En el contexto de una dieta equilibrada donde contribuyen muchos grupos de alimentos que
aportan diferentes nutrientes, la leche y los productos lácteos son indispensables en la
alimentación infantil.
Se estima que unas 3 raciones diarias de productos lácteos, ayudan a cubrir la necesidad diaria de
calcio de los más pequeños. Es interesante diversificar el consumo de lácteos, ya que no todos los
productos lácteos son iguales.
A la hora de escoger un producto lácteo para tu hij@, debes de tener en cuenta que existen
diferencias entre ellos. Es importante aclarar que no hay productos “buenos” ni “malos”, y que
estas características diferentes pueden ser aprovechadas en distintos momentos, dependiendo de
las necesidades minerales, y preferencias personales.
**Descubre algunas de las características que hacen diferentes a los productos lácteos:
El yogur/leches fermentadas no tienen apenas lactosa como tal, ya que las bacterias que
lo producen la digieren. Por este motivo las personas con ciertos problemas para digerir la
lactosa, pueden digerir el yogur y las leches fermentadas mucho mejor que la leche.
La leche y el yogur/leches fermentadas mantienen las proteínas del suero de la leche,
que son de calidad.
La grasa láctea es principalmente saturada, por lo que es preferible tomar lácteos
semidesnatados durante la infancia y la adolescencia.
Ciertos productos lácteos son ricos en minerales y vitaminas, especialmente calcio.
Una interesante alternativa a la hora de escoger un producto lácteo para tus hij@s es el nuevo
Actimel Kids, una leche fermentada con L.casei Danone y vitaminas D y B6, y que gracias a su
nueva fórmula contiene calcio Actimel Kids es apto para niños mayores de 3 años cuando se
consume como parte de una dieta y estilo de vida sanos y equilibrados.
Diario digital con noticias de actualidad relacionadas con el mundo de la salud. Novedades, encuestas, estudios, informes, entrevistas. Con un sencillo lenguaje dirigido a todo el mundo. Y algunos consejos turísticos para pasarlo bien
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30 October 2016
12 October 2016
La importancia de unos hábitos saludables desde la infancia
Actualmente y desde hace algunos años, la disponibilidad de alimentos elaborados, las redes de
distribución de los productos frescos y el precio de los alimentos, ponen a disposición de todas las
mesas españolas un enorme número de productos alimentarios el cual puede complicar su
selección y combinación saludable en nuestra dieta.
Como padres y madres, tenemos en nuestra mano evitar que el sedentarismo y la mala alimentación se instalen en los hábitos de vida de nuestros hijos. Si en la infancia se adquieren unos hábitos de alimentación y actividad física adecuados, es probable que se mantengan a lo largo de la vida. Igual que los niños imitan los gestos, opiniones y comportamientos de sus padres, también aprenden de ellos las pautas de alimentación (hábitos, preferencias, costumbres, etc.). Por este motivo es importante tomar conciencia dentro de la propia familia de cuáles son los hábitos de alimentación y procurar mejorarlos.
Los padres y madres así como el entorno familiar, son un modelo a seguir en la edad escolar. ¿Tu hij@ sigue una dieta saludable y equilibrada? Te recomendamos:
Comer abundantes frutas y verduras; al menos 5 raciones variadas cada día.
Basar las comidas en alimentos con fibra, como arroz, patatas o pan integral.
Tomar solamente una moderada cantidad de carnes, pescado y otras buenas fuentes de proteínas.
Tomar lácteos como leche, yogur o queso.
Observar cuánta sal se toma. La cantidad máxima diaria sería de 5 g (2 g de sodio) en los mayores de 11 años, pero esta cantidad debe ser menor antes de esta edad.
Tener cuidado con los snacks altos en grasas, azúcares y bebidas. No tomarlos con mucha frecuencia.
Reducir las grasas, especialmente las saturadas.
--10 CLAVES PARA UNA INFANCIA SALUDABLE
1. Disfrutar de la comida: aunque haya que restringir algunos alimentos, esto no significa que no puedan comerse nunca.
2. No hay alimentos prohibidos: se puede comer de todo, pero no todo lo que se quiera.
3. Chicas y chicos necesitan distinta cantidad de energía en relación con su edad y sexo. Quienes realizan mucho deporte necesitan más, pero las personas de costumbres más sedentarias necesitan menos.
4. Hacer una dieta variada sirve para ingerir cantidades adecuadas de todos los nutrientes necesarios. 5. Para las celebraciones: frutas y dulces caseros, elaborados con poco azúcar y pocas grasas.
6. En caso de comer fuera de casa: incluir una ensalada, evitar las salsas y moderar los fritos. Puede ser una buena idea compartir raciones.
7. Asegúrate de que tu hijo o hija se lava los dientes con la frecuencia recomendada.
8. El ejercicio físico es necesario para una buena salud ¡y además es muy divertido!
9. Obligar a comer a los niños y niñas no asegura que vayan a comer más, al contrario. Pero a menudo, los padres y madres les insisten y riñen para que terminen todo el plato. Forzar a comer dificulta que los niños y niñas aprendan a confiar en sus sensaciones internas.
10. Es bueno que se acostumbren a probar todos los sabores: ofrécele alimentos de todos los grupos (frutas, verduras, carnes, pescados, cereales, legumbres...), para que puedan elegir los que más le gusten.
Como padres y madres, tenemos en nuestra mano evitar que el sedentarismo y la mala alimentación se instalen en los hábitos de vida de nuestros hijos. Si en la infancia se adquieren unos hábitos de alimentación y actividad física adecuados, es probable que se mantengan a lo largo de la vida. Igual que los niños imitan los gestos, opiniones y comportamientos de sus padres, también aprenden de ellos las pautas de alimentación (hábitos, preferencias, costumbres, etc.). Por este motivo es importante tomar conciencia dentro de la propia familia de cuáles son los hábitos de alimentación y procurar mejorarlos.
Los padres y madres así como el entorno familiar, son un modelo a seguir en la edad escolar. ¿Tu hij@ sigue una dieta saludable y equilibrada? Te recomendamos:
Comer abundantes frutas y verduras; al menos 5 raciones variadas cada día.
Basar las comidas en alimentos con fibra, como arroz, patatas o pan integral.
Tomar solamente una moderada cantidad de carnes, pescado y otras buenas fuentes de proteínas.
Tomar lácteos como leche, yogur o queso.
Observar cuánta sal se toma. La cantidad máxima diaria sería de 5 g (2 g de sodio) en los mayores de 11 años, pero esta cantidad debe ser menor antes de esta edad.
Tener cuidado con los snacks altos en grasas, azúcares y bebidas. No tomarlos con mucha frecuencia.
Reducir las grasas, especialmente las saturadas.
--10 CLAVES PARA UNA INFANCIA SALUDABLE
1. Disfrutar de la comida: aunque haya que restringir algunos alimentos, esto no significa que no puedan comerse nunca.
2. No hay alimentos prohibidos: se puede comer de todo, pero no todo lo que se quiera.
3. Chicas y chicos necesitan distinta cantidad de energía en relación con su edad y sexo. Quienes realizan mucho deporte necesitan más, pero las personas de costumbres más sedentarias necesitan menos.
4. Hacer una dieta variada sirve para ingerir cantidades adecuadas de todos los nutrientes necesarios. 5. Para las celebraciones: frutas y dulces caseros, elaborados con poco azúcar y pocas grasas.
6. En caso de comer fuera de casa: incluir una ensalada, evitar las salsas y moderar los fritos. Puede ser una buena idea compartir raciones.
7. Asegúrate de que tu hijo o hija se lava los dientes con la frecuencia recomendada.
8. El ejercicio físico es necesario para una buena salud ¡y además es muy divertido!
9. Obligar a comer a los niños y niñas no asegura que vayan a comer más, al contrario. Pero a menudo, los padres y madres les insisten y riñen para que terminen todo el plato. Forzar a comer dificulta que los niños y niñas aprendan a confiar en sus sensaciones internas.
10. Es bueno que se acostumbren a probar todos los sabores: ofrécele alimentos de todos los grupos (frutas, verduras, carnes, pescados, cereales, legumbres...), para que puedan elegir los que más le gusten.
28 September 2016
La importancia de la vitamina D en niños
Recientemente, los expertos en nutrición infantil han manifestado su preocupación por la carencia de
consumo de vitamina D entre los niños españoles: alrededor del 70% de niños está consumiendo
menos de la mitad requerida de vitamina D.
La vitamina D es un nutriente con muchas funciones en el organismo. Las directrices más recientes establecen unas necesidades diarias de vitamina D de 400 UI/día en el niño menor de 1 año y de 600UI/día a partir del año de vida . Podemos obtener los niveles necesarios de vitamina D de dos maneras: de forma exógena (“que viene de fuera”) a través de los alimentos que ingerimos, ya que cuánto más ricos en vitamina D sean los alimentos de nuestra dieta, más cantidad de vitamina D podremos asimilar. Y la segunda, y más importante, es la que llamamos endógena (“que viene de dentro”), ya que nuestro cuerpo es capaz de sintetizar vitamina D cuando estamos al aire libre, gracias al efecto de los rayos del sol sobre nuestra piel.
Por eso, sabiendo cuáles son las dos maneras de obtener vitamina D, la situación en España es ciertamente paradójica, ya que a pesar de que vivimos en un país en el que la dieta mediterránea y el sol deberían ser suficientes para garantizar los niveles adecuados de vitamina D, la realidad es muy distinta. Por un lado, a pesar de que la vitamina D no es muy abundante en los alimentos, el problema está en que el aumento de la comida rápida y procesada entre la población infantil va en claro detrimento de los platos clásicos de la dieta mediterránea, empobreciendo la calidad de la dieta y reduciendo la ingesta de alimentos frescos y ricos vitamina D, como por ejemplo el pescado azul.
Por otro lado, la elevada (y acertada) concienciación de los padres sobre los efectos nocivos del sol hace que los niños usen de forma habitual protectores solares cuando están al aire libre, reduciendo así las posibilidades de que el propio organismo sintetice vitamina D al exponerse al sol. Así pues, para evitar carencias de vitamina D en los recién nacidos, el Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría recomienda la suplementación con vitamina D (400 UI/día) a todo recién nacido desde los primeros días hasta finalizar el primer año. Sin embargo, a partir del año de vida, las recomendaciones no son tan concretas.
Para evitar problemas derivados de la falta de vitamina D, es recomendable dejar que nuestros niños estén al aire libre exponiéndose al sol (sin fotoprotección) siempre y cuando sea por un tiempo controlado y sobretodo evitando las horas de máxima intensidad solar.
De esta manera, conseguiremos que su piel sintetice vitamina D sin peligro de quemaduras solares. Adicionalmente, otra medida a considerar para mantener los niveles de vitamina D recomendados es incorporar alimentos ricos en vitamina D a la dieta de nuestros niños, como por ejemplo Actimel KIDS, con L-Casei Danone y vitaminas D y B6, y ahora con una nueva fórmula que contiene más calcio y con aromas naturales.
La vitamina D es un nutriente con muchas funciones en el organismo. Las directrices más recientes establecen unas necesidades diarias de vitamina D de 400 UI/día en el niño menor de 1 año y de 600UI/día a partir del año de vida . Podemos obtener los niveles necesarios de vitamina D de dos maneras: de forma exógena (“que viene de fuera”) a través de los alimentos que ingerimos, ya que cuánto más ricos en vitamina D sean los alimentos de nuestra dieta, más cantidad de vitamina D podremos asimilar. Y la segunda, y más importante, es la que llamamos endógena (“que viene de dentro”), ya que nuestro cuerpo es capaz de sintetizar vitamina D cuando estamos al aire libre, gracias al efecto de los rayos del sol sobre nuestra piel.
Por eso, sabiendo cuáles son las dos maneras de obtener vitamina D, la situación en España es ciertamente paradójica, ya que a pesar de que vivimos en un país en el que la dieta mediterránea y el sol deberían ser suficientes para garantizar los niveles adecuados de vitamina D, la realidad es muy distinta. Por un lado, a pesar de que la vitamina D no es muy abundante en los alimentos, el problema está en que el aumento de la comida rápida y procesada entre la población infantil va en claro detrimento de los platos clásicos de la dieta mediterránea, empobreciendo la calidad de la dieta y reduciendo la ingesta de alimentos frescos y ricos vitamina D, como por ejemplo el pescado azul.
Por otro lado, la elevada (y acertada) concienciación de los padres sobre los efectos nocivos del sol hace que los niños usen de forma habitual protectores solares cuando están al aire libre, reduciendo así las posibilidades de que el propio organismo sintetice vitamina D al exponerse al sol. Así pues, para evitar carencias de vitamina D en los recién nacidos, el Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría recomienda la suplementación con vitamina D (400 UI/día) a todo recién nacido desde los primeros días hasta finalizar el primer año. Sin embargo, a partir del año de vida, las recomendaciones no son tan concretas.
Para evitar problemas derivados de la falta de vitamina D, es recomendable dejar que nuestros niños estén al aire libre exponiéndose al sol (sin fotoprotección) siempre y cuando sea por un tiempo controlado y sobretodo evitando las horas de máxima intensidad solar.
De esta manera, conseguiremos que su piel sintetice vitamina D sin peligro de quemaduras solares. Adicionalmente, otra medida a considerar para mantener los niveles de vitamina D recomendados es incorporar alimentos ricos en vitamina D a la dieta de nuestros niños, como por ejemplo Actimel KIDS, con L-Casei Danone y vitaminas D y B6, y ahora con una nueva fórmula que contiene más calcio y con aromas naturales.
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