuatro restaurantes con estrella Michelin (hace un año eran dos) y la gastronomía en el país y sobre todo en la capital ha evolucionado y se ha modernizado, la cocina tradicional sigue manteniendo su fuerza y dentro de ella sin duda la estrella es el célebre gulash, palabra que significa "vaquero" y marca su origen en las grandes extensiones de la Gran Llanura. El plato popular, que se tomaba directamente de la marmita, se hace con carne (originariamente de caballo, aunque ahora se suele utilizar ternera), patata, cebolla, pimiento y, sobre todo, la típica paprika. Un buen sitio para disfrutarlo es en la parte alta del Mercado Central (Nagycsarnok), una verdadera joya arquitectónica y el mayor de Europa, donde se amontonan más de 200 puestos en los que se venden productos típicos como foie, pimentón, salami, vino y artesanía. En la planta superior hay pequeños locales que sirven comidas de diversos tipos y un gran autoservicio en el que se puede aprender a hacer el guiso como un auténtico chef.
5. Tomar una copa en un bar ruinoso... y horas después hacer la compra allí.
La noche húngara es mucho más marchosa de lo que se imagina. Tal vez lo más sorprendente y nuevo en la ciudad (aunque llevan ya algunos años abiertos), son los llamados "bares-ruina" o "ruin-bar" (<<http://ruinpubs.com>>) situados, como su nombre indica, en locales ruinosos con una decoración ecléctica y cutre pero con mucho ambiente y con copas a 2 ó 3 euros; la mayoría están en el barrio de Erzsébetváros y en el Barrio judío. En ocasiones ocupan edificios completos con muchos ambientes a cual más chocante. El más antiguo y representativo es SzimplaKert (<>), elegido por Lonely Planet como el tercer mejor bar de Europa. Si se quiere ser auténtico, hay que pedir un pálinka, el aguardiente húngaro, o un chupito de Unicum, un licor amargo elaborado con 40 hierbas de distintas zonas del país. Lo curioso del lugar es que los domingos, apenas unas horas después de que se hayan ido los más trasnochadores, se monta un simpático mercado ecológico. Por cierto que el bar escogido por Lonely Planet como el mejor de Europa también está en Budapest: es el A38 Hajö (www.a38.hu), un buque de transporte ucraniano de 1968 decomisado, que se ha reinventado como local de música en directo y sala de exposición. Está en la orilla de Buda, junto al puente de Petön.
6. Sorpresas en el subsuelo de Buda.
Una de las visitas más curiosas que se puede hacer en Budapest es el museo del Hospital in the Rock (www.sziklakorhaz.eu), excavado bajo la colina de Buda aprovechando cuevas que ya existían, es una larguísima galería con diversas habitaciones que sirvió de hospital en la II Guerra Mundial y durante la revolución del 56. Después cerró "oficialmente", pero continuó funcionando durante la guerra fría sin que la gente lo supiera y permaneció preparado para atender a la población en caso de ataque nuclear. Hoy se muestra tal y como era con la ayuda de 100 figuras de cera que representan a médicos, soldados, heridos y enfermeras junto al equipo médico original. También algunas de las 160 cuevas del subsuelo de Buda pueden visitarse. Pál-völgy (www.dinpi.hu) es la segunda cueva más grande de Hungría, con 19 km. de longitud. Es famosa por sus estalactitas y también por sus murciélagos. Hay una ruta de unos 500 metros que puede hacer todo el mundo, pero también puede hacerse una aventurera excursión de 3 horas desde la cercana cueva de Mátyáshegy, solo apta para quienes no tengan claustrofobia... y estén plena forma.
7. Ver las mejores películas... desde la cama de un cine.
Como Budapest no para de innovar, las sorpresas se suceden. Una de las últimas es la puesta en marcha del primer cine con camas de Europa, el Buda Bed Cinema (<<http://budaeg.com>>), que se ha instalado en un centro comercial que llevaba 10 años cerrado y la inversión ha servido para revitalizar todo el complejo. Los espectadores pueden ahora disfrutar de las películas tumbados, sin que falten las almohadas. Además, se usan tejidos especiales fáciles de limpiar, ya que la higiene es fundamental. El cine no proyectará estrenos, sino más bien clásicos. A primera hora de la tarde es el turno de las familias, mientras que los dramas y las comedias tienen lugar después y a última hora de la jornada llega el momento de las películas de terror. La entrada para usar una de las camas cuesta 18 euros. Puede utilizarse individualmente o como máximo por dos adultos y dos niños de menos de 10 años.
8. Comer y beber a cualquier hora del día o de la nocheEn Budapest causan furor los famosos strudells austriacos o alemanes que aquí se conocen como rétes, pero los húngaros dicen que los suyos son mucho mejores y más finos. Se preparan con manzana pero también con ingredientes como requesón, amapola, guindas, pollo, jamón, col, etc. En el Reteshaz Strudel House (<<http://reteshaz.com>>) preparan los mejores y se puede ver cómo los hacen, moldeando la masa con el rodillo hasta que forma una sábana enorme y muy flexible. También están de moda las catas de spritzel, el buen vino blanco húngaro que se toma... con sifón. Un buen lugar para probarlo es el Egykettó borbár (www.egyketto.eu), un restaurante de cocina vanguardista con un ambiente supermoderno, muy sofisticado y a la última. Aunque si lo que se busca es ambiente y gastronomía durante todo el día, lo mejor es el popular patio Gozsdu, un complejo de bares y restaurantes que se encuentra en el centro del distrito con mayor vida nocturna de toda la ciudad y garantiza un ambiente de fiesta cada noche. Gracias a su amplia selección de restaurantes, bares, cafeterías y discotecas y su equilibrada mezcla de visitantes bohemios y cosmopolitas, el patio de Gozsdu atrae cada año a más de un millón de personas con ganas de disfrutar de una buena comida rápida y variada acompañada de una de las mejores cervezas artesanales del país en el Spíler Bistropub (www.spilerbp.hu/index_en_or.php), rodeados de una curiosa decoración mezcla de diseñadores de muebles locales, mercadillos, viejos almacenes y antigüedades acompañados por música pop & rock durante la cena y DJ los fines de semana para terminar la velada. Si lo que se busca es algo más exótico, Spíler Shanghai (www.spilerbp.hu/index_en_sh.php) es la elección idónea, restaurante, club, bar todo en uno, con una cocina asiática de calidad, de China, Tailandia, Japón y Singapur. Ambiente relajado, gente cool, terraza cubierta en invierno, asombrosa música electrónica pinchada por un DJ los fines de semana e incluso un bar secreto donde celebrar fiestas privadas.
9. Recorrer lo más destacado de la ciudad en tuk-tuk.
Puesto en marcha hace algo más de un año, el servicio de recorridos por la ciudad en tuk-tuk, Budapest Tuk Tuk (<<http://budapesttuktuk.com>>), está siendo todo un éxito. Solo pueden llevar dos pasajeros que eligen el recorrido que quieren hacer, o seguir algunas de las rutas turísticas convencionales que suelen combinarse con atractivos gastronómicos. Por ejemplo, puede subirse al Castillo y tras una hora y media de paseo, disfrutar de una carne artesanal gratuita y una tabla de quesos con una botella de vino rosado.
10. Y disfrutar de todo ello por menos de 40 euros.
Lo bueno de todo lo que Budapest ofrece y que solo en esta ciudad se puede disfrutar es que llegar hasta allí es fácil y muy barato. Según el buscador de vuelos Jetcost (www.jetcost.es) la mejor opción para viajar a Budapest es hacerlo con la compañía de bajo costo Wizz Air (<<https://wizzair.com/es>>) que tiene vuelos directos a la capital húngara desde varias ciudades españolas (Alicante, Barcelona, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca y Tenerife) desde 39,99 euros por trayecto.
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