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09 June 2010

XX Congreso Nacional de la Asociación Española de Cirugía Plástica Ocular y Orbitaria


E Dr. Jon Federío, director de la Unidad de Oculopástica del Hospital Quirón Bizkaia, incide en la escasa atención que reciben las personas que han perdido un ojo. "En España apenas existen profesionales especializados en la colocación de prótesis oculares, por lo que a menudo los afectados vagan de un especialista a otro, sin encontrar una verdadera solución a su problema", explica el Dr. Federío. "Además, se trata de un proceso que afecta al aspecto general de la cara y que puede acarrear un impacto psicológico".
Son declaraciones realizadas por el oftalmólogo de Quirón Bizkaia con motivo de su participación en el II curso sobre Órbita y Cavidad Anoftálmica, cuya celebración coincide con el XX Congreso de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Ocular y Orbitaria (SECPOO), de la que es vocal, entre el 9 y el 11 de junio en Santiago de Compostela.
"La pérdida de un ojo –continúa- acarrea problemas psicológicos que pueden prolongarse más allá del periodo de adaptación a la visión monocular". De esta manera, el paciente se acostumbra antes a la pérdida de la visión tridimensional que implica la visión a través de un solo ojo, que al impacto que produce sobre su rostro. "La cara es nuestra carta de presentación y cualquier defecto afecta a la autoestima y a la calidad de vida de estos pacientes que, además, son frecuentemente jóvenes que han sufrido un accidente laboral o de tráfico".
Por ello el Hospital Quirón Bizkaia, que abrió sus puertas el pasado mes de enero, dispone de una Unidad de Oculoplástica en la que un cirujano especializado trabaja de manera conjunta con un protésico para la colocación de prótesis oculares de manera rápida y adecuada a la fisionomía de cada paciente. Además, el equipo se encarga de realizar el seguimiento y adaptaciones necesarias. "Con el paso de los años -nos cuenta el director de la Unidad de Oculopástica de Quirón Bizkaia- la fisionomía de la cara sufre cambios a los que la prótesis y el entorno del ojo deben ir adaptándose para mantener unos resultados naturales". Además, es importante realizar controles periódicos del ojo sano para asegurar su correcta funcionalidad. El cirujano oculoplástico se encarga también de unir la prótesis a los músculos del ojo, consiguiendo que ésta se mueva en cierta medida cuando el paciente gira la mirada.
Por otro lado, "a menudo la pérdida de un ojo viene acompañada de asimetrías faciales que podemos corregir mediante la inyección de toxina botulínica o ácido hialurónico, con unos resultados excelentes", apunta el Dr. Federío. Este tipo de asimetrías, que también son una de las secuelas de las parálisis faciales, son las que más problemas psicológicos originan en estos pacientes. "Los oftalmólogos generales suelen recomendar no tratar estos casos por miedo o desconocimiento, pero un oftalmólogo especializado en oculoplástica puede, mediante una sencilla intervención ambulatoria, mejorar el aspecto del contorno del ojo sin dañar los tejidos. Quirón Bizkaia dispone de una unidad de apoyo psicológico para los pacientes que han sufrido un trauma de este tipo y a los que la cirugía oculoplástica les ayuda, en gran medida, a superarlos".


-Parálisis faciales
En cuanto a las parálisis faciales, el 70% de ellas son de origen de desconocido, y aunque la mayoría se cura espontáneamente, uno de los mayores problemas de los que la padecen es que no pueden cerrar el ojo afectado, que queda desprotegido y seco, y puede llegar a perderse. "La labor de parpadeo es fundamental, ya que permite la nutrición y oxigenación del ojo, indispensables para la visión y además lo protege de las agresiones externas", comenta el Dr. Federío, quien añade que "en la Unidad de Oculoplástica realizamos un tratamiento personalizado a cada paciente para conseguir que cierre el ojo, asegurando su funcionalidad".

18 November 2009

Uso de bótox en ORL para corrección arrugas, tratamiento tics y parálisis facial

La utilización de toxina botulínica en patologías otorrinolaringológicas ha crecido significativamente en los últimos diez años gracias a la búsqueda progresiva de nuevas aplicaciones del fármaco; así mismo, el camuflaje de las cicatrices faciales y de la parálisis facial ha avanzado sustancialmente. Así lo han confirmado los especialistas reunidos con motivo del 60º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial (SEORL-PCF) que se ha celebrado en Madrid entre el 13 y el 17 de noviembre.
La toxina botulínica es una neurotoxina elaborada por la bacteria Clostridium botulinum. El efecto farmacológico de la toxina botulínica tiene lugar a nivel de la unión neuromuscular. La toxina botulínica actúa de forma local mediante el bloqueo de la liberación de acetilcolina, lo que se traduce en parálisis muscular temporal. Tal y como ha explicado la Dra. Nuria Mir Ulldemolins, del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Esperit Sant de Barcelona, "la toxina botulínica se viene usando farmacológicamente desde los años 80 y desde el año 2000 de forma normalizada en otorrinolaringología. En la actualidad, la utilizamos para tratar las disfonías espásticas (una alteración de la musculatura laríngea que produce una voz entrecortada), para mejorar las sincinesias o tics faciales, para el tratamiento de la parálisis del nervio facial, en patologías de las glándulas salivales y, desde el punto de vista estético, para la corrección de las arrugas faciales".
Una de las aplicaciones más novedosas de la toxina botulínica es en el First Bite Syndrome, o síndrome del primer mordisco, que consiste en la aparición de dolor en la parótida al inicio de la masticación, por lesión de la cadena simpática cervical o del plexo simpático que inerva la parótida y que suele aparece después de la cirugía sobre la glándula salival. "Se trata de un síndrome que no se había definido hasta hace poco y ahora sabemos que existe y cómo tratarlo con toxina botulínica. Actualmente sabemos que hay una excesiva secreción salival y podemos remediarlo con el uso de la toxina botulínica ya que gracias a ella podemos reducir la salivación de estas glándulas", ha explicado la Dra. Mir Ulldemolins.
El tratamiento con toxina botulínica se utiliza junto con otras técnicas pero presenta una clara ventaja sobre las técnicas quirúrgicas y es que "su aplicación es fácil, nada agresiva y el hecho de que los efectos solo duren 6 meses hace que, en caso de que algún efecto sea excesivo o no esperado, sea reversible", señala la Dra. Mir Ulldemolins. Además, señala la doctora, "las contraindicaciones son mínimas. Se producen, básicamente en aquellos pacientes que tienen alteraciones en la conducción nerviosa o alteraciones musculares como las miotonías pero, exceptuando estos casos, la toxina botulínica se está utilizando en todo tipo de pacientes".
La duración aproximada del efecto de la toxina botulínica es de 6 meses, tiempo tras el cual el paciente debe volver para que se le pueda practicar otra infiltración. Según la Dra. Mir Ulldemolins, "el hecho de que los efectos de la toxina botulínica no sean permanentes es una ventaja ya que si hay efectos secundarios se van a evitar dejando de hacer las infiltraciones. Para los pacientes que tienen que repetir las infiltraciones, remarcar que la aplicación es muy cómoda pues se hace en 20 minutos en la propia consulta. Puede parecer engorroso volver cada seis meses a realizar las infiltraciones, sin embargo, si se tiene en cuenta que hay pacientes, por ejemplo, con distonía laríngea que prácticamente no pueden hablar y que gracias a una infiltración cada seis meses pasan a hablar de forma normal, es evidente que el beneficio para el paciente es enorme".
En cuanto a su uso en diferentes pacientes, apuntar que "con cautela y teniendo siempre en cuenta el riesgo-beneficio y cuando hablamos de patologías importantes que causan mucha morbilidad al paciente, el uso de la toxina botulínica está indicado en todos los pacientes. Su aplicación en niños dependerá de la edad del paciente. En niños con parálisis cerebral que tienen mucha salivación ya se está empleando actualmente", concluye la Dra. Mir Ulldemolins.

-Avances en el camuflaje de cicatrices faciales
Las cicatrices en el rostro causadas por accidentes o intervenciones quirúrgicas pueden mejorarse mediante cirugía plástica facial, que contempla el abordaje de las cicatrices como una manera de camuflar lesiones cutáneas. Tal y como explica el Dr. Esteban Scola Pliego, Presidente de la Comisión de Cirugía Plástica Facial de la SEORL, "el camuflaje de cicatrices se puede hacer, directamente cuando se interviene en el rostro por cualquier tipo de cirugía, haciendo inicialmente una cicatriz lo más estética posible; o bien interviniendo sobre una cicatriz previa para intentar mejorarla". Sin embargo las intervenciones de camuflaje de cicatrices no aumentan significativamente porque el tratamiento primario cada vez se hace mejor. "Afortunadamente la primera sutura en urgencias o en quirófano es más cuidadosa y entonces se evita retocar cicatrices de forma posterior. Además, cada vez hay más procedimientos con cicatrices minúsculas y mejor colocadas", señala el Dr. Scola Pliego.
Tanto en los casos de nuevas cicatrices como en los de cicatrices antiguas hay una serie de cuestiones a tener en cuenta: "Hay unas líneas en la cara dónde la tensión de la piel tiende a abrir más la cicatriz y a hacerla más visible. Si al intervenir hacemos las incisiones en ese sentido es más fácil que las cicatrices sean menos visibles. Además, se debe intentar que las cicatrices no tengan tensión, para que se noten menos".
En los casos de cicatrices previas hay una serie de técnicas para mejorarlas en el caso de que sean muy antiestéticas. Según el Dr. Scola Pliego, "algunas que van perpendiculares cruzando las líneas de tensión se pueden transformar mediante zetaplastia, una técnica que consiste en convertir una cicatriz lineal en una línea quebrada, pues las líneas irregulares normalmente tienden a verse menos y además cambiamos la dirección dominante de esa cicatriz de manera que se ajusta más a las líneas de tensión. Hay casos, como los queloides (cicatrices que crecen en exceso) en el que hay que valorar el riesgo de intervenir frente al beneficio que obtendría el paciente".
Lo que los especialistas en cirugía facial destacan es que el camuflaje de cicatrices no se hace solo por el aspecto estético, si no porque en algunas zonas de la cara las cicatrices pueden afectar a la funcionalidad y, en consecuencia, la calidad de vida del paciente.

-Parálisis facial
La parálisis facial, ya sea por causa médica, como la parálisis de Bel, o como consecuencia de resección de tumores es cada vez más frecuente porque se intervienen tumores más profundos. "Aunque se trata de un gran avance médico poder intervenir dichos tumores, su resección tiene unas consecuencias sociales y funcionales importantísimas para el paciente, cuando la parálisis no es recuperable por sí sola porque se ha tenido que cortar el nervio facial", ha señalado el Dr. Scola Pliego.
Sin embargo, en la actualidad, el avance de la cirugía facial ofrece a estos una variedad de tratamientos para mejorar no sólo su aspecto si no también la funcionalidad, por ejemplo, protegiendo el ojo, pudiendo volver a cerrarlo, acabando así con las continuas úlceras en la córnea y la pérdida de visión, y ganando competencia en la boca, pudiendo volver a cerrarla bien, no derramando líquidos al beber o no babeando. Todo ello supone una mejora de la calidad de vida radical.

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