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08 June 2011

Ensayados con éxito fármacos que frenan el melanoma



Una nueva generación de fármacos diseñados para atacar de manera precisa las células del melanoma empieza a mejorar el tratamiento de este tipo de cáncer, el más grave de los que afectan a la piel. La palabra clave en esta frase es empieza. Estos nuevos fármacos aún no son útiles para todos los pacientes y sus efectos, en la mayoría de los casos, son temporales.
Pero “después de tantos años sin avances, estamos entrando en una nueva era en el tratamiento del melanoma”, afirma Antoni Ribas, oncólogo catalán afincado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Ribas, que ha actuado como presidente del Comité de Melanoma en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica celebrado del 3 al 7 de junio en Chicago (EE.UU.), explica que “cada vez entendemos mejor cómo funcionan las células del melanoma y cómo podemos atacarlas. En un plazo de cinco a diez años dispondremos de tratamientos aún mejores que los que están empezando a salir ahora”.
Para Ribas, que llegó a UCLA procedente de Vall d’Hebron en 1996 y se especializó en melanoma “porque era un tumor en el que no teníamos nada que ofrecer y en el que nadie quería trabajar”, la situación es equivalente a haber estado esperando en una parada de autobuses durante 15 años sin que llegara ninguno y encontrarse ahora con que llegan tres seguidos.
Los resultados sobre el tratamiento del melanoma han sido este año el tema estrella del congresoe de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, informa Josep Tabernero, jefe de servicio de oncología del hospital Vall d’Hebron. Con más de 30.000 participantes, es el congreso de oncología más importante del mundo y en él se suelen presentar los avances clave destinados a cambiar la manera de tratar a los pacientes. De los nuevos fármacos contra el melanoma, el que será útil en un número mayor de pacientes es el vemurafenib, que actúa como un pequeño James Bond en las células cancerosas. Concretamente, intercepta a uno de los malos de la película, que responde al nombre clave de BRAF V600E, y que hace llegar al núcleo de las células la orden de multiplicarse.
Para que el fármaco consiga su objetivo, debe encontrar a BRAF V600E. Sin embargo, en aproximadamente la mitad de los melanomas, este malo no aparece. Por lo tanto, vemurafenib sólo es útil en la otra mitad de los pacientes, aquellos que sí tienen a BRAF V600E en sus células tumorales.
Según un estudio del que Ribas es coautor y que se ha presentado en el congreso de Chicago, el tratamiento con este fármaco reduce la mortalidad a una tercera parte sobre un periodo de seis meses en pacientes con melanoma metastásico y portadores de la mutación BRAF V600E.
Los resultados sobre el vemurafenib, publicados online por la revista The New England Journal of Medicine, han sido tan positivos que los investigadores han interrumpido el estudio antes de finalizarlo para permitir que todos los pacientes pudieran recibir el fármaco.
El medicamento, aún no comercializado, tiene el inconveniente de que causa efectos secundarios lo bastante importantes para tener que modificar la dosis en un tercio de los pacientes. Otro inconveniente es que suele perder eficacia unos meses después de iniciarse el tratamiento porque las células cancerosas aprenden a proliferar incluso sin la mutación BRAF V600E. Pero “este es un problema que estamos en proceso de resolver”, informa Antoni Ribas en entrevista telefónica. “En el último año hemos entendido por qué las células cancerosas se vuelven resistentes al fármaco y ya estamos buscando una manera de evitar estas resistencias, de modo que el tratamiento sea eficaz a largo plazo”.
Un segundo fármaco sobre el que se han presentado resultados positivos en el congreso de Chicago es un modulador del sistema inmunitario llamado ipilimumab, en este caso ya comercializado. En un estudio internacional dirigido desde Estados Unidos y del que es coautor Pere Gascon, del hospital Clínic, se ha observado que el ipilimumab eleva en un 70% el número de pacientes que sobreviven tres años después del diagnóstico.
Tiene el incoveniente de que sólo es eficaz en una minoría de pacientes sin que se sepa a priori quién responderá al tratamiento y quién no. Tiene efectos secundarios importantes en uno de cada cinco pacientes. Y tiene un precio prohibitivo, de 120.000 dólares (unos 82.000 euros al cambio actual) por un ciclo de tratamiento de cuatro dosis, lo que dificultará su uso a gran escala. Pero, en aquellas personas en que funciona, puede mantener el melanoma a raya durante años. “Tengo una paciente que fue tratada con ipilimumab en el marco de un ensayo clínico hace diez años y sigue estando bien”, explica Ribas. Aquella paciente tenía, cuando recibió el fármaco, un melanoma metastásico y una esperanza de vida inferior a un año. Otros centros médicos que han participado en ensayos clínicos del ipilimumab también han referido casos de pacientes que tenían un mal pronóstico y en los que el sistema inmunitario ha conseguido controlar el melanoma.
El nuevo arsenal contra el melanoma se completa con el peginterferón alfa-2b, un inmunomodulador aprobado en abril en Estados Unidos. Y se han empezado a desarrollar nuevos fármacos que actúen sobre el sistema inmunitario con el objetivo de ampliar las opciones de tratamiento, informa Ribas.
Con la llegada de estos nuevos fármacos, “estamos viendo por primera vez avances significativos en el tratamiento del melanoma metastásico, lo que se traduce en una mayor supervivencia para nuestros pacientes”, destaca Javier Cortés, especialista en melanoma de Vall d’Hebron. Pero advierte, al igual que Antoni Ribas, que los nuevos fármacos que están llegando no son la solución definitiva sino sólo el principio. “En un plazo de cinco a diez años, el tratamiento del melanoma va a basarse en las características particulares de cada tumor”, predice Cortés. “Trataremos de manera individualizada a los pacientes ofreciendo a cada uno lo que más le conviene”.






**Publicado en "LA VANGUARDIA"

Researchers discover biochemical weakness of malaria parasite -- vaccine to be developed

Every year, 10,000 pregnant women and up to 200,000 newborn babies are killed by the malaria parasite. Doctors all around the globe have for years been looking in vain for a medical protection, and now researchers from the University of Copenhagen have found the biochemically weakness of the lethal malaria parasite, and will now start developing a vaccine to combat pregnancy related malaria. The malaria parasite travels via the spit of an infected mosquito to the liver of the new host, where it spreads to the red blood corpuscles and starts to reproduce itself.
"Pregnant women and children below the age of five years are particularly vulnerable to malaria because of the parasite's survival mechanisms. The parasite has a protein hook designed to attach it to the placenta and this leads to amnesia of the mother who in worst case can die or deliver prematurely. This increases the maternal mortality - and infant mortality," explains Associate Professor Ali Salanti from the University of Copenhagen's Centre for Medical Parasitology who manages the project.
The body's immune system normally attacks any foreign body but since our spleen constantly filters our blood and removes ruined or deform blood cells, the body's natural defense does not need to check the blood. And the malaria parasite exploits this fact.
An infected red blood corpuscle is more stiff than in its normal state and this would usually trigger the spleen to destroy the cell and parasite, but the malaria parasite has an advanced arsenal of protein hooks. With these hooks the parasite attaches itself to the inner side of the blood vessel and even if our immune system succeeds in defeating one hook, the parasite has 60 different hooks, which again differ from one malaria parasite to another.
Researchers have for years been looking for a vaccine which can attack the malaria parasite's specific placenta hook. This is tricky not least due to the fact that the parasite's hooks are long proteins which are difficult to produce artificially in the lab when developing of a vaccine.
After intensive research efforts, the researchers have now succeeded in identifying a fragment of the placenta hook (VAR2CSA) which not only is crucial for the parasite's ability to attach itself to the placenta, but also is possible to produce artificially for a vaccine.
"A vaccine must stimulate the immune system to quickly attack something foreign in the body. Therefore, it was a matter of finding the part of the placenta hook, which the parasite cannot manage without and which we could target a vaccine against," says Associate Professor Ali Salanti.
With a grant of 15 million DKK (approximately 3 million USD) from the Danish National Advanced Technology Foundation and close corporation with two Danish biotech companies, the researchers can now start developing the vaccine and take it through the first trials to test its safety.
Ali Salanti and his colleagues will collaborate with the biotech companies ExpreS2ion Biotechnologies and CMC Biologics A/S to develop a method for mass production of the vaccine.
Once this has fallen into place, the researchers can start up the clinical trials on animals and human beings. If the trials are successful the parasistologists from the University of Copenhagen and their partners will make a significant contribution in reaching the UN's Millennium Development goal number 4 and 5. These two goals encourage every country in the world to work on lowering global child mortality with two thirds and maternal mortality with three quarters.

**Source: University of Copenhagen

Older age does not cause testosterone levels to decline in healthy men

A decline in testosterone levels as men grow older is likely the result—not the cause—of deteriorating general health, say Australian scientists, whose new study finds that age, in itself, has no effect on testosterone level in healthy older men. The results, to be presented Tuesday at The Endocrine Society's 93rd Annual Meeting in Boston, are the first findings released from the Healthy Man Study, according to principal investigator David Handelsman, MD, PhD, professor and director of the ANZAC Research Institute at the University of Sydney.
"Some researchers believe that an age-related testosterone deficiency contributes to the deteriorating health of older men and causes nonspecific symptoms, such as tiredness and loss of libido," he said.
Handelsman and his team, however, found that serum (blood) testosterone levels did not decline with increasing age in older men who reported being in excellent health with no symptoms to complain of.
"We had originally expected age to have an effect on serum testosterone, so the findings were a bit of a surprise," Handelsman said.
Two study centers in Australia recruited 325 men over the age of 40 (median age, 60) who had self-reported excellent health and no symptom complaints. To test blood testosterone levels, the researchers took blood samples from the men nine times over three months. They excluded men from the study who took medications that affect testosterone.
Obesity caused a mild and clinically unimportant lowering of blood testosterone levels, the investigators reported. Age had no effect on testosterone level.
"The modest decline in blood testosterone among older men, usually coupled with nonspecific symptoms, such as easy fatigue and low sexual desire, may be due to symptomatic disorders that accumulate during aging, including obesity and heart disease," he said. "It does not appear to be a hormone deficiency state."
The message for patients and their doctors, Handelsman said, is "older men with low testosterone levels do not need testosterone therapy unless they have diseases of their pituitary or testes."

**Source: The Endocrine Society

Study links insulin action on brain's reward circuitry to obesity

Researchers reporting in the June issue of Cell Metabolism, a Cell Press publication, have what they say is some of the first solid proof that insulin has direct effects on the reward circuitry of the brain. Mice whose reward centers can no longer respond to insulin eat more and become obese, they show. The findings suggest that insulin resistance might help to explain why those who are obese may find it so difficult to resist the temptation of food and take the weight back off.
"Once you become obese or slide into a positive energy balance, insulin resistance in [the brain's reward center] may drive a vicious cycle," said Jens Brüning of the Max Planck Institute for Neurological Research. "There is no evidence this is the beginning of the road to obesity, but it may be an important contributor to obesity and to the difficulty we have in dealing with it."
Previous studies had focused primarily on insulin's effect on the brain's hypothalamus, a region that controls feeding behavior in what Brüning describes as a basic stop and start "reflex." But, he says, we all know people overeat for reasons that have much more to do with neuropsychology than they do with hunger. We eat based on the company we keep, the smell of the food and our mood. "We may feel full but we keep eating," Brüning said.
His team wanted to better understand the rewarding aspects of food and specifically how insulin influences higher brain functions. They focused on key neurons of the midbrain that release dopamine, a chemical messenger in the brain involved in motivation, punishment and reward, among other functions. When insulin signaling was inactivated in those neurons, mice grew fatter and heavier as they ate too much.
They found that insulin normally causes those neurons to fire more frequently, a response that was lost in animals lacking insulin receptors. The mice also showed an altered response to cocaine and sugar when food was in short supply, further evidence that the reward centers of the brain depend on insulin to function normally.
If the findings hold in humans, they may have real clinical implications.
"Collectively, our study reveals a critical role for insulin action in catecholaminergic neurons in long-term control of feeding," the researchers wrote." The further elucidation of the exact neuronal subpopulation(s) and cellular mechanisms responsible for this effect may thus define potential targets for the treatment of obesity."
As a next step, Brüning said they plan to conduct functional magnetic resonance imaging (fMRI) studies in people who have had insulin artificially delivered to the brain to see how that may influence activity in the reward center.

**Source: Cell Press

Piel de manzana para tener músculos de acero

Una sustancia que abunda en la piel de varias frutas, incluidas las manzanas, peras, ciruelas y arándanos, podría tener efectos beneficiosos sobre la musculatura, según acaba de mostrar un experimento con ratones.
De confirmarse estos resultados con humanos, podría emplearse el compuesto, llamado ácido ursólico, para tratar la distrofia muscular, una afección que castiga habitualmente a pacientes que llevan tiempo en el hospital o postrados en cama, y para la cual no existe cura en la actualidad.
Además, el ácido ursólico ha mostrado una serie de efectos beneficiosos, también para los ratones sanos: sus músculos crecían y se endurecían, su grasa corporal disminuía y su sangre presentaba menores niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa.
Los autores del estudio, publicado en 'Cell Metabolism', comprobaron en primer lugar una serie de genes que se activaban en pacientes de atrofia muscular, tanto si esta circunstancia se debía al ayuno o falta de actividad o a enfermedades paralizantes como la Esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Después compararon la actividad de las células musculares en condiciones de atrofia con un mapa de expresión génica, el cual proporcionó información sobre cómo responden las células ante centenares de compuestos. Los investigadores observaron que el ácido ursólico generaba un patrón contrario al que causaba la pérdida muscular, por lo que decidieron probar esta sustancia natural en ratones.
Los roedores con atrofia muscular, la cual se les provocó dañando su sistema nervioso u obligándoles a ayunar, mejoraron su condición tras recibir el tratamiento con ácido ursólico, el cual también tuvo un efecto beneficioso visible en los ratones que no lo necesitaban: se hicieron más fuertes y su relación músculo-grasa mejoró.
Aunque se sabe que este compuesto está presente en alimentos que ya eran considerados como muy saludables, como la manzana, no se conoce aún cuántas piezas de fruta habría que tomar (con piel, claro está) para que el efecto fuera visible, en el caso de que fuera extrapolable a humanos. En ello quieren avanzar ahora los autores de la investigación.
"Sería genial que el ácido ursólico redujera la atrofia y la grasa corporal en las personas, y sería aún mejor que la gente pudiera adquirir suficiente ácido ursólico comiendo frutas como las manzanas. Pero aún no sabemos si será así", admite a ELMUNDO.es el investigador Christopher Adams, principal autor del estudio desde la Universidad de Iowa (EEUU).
El ácido ursólico, que puede sintetizarse en laboratorio y se usa en aplicaciones cosméticas, se encuentra también en diversas especias de la familia de las labiadas, como el orégano, el romero, la hierbabuena o el tomillo.

**Publicado en "EL MUNDO"

Abusar de la cafeína incrementa el riesgo de sufrir alucinaciones, especialmente en personas sometidas a mucho estrés, según una investigación



Si últimamente has notado que escuchas ruidos que realmente solo están en tu cabeza, lo que se conoce como alucinación, puede que estés bebiendo demasiado café. Esta es la conclusión de un estudio de la Universidad La Trobe, en Melbourne (Australia), que afirma que abusar de las bebidas con cafeína (incluido el té, los refrescos de cola y las bebidas energéticas) incrementa el riesgo de sufrir alucinaciones, especialmente en personas sometidas a mucho estrés.
La investigación, publicada en la revista «Personality and Individual Differences», midió el efecto del estrés y la cafeína en 92 participantes sanos. ¿El resultado? Basta con que un individuo beba cinco o más tazas de café al día para que su tendencia a la alucinación se dispare.
Para llegar a esta conclusión, primero se dividió a los voluntarios según su nivel de estrés y consumo de cafeína. Después se les pidió que escucharan una grabación con un sonido confuso de fondo y apretaran un botón cada vez que oyeran a Bing Crosby cantando el villancico «White Christmas» (Blanca Navidad). En realidad se trataba de un engaño. Los investigadores nunca incluyeron este tema musical en la grabación.
Lo curioso del caso es que, a pesar de que la canción no llegó a sonar realmente en los oídos de los participantes, aquellos con altos niveles de estrés y cafeína aseguraron haberla escuchado hasta tres veces más que los del grupo con bajos niveles de ambos factores.
Además, aquellos con bajos índices de estrés pero altos de cafeína apretaron el botón un 40% más que aquellos que no padecían ansiedad ni consumían altas dosis de cafeína.
«La combinación de cafeína y estrés aumenta la probabilidad de que un individuo experimente síntomas propios de la psicosis», asegura el profesor de psicología Simon Crowe, autor principal del estudio, quien considera necesario estudiar más a fondo los riesgos asociados al consumo excesivo de esta sustancia. «Tenemos directrices sobre el consumo responsable de alcohol pero no pasa lo mismo con la cafeína, a pesar de que es una sustancia estimulante», advirtió.
Y tiene razón porque el café, como casi todo, con moderación es incluso saludable, pero cuando se abusa (más de cuatro tazas al día) puede crear dependencia psicológica y física, además de producir inquietud, agitación, nerviosismo, excitación, insomnio, cefalea, taquicardia, diuresis, arritmias, e irritación gástrica.






**Publicado en "ABC"

Comer lo mismo engorda menos que ingerir platos variados





Un estudio publicado en «Appetite» y dirigido por la Universidad de Pennsylvania afirma que cuatro platos de comida diferentes aportan el 60% más de calorías que cuatro platos con los mismos alimentos.
En esta investigación realizada a 87 voluntarios, bastaba con variar el orden o el tipo de alimentos en un plato (mezclaron tres clases diferentes de pasta en lugar de ofrecer sólo una) para consumir el 15% más. Esto quiere decir, que la variedad de los platos hace aumentar el apetito.




-Nos aburre comer lo mismo
Otra de las conclusiones del estudio incide en una sensación experimentada por el ser humano. Cuando se ingiere un único plato se come menos porque la dieta constante no resulta agradable. En este caso, se habla de «saciedad sensorial específica» que es «una disminución temporal en el gusto por tomar un alimento que llevas ingeriendo todo el tiempo en la misma comida».
Este «aburrimiento» por comer siempre lo mismo podría tener una razón biológica basada en la búsqueda de alimentos diversos con el fin de aumentar la gama de nutrientes ingeridos e incrementar, así, la probabilidad de satisfacer las necesidades nutricionales.
«El plato único es útil, por tanto, a quien necesita comer menos, mientras que es poco indicado para aquellos que no se sacian», asegura un estudio publicado en el Journal of Human Nutrition and Dietetics.




**Publicado en "VOCENTO"

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