El
VIII Congreso de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, que se celebra
estos días en Sevilla, ha servido a especialistas de toda España para
reflexionar sobre el poder terapéutico de las historias contadas en el cine, la
maldad, el terror y la figura de los psiquiatras en el cine estadounidense.
Estas
cuestiones se han sometido al análisis de los Dres. Leopoldo Elías (moderador),
José Ignacio del Pino y Albert Solá en la sesión “Cine y Psiquiatría”,
celebrada en la tarde del viernes 22 de mayo.
El
Dr. Del Pino explicaba en su intervención que desde la Grecia clásica hasta las
actuales salas el público busca “dar forma y liberar sus vivencias
angustiosas”. El aprendizaje a través de la narrativa, descrito por Bruno Bettelheim en su clásico
“Psicoanálisis de los cuentos de hadas” da fe de cómo las historias pueden
servir para aprender a sobrevivir organizando el mundo entre buenos y malos,
comprendiendo que las cosas no siempre son lo que parecen e incentivando el
esfuerzo en busca de la recompensa final, entre otras lecciones.
“Para
impresionar a los adultos, que ya conocemos muchas historias, se busca lo
siniestro, que en la descripción de Freud es algo familiar con un detalle
extraño, fuera de lugar. Por eso la secuencia de una simple pelota que rueda en
la película “Al final de la escalera” (Peter Medak) consigue producir un miedo
atroz”, explicaba.
De
ahí que los niños, símbolos de la inocencia, sean un recurso extremadamente
eficaz para conseguir un efecto siniestro. Es un filón en obras como “El
exorcista”, “El señor de las moscas”, “El otro”, “La profecía” o “¿Quién puede
matar a un niño?” de Narciso Ibáñez Serrador, añadía.
“El
universo fantástico de la cinematografía ofrece multitud de respuestas como
origen de esta situación: vampiros, extraterrestres, posesiones demoníacas,
reencarnaciones, contaminaciones, mutaciones… -indicaba este experto-, pero ¿es
así como ocurre en la vida real?”
Según
recordaba, la ciencia ansía responder al motivo por el que un niño no se
comporta como tal y adopta actitudes impropias o malvadas. El pasado siglo XX
aportó el Modelo Biopsicosocial y el presente siglo XXI contribuye con nuevos
datos nacidos del Modelo Sistémico, la Psiconeuroinmunología o la Epigenética.
Psiquiatras
de miedo, psiquiatras de risa
Por
su parte, el Dr. Solá hacía un recorrido por las diferentes visiones del
psiquiatra, desde el malvado que emplea su conocimiento para el mal en “El
gabinete del Dr. Caligari” y “El mensajero del miedo” hasta las parodias del
psicoanálisis en la hilarante “Primera Plana” pasando por todas las caricaturas
que “con tono afectuoso” firma Woody Allen desde “Días de Radio” o “Toma el
dinero y corre” hasta “Desmontando a Harry”.
“Los
psiquiatras también han tenido el papel de salvadores de pacientes atribulados,
como ocurre en ‘De repente, el último verano’, por citar alguna. También
resulta peculiar que las psiquiatras retratadas en el cine tienen cierta
inclinación a enamorarse de sus pacientes, como en la empalagosa ‘El príncipe
de las mareas’, mientras los varones tienden a mantener la distancia
profesional. Ése es el discurso en este tipo de cine”, reflexionaba.
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