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23 May 2015

El abordaje multidisciplinar es clave en el tratamiento de la esquizofrenia

Actualmente, la esquizofrenia es uno de los trastornos mentales más graves. Un 1% de la población desarrollará alguna forma de esquizofrenia a lo largo de su vida. En España la padecen 400.000 personas y se cree que muchas otras están sin diagnosticar. Las enfermedades mentales suponen el 40% de las enfermedades crónicas y la mayor causa de los años vividos con discapacidad.
A pesar del gran desarrollo de la investigación farmacológica en este campo durante las últimas décadas, la situación actual y de futuro cercano no permiten aventurar grandes innovaciones en el ámbito psicofarmacológico. “Afortunadamente, esto no implica que no vaya a ver ámbitos de mejora e innovación para el tratamiento de nuestros pacientes dado que los tratamientos actuales son de alta eficacia y dado también el gran avance de los sistemas de optimización de la calidad en la asistencia y de las nuevas tecnologías de información y de la comunicación”, explica Manuel J. Cuesta Zorita, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Hospitalario de Navarra.
Según ha explicado durante la conferencia inaugural del congreso de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que se celebra estos días en Sevilla, el abordaje de los trastornos mentales graves y entre ellos la esquizofrenia en la consulta privada supone para los profesionales un reto que exige una aproximación multidisciplinar e innovadora. “Por una parte se debe de atender con especial atención a los primeros episodios de la enfermedad en tanto que suponen la aparición de un proceso grave que en muchas ocasiones va a cursar hacia la cronicidad y comorbilidad con otras patologías, como la depresión y el consumo de sustancias. Se dan además las circunstancias especiales del impacto en el medio familiar primario, al que hay que disponer de una atención específica proveyéndole de la atención y la información necesaria en todo momento”, afirma Cuesta Zorita.
Todo proceso inicial debe conllevar una evaluación pronóstica y de prevención de riesgos porque muchos de estos pacientes a medio plazo pueden precisar dispositivos rehabilitadores complementarios para la recuperación y continuidad de su proyecto vital. “Se debe hacer especial énfasis en la prevención del suicidio, en la falta de adherencia a los tratamientos, en los déficit cognitivos y también en la prevención de los secundarismos graves que el tratamiento continuado con los fármacos antipsicóticos pueden generar”, explica el especialista.
Según ha puesto de manifiesto el doctor Cuesta, “los pacientes ya diagnosticados o de años de evolución que acuden a la consulta precisarán a menudo de programas complementarios de intervención para su integración en el medio sociolaboral desde la enfermería, el trabajo social y la psicología, que en muchas casos hacen que haya que trabajar de forma coordinada con otras consultas y/o centros de entidad pública y privada”.
En su opinión, el psiquiatra desde su consulta privada tiene que facilitar a los pacientes y a sus familiares información sobre la mejor evidencia disponible para el tratamiento de su proceso, lo cual conlleva una necesidad de actualización continuada en técnicas de evaluación y abordaje y en los nuevos tratamientos psicofarmacológicos, así como en psicoterapias basadas en la evidencia para el tratamiento de situaciones específicas.




LA PSIQUIATRÍA DEL MIEDO, Y EL MIEDO A LOS PSIQUIATRAS VISTOS POR LOS ESPECIALISTAS

El VIII Congreso de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, que se celebra estos días en Sevilla, ha servido a especialistas de toda España para reflexionar sobre el poder terapéutico de las historias contadas en el cine, la maldad, el terror y la figura de los psiquiatras en el cine estadounidense.
Estas cuestiones se han sometido al análisis de los Dres. Leopoldo Elías (moderador), José Ignacio del Pino y Albert Solá en la sesión “Cine y Psiquiatría”, celebrada en la tarde del viernes 22 de mayo.
El Dr. Del Pino explicaba en su intervención que desde la Grecia clásica hasta las actuales salas el público busca “dar forma y liberar sus vivencias angustiosas”. El aprendizaje a través de la narrativa, descrito por Bruno Bettelheim en su clásico “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” da fe de cómo las historias pueden servir para aprender a sobrevivir organizando el mundo entre buenos y malos, comprendiendo que las cosas no siempre son lo que parecen e incentivando el esfuerzo en busca de la recompensa final, entre otras lecciones.
“Para impresionar a los adultos, que ya conocemos muchas historias, se busca lo siniestro, que en la descripción de Freud es algo familiar con un detalle extraño, fuera de lugar. Por eso la secuencia de una simple pelota que rueda en la película “Al final de la escalera” (Peter Medak) consigue producir un miedo atroz”, explicaba.
De ahí que los niños, símbolos de la inocencia, sean un recurso extremadamente eficaz para conseguir un efecto siniestro. Es un filón en obras como “El exorcista”, “El señor de las moscas”, “El otro”, “La profecía” o “¿Quién puede matar a un niño?” de Narciso Ibáñez Serrador, añadía.
“El universo fantástico de la cinematografía ofrece multitud de respuestas como origen de esta situación: vampiros, extraterrestres, posesiones demoníacas, reencarnaciones, contaminaciones, mutaciones… -indicaba este experto-, pero ¿es así como ocurre en la vida real?”
Según recordaba, la ciencia ansía responder al motivo por el que un niño no se comporta como tal y adopta actitudes impropias o malvadas. El pasado siglo XX aportó el Modelo Biopsicosocial y el presente siglo XXI contribuye con nuevos datos nacidos del Modelo Sistémico, la Psiconeuroinmunología o la Epigenética.
Psiquiatras de miedo, psiquiatras de risa
Por su parte, el Dr. Solá hacía un recorrido por las diferentes visiones del psiquiatra, desde el malvado que emplea su conocimiento para el mal en “El gabinete del Dr. Caligari” y “El mensajero del miedo” hasta las parodias del psicoanálisis en la hilarante “Primera Plana” pasando por todas las caricaturas que “con tono afectuoso” firma Woody Allen desde “Días de Radio” o “Toma el dinero y corre” hasta “Desmontando a Harry”.

“Los psiquiatras también han tenido el papel de salvadores de pacientes atribulados, como ocurre en ‘De repente, el último verano’, por citar alguna. También resulta peculiar que las psiquiatras retratadas en el cine tienen cierta inclinación a enamorarse de sus pacientes, como en la empalagosa ‘El príncipe de las mareas’, mientras los varones tienden a mantener la distancia profesional. Ése es el discurso en este tipo de cine”, reflexionaba.

UNA GUÍA PARA ORIENTAR DECISIONES ÉTICAS EN EL EJERCICIO DE LA PSIQUIATRÍA

Además de competencias clínicas, el ejercicio de la Psiquiatría requiere habilidad para identificar y resolver conflictos éticos. “Esta exigencia, que es válida para cualquier profesión y para la Medicina en general, es particularmente importante en el campo de la Psiquiatría y la Psicoterapia, porque en ellas se trabajan los aspectos más íntimos de la vida de las personas”, ha explicado el Prof. Diego Gracia, catedrático de Historia de la Medicina y Bioética de la Universidad Complutense de Madrid.

El Prof. Gracia hacía estas apreciaciones en el transcurso del VIII Congreso Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que se celebra estos días en Sevilla.


En este encuentro científico, el especialista se refería a la Guía de Ética Practica en Psiquiatría y Psicoterapia elaborada por expertos de la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) y la Fundación Ciencias de la Salud como un apoyo fundamental a la hora de abordar conflictos de valor “que en este campo son especialmente frecuentes y para cuya correcta resolución la formación ética de los profesionales resulta de la mayor importancia”.

Se trata de la presentación de un libro que ha compuesto un grupo de psiquiatras bajo la dirección del propio Prof. Gracia y dentro de la Fundación de Ciencias de la Salud. La Guía está accesible en la página web de la fundación.

Para su elaboración se ha llevado a cabo una encuesta entre los especialistas para identificar los problemas éticos más frecuentes o relevantes en su actividad profesional. Tras una selección de los mismos, se les somete a un procedimiento de análisis y se concluye con unas recomendaciones a los profesionales sobre cómo proceder.

Así, tras la exposición del caso, se define el "conflicto moral", se identifican los ‘valores en conflicto’ y se analizan los cursos de acción posibles, comenzando por los que se denominan ‘extremos’, aquellos en los que se opta por proteger uno de los valores en juego en detrimento de los demás.

“Los cursos extremos son pésimos, ya que lesionan completamente un valor (o más de uno). Ya que nuestra primera obligación ética es no lesionar ninguno. Los cursos óptimos están entre los que se denominan ‘cursos intermedios’, que buscan promover la realización de todos los valores en juego, o lesionarlos lo mínimamente posible”, explica.

Entre esos cursos intermedios habrá que identificar el curso óptimo, “el que debemos elegir para que nuestra decisión sea correcta desde el punto de vista ético”, añade.

“El buen profesional es el que siempre busca ese curso óptimo, cualquier decisión distinta a la óptima es, en realidad, una mala decisión”, puntualiza.


03 February 2015

EL AUMENTO DE LA AUTOMEDICACIÓN DE ANTIDEPRESIVOS PONE EN RIESGO AL PACIENTE

Según los datos publicados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), la utilización de medicamentos antidepresivos en España se ha triplicado en 10 años. “Este incremento se debe a una mayor incidencia de trastornos del estado de ánimo, pero también es debido a un aumento considerable de la extensión de las indicaciones terapéuticas autorizadas para estos medicamentos”, según afirma el doctor José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). Y es que, según el doctor López, “han aumentado las indicaciones, no sólo con respecto a las depresiones y a los trastornos de ansiedad que se tratan con antidepresivos, sino también en otras dolencias como el dolor y los trastornos de personalidad”.

En este sentido, asegura este experto, “sin lugar a dudas, el uso de antidepresivos se ha disparado debido al autoconsumo, siendo a causa principalmente de tres factores: existe una cierta facilidad de comprar fármacos sin recetas en la farmacia; la idiosincrasia española, ya que en otros países no se practica la automedicación sin consultar a un profesional y, por último, la facilidad del acceso a los medicamentos”.

Un ejemplo de esta facilidad es Internet, considerado por muchos expertos hoy en día como un gran supermercado de fármacos. “Éste es un gran problema para el paciente, ya que es cierto que Internet se ha convertido en una herramienta que facilita que cualquier persona pueda conseguir un fármaco en cuestión de minutos, siendo a su vez peligroso por dos factores: tanto por el hecho de autoconsumir fármacos como los antidepresivos (múltiples efectos secundarios y necesidad de monitorización por un especialista) como también por las consecuencias de abandonar el tratamiento antes de tiempo si éste no tiene el seguimiento médico necesario por un profesional”.

¿Se relacionan el frío y la depresión?

En invierno, más allá del aumento de la incidencia de los trastornos depresivos, se da un incremento  de los mismos debido a factores como el frío y la escasez de luz.  Según el doctor López, “las bajas temperaturas, así como la falta de luz pueden provocar que las personas con algún tipo de trastorno mental como depresión o ansiedad puedan sufrir de una recaída o que se acentúen sus episodios de crisis. Asimismo, también hay que prestar especial atención a otras estaciones como primavera y en verano donde hay un exceso de luz, lo que puede aumentar los trastornos de ansiedad. Y es que, debido a que la luz es una gran estimulante cerebral, al recibir más luz, estamos más alterados y, por tanto, más despiertos y revolucionados”. 

02 December 2014

La falta de motivación, que lleva a la inactividad, es tan negativa para el ser humano como el exceso de actividad

Vivimos esclavizados por el estrés”, asegura el doctor José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). Este concepto de ingeniería, que no de la práctica médica, que significa que se está poniendo demasiada presión en un punto, “atenaza a la sociedad actual en sus múltiples vertientes”. 

No obstante, “pensamos que el estrés solo tiene que ver con las prisas, el exceso de trabajo, las cargas familiares, etcétera, pero existen otras causas de estrés, por ejemplo, el que tiene que ver con la falta de motivaciones y que suele llevar a una inactividad  tan nociva para el ser humano como el estrés por exceso de acción”, explica este experto. El estrés produce una serie de síntomas que alteran los circuitos cerebrales y con ello se modifican los sistemas responsables del sueño, la ansiedad, etcétera.  “Pero hay otra cosa que puede modificar estos circuitos cerebrales: la falta de actividad, el no tener ningún estímulo, ninguna motivación y que llamamos comúnmente aburrimiento”, explica el doctor.

Mi vida me aburre”, asegura el doctor que indican muchos pacientes en la consulta, cuando en realidad quieren decir “no tengo ninguna motivación”. Esta falta de motivación desestructura el cerebro igual que el estrés, provocando los mismos síntomas: insomnio, irritabilidad, etcétera. “El día a día marcado por el trabajo, la vuelta a casa o la rutina provoca una falta de motivación en el individuo,- indica López Rodríguez. “Históricamente el trabajo ha sido una fuente de motivación, sin embargo, hoy en día el exceso de horas y tensiones lo está convirtiendo en una situación negativa más que ser el impulso vital que siempre fue”.

La persona que no hace nada, nada en absoluto, se encuentra cansado, tiene alteraciones en el sueño, anhedonia (incapacidad para experimentar placer), los mismos síntomas que el estrés”, asegura el doctor. La manera de prevenirlo, aconseja el vicepresidente de ASEPP, “es levantarse del sofá, aunque sea lo que menos apetezca, recordar qué nos hacía sentir bien, qué actividades nos provocaban placer y llevarlas a cabo, aunque no tengamos ganas”. Así, “la solución no es descansar sino todo lo contrario, tener una actividad motivante que mantenga nuestros circuitos cerebrales en equilibrio”, concluye López Rodríguez.

29 October 2014

CARDIOPATÍAS, CÁNCER, OBESIDAD O DIABETES PUEDEN SER FRUTO DE UN TRASTORNO DE ANSIEDAD O DEPRESIÓN

El doctor José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), asegura que “entender cuerpo y mente como departamentos estancos dentro del cuerpo humano es un error. El organismo es una unidad, es una unidad física que se mueve en un mundo físico y se rige por las leyes físicas”.  En este sentido, indica que “esta unidad ha de sobrevivir en su medio, y para ello ha de defenderse de las agresiones tanto físicas, víricas, como anímicas y cuenta para ello con un sistema inmunológico y psicológico que están absolutamente unidos”. El incremento de las citoquinas inflamatorias, un descenso en las defensas del sistema inmune o que estas se revelen contra el propio organismo  son algunos de los factores físicos que han de vigilarse, más si van acompañados de algún episodio psíquico.

Los problemas psíquicos en forma de depresión, ansiedad o estrés continuado pueden ser la puerta de entrada, el caldo de cultivo, la vía de entrada para enfermedades físicas que aparecen durante o  posteriormente al trastorno”, explica este experto.  “El verdadero defensor del  ser humano es el sistema psiconeuroinmunológico, es decir, la relación entre la psicología, el cerebro y el sistema inmunológico”.

En este punto, podemos destacar que en el 25% de las cardiopatías, los afectados han pasado por un trastorno psíquico de manera previa o durante el trascurso de la enfermedad. “En este sentido, podemos destacar que, por ejemplo, después de un infarto, entre un 25% y un 30% de los pacientes presenta depresión y de que ésta se trate o no depende mucho la mortalidad en el próximo año- matiza el doctor López Rodríguez-. Así, el riesgo de mortalidad aumenta cuando existe un infarto y una depresión y esta última no está tratada”.

En los casos de diabetes, el 25% de los afectados padece o ha padecido en los últimos meses algún tipo de trastorno psiquiátrico y en el caso de los pacientes oncológicos, el número de pacientes afectados es del 26%.  “Estos números se disparan si hablamos de pacientes con dolor crónico o con obesidad mórbida, quienes padecen o han padecido trastornos de ansiedad o estrés continuado en un 50%  de los casos y en un 30% respectivamente”, concluye el doctor.

¿A qué es debido? 3 factores
Cuando estamos en una situación de estrés o ansiedad, el sistema inmunológico aumenta su producción de proteínas denominadas citoquinas, de las que hay dos tipos: proinflamatorias o antiinflamatorias. “Cuando estamos en un situación de estrés se incrementan las citoquinas inflamatorias, lo que provoca el aumento de las posibilidades de  tener una mayor tendencia a padecer una inflación corporal, caldo de cultivo de muchas enfermedades: artrosis, uveítis…”, explica el vicepresidente de ASEPP.

A parte de la inflamación, una exposición prolongada a ansiedad o estrés, influye también en el desarrollo de comorbilidades al hacer disminuir el nivel de defensas de nuestro sistema inmune, “es decir  nuestras defensas”, indica. “El sistema inmune se pasa toda la vida luchando contra determinados virus que viven dentro de nosotros y esto nos agota”, asegura el experto. “De esta manera, cuando somos mayores se produce la  inmunosenescencia, es decir, que a partir de cierta edad (60/70 años)  el sistema está agotado y lucha peor contra los virus”.

Y por último, cabe destacar que “al igual que sucede en muchas guerras, el ejército que nos defiende puede revelarse”, de este modo, explica el doctor López Rodríguez, “el sistema inmune de nuestro cuerpo se ataca a sí mismo y aparecen las enfermedades autoinmunes que tienen mucho que ver con las situaciones de estrés continuado: Lupus, Crohn, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), tiroides, endometriosis…”.

“Podemos asegurar que  los problemas psíquicos sin tratar son la vía de entrada de enfermedades físicas y luego, no nos damos cuenta de que el origen se ha producido en el trastorno y nos obcecamos en buscar únicamente una razón física”. De este modo,  podemos concluir, asegura el doctor que “situaciones de placer y bienestar llevan a la salud física y situaciones de estrés y ansiedad  llevan a la enfermedad”.


¿Cómo prevenir?
El Ejercicio físico mejora  los niveles de estrés y refuerza el sistema inmune”, asegura el doctor López Rodríguez. “La meditación, las actividades de relajación y, sobre todo, un cambio en los hábitos de vida imperantes en nuestras sociedad tales como las prisas o la mala nutrición ayudarían también a mantener a raya las enfermedades físicas y psíquicas”. 
  

30 May 2012

EL 80% DE LOS SUICIDIOS SE ASOCIA A UNA PATOLOGÍA PSIQUIÁTRICA



 El año 2010 se produjeron más de 3.000 suicidios en nuestro país de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, una cifra que con ligeros cambios se ha ido manteniendo estable en los últimos cien años, según asegura el doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que ha celebrado en Valencia su V Reunión Nacional. Como señala, “el suicidio ha existido siempre y los datos de los que disponemos revelan escasos cambios en su incidencia en décadas”.

Durante años, han sido los mayores de 65 el principal grupo de riesgo, sin embargo, en fechas recientes ha surgido otro colectivo en los que estas tasas han aumentado, los jóvenes. De hecho, hoy en día, el suicidio constituye la principal causa de mortalidad entre adolescentes. Mientras que en el caso de las personas de edad avanzada, este tipo de conductas está asociado a la soledad o la enfermedad, en los jóvenes se debe al consumo de drogas.

Hay dos factores de riesgo que podrían incrementar la tasa de suicidios: “la desesperanza, pensar que no hay un futuro mejor, y la indefensión, notar que no controlas el mundo más cercano e inmediato”, apunta el doctor Ros. “Estas dos variables se están produciendo en este momento, por lo que existe el riesgo potencial de un ligero incremento en la incidencia de suicidios, aunque habrá que esperar e ir analizando que va sucediendo”. No obstante, frente a esta hipótesis este experto matiza que “tanto en las épocas de mayor desesperanza como en los conflictos bélicos la tasas de suicidio disminuyen, e incluso en crisis económica. De hecho, en crisis como la del año 29, no se registró un incremento”.

Los ligeros aumentos que se han ido produciendo y que han sido puntuales, este experto los asocia, por un lado, al mal control legal y administrativo de los suicidios que ha existido durante años, sobre todo en las zonas rurales, y que se han ido subsanando, y por otro lado, al incremento de la patología psiquiátrica. Hoy en día, el 80% de los casos se asocia a un cuadro de depresión, esquizofrenia, trastornos de la personalidad o drogodependencia. El sufrir alguna de estas enfermedades aumenta el riesgo en un 10% de las conductas suicidas. 

Prevención del suicidio
Sufrir estas patologías representa ya para los psiquiatras un factor predictor importante de una situación que, en general, resulta muy complicada de prevenir. Según el doctor Salvador Ros, “aunque casi el 60% de los pacientes suele comunicar a su familia o al médico en los días o meses antes su deseo de morir,  su manejo es difícil”.

De hecho, la hospitalización continuada o en una Unidad de Crisis o en un Centro de Día no garantiza la prevención del suicidio. A pesar de esta atención especializada, un porcentaje significativo de suicidios se registra en los centros hospitalarios. “Por ejemplo, el paciente con un cuadro de esquizofrenia suele intentar el suicidio en las 24 horas siguientes al ingreso del hospital”, explica el doctor Ros.

Los psiquiatras, además, se enfrentan a la parcial efectividad de los programas preventivos que se han puesto en marcha en muchos países y que no han logrado modificar de forma sustancial la tasa de suicidio. “Se ha trabajado”, explica el presidente de la ASEPP, “en múltiples líneas: formar a los médicos de atención primaria para que puedan realizar una mejor valoración, promover campañas en escuelas, aunque después se desaconsejó, e iniciativas como el teléfono de la esperanza o el seguimiento de los pacientes al alta”. De entre todas, el doctor Ros destaca una iniciativa promovida en Australia, en la que los pacientes mayores que vivían solos recibían llamadas periódicas, al menos una vez a la semana y, además, se activó una línea de teléfono específica. “Los resultados muestran una disminución del porcentaje de suicidios”.

En España, no existe, según comenta este psiquiatra, ningún programa específico a nivel estatal sino que las medidas para prevenir el suicidio “dependen de cada comunidad o incluso del servicio de Psiquiatría de cada hospital, desde donde se suelen impulsar distintas iniciativas”.  

También desde el punto de vista biológico, desde los años setenta, se está investigando para poder determinar marcadores predictores y ahora mismo, los investigadores están centrando sus esfuerzos en potenciales marcadores genéticos que puedan identificar los pacientes con un mayor riesgo de conducta suicida. 

25 May 2012

UNO DE CADA CINCO ADULTOS PUEDE LLEGAR A PADECER ALGÚN TRASTORNO MENTAL A LO LARGO DE SU VIDA


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Se estima que uno de cada cinco adultos puede llegar a padecer alguna patología psiquiátrica a lo largo de su vida, según apunta el doctor Antonio Galbis, presidente del 5º Congreso Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que tendrá lugar los próximos 25 y 26 de mayo en Valencia y que reúne a expertos de todo el paísEn la actualidad, se cifra en más de diez millones las personas que sufren trastorno mental como depresión, ansiedad, esquizofrenia o trastorno bipolar en nuestro país. Patologías que representan entre el 25  y el 30% de las consultas en Atención Primaria y además son la causa del 30% de la discapacidad por delante de patologías como las cardiovasculares o las oncológicas.

Estas patologías se han multiplicado en los últimos cuarenta años, y según señala el doctor José Antonio López-Rodríguez, vice-presidente de la ASEPP, “la causa fundamental ha sido el estilo de vida. Es, en cierta manera, el precio que tenemos que pagar por el estilo de vida que llevamos. No significa”, explica, “que seamos más débiles que generaciones anteriores sino que vivimos más deprisa, dormimos pocas horas -de hecho, dormir menos de siete horas es uno de los principales factores de riesgo de padecer depresión- estamos más cansados y sufrimos más estrés”.

No obstante, parece que la crisis económica actual no sería la principal causa del aumento los trastornos psiquiátricos. “Nuestra impresión y por lo que estamos viendo en las consultas, es que no podemos concluir que en salud mental se hayan producido variaciones por este motivo. Así, los trastornos afectivos, como depresión o los adaptativos se están manteniendo estables. En el caso de la ansiedad, hemos observado un ligero repunte, pero poco significativo. Lo que sí ha aumentado ha sido el consumo del alcohol y la demanda de atención por esta causa”, explica el doctor López-Rodríguez. En esta misma línea, el doctor Galbis señala: “tenemos que esperar a lo que vaya aconteciendo y a las últimas estimaciones para valorar con precisión el posible impacto de la crisis en la salud mental, ya que el desempleo o la baja laboral se asocia en principio a un mayor riesgo de estas patologías”.

Nuevos grupos de riesgo para depresión

El ritmo de vida actual ha generado que cambie el prototipo de persona depresiva. “Si hace unos años se identificaba depresión con mujer de entre 45 y 55 años que pertenecía a una clase social más desfavorecida y con menor nivel de estudio”, precisa el doctor Galbis, ahora ha surgido un nuevo grupo de riesgo: matrimonios jóvenes de entre 35 y 45 años con hijos y trabajando los dos. “Especialmente son las mujeres el colectivo de más riesgo, ya que siguen llevando el peso de la casa y el laboral”, apunta el doctor López-Rodríguez.

Asimismo, el aumento de la expectativa de vida ha motivado un incremento del número de casos en personas mayores, aunque en este grupo de enfermos, las causas de las patologías se deben más a los procesos biológicos que conlleva el propio envejecimiento que a factores externos.

Recuperación funcional en depresión, ¿es posible?
El hecho de que muchas depresiones están relacionadas con el estilo de vida dificulta en gran medida su curación. Se estima que en la actualidad cerca del 30% de las depresiones no remiten. “Es deseable y tiene que ser nuestro objetivo lograr la recuperación funcional del paciente y que vuelva a ser el de antes tanto en su esfera personal como social y profesional. Ahora mismo, esto sólo lo estamos alcanzando en el 60%. Nuestro reto con los medios que tenemos en la actualidad es alcanzar el 70-80%”, indica el doctor López-Rodríguez.

No obstante, no es una tarea sencilla, según reconoce, ya que en muchos casos no se pueden modificar las causas que la motivan. “Las personas con depresión por estrés continuado por su tipo de vida no pueden romper de repente con su trabajo o su familia, ni quieren, por lo que resultan difíciles de curar. Hay depresiones más graves pero con una base biológica en las que la respuesta es mejor”.

Como señala el doctor López-Rodriguez, “las posibilidades de actuación están limitadas”. Sin embargo, corregir ciertos hábitos de la vida diaria llevando una alimentación equilibrada y sana, practicar ejercicio con regularidad, desarrollar actividades motivadoras en el tiempo libre e intentar conciliar vida familiar y laboral pueden contribuir a esa recuperación funcional. Asimismo, este psiquiatra insiste en la importancia de reconocer que se tiene una depresión. “Hoy todavía muchas personas lo esconden, ya que se considera algo de personas débiles. No es cierto. Es una enfermedad. El mensaje que tenemos que dar es que con el tratamiento adecuado, dos de cada tres personas se curan”. 

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