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14 March 2017

La demanda de tratamientos de rejuvenecimiento facial no quirúrgicos se incrementa un 10% en un año

  La demanda de técnicas de rejuvenecimiento facial no quirúrgicas se incrementó un 10% en el periodo 2015-2016, según datos facilitados hoy en el Congreso de Residentes que, sobre este tipo de tratamientos, está celebrando en Barcelona la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).

Entre dichas técnicas, las más populares son los rellenos dérmicos con ácido hialurónico y el tratamiento con toxina botulínica. Ambos, según ha quedado de manifiesto también en el mencionado evento, suponen juntos entre el 60% y el 65% del total de los tratamientos médico-estéticos que se realizan actualmente en nuestro país.

“El motivo de su auge radica en su carácter mínimamente invasivo, lo que, a su vez, conlleva que sean técnicas asequibles económicamente y rápidas desde el punto de vista clínico”, ha explicado la Dra. Eva Guisantes, co-directora, como miembro de SECPRE, del Congreso de Residentes sobre Rejuvenecimiento Facial No Quirúrgico junto al Dr. Jesús Benito, vicepresidente de Cirugía Estética de la misma Sociedad.

Son las mujeres quienes, a día de hoy, demandan de forma mayoritaria este tipo de tratamientos, aunque cada vez más hombres se animan a probarlos. El rango de edades es tan amplio que abarca desde jóvenes a partir de los 30 años hasta pacientes que superan los 80.

Tratamientos complementarios a los quirúrgicos, no excluyentes

“Los pacientes que recurren al rejuvenecimiento facial no quirúrgico son, sobre todo, personas acostumbradas a cuidar su imagen desde muy jóvenes”, afirma la Dra. Guisantes, quien apunta que los mayores de 60 años no disponían hace apenas una o dos décadas de estas técnicas y tenían que recurrir directamente al lifting facial: “Sin embargo, quienes solicitan ahora tratamientos mínimamente invasivos con 30 o 40 años de edad lo que hacen es dilatar en el tiempo una posible cirugía que los complemente”.

A día de hoy, el 60% de los tratamientos estéticos faciales que se practican en España son no quirúrgicos, frente al 40% de los que conllevan una cirugía. La Dra. Guisantes insiste en que “no estamos hablando de técnicas excluyentes, sino complementarias, pues, en muchos casos, se realiza el proceso contrario, recurriendo, tras pasar por el quirófano, a tratamientos no quirúrgicos para reforzar y mejorar los resultados de un lifting”.

Ocurre, además, que estos tratamientos mínimamente invasivos pueden aplicarse también con finalidad preventiva, ya que permiten actuar sobre zonas menos susceptibles de tratarse con el lifting, como las arrugas de expresión, las denominadas “patas de gallo” y las arrugas en el entrecejo o la frente.

En general, en los últimos años, la práctica clínica en rejuvenecimiento facial ha evolucionado desde las teorías gravitacionales -centradas en corregir los tejidos que se descuelgan con el paso del tiempo- a las volumétricas, encaminadas a restaurar el volumen perdido.

En las gravitacionales se recurría más al lifting para estirar y tensar la piel, mientras que ahora se tiende a combinar estiramiento y tensión con la restauración del volumen allá donde se ha perdido, sobre todo en mejillas y pómulos, para lo que se emplean, sobre todo, los rellenos de ácido hialurónico.

Ácido hialurónico para reponer volumen y toxina botulínica para arrugas dinámicas

En palabras de la Dra. Guisantes, “el ácido hialurónico es una molécula con una altísima capacidad de hidratar, además de hacer de soporte de la matriz extracelular, esto es, el líquido que hay entre las células del cuerpo. Por ello, funciona muy bien como restaurador de volumen y es muy útil para rellenar arrugas como las nasogenianas, que salen en los laterales de la nariz”.

Respecto a la toxina botulínica, la co-directora del Congreso de Residentes de la SECPRE explica que “su función es la de relajar los músculos donde haya arrugas que dependan de la contracción de los mismos, lo que llamamos arrugas dinámicas o arrugas de expresión, que normalmente son las que se encuentran en la frente o cuando fruncimos el entrecejo. De hecho, esta técnica sólo está aprobada para uso estético en el tercio superior de la cara, concretamente en la zona glabelar (entrecejo)”. 

01 December 2009

El trasplante de grasa de una persona a otra no es posible con fines estéticos

Durante los últimos días se ha especulado mucho sobre el uso de la grasa humana con fines estéticos. En este sentido, es importante concretar e informar que la grasa es un tejido vivo y como tal tiene características inmunológicas propias de cada paciente. "Esto indica –según la Dra. Isabel de Benito, cirujano plástico de la Clínica Porcuna & De Benito, que existe un problema real de inmunidad entre unos pacientes y otros y, por lo tanto, es inviable trasplantar grasa de una persona a otra sin buscar la compatibilidad de donante y receptor o inmunodeprimir a este último como en cualquier otro tipo de trasplante de tejidos".
Por este motivo, el uso que se puede dar a la grasa, actualmente, es única y exclusivamente en beneficio de uno mismo. En concreto, en cirugía plástica, reparadora y estética, se puede decir que existen dos tipos de usos: "por un lado, el uso estético y cosmético, es decir, cuando se emplea la grasa del propio paciente para rejuvenecerle la cara, el área de los ojos, las manos, el área genital, rellenarle los pómulos, aumentarle el mentón, las mamas, los glúteos, etc.", destaca la Dra. De Benito. "Y por otro –continúa la experta- el uso reconstructivo para el tratamiento y elevación de cicatrices, mejorar el aspecto de las malformaciones congénitas de la cara, disminuir el efecto de la atrofia de los antirretrovirales en pacientes con VIH, tratar úlceras crónicas, lesiones producidas por la radioterapia y para la reconstrucción mamaria".
La técnica que utilizan los cirujanos plásticos, hoy en día, para poder realizar las extracciones e injertos de grasa a un mismo paciente es conocida como Lipoestructura, descrita por el Dr. Sydney Coleman. Ésta se basa en la modificación de la anatomía mediante el relleno con el propio tejido graso del paciente, previamente purificado. "Para ello, se extrae la grasa mediante una cánula especial muy fina y, una vez extraído el tejido, se procesa en el quirófano", indica la Dra. De Benito. "Es decir, -añade la experta- se purifica separando la grasa del resto de componentes extraídos y una vez aislado el tejido graso útil se infiltra en la zona que se quiere rellenar".
"Gracias a esta nueva forma de extracción, purificación e infiltración de la grasa podemos conseguir que los injertos bien manejados pervivan en más del 80%", afirma la Dra. De Benito. "Es más –continúa la experta- como consecuencia de la propiedad regenerativa de la grasa y al ser un tejido vivo, ésta aporta volumen, mejora el aspecto de la piel y no hay necesidad de realizar una nueva infiltración sino que se consiguen resultados permanentes a largo plazo". Esta es una gran ventaja frente al empleo de otros rellenos cuyos resultados son menos naturales y hay que volver a ponerlos con el paso del tiempo.

-El rejuvenecimiento facial: el objetivo más recurrente
Durante el envejecimiento se produce una redistribución de la grasa, la cual, se dirige hacia otras zonas diferentes a las de la juventud. Cuando se es joven, la grasa subcutánea es homogénea y no existe transición entre las diferentes zonas de la cara. En cambio, cuando se es viejo, la grasa se atrofia en las zonas perioculares, de los pómulos y laterales de la cara y se hipertrofia o crece en la mandíbula y cuello. "Es decir, para conseguir unos buenos resultados en el rejuvenecimiento facial hay que corregir las zonas que se han hundido alrededor de los ojos, aportar volumen a los pómulos y a la zona de alrededor de la boca, así como quitar grasa de la mandíbula y el cuello", explica la Dra. De Benito.
Gracias al relleno con grasa de las zonas atrofiadas se intenta restituir la grasa y se consigue un rejuvenecimiento diferente al que se buscaba hace años. "Antes se intentaban recolocar los tejidos subcutáneos y adaptar la piel y ahora también jugamos con los volúmenes", argumenta la experta.
En resumen, es necesario insistir en la imposibilidad de utilizar grasa de una persona para corregir defectos de otra. Es importante resaltar que es fundamental la compatibilidad entre donante y receptor así como los tratamientos frente a posibles rechazos. Por este y otros motivos, en cirugía plástica, reparadora y estética, sólo se utiliza la grasa del propio paciente para corregir defectos de él mismo.

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