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03 November 2015

La biodisponibilidad de la vitamina E es menor en personas con síndrome metabólico


Un nuevo estudio ha demostrado que las personas con síndrome metabólico tienen más dificultades para procesar la vitamina E que la población normal. Dado que estas personas tienen un alto grado de grasa visceral, cualquier reducción en los niveles de este potente antioxidante liposoluble resulta preocupante y lleva a pensar que las recomendaciones dietéticas de vitamina E para este grupo deberían corregirse al alza. El síndrome metabólico es muy común en el mundo occidental y está estrechamente asociado con el desarrollo de aterosclerosis y diabetes tipo 2.
El síndrome metabólico (SMet) es una alteración metabólica que se caracteriza por la siguiente agrupación de síntomas: alteraciones en el metabolismo de la glucosa y la insulina, sobrepeso y distribución abdominal de la grasa, dislipidemia e hipertensión. El SMet ha sido foco de atención en los últimos años debido a su correlación con el desarrollo y la progresión de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica y con ladiabetes tipo 2 (DT2).

El síndrome metabólico (SMet) es muy frecuente en las poblaciones que siguen una dieta occidental, y se cree que este trastorno afecta al 34,7 % de los estadounidenses (3). A las personas que padecen síndrome metabólico se les aconseja normalmente limitar su consumo de grasas, si bien esto resulta en una reducciónde las vitaminas liposolubles. El alfa-tocoferol es un importante antioxidante capaz de eliminar las especies reactivas de oxígeno (ERO) que se forman durante el metabolismo de los lípidos. Menos del 92 % de los estadounidenses alcanza el requerimiento medio estimado (EAR) de 12 mg al día de alfa-tocoferol. Las personas obesas, de hecho, consumen menos cantidades que el resto de la población estadounidense .

Bruno et al. (5) demostraron que las personas que sometían su cuerpo a unos altos niveles de estrés oxidativo debido al tabaco eran menos capaces de retener alfa-tocoferol en sus cuerpos que los no fumadores. Los pacientes de SMet también están sujetos a unos niveles altos de estrés .

En un estudio reciente, Mah et al alimentaron a 10 pacientes de SMet y a 10 individuos normales con 240 mL de leche (desnatada, semidesnatada y entera) conteniendo 15 mg de RRR-alfa-tocoferol marcado con deuterio. El análisis bioquímico de muestras de sangre se llevó a cabo en muestras tomadas a intervalos regulares de hasta 72 horas después de haber consumido la leche. El contenido en grasa de la leche no afectó los niveles de alfa-tocoferol en la sangre, pero sí hubo una diferencia considerable entre los pacientes con SMet y los participantes normales, cuyas concentraciones máximas de alfa-tocoferol (Cmáx) durante los tres días fueron de 2,04 y 2,73 μmol/L respectivamente. El estudio proporciona evidencia sólida de que los enfermos de SMet tienen alterada la capacidad de retener alfa-tocoferol en sus tejidos.

**Publicado en el BOLETIN INFORMATIVO DE NUTRIFACTS( Noviembre)

03 November 2014

El consumo adecuado de vitamina E y ácido fólico parece ser fundamental para la salud cognitiva

Una nueva revisión concluye que la evidencia más fuerte en cuanto a la prevención del deterioro cognitivo y/o la mejora de la función cognitiva está relacionada con el elevado consumo de vitamina E y ácido fólico, en individuos con bajos niveles de estas vitaminas.
La revisión analizó los resultados de varios estudios observacionales y ensayos clínicos aleatorizados en los cuales se evaluó el consumo o los niveles séricos de vitamina E, ácido fólico o vitamina B12 y su relación con el cambio en la función cognitiva a lo largo del tiempo (1). El análisis de los datos indicó que los adultos mayores que consumen menos de 6 a 7 mg de vitamina E al día (menos de la mitad del consumo diario recomendado de 15 mg/día) tienen mayor probabilidad de presentar un beneficio en la función cognitiva tras el aumento del consumo de dicha vitamina, bien sea a través de la dieta o bien a través de un aporte suplementario. En las personas adultas, cuyos niveles séricos de ácido fólico son inferiores a 12 nmol/l y/o en personas que consumen menos de 350 μg al día, el aumento del consumo de ácido fólico podría suponer una mejora de la función cognitiva. En la literatura científica no hay claridad en cuanto a la relación entre la vitamina B12 y la función cognitiva: los estudios no incluyen en forma sistemática personas con un consumo de vitamina B12 inferior a 2,4 μg al día y a veces solo se basan en el nivel sérico de vitamina B12 para evaluar el estado nutricional, el cual no es un buen indicador de deficiencia marginal.

Los investigadores señalaron que, idealmente, los ensayos clínicos aleatorizados deberían diseñarse para tener como objetivo particular las personas con un bajo estado nutricional y que los cambios en los parámetros de evaluación de la función cognitiva deberían basarse en la determinación de los niveles de marcadores séricos o de la ingesta antes, durante y después de la intervención. Una posible explicación para que no se hayan obtenido resultados válidos de los ensayos clínicos aleatorizados destinados a determinar los efectos de los suplementos nutricionales podría ser que el estado nutricional de los participantes ya era adecuado y un mayor aporte nutricional no proporcionó un beneficio adicional. Los científicos agregaron que, a fin de evitar una evidente deficiencia nutricional en la mayor parte de la población, la mayoría de los países cuenta con niveles recomendados de ingesta diaria bien establecidos pero que estas recomendaciones no abordan los niveles de vitaminas requeridos para mantener la salud cognitiva.

**Publicado en el BOLETIN INFORMATIVO NUTRIFACTS( Noviembre)

03 June 2012

La vitamina E podría contribuir al envejecimiento saludable


Según un nuevo estudio realizado en China, la suplementación diaria con vitamina Epodría proteger las células del efecto perjudicial del estrés oxidativo en adultos sanos de mediana edad y en ancianos sanos.

En el estudio aleatorizado controlado, se administró a 180 personas sanas de edades comprendidas entre los 55 y los 77 años o bien vitamina E (alfa-tocoferol) en dosis de 100, 200 o 300 mg al día, o bien placebo durante cuatro meses (1). Los análisis de sangre mostraron que las tres dosis de vitamina E disminuyeron de forma significativa la ruptura de glóbulos rojos (hemólisis de eritrocitos): entre un 20 y un 38% en com-paración con el grupo de placebo. Por otro lado, los niveles de malonildialdehído (MDA), un marcador deestrés oxidativo, descendieron de forma considerable en los tres grupos que recibieron vitamina E. Además, el grupo que recibió la dosis más alta de vitamina E mostró mejoras significativas en la fluidez de lamembrana de los eritrocitos.

Los investigadores concluyeron que estos hallazgos respaldarían la hipótesis de que la suplementación diaria con vitamina E puede aumentar la resistencia de los eritrocitos al estrés oxidativo de forma efectiva y mejorar la fluidez de su membrana, contribuyendo así al envejecimiento saludable. Puesto que la vitamina E se encuentra sobre todo en las membranas celulares, podría proteger los ácidos grasos poliinsaturados de la membrana del daño oxidativo. El alfa-tocoferol, la forma de vitamina E que se usó en este estudio, es la principal fuente de vitamina E que se encuentra en los suplementos y en la dieta europea. En la dieta americana, el gamma-tocoferol es la forma más común.

1. Sun Y. et al. Vitamin E supplementation protects erythrocyte membranes from oxidative stress in healthy Chinese middle-aged and elderly people. Nutrition Research. Published online May 2012.

24 April 2012

Vitamin E in diet protects against many cancers



Next time you need to choose between vegetable oil and margarine in that favorite recipe, think about your health and reach for the oil. While the question of whether vitamin E prevents or promotes cancer has been widely debated in scientific journals and in the news media, scientists at the Center for Cancer Prevention Research, at Rutgers Ernest Mario School of Pharmacy, and the Cancer Institute of New Jersey, believe that two forms of vitamin E -- gamma and delta-tocopherols -- found in soybean, canola and corn oils as well as nuts do prevent colon, lung, breast and prostate cancers.
"There are studies suggesting that vitamin E actually increases the risk of cancer and decreases bone density," says Chung S. Yang, director of the center. "Our message is that the vitamin E form of gamma-tocopherols, the most abundant form of vitamin E in the American diet, and delta-tocopherols, also found in vegetable oils, are beneficial in preventing cancers while the form of vitamin E, alpha- tocopherol, the most commonly used in vitamin E supplements, has no such benefit."
Yang and colleagues, Nanjoo Suh and Ah-Ng Tony Kong, summarized their findings recently in Cancer Prevention Research, a journal of the American Association for Cancer Research. In a Commentary, "Does Vitamin E Prevent or Promote Cancer?"
the Rutgers scientists discuss animal studies done at Rutgers as well as human epidemiological studies that have examined the connection between vitamin E and cancer.
Yang says Rutgers scientists conducting animal studies for colon, lung, breast and prostate cancer found that the forms of vitamin E in vegetable oils, gamma and delta-tocopherols, prevent cancer formation and growth in animal models.
"When animals are exposed to cancer-causing substances, the group that was fed these tocopherols in their diet had fewer and smaller tumors," Yang says. "When cancer cells were injected into mice these tocopherols also slowed down the development of tumors."
In researching colon cancer, Yang pointed to another recently published paper in Cancer Prevention Research indicating that the delta-tocopherol form of vitamin E was more effective than other forms of vitamin E in suppressing the development of colon cancer in rats.
This is good news for cancer research. Recently, in one of the largest prostate cancer clinical trials in the United States and Canada, scientists found that the most commonly used form of vitamin E supplements, alpha-tocopherol, not only did not prevent prostate cancer, but its use significantly increased the risk of this disease among healthy men.
This is why, Yang says, it is important to distinguish between the different forms of vitamin E and conduct more research on its cancer preventive and other biological effects.
"For people who think that they need to take vitamin E supplements," Yang says, "taking a mixture of vitamin E that resembles what is in our diet would be the most prudent supplement to take."
**Source: Rutgers University

01 July 2010

La eficacia de la vitamina E en la prevención de infecciones del tracto respiratorio puede depender del genotipo

Según un nuevo estudio estadounidense, puede que la genética influya en la magnitud de la respuesta inmune individual a la suplementación con vitamina E en las infecciones del tracto respiratorio.
En el estudio se utilizaron datos de un ensayo aleatorizado controlado previo, en el que a 617 residentes mayores de residencias de ancianos (edad media: 84,6 años) se les asignó vitamina E (200 UI de alfa-tocoferol) o un placebo a diario durante un año (1). Basándose en muestras de sangre, exámenes médicos y entrevistas, se evaluó la incidencia y duración de las infecciones respiratorias. Mientras que la suplementación con vitamina E no presentó un efecto significativo en la incidencia o número de días de infecciones totales (de las vías superiores e inferiores), los investigadores sí observaron un efecto protector contra las infecciones del tracto respiratorio superior, especialmente el catarro común, en algunos subgrupos de la población anciana. Para examinar si el efecto de la vitamina E sobre las infecciones respiratorias dependía de causas genéticas, los investigadores analizaron en el nuevo estudio el ADN de 500 participantes (2). Los resultados mostraron que el efecto de la vitamina E estaba influenciado por el sexo del participante y por factores genéticos: variaciones genéticas (los llamados polimorfismos) en genes inmunoreguladores parecen contribuir a un riesgo individual de padecer infecciones respiratorias.


Los científicos comentaron que las recomendaciones para la suplementación con vitamina E como medida preventiva contra las infecciones respiratorias deberían tener en cuenta la genética y el sexo. Así mismo conjeturaron que las diferencias en genética individual podrían ayudar a explicar algunos de los estudios de intervención a gran escala que no han demostrado beneficios para la salud de la suplementación con vitamina E. Sin embargo, los científicos concluyeron que serían necesarios más estudios para verificar los resultados y entender los mecanismos que los generan.

**Extraido del Boletín Informativo de Julio de Nutri-Facts

04 February 2010

Las pipas de girasol: positivas para el corazón y con propiedades anti envejecimiento


El estudio científico "Sustancias fitoquímicas en las pipas de girasol y otros frutos secos" de la Universidad Politécnica de Virginia, demuestra que las pipas de girasol son una buena fuente de alfatocoferol, colina, betaína, lignano y ácidos fenólicos.
Si a cada fruto seco se le reconocen unas ventajas nutricionales únicas como es el que a las almendras se les otorguen propiedades suavizantes y reafirmantes para la piel; a los pistachos alto nivel de hierro mientras que a las nueces un gran contenido de Omega3; entonces a las pipas de girasol hay que otorgarles el mérito de la vitamina E.
Según el mencionado estudio, el contenido de alfa-tocoferol (vitamina E) es más abundante en las pipas de girasol que en cualquier otro fruto seco de los examinados: almendra, nuez, nuez pacana, avellana y cacahuete. Los tocoferoles son potentes antioxidantes, cuyas funciones son proteger contra enfermedades cardiovasculares, disminuyendo el riesgo de padecer cáncer.
Las pipas de girasol son una fuente importante de antioxidantes_ especialmente de Vitamina E; contienen un 76% de la cantidad diaria recomendada de ésta vitamina lo cual las convierte en uno de los alimentos con mayores concentraciones de este antioxidante.
Y por si fuera poco, las pipas de girasol son ricas en varios nutrientes que se asocian a la prevención de enfermedades cardiovasculares, como el ácido fólico o el magnesio.


La Universidad Politécnica de Virginia concluye en el mencionado estudio que "las pipas de girasol son un alimento protector del organismo, muy saludables y con una dosis altísima de minerales". Uno de los mayores beneficios de consumir pipas de girasol es que son altamente cardiosaludables ya que protegen contra las enfermedades del corazón. Además, son los frutos secos con mayor aporte de vitamina E y si a esta vitamina se le añaden las vitaminas del grupo B que contienen las pipas de girasol americanas en cantidades muy elevadas, se las puede considerar como un complejo vitalizante y antienvejecimiento.
Los consumidores habituales de este sencillo snack están de suerte puesto que están obteniendo más vitamina E que en otras fuentes de alimentación comúnmente asociadas a la vitamina E por ejemplo:
Pipas de girasol tostadas, 28 gramos: 7.40 mg vitamina E2
Almendra tostada, 28 gramos: 7.37 mg vitamina E
Aceite de germen de trigo, 1 cucharada: 6.72 mg vitamina E
La recomendación de los nutricionistas es, en el caso de los adultos, consumir alrededor de 15 mg de vitamina E a diario.

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