Esta operación, que acaba de recibir el visto bueno de la
Comisión Nacional de la Competencia,
como indicaron desde esta institución, confirma la tendencia a la agrupación en
el sector hospitalario privado, “muy fragmentado y que contrasta con la
concentración del segmento de los seguros privados”, como apunta Ignacio Riesgo,
responsable de sanidad de la consultora
PricewaterhouseCoopers (PwC). Por ello, aún hay
margen para que se produzcan más movimientos similares. De hecho, existía otro
gran proceso en marcha: la compra de
Ribera
Salud —accionista de seis hospitales de gestión privada— por parte del que
era el primer grupo hospitalario privado de España,
Capio, una negociación que
se ha atascado en la recta final.
En la trastienda de estas operaciones se encuentran varios factores. Por un
lado, la asimetría que se da en el mercado español entre la concentración del
sector de los seguros y la atomización, no solo de los hospitales, sino también
de la provisión de servicios sanitarios privados (laboratorios de análisis,
servicios de radiología). Ejemplo de ello es que mientras los cuatro primeros
grupos de aseguradoras (Grupo Caixa, Sanitas, Asisa y Mapfre) suman el 60% de
las primas, las cuatro primeras redes hospitalarias privadas (Capio, Adeslas,
USP y Quirón) apenas copan el 24%. Más aún, los siete grandes grupos de
hospitales tan solo alcanzan el 32,8% del mercado.
De este desequilibrio se deriva una situación de dominio de los seguros, que
les permite negociar en una situación de fuerza con los hospitales privados.
Incluso con los centros pertenecientes a grupos, las aseguradoras negocian las
condiciones de colaboración individualmente con cada hospital. “No existe
ninguna red hospitalaria privada con la suficiente fuerza como para negociar a
nivel colectivo”, comenta Riesgo. De ahí las estrategias hospitalarias de
reagrupamiento. El informe que anualmente elabora PwC a modo de radiografía del
sector sanitario en España,
10
temas candentes de la sanidad española para 2011, ya advertía sobre esta
cuestión: “Se dará un salto en el proceso de concentración del sector sanitario
privado”.
“Vamos hacia un proceso de unión como sucedió hace unos
años con los hoteles"
El protagonismo que están adquiriendo las compañías de capital riesgo en el
sector de la sanidad privada, que se han convertido en las principales
animadoras de las operaciones, es otro de los aspectos que explica la tendencia
a la agrupación de hospitales privados. Doughty Hanson adquirió en febrero USP
Hospitales por 355 millones de euros a sus anteriores propietarios, el Bank of
Scotland y Barclays. Tras tomar el control del tercer grupo hospitalario
español, la firma británica procedió a la fusión con Hospitales Quirón
aprovechando la salida del socio minoritario, el grupo portugués José de Mello,
que compartía el accionariado con la familia Cordón. Ni Doughty Hanson ni Quirón
han querido dar detalles de la operación.
Gracias al acuerdo entre ambas entidades, al que la Comisión Nacional de la
Competencia no ha puesto ninguna traba, el grupo resultante suma una veintena de
hospitales y unas 2.000 camas, además de otra veintena de clínicas auxiliares y
tres unidades de reproducción asistida. Su volumen de ingresos supera por
décimas a los 8,8% de cuota de mercado hospitalario privado (con datos de 2010)
de Capio, el anterior líder del sector. También en camas, superará a las 1.584
de Capio.
Operación atascada
Otro proceso que iba en la misma dirección de sumar recursos es la compra de
Ribera Salud —la compañía valenciana principal impulsora de la modalidad de
gestión privada de centros públicos— por parte de Capio, controlado por el fondo
de capital CVC Capital Partners, británico con sede en Luxemburgo. La idea era
formar el mayor grupo sanitario privado enfocado, en este caso, a la gestión de
centros de titularidad pública y la prestación de servicios sanitarios a la
Administración.
La venta, que rondaba los 110 millones de euros, se encuentra en punto muerto
debido, según fuentes próximas a la operación, a las garantías de cobro exigidas
por Capio, ya que el cliente principal de Ribera Salud es la Administración
valenciana, acosada por las deudas y los impagos. Este retraso corre a favor de
la compañía valenciana de Atitlán. El fondo de inversión que gestiona Roberto
Centeno, el yerno de Juan Roig (presidente y propietario de Mercadona) ha
mostrado en distintas ocasiones su interés por hacerse con las riendas de Ribera
Salud.
“El proceso de concentración hospitalario no ha hecho más que empezar”,
insiste Ignacio Riesgo. “Vamos hacia un proceso de unión como sucedió hace unos
años con los hoteles, que se han agrupado todos en torno a grandes
grupos”.
*Publicado en "EL PAIS"