
La incontinencia urinaria afecta a más de 6 millones de personas en España y se estima que para el 2015 esta cifra podría ascender a los 7,5 millones. Según el Estudio Poblacional de Incontinencia Carga y Coste (EPICC), el 11,73% de las mujeres de entre 55 y 64 y el 5,14% de los hombres de entre 50 y 64 años sufren pérdidas de orina.
La IU no es una patología simple: son muchos y muy diversos los factores que pueden causarla, existen varios tipos y cada una de ellas requiere un tratamiento distinto. Además, según la escala del Nottingham Health Profile, ocupa el 5º lugar de enfermedades que tienen un impacto directo en la calidad de vida de los pacientes
Un 15 % de los hombres mayores de 65 años padecen IU, llegando al 30% en el caso de los que viven en residencias de mayores. En el caso de los niños de entre 6 y 11 años, un 8% moja la cama por la noche (enuresis infantil); siendo la incidencia de un 15%, en el caso de los niños de 6 años, y de un 3,5%, en los niños de 11.
En la mayoría de casos no existe causa médica. Los niños nacen incontinentes y, poco a poco, desarrollan esta capacidad fisiológica. En este sentido, se considera dentro de lo normal que un niño moje la cama de vez en cuando hasta los 7-8 años.
El 5% de las mujeres menores de 45 años y laboralmente activas sufren pérdidas de orina. Dicho porcentaje aumenta hasta el 8% en el caso de las mujeres de 50 años, y llega al 12% a los 60 años. Se trata de una patología ligada al debilitamiento del suelo pélvico. El envejecimiento es sólo uno de los factores favorecedores, como lo son la obesidad, el estreñimiento, el parto y las tos crónica, entre otros.
Haber sufrido incontinencia de orina durante el embarazo triplica el riesgo de ser incontinente durante el post-parto, pero no implica serlo el resto de su vida. De hecho, la mayoría de estos casos se solucionan realizando una sencilla tabla de ejercicios que ayudan a fortalecer y tonificar los músculos del suelo pélvico (Ejercicios de Kegel).
En ningún caso, tener pérdidas de orina puede considerarse ‘normal’. Si bien es cierto que los cambios hormonales durante la menopausia conllevan el deterioro y debilitamiento de los tejidos del suelo pélvico, no existe una relación directa entre la menopausia y la incontinencia urinaria. Sin embargo, las pérdidas de orina no están provocadas únicamente por la llegada de la menopausia, sino que influyen distintos factores.
Son muchos los pacientes que afirman que la falta de continencia merma su calidad de vida y sus relaciones personales, al influir en decisiones como salir de casa o coger el transporte público. Asimismo, puede ser causa de rechazo hacia la actividad sexual, por inseguridad y vergüenza, aunque el escape no se produzca durante el coito.
Existen tratamientos que pueden curar o mejorar la incontinencia. No se trata de una única solución para todos los pacientes, cada persona requiere un tratamiento distinto en función del diagnóstico de su médico. De ahí la importancia de consultar al especialista. La resignación nunca es una opción porque la IU tiene solución.
La web de Instituto Indas (http://www.institutoindas.com/) ofrece respuestas fiables a las preguntas más habituales sobre esta patología, de forma sencilla y avaladas por los mejores especialistas. Además, los pacientes interesados también tienen a su disposición una colección de 15 folletos informativos, auspiciada por la SEGO, que aborda distintos aspectos sobre la IU.


