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Un viaje, sobre todo si es largo y al extranjero, puede suponer toda una
      serie de retos para las personas con diabetes. No es de extrañar por
      tanto que muchos de ellos busquen información antes de iniciarlo. Sin
      embargo, sólo un 25% lo hace con su equipo de atención médica y hasta un
      55% busca en internet, con los riesgos que esto puede suponer debido a la
      gran cantidad de información poco rigurosa que se puede encontrar. 
“Lo más importante que sucede
      durante un viaje es que se modifican las costumbres y dinámicas que se
      realizan en el día a día. Es importante tener en cuenta que solamente
      caminar una hora más de lo normal o tomar un alimento con mayor contenido
      de hidratos de carbono puede suponer una alteración de las cifras
      habituales de glucosa en sangre” comenta Serafín Murillo,
      investigador del CIBERDEM en el Hospital Clínic de Barcelona. 
Por
      ese motivo, las personas con diabetes que viajan de forma habitual suelen
      mantener controles de glucemia más aceptables durante sus viajes. La
      experiencia que han ido acumulando les ayuda a saber realizar las
      modificaciones necesarias en sus tratamientos, así como a variar el
      aporte de hidratos de carbono de su dieta. “Sin embargo, los que viajan de forma más
      esporádica pueden tener mayores oscilaciones glucémicas, precisamente por
      esta falta de experiencia” apunta el investigador. 
Dificultades
      durante el viaje
 
Aunque
      no se ha estudiado mucho desde el punto de vista científico el impacto
      que puede causar viajar en el control de los niveles de glucosa, sí que
      existe algún artículo sobre las dificultades que estos pacientes se
      encuentran cuando realizan viajes en avión. De esta forma se explica que
      los principales problemas que se encuentran son en la preparación del
      viaje (30%), llevar suficientes suministros para la diabetes (51%) y la
      dificultad en los cambios horarios (47%). 
Asimismo,
      también se explica cuáles son los miedos más importantes que se afrontan
      antes de un viaje. La pérdida de los suministros para el control de la
      diabetes, como tiras reactivas o insulina (30%), problemas con el
      personal de seguridad del aeropuerto (26%) o la percepción de
      inestabilidad de la glucemia (20%) se consideran los principales miedos.1 
Durante
      el viaje, las situaciones más habituales que se pueden dar y que afectan
      a los niveles de glucosa en sangre son principalmente los cambios en la
      alimentación y en los niveles de actividad física. Estos primeros suelen
      estar motivados por el uso de alimentos que pueden ser totalmente
      diferentes o con formas de preparación distintas a las que el paciente
      está habituado. Por su parte, los cambios en la actividad física bien
      pueden estar producidos por un incremento de ésta, como cuando se hacen
      visitas a pie en grandes ciudades, o por su reducción, como las
      vacaciones en islas paradisíacas. 
Los
      cambios horarios también pueden condicionar el efecto de algunas
      insulinas. Finalmente, la aparición de diarreas o vómitos asociados a
      toxoinfecciones alimentarias pueden, de la misma manera, acabar
      ocasionando un alto riesgo de hipoglucemias en las personas que siguen un
      tratamiento con insulina. 
Por
      ello, cuando viajan, las personas con diabetes deben tener especial
      cuidado en controlar los niveles de glucosa en sangre en todo momento, ya
      que es más probable que sufran altibajos. Actualmente, los sensores
      implantables son una buena opción para llevar de forma rápida, sencilla e
      indolora un registro. A diferencia de otros sistemas de medición continua
      de la glucosa (MCG), estos sensores se insertan bajo la piel y pueden
      durar hasta 6 meses sin necesidad de cambiarlos, por lo que pueden ser
      muy prácticos y cómodos para las personas que viajan habitualmente. Otra
      ventaja que presentan es que el sensor es independiente del transmisor,
      de modo que este último se puede quitar y poner fácilmente en cualquier
      momento. 
 
Algunos consejos prácticos 
La
      formación y conocimiento sobre los aspectos necesarios para mantener un
      buen control de la diabetes de forma autónoma son fundamentales en los
      pacientes que viajan, especialmente cuando lo hacen al extranjero. “Una persona con diabetes
      necesita tener toda la información necesaria para llevar su diabetes en
      el día a día, sabiendo adaptarse a las situaciones que se le vayan
      presentando, como pueden ser los cambios horarios, comidas diferentes o
      saber qué hacer si aumenta su actividad física durante, por ejemplo, una
      excursión” apunta el Serafín Murillo. 
La
      pérdida del material de control de la diabetes puede ser otro de los
      problemas que aparezcan durante un viaje. Un buen consejo para evitar
      tener que enfrentarse a esta situación es la de llevar por duplicado
      insulina, tiras reactivas, un glucómetro, la bomba de insulina o los
      recambios del medidor de glucosa que se utilice, en este último caso,
      sólo será necesario si estamos a punto de cambiarlo o pasamos largas
      temporadas de viaje. Para minimizar el riesgo de pérdida  una buena
      idea puede ser también que una parte del material la lleve un familiar o
      algún compañero de viaje. 
 “Si se viaja en avión, hay que
      saber que la insulina no puede facturarse, ya que las bajas temperaturas
      de la bodega podrían dañarla” explica el Serafín Murillo.
      Otro problema con la insulina puede ser que el país de destino tenga
      temperaturas elevadas. Tanto en un caso como en el otro, la solución
      consiste en transportar la insulina en una pequeña nevera portátil, de
      las cuáles existen en el mercado modelos especialmente diseñados para
      esto. 
Otra
      precaución que el paciente con diabetes debe tomar antes de iniciar un
      viaje es la de disponer de un informe médico que detalle los fármacos que
      necesita para el control de su enfermedad. “De este modo se evitan problemas en las aduanas y
      se facilita la atención si se tiene algún problema de salud en el país de
      destino” añade Murillo, quien señala además que es
      conveniente tener a mano alimentos para el tratamiento de una posible
      hipoglucemia como puede ser azúcar, zumos de frutas o pastillas de
      glucosa. 
 
 
 
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