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28 May 2010

"El futuro de los fármacos contra la esclerosis múltiple está aquí"


La lucha contra la esclerosis múltiple sigue y en el ámbito terapéutico los avances registrados en los últimos años han sido sobresalientes. Actualmente, se distinguen varias líneas terapéuticas. Como resalta el Dr. Óscar Fernández Fernández, Jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga y coordinador del Seminario de Biogen Idec, “si vamos desde las terapias mejor conocidas y menos tóxicas hacia las terapias menos conocidas y más tóxicas, podemos clasificarlas en cuatro líneas”.
En la primera están los inmunomoduladores (interferón beta, acetato de glatirámero, inmunoglobulina G intravenosa y plasmaféresis); en la segunda línea se encuentran los inmunosupresores, tanto registrados (natalizumab, mitoxantrona) como no registrados (azatioprina, metotrexato, ciclofosfamida); en la tercera línea se localiza la terapia combinada y el trasplante autólogo de médula ósea; por último, en la cuarta línea se sitúan las terapias menos desarrolladas, como la neuroprotección y la terapia con células madre (con una eficacia y toxicidad aún por determinar).
Entre estos crecientes recursos terapéuticos, el Dr. Óscar Fernández subraya las evidencias acumuladas en los últimos años con un anticuerpo monoclonal. “Natalizumab impide el paso de las células autoagresivas al sistema nervioso central, lo que se traduce en una reducción superior al 90% de la aparición de lesiones en el cerebro y un 70% de los brotes clínicos, con una reducción superior al 40% de la progresión de la discapacidad, siendo el fármaco más eficaz disponible en este momento para hacer frente a la EM”.
Natalizumab es un tratamiento aprobado para las formas recidivantes de EM en los Estados Unidos y EM remitente-recidivante en la Unión Europea. Según los datos publicados en el New England Journal of Medicine, después de dos años, el tratamiento con este anticuerpo monoclonal llevó a una reducción relativa del 68% (p <0,001)>

11 April 2010

Una investigación del Hospital Carlos Haya de Málaga abre una nueva vía para el tratamiento de la diabetes


Un grupo de investigadores del hospital Carlos Haya de Málaga, encabezados por el endocrinólogo Antonio Luis Cuesta Muñoz, ha identificado una mutación genética que da lugar a islotes pancreáticos humanos de una gran eficacia para generar insulina y con capacidad de proliferar. Este hallazgo de ciencia básica, publicado a mediados de abril en la revista médica New England Journal of Medicina, podría utilizarse en el futuro para tratar la diabetes mediante técnicas de terapia celular. Los investigadores observaron que en un paciente aquejado de una enfermedad rara, la hipoglucemia monogénica, se producía una mutación que activa
el gen de la enzima glucoquinasa, responsable de regular la secreción de insulina del páncreas y de mantener dentro de la normalidad los niveles de glucosa en la sangre.

El gen, en su mutación, produce islotes pancreáticos de mayor tamaño, perfectamente formados, de una gran eficacia y con capacidad de proliferar, según revela el estudio, financiado con 53.500 euros por la Junta de Andalucía y en el que han participado expertos de Estados Unidos, Israel y Bélgica.
El caso procedía de una niña norteamericana de doce años que hace vida normal pese a que sólo tiene un 2% del páncreas, ya que el resto se lo extirparon con tres años. Su enfermedad rara descrita como hipoglucemia famimilar le motivaba un aumento de la secreción de insulina y una brusca baja de laglucosa en sangre. Cuando la glucoquinasa se activa por encima de su nivel normal, se produce una secreción mantenida de insulina, pudiendo llegar a provocar situaciones de hipoglucemias severas -niveles muy bajos o críticos de azúcar en sangre- y poniendo en peligro la salud de los pacientes a corto y medio plazo.
Esta enfermedad, en los casos graves, suele diagnosticarse al nacimiento y si no se realiza la terapia adecuada pueden llegar a presentar convulsiones suficientemente graves para afectar al desarrollo mental del recién nacido.
Ya en el 2004, el grupo del doctor Cuesta realizó un primer hallazgo de islotes de gran tamaño en una paciente con hipoglucemia monogénica. El hallazgo de hace seis años se ha confirmado ahora en un segundo paciente sin parentesco con el primero, y de diferente país y raza. En los dos casos, los islotes pancreáticos de los pacientes tenían un tamaño aproximadamente 2,5 veces mayor que los islotes pancreáticos de personas de la misma edad, sin patología. El médico malagueño, que ha sido presidente del Grupo Europeo de Estudio para la Genética de la Diabetes, afirma que el hallazgo "implica que se puede empezar a trabajar en poder reproducir, que no crear, estos islotes en laboratorio para ser utilizados como terapia celular".

El director gerente del Hospital Carlos Haya, Antonio Pérez Rielo, resaltó "la importancia del
hallazgo, pero sin generar falsas esperanzas. De momento abre nuevas posibilidades de investigación para futuros tratamientos contra la diabetes". José Cañón, director de Innovación del citado complejo sanitario, sí destacó "que estamos en la vanguardia con un grupo de referencia mundial para esta patología".

11 February 2010

Identifican tres genes asociados con el tartamudeo

Investigadores del Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de EEUU han identificado tres genes asociados con el tartamudeo. El trabajo, que se publica en la revista 'New England Journal of Medicine', apuntan a que estos trastornos del discurso hablado podrían en algunos casos ser en realidad trastornos metabólicos heredados. Según los investigadores, el tartamudeo podría ser el resultado de un mal funcionamiento repentino en el procesamiento rutinario por el que los componentes celulares de regiones clave del cerebro se descomponen y reciclan. El estudio ha identificado tres genes como el origen del tartamudeo en voluntarios de Paquistán, Estados Unidos e Inglaterra.
Las mutaciones en dos de estos genes se habían implicado en otros trastornos metabólicos ratos que también participaban en el reciclaje celular, mientras que las mutaciones en el tercero de ellos en un gen muy relacionado con ellos se asocian por primera vez con un trastorno en humanos.El tartamudeo es un trastorno del lenguaje en el que una persona repite o prolonga los sonidos, sílabas o palabras, alterando el flujo normal del discurso. Puede obstaculizar gravemente la comunicación y la calidad de vida de la persona. La mayoría de niños que tartamudean crecerán con el trastorno, aunque otros no. En todo el mundo, aproximadamente un 1 por ciento de los adultos tartamudean. Las terapias actuales se han centrado en métodos para reducir la ansiedad, regular la respiración y la tasa de discurso y el uso de dispositivos electrónicos para ayudar a mejorar la fluidez. La tartamudez suele darse en familias y los investigadores han sospechado durante largo tiempo su componente genético.
Dennis Drayna, responsable del estudio, ha realizado trabajos anteriores en grupos de familias de Paquistán que indicaban un lugar en el cromosoma 12 como posible localización de una variante genética responsable del trastorno.En su trabajo actual el equipo de Drayna detalló la localización de este lugar en el cromosoma 12 y secuenció los genes próximos a un nuevo marcador. Los investigadores identificaron mutaciones en un gen conocido como GNPTAB en los miembros de las familias afectadas. El gen GNPTAB lo portan todos los animales superiores y ayuda a codificar una enzima que interviene en la descomposición y reciclaje de componentes celulares, un proceso que tiene lugar dentro de una estructura celular llamada lisosoma.Después, los investigadores analizaron los genes de 123 individuos paquistaníes que tartamudeaban, 46 de las familias originales y 77 que no estaban emparentados, así como 96 pakistaníes que no tartamudeaban y que sirvieron como controles. En el análisis también participaron 270 individuos que sufrían el trastorno y 276 que no, procedentes de Estados Unidos e Inglaterra.Los científicos descubrieron que algunos individuos que tartamudeaban poseían la misma mutación que la descubierta en una gran familia paquistaní. Además, identificaron otras tres mutaciones en el gen GNPTAB que aparecieron en varios individuos no emparentados que tartamudeaban, pero no en los controles.
El gen GNPTAB codifica su enzima con la ayuda de otro gen llamado GNPTG. Además, una segunda enzima, llamada NAGPA, actúa en el siguiente paso de este proceso. En conjunto, estas enzimas constituyen el mecanismo de señalización que las células utilizan para dirigir una variedad de enzimas al lisosoma para realizar su trabajo.Debido a la estrecha relación entre los tres genes en este proceso, los genes GNPTG y NAGPA eran el siguiente objetivo de los investigadores a examinar en busca de posibles mutaciones en las personas que tartamudeaban. Cuando examinaron estos dos genes, descubrieron mutaciones en los individuos con el trastorno del lenguaje pero no en los de los grupos control.Los investigadores estiman que aproximadamente un 9 por ciento de las personas que tartamudean poseen mutaciones en uno de los tres genes. En la actualidad, los autores dirigen un estudio epidemiológico mundial para determinar mejor el porcentaje de personas que portan una o más de estas mutaciones y determinar cómo estas mutaciones afecta a las enzimas.Según los autores, el objetivo a largo plazo es utilizar estos descubrimientos para determinar cómo este defecto metabólico afecta a las estructuras del cerebro que son esenciales para el discurso hablado fluido.

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