XVII
Congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS)
LOS EXPERTOS RECLAMAN
PLANES DE CONTINGENCIA MUNDIALES «NO SOLO PARA PANDEMIAS, SINO TAMBIÉN PARA
EMERGENCIAS SANITARIAS POR RIESGOS QUÍMICOS, AMBIENTALES Y RADIOLÓGICOS»
- «Las amenazas de nuevas pandemias serán inevitables»,
advierte la experta en Salud Global, Legido-Quigley.
- «La inversión en preparación pandémica puede ser la
diferencia entre una respuesta exitosa de salud pública y una
catastrófica», destaca el exasesor de la OMS, López-Acuña.
- La profesora de Derecho Constitucional, Arriola, aboga por un
nuevo esfuerzo normativo en aspectos como la regulación de los toques de
queda, la necesidad de autorización judicial para imponer algunas medidas
y la desigualdad que se ha podido generar entre las comunidades autónomas.
- «Son más los mecanismos de resistencias que desarrollan las
bacterias que las nuevas moléculas de antibióticos que se sintetizan para
poder combatirlas», afirma la microbióloga Lecuona.
La Universidad de Deusto, en Bilbao, ha acogido la apertura del
XVII Congreso de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), que
reúne hasta el 23 de octubre a más de 150 periodistas y comunicadores
especializados en salud del país. Tras la inauguración oficial, la primera mesa
redonda tuvo como eje central los Retos ante las nuevas emergencias
sanitarias, estando moderada por la periodista Graziella Almendral,
presidenta de la ANIS.
En el
encuentro han participado como ponentes Helena Legido-Quigley, profesora
asociada de Salud Global de la Universidad de Singapur y miembro del Panel
Independiente de Preparación y Respuesta ante Pandemias de la Organización
Mundial de la Salud (OMS); María Lecuona, jefa de servicio de
Microbiología y Control de la Infección del Hospital Universitario de Canarias
(HUC); Rafael Bengoa, codirector de SI-Health y exconsejero de Sanidad
del Gobierno Vasco; Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria
en Situaciones de Crisis de la OMS; y Naiara Arriola, profesora de Derecho
Constitucional en la Universidad de Deusto.
En su
intervención, López Acuña, actualmente profesor de la Escuela Andaluza de Salud
Pública, destacó que «la pandemia de covid-19 ha mostrado claramente que es
necesario estar bien preparados para afrontar las emergencias sanitarias. Esto
implica contar con planes de contingencia pormenorizados, mundiales, europeos,
estatales, autonómicos y locales que definan escenarios y cursos de acción para
responder a los distintos tipos de emergencias sanitarias. No solo para las
epidemias y las pandemias, sino también para emergencias sanitarias asociadas a
riesgos químicos, radiológicos, ambientales o bien otros tipos de riesgos
biológicos no epidémicos». El especialista puso de relieve que, además de los
planes de contingencia explícitos y detallados, «es preciso invertir a fin de
tener a punto la capacidad de respuesta del sistema sanitario» ante situaciones
como un incidente de gran escala, un desastre o una pandemia».
Esta
preparación es clave porque, como añadió Legido-Quigley, «las amenazas de
pandemias son inevitables. Los líderes mundiales ahora tienen una opción:
prepararse para la próxima o arriesgarse a que se repita el desastre de los
últimos dos años y medio. La inversión en preparación pandémica puede ser la
diferencia entre una respuesta exitosa de salud pública y una catastrófica. Es
esencial que los gobiernos inviertan en sistemas de salud más resilientes
ahora, no cuando ocurra la próxima emergencia».
Uno de
los problemas que tuvo la respuesta española ante la pandemia fue su encaje
legal. Por eso, la profesora de Derecho Constitucional Arriola pidió «la
regulación de los toques de queda, la necesidad de autorización judicial para
imponer algunas medidas y la desigualdad que se ha podido generar de la
diferente gestión que han llevado a cabo las comunidades autónomas en nuestro
país».
Además,
hay que resaltar que las próximas pandemias se enfrentarán a una situación cada
vez más complicada, con el peligro creciente, como destacó Lecuona, de la resistencia
a los antimicrobianos (RAM), «No es un problema nuevo, pero en las dos últimas
décadas se ha incrementado su incidencia, de forma que son más los mecanismos
de resistencias que desarrollan las bacterias que las nuevas moléculas de
antibióticos que se sintetizan para poder combatirlas». Este problema ha
recibido el sobrenombre de “pandemia silenciosa”, y la OMS lo ha reconocido
como una de las 10 principales amenazas para la salud pública a las que se
enfrenta la humanidad en el siglo XXI.
Mejor
gobernanza
Acuña
abundó en que estos planes de contingencia, además de tener en cuenta lo ya
señalado, «implican hacer acopio de insumos críticos esenciales y tener
reservas estratégicas de los mismos, contar con los recursos humanos necesarios
o con los planes para movilizarlos rápidamente, así como tener a punto la
infraestructura sanitaria de atención ambulatoria, atención hospitalaria,
vigilancia epidemiológica, servicios de laboratorio, servicios farmacéuticos y
sistemas organizativos que se precisan para la acción; todo ello para tener
capacidad anticipatoria, minimizar la improvisación y responder adecuadamente a
las emergencias sanitarias».
E incidió
en que «necesitamos una mejor gobernanza sanitaria nacional, europea y mundial
que articule las respuestas del sector sanitario y las de otros sectores ante
las emergencias de salud. Y dentro del ámbito sanitario precisamos de una buena
articulación de los sistemas de salud pública y de los sistemas de atención
sanitaria, que no pueden ir cada uno por su lado, que no pueden estar
disociados y que no deben estar atomizados o balcanizados a consecuencia de una
lógica autonómica que no se corresponde con la lógica de mandos unificados
necesaria para enfrentar una emergencia sanitaria».
La
caridad no funciona
Desde una
perspectiva global, Legido-Quigley resaltó que «el modelo de caridad no ha
funcionado durante la pandemia de covid, cuando el suministro de vacunas,
dictado por las fuerzas del mercado, apenas ha llegado a los países de bajos
ingresos. Tampoco funcionará para la próxima amenaza. Hacen falta reformas
urgentes en el modelo de desarrollo de nuevas tecnologías y medicamentos». Y
coincidió con López Acuña en que para prepararse en el ámbito nacional ante
futuras pandemias son necesarios cambios y recomendaciones en tres pilares:
«responder a las amenazas pandémicas emergentes, preparar y mantener sistemas
de salud resistentes para la respuesta pandémica y transformar nuestras
sociedades para construir enfoques entre distintos sectores, centrados en la
confianza de la comunidad y en construir sociedades equitativas». La
implementación temprana y decisiva de las medidas de salud pública, opinó,
«dependen del buen funcionamiento de la infraestructura de salud pública». Sin
embargo, las medidas de salud pública «por sí solas son insuficientes. Deben
estar respaldadas por unos buenos sistemas de salud, una atención primaria con
fondos y personal, una red de seguridad social y una cobertura de salud
universal para garantizar la sostenibilidad programática». Y añadió que
«también es de gran importancia que desarrollemos evaluaciones a nivel nacional
para saber qué es lo que ha funcionado mal, qué ha funcionado bien y
recomendaciones para la mejora. A su vez hay que desarrollar indicadores
cuantitativos y cualitativos para hacer un monitoreo de nuestra preparación
pandémica».
Una salud
(One Health)
La
especialista en Microbiología y Parasitología añadió otro aprendizaje a
considerar: «Para combatir la resistencia antimicrobiana es necesario
establecer un enfoque One Health es decir, considerar las soluciones no
sólo desde el punto de vista de la optimización del uso de antibióticos en
humanos, sino también en el mundo veterinario, así como estudiar el papel que
podría jugar el medio ambiente en la transmisión de este tipo de bacterias.
Además, para que los planes estratégicos y de acción para reducir el riesgo de
selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos sean eficaces, se
hace imprescindible una financiación suficiente de los mismos, que incluya el
aumento de los recursos materiales y humanos asociados».
Regular
las medidas preventivas
Por su
parte, Naiara Arriola insistió en que la pandemia derivada del SARS-CoV-2 situó
«nuestra democracia y, por extensión, nuestro ordenamiento jurídico ante un
desafío que no estaba previsto en 1981, cuando se aprobó la Ley Orgánica
4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio». El
análisis del marco constitucional y de la ley sanitaria vigente «puede
permitirnos enunciar criterios de actuación para el futuro. Esta reflexión a
futuro tratará de responder a la siguiente cuestión: ¿qué medidas preventivas
se podrían adoptar para preservar la salud y la seguridad de la ciudadanía ante
una emergencia sanitaria?». Arriola puso de relieve ante esta pregunta que «se
trata de una cuestión no pacífica dentro de la doctrina». En este ámbito, abogó
por un esfuerzo por parte del Poder Legislativo «que regule de una manera
equilibrada y preventiva aspectos que se han mostrado como problemáticos para
la gestión de la emergencia sanitaria derivada del SARS-CoV-2».
Análisis
y debates multidisciplinares
Graziella
Almendral, periodista de ciencia y salud orientada a formatos audiovisuales y
presidenta de la ANIS, expuso en la mesa de expertos, como moderadora, que en
el congreso de esta asociación «hemos querido tratar los retos ante las nuevas
emergencias sanitarias desde un abordaje multidisciplinar, que incluye la
ciencia y el periodismo de datos, la información sanitaria, disciplinas de
ciencias de la salud, epidemiología, microbiología, análisis en sistemas de
salud y respuestas a pandemias y la experiencia de los pacientes».
La
periodista hizo hincapié en la necesidad de los debates: «necesitamos poder
analizar qué realidad estamos construyendo en la lucha contra las emergencias
sanitarias desde todos los frentes, con especialistas independientes que, como
en este congreso, cuenten con un espacio abierto donde poder debatir y apuntar
a soluciones y hojas de ruta».
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