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   Más de 800.000 personas padecen la
       enfermedad de Alzheimer en España.La enfermedad de Alzheimer supone, en
       todo el mundo, el 12% del total de años vividos con discapacidad debido
       a una enfermedad.La SEN urge a mejorar el diagnóstico
       precoz de esta enfermedad, dado que se calcula que más del 50% de los
       casos que aún son leves están sin diagnosticar. El retraso diagnóstico de la enfermedad
       de Alzheimer puede superar los 2 años, a pesar de que nuevos avances
       tecnológicos pueden mejorar el diagnóstico precoz y certero de la
       enfermedad. Preocupación por la recomendación del
       grupo asesor de la EMA de no aprobar la comercialización de la primera
       terapia amiloide en la Unión Europea.    Este sábado, 21 de
  septiembre, es el Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer que, según datos
  de la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta en España a más de
  800.000 personas. La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de
  demencia – es la responsable de entre el 50 y 70% de los casos totales de
  demencia- y junto a otros tipos como la demencia vascular, la frontotemporal,
  o la de cuerpos de Lewy, afectan ya -al menos- a 1 de cada 10 personas
  mayores de 65 años y a un 33% de las mayores de 85 años. Además, según el
  último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 8% del total
  de defunciones que se produjeron en el año 2023 en España fueron debidas a
  las demencias.
 “Las demencias en general,
  y a la enfermedad de Alzheimer en particular, tienen consecuencias
  devastadoras. No solo en cuanto a mortalidad, sino también en morbilidad y
  pérdida de calidad de vida, tanto para las personas que la padecen como para
  sus cuidadores. En todo el mundo, la enfermedad de Alzheimer supone el 12%
  del total de años vividos con discapacidad debido a una enfermedad. Además,
  cerca del 60% de los cuidadores presentan también morbilidades,
  principalmente psiquiátricas, como ansiedad o depresión, como consecuencia
  directa de la sobrecarga por el cuidado”, comenta la Dra. Raquel
  Sánchez del Valle, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias
  de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
 
 Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de Alzheimer. En
  más de un 65% de los casos, en mujeres, y en un 90%, en personas mayores de
  65 años. En todo caso, la SEN estima que el tiempo que discurre entre la
  aparición de los primeros síntomas la enfermedad y se obtiene un diagnóstico
  puede superar los 2 años.  Por esa razón, y teniendo en cuenta que
  alrededor del 50% de los casos de Alzheimer no se diagnostican hasta que
  paciente ha desarrollado una fase moderada de la enfermedad, y que entre el
  30 y el 50% de las personas que padecen algún tipo de demencia no llegan a
  ser diagnosticadas formalmente, existe aún un alto infradiagnóstico de esta
  enfermedad y, sobre todo, en los casos que aún son leves: en España la SEN
  estima que más del 50% de los casos que aún son leves están sin diagnosticar.
 
 “Es crucial mejorar los
  tiempos de diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer. Cuanto antes se realice
  el diagnóstico, más pronto se podrán utilizar los tratamientos de los que
  disponemos actualmente. Pero también porque el diagnóstico en fases iniciales
  permite al enfermo participar en la toma de decisiones de manera activa, y
  planificar su cuidado y llevar a cabo medidas de protección social precoces”,
  señala la Dra. Raquel Sánchez del Valle. “En los últimos años se han dado grandes
  avances en las técnicas diagnósticas de imagen y de diagnóstico bioquímico.
  Hasta hace poco, estas pruebas bioquímicas requerían de una punción lumbar
  para la obtención de líquido cefalorraquídeo. Pero en los últimos años,
  gracias a mejoras tecnológicas, empezamos a disponer de marcadores de la
  enfermedad de Alzheimer en sangre. Estas pruebas diagnósticas en sangre
  pueden permitir mejorar los tiempos de diagnóstico de esta enfermedad, de
  forma inicial y de manera certera, mientras que hasta hace muy poco solo se
  podía hacer de forma clínica, es decir, en base a los síntomas y cuando estos
  ya estaban avanzados”.
 
 Además, en todo el mundo, se está investigando más de 100 nuevos compuestos
  y, tras 20 años sin novedades, en el último año, en EE.UU. y en otros países
  como Reino Unido, Japón, China, Israel o Emiratos Árabes Unidos, se han
  aprobado ya fármacos, dirigidos contra la proteína amiloide que se acumula en
  el cerebro de los pacientes, que consiguen ralentizar el avance de esta
  patología en fases iniciales. “Aunque
  estos medicamentos no permiten parar totalmente la progresión de la
  enfermedad y no están exentos de efectos secundarios, sí han demostrado un
  efecto clínico y suponen el inicio de una nueva etapa en el manejo de la
  enfermedad de Alzheimer” , explica la Dra. Raquel Sánchez del
  Valle. “Sin embargo, nos mostramos
  preocupados porque recientemente el comité asesor de la Agencia Europea del
  Medicamento (EMA) recomendó que el primero de estos fármacos -lecanemab-, no
  se aprobase en la Unión Europea por un balance riesgo-beneficio que
  consideran desfavorable, a diferencia de comités asesores de otras agencias
  reguladoras y a pesar de que diversas sociedades científicas europeas
  consideran que se puede aumentar la seguridad de estos fármacos excluyendo a
  los pacientes con mayor riesgo de complicaciones. Por otra parte, si bien es
  cierto que la eficacia probada actual está, por el momento, restringida en el
  tiempo y limitada a un ensayo clínico, no hay otra forma de evaluar a largo
  plazo la eficacia y la seguridad real sin realizar un registro exhaustivo de
  los pacientes que puedan recibir esta medicación en un escenario clínico
  habitual. La no aprobación por parte de la EMA, dejaría a los pacientes de la
  Unión Europea sin posibilidad de recibir estos fármacos, y colocaría a los
  centros europeos a la cola en la innovación e investigación en este campo”.
 
 Por otra parte, desde la SEN quieren recordar de que a pesar de que un
  reciente estudio señalaba que la enfermedad de Alzheimer es, después del
  cáncer, la enfermedad que más preocupa padecer a los españoles,  solo el
  25% de la población está concienciada sobre el impacto que los estilos de
  vida pueden tener en el riesgo de desarrollarla y el 45% de la población
  española considera esta enfermedad como una consecuencia inevitable del hecho
  de envejecer. “Casi uno de cada dos casos
  de Alzheimer es atribuible a factores modificables relacionados con el estilo
  de vida y los factores de riesgo vascular. Porque a pesar de que la edad es
  el principal factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer,
  esta enfermedad y sus síntomas no forman parte del envejecimiento normal del
  cerebro. Si cuidamos a lo largo de la vida nuestra salud cerebral, podríamos
  reducir enormemente el riesgo de padecer Alzheimer en un futuro”,
  destaca la Dra. Raquel Sánchez del Valle. Y es que abandonar el consumo
  excesivo de alcohol y tabaco, realizar ejercicio físico, mantenerse cognitiva
  y socialmente activo, corregir la pérdida de audición o visión,  tener
  un peso saludable, controlar la diabetes, la hipercolesterolemia y la
  hipertensión arterial, y evitar los traumatismos cerebrales y la exposición a
  la contaminación ambiental podrían ser medidas protectoras frente a la
  demencia.
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