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22 October 2019

¿Sabes que son las vasculitis?




 Las vasculitis son un conjunto de síndromes heterogéneos que se caracterizan por la inflamación de los vasos sanguíneos.  Según la localización de esta inflamación, se producirán las diferentes manifestaciones clínicas que también dependerán del proceso inflamatorio de la vasculitis por sí misma. Hay varios subtipos, algunos son parecidos y otros muy distintos, ha explicado el Dr. Ricardo Blanco Alonso, reumatólogo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.



Ver vídeo en este enlace: https://youtu.be/Bjqx2UX0Ap8

En general, los pacientes de cualquier edad se pueden ver afectados, aunque hay subtipos más característicos según el grupo de edad, así en niños lo más frecuente es la enfermedad de Kawasaki o el síndrome de Henoch-Schönlein, y en las personas ancianas la arteritis de células gigantes. Pero hay otras formas como la enfermedad de Behçet, la arteritis de Takayasu, o las vasculitis ANCAs positivas entre otras, precisa el especialista en el marco del VI Curso de Vasculitis de la SER que se ha celebrado este fin de semana en Madrid.

En opinión del Dr. Blanco, “el seguimiento por parte del reumatólogo es fundamental para vigilar de forma rigurosa la evolución de la enfermedad e ir ajustando el tratamiento de acuerdo a las manifestaciones de cada vasculitis”.

Para más información accede a www.inforeuma.com o, en concreto, al siguiente decálogo.


27 March 2017

Decálogo sobre las vasculitis

 Las vasculitis son un conjunto de síndromes heterogéneos que se caracterizan por la inflamación de los vasos sanguíneos.  Según la localización de esta inflamación, se producirán las diferentes manifestaciones clínicas que también dependerán del proceso inflamatorio de la vasculitis por sí misma. Hay varios subtipos, algunos son parecidos y otros muy distintos. En general, los pacientes de cualquier edad se pueden ver afectados, aunque hay subtipos más característicos según el grupo de edad, así en niños lo más frecuente es la enfermedad de Kawasaki o el síndrome de Henoch-Schönlein, y en las personas ancianas la arteritis de células gigantes. Pero hay otras formas como la enfermedad de Behçet, la arteritis de Takayasu, o las vasculitis ANCAs positivas entre otras.

1-     Acude al médico ante los siguientes síntomas:
Los síntomas generales de estas afecciones inflamatorias suelen ser fiebre, cansancio, pérdida de peso o afección del estado general. En algunos subtipos aparecen úlceras orales dolorosas, distintos tipos de lesiones en la piel, o signos clínicos de vías respiratorias altas (sinusitis), o incluso hormigueos en extremidades.
En concreto, los pacientes de mayor edad deben acudir al médico ante un dolor de cabeza intenso de reciente comienzo, dolor en hombros o en muslos, pérdida transitoria de visión o visión doble. Mientras que en los pacientes en edad pediátrica los signos más llamativos son manchas en la piel purpúricas, dolor abdominal y en las articulaciones.

2-     Una medicación ajustada a cada caso.
Puesto que los síndromes son muy distintos, la medicación ha de ajustarse al subtipo concreto del que se trate, al grado de afectación sistémica que se tenga y a las peculiaridades de cada paciente (edad, otro tipo de patologías, etcétera). En general, el tratamiento más utilizado son los corticoides, y en muchos casos se acompañan de inmunosupresores, e incluso, se pueden tratar con fármacos biológicos.

3-     El seguimiento por parte del reumatólogo es clave.
En estos casos, el seguimiento por parte del reumatólogo es fundamental para vigilar de forma rigurosa la evolución de la enfermedad e ir ajustando el tratamiento de acuerdo a las manifestaciones de cada vasculitis. La frecuencia de las visitas depende del grado de gravedad de cada síndrome, y éstas se irán espaciando en función de la mejor evolución. Sin embargo, hay que destacar que los pacientes pueden lograr la remisión total, aunque su afectación sea grave.
4-     ¡Sin cita previa!
Independientemente de la consulta programada con el médico que hace el seguimiento programado, se debe acudir sin cita previa en caso de reactivación de la enfermedad, ya que las consecuencias de un retraso terapéutico pueden llegar a ser muy graves.
5-     Cuida la alimentación y evita la obesidad.
Esta es una de las recomendaciones generales para toda la población, pero estos pacientes deben llevar una dieta equilibrada y saludable, sobre todo ya que muchos de ellos toman esteroides, unos medicamentos que pueden provocar cambios metabólicos y favorecer el aumento de peso. Por eso, hay que combatir el sobrepeso y la obesidad en estos casos para evitar peores consecuencias.
Aquellos que tengan afectación de riñón deben tener precaución con el consumo de sal.

6-     Practica ejercicio físico si la enfermedad está controlada.
La actividad física es beneficiosa, pero en estos pacientes su práctica depende de la situación concreta de cada enfermedad. En un periodo de control de la misma, los pacientes pueden hacer ejercicio regularmente y en los momentos de actividad de la enfermedad se desaconseja.
7-     ¿Hay que hacer reposo?
Cuando la enfermedad esté activa se recomienda estar en reposo, y en este sentido, es importante descansar y dormir un número de horas suficiente. En niños, por ejemplo, en brotes de la patología deben hacer reposo y no acudir al centro escolar.
8-     ¡Cuidado durante el embarazo!
Aunque se debe advertir que hay pocos casos de vasculitis de mujeres en edad fértil, es importante tener en cuenta este aspecto y tomar las medidas de precaución necesarias en lo relacionado con la medicación. Algunos fármacos, por sus posibles efectos secundarios, son desaconsejables e incluso se deberían suspender, mientras que otros tipos (como los corticoides) sí que se podrían administrar durante el periodo de gestación. En cualquier caso, se debe hablar con el médico para que tenga en cuenta el mejor abordaje posible.
9-     Sé positivo
Con un manejo adecuado por parte del médico y con un tratamiento correcto, la mayoría de las vasculitis logran una evolución aceptable. Sí es cierto que algunos tipos se cronifican, otros evolucionan en brotes y otros se curan. Pero es importante lanzar un mensaje positivo y esperanzador para los pacientes.
10-            Deja de fumar
Ya son ampliamente conocidos los efectos negativos que provoca el hábito tabáquico en muchas enfermedades reumáticas. Aunque la influencia del tabaco en la susceptibilidad del desarrollo de esta dolencia ha sido poco estudiada hasta el momento, un estudio publicado en una revista científica internacional indica que el hecho de haber fumado aumenta de forma significativa el riesgo de padecer arteritis de células gigantes.  Otro de los subtipos –enfermedad de Buerguer- también está claramente relacionada con el consumo de cigarrillos.

* Decálogo realizado con la colaboración del Dr. Ricardo Blanco, reumatólogo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.

  

11 November 2014

Los niños también pueden sufrir vasculitis

Los niños, aunque de modo poco frecuente, también pueden sufrir vasculitis, un conjunto de enfermedades cuyo nexo en común es la inflamación de los vasos sanguíneos (arterias, venas…), que provocan una disminución del flujo vascular o una interrupción completa del mismo. “Su causa es desconocida, pero se podría deber a una respuesta inmunológica inapropiada desencadenada por uno o más agentes externos (ambientales o infecciosos) que actuarían en individuos genéticamente susceptibles”, según ha puesto de manifiesto la Dra. Paz Collado, reumatóloga del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid, en el marco del Curso de Vasculitis de la Sociedad Española de Reumatología que se ha celebrado este fin de semana en Madrid.
Respecto a los signos de alerta, -explica la experta-, existen ciertos hallazgos clínicos, como fiebre prolongada de origen desconocido, determinadas lesiones cutáneas, afectación multisistémica (especialmente renal, pulmonar o cardiovascular) y/o neuropatía periférica de causa no determinada, que deben hacer considerar la posibilidad diagnóstica de un cuadro de vasculitis, particularmente en los niños más pequeños. A su juicio, “con frecuencia, el diagnóstico en los niños suele ser difícil y, consecuentemente, tardío, lo cual suele asociarse a una importante morbi-mortalidad”.
En este colectivo, estas patologías están relacionadas con la Enfermedad de Kawasaki (EK) y con Púrpura de Schönlein-Henoch (PSH), ambas vasculitis son agudas y de curso autolimitado en la mayoría de los casos, pero existe un riesgo de daño renal descrito en algunos pacientes PSH y nefritis, y un riesgo de desarrollar aneurismas coronarios en la EK.  “Estas vasculitis infantiles suelen ser autolimitadas con buen pronóstico, aunque en ocasiones recurren o se complican”, ha indicado la doctora Collado.
En las dos vasculitis, el objetivo del tratamiento contempla dos aspectos importantes: primero tratar la fase aguda en la que las medidas de soporte y el tratamiento sintomático son esenciales y, segundo, hay que prevenir y tratar las complicaciones específicas para cada una. En la PSH, las lesiones cutáneas se resuelven con reposo. Por lo general el tratamiento con corticosteroides se indica si hay síntomas abdominales o articulares intensos, aunque su uso rutinario no está recomendado. Mientras que en la Enfermedad de Kawasaki, el tratamiento agudo va dirigido a reducir los procesos inflamatorios del miocardio y las arterias coronarias, y posteriormente reducir el riesgo de trombosis coronaria. Las imnunoglobulinas en infusión intravenosa y el ácido acetilsalicílico son los dos principales fármacos que han demostrado su eficacia en  esta patología.
Un curso de utilidad para los reumatólogos
El coordinador del Curso de Vasculitis de la SER, el Dr. Ricardo Blanco, reumatólogo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, ha hecho un repaso sobre los conceptos básicos relacionados con esta enfermedad y su clasificación.
Además, ha explicado que la afectación inflamatoria vascular provoca la aparición de síntomas generales como la astenia, pérdida de peso o fiebre y el desarrollo de manifestaciones clínicas locales según el órgano del que se trate como consecuencia de la isquemia ("falta de riego") por la oclusión de los vasos. Así, los pacientes pueden tener entre otros, síntomas neurológicos como la pérdida de fuerza, dolor abdominal, afectación renal, hipertensión arterial, afectación visual en la arteritis de células gigantes, disnea por afectación pulmonar, etcétera. Por otra parte, -ha añadido el Dr. Blanco- “los fármacos pueden provocar múltiples complicaiones como osteoporosis, infecciones, diabetes, entre otros”.


01 March 2010

Las personas con vasculitis tienen mayor riesgo de padecer problemas vasculares y ceguera


Las personas con algún tipo de vasculitis, sobre todo las que padecen arteritis de células gigantes, y que a su vez sufren otras patologías como dislipemia o hipertensión arterial, tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, según se ha puesto en evidencia en el II Simposio de Enfermedades Sistémicas Autoinmunes de la Sociedad Española de Reumatología (SER), celebrado este fin de semana en Madrid.
Este dato se revela aún más significativo si se tiene en cuenta que en la actualidad, la arteritis de células gigantes, la más frecuente de las vasculitis, produce 12 nuevos casos de cada 100.000 españoles mayores de 50 años por año. “Partiendo del hecho de que, además, esta enfermedad se da sobre todo en edades avanzadas y que hay un progresivo envejecimiento de la población, es razonable pensar que esta patología aumentará su frecuencia en los próximos años”, apunta el Dr. Víctor Martínez-Taboada, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, de Santander, y vicepresidente de Sociedad Española de Reumatología (SER).
El incremento de riesgo de dolencias cardiovasculares en personas con vasculitis, los marcadores implicados en la perpetuación de la enfermedad y la inmunidad innata con que cuentan ciertos perfiles de pacientes son algunos de los temas tratados en el II Simposio de Enfermedades Sistémicas Autoinmunes de la SER, que ha contado con la asistencia de más de 400 especialistas de toda España.
Al igual que ocurre con la gran mayoría de las enfermedades autoinmunes, las vasculitis tienen un origen desconocido pero, como con otras enfermedades inflamatorias crónicas, tanto factores genéticos como ambientales están relacionados con su desarrollo. Añade el Dr. Martínez-Taboada que, “aunque no se ha conseguido identificar qué causa la enfermedad, las evidencias epidemiológicas actuales sugieren que el desencadenante podría ser un agente infeccioso. Por este motivo, el funcionamiento inadecuado de la respuesta inmune innata –nuestra primera barrera de defensa ante este tipo de agentes-, puede ser fundamental para el desarrollo de la inflamación vascular que provoca las vasculitis”.


-Relación directa con el envejecimiento
Por otro lado, el hecho de que la arteritis de células gigantes se dé exclusivamente en individuos de edad avanzada implica que los factores relacionados directamente con el envejecimiento pueden jugar un papel clave en el desarrollo de la enfermedad.
“Por un lado, no existe un consenso acerca de que la antiagregación con ácido acetilsalicílico pueda disminuir de forma concluyente el riesgo de futuras complicaciones isquémicas en pacientes con arteritis de células gigantes”, apunta el Dr. Miguel Ángel González-Gay, también del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. “Y por otro, la presencia de hipertensión incrementa el riesgo de complicaciones vasculares severas en pacientes con la citada vasculitis”.
El tabaco se ha encontrado desde siempre entre los factores de riesgo cardiovascular más importantes, por lo que se puede estimar que los fumadores tienen también mayor riesgo de padecer vasculitis como la arteritis de células gigantes. Según comenta el Dr. González-Gay, “aunque la influencia del tabaco en la susceptibilidad del desarrollo de esta dolencia ha sido poco estudiada hasta el momento, un estudio publicado en Annals of the Rheumatic Diseases indica que el hecho de haber fumado aumenta de forma significativa el riesgo de padecer arteritis de células gigantes”.
Las comorbilidades más comunes relacionadas con la vasculitis, además de las vasculares, son la ceguera y el ictus, “aunque este último se da con menor frecuencia”.


-Un significativo número de pacientes sufre ceguera
“La pérdida de visión afecta actualmente a entre el 15 y el 20% de los pacientes de arteritis de células gigantes. Los corticosteroides han reducido eficazmente el riesgo de ceguera, que en épocas anteriores a su uso llegaba a ser del 60%. Sin embargo, en un 10-17% de los pacientes que se presentan con síntomas visuales, la visión sigue deteriorándose durante la primera semana de tratamiento. Existen datos preliminares que sugieren que la endotelina podría tener un papel en los espasmos de los vasos del nervio óptico que genera pérdidas de visión transitorias antes de la definitiva, y el bloqueo de su receptor podría tener quizá un papel en evitar el deterioro de la visión en estos pacientes”, añade la Dra. María Cinta Cid, del Servicio de Enfermedades Autoinmunes del Hospital Clinic de Barcelona.
Sin embargo, la poca prevalencia de la enfermedad, unido a la dificultad de reclutar pacientes con perfiles similares, ha desencadenado que en la actualidad no exista un consenso sobre cómo abordar el tratamiento de las distintas complicaciones de la arteritis de células gigantes.
“Contamos con estudios realizados de forma retrospectiva que no son concluyentes, por lo que necesitamos más estudios prospectivos que nos permitan valorar con mejores datos cuál sería el mejor tratamiento en cada caso”, apunta el Dr. González-Gay.
Esta misma opinión es compartida por la Dra. Cid, “también se están investigando los mecanismos que participan en la actividad inflamatoria de la arteritis de células gigantes con el fin de poder abrir caminos hacia nuevas dianas terapéuticas, pero nos encontramos con pocos grupos que se dediquen a esto y, por tanto, nos hallamos ante una evidencia experimental débil en lo que respecta a lo que podrían ser nuevos tratamientos”.
En este sentido, la Dra. Cid argumenta que “los datos nos indican que el bloqueo del TNF para reducir la actividad inflamatoria no es efectivo, pero sí podría serlo el bloqueo de otras citoquinas. Aunque por el momento sólo contamos con evidencias débiles”.
Teniendo en cuenta esta escasez de datos, la experiencia en el tratamiento de otras enfermedades donde se comparten mecanismos inflamatorios, como puede ser la artritis reumatoide, se podría vislumbrar como una puerta abierta al uso de estas mismas terapias para tratar la vasculitis. “Hemos de tener mucha cautela en este sentido, el uso de terapias biológicas en artritis reumatoide nos sirve para obtener datos de seguridad, pero las extrapolaciones no sirven, aunque las dolencias comparten mecanismos de acción, las terapias no actúan de la misma forma en cada una de las enfermedades".

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