Los expertos en dolor reunidos en el XVI Congreso de la Sociedad
Española del Dolor (SED), que se celebra estos días en el Palacio de
Congresos de Zaragoza, han abordado las nuevas tecnologías y los tratamientos
del futuro para el control de esta condición, con la mirada puesta en las
terapias que llegarán a los pacientes en los próximos diez años.
El Dr. Carlos Suso Ribera,
profesor ayudante doctor del Laboratorio de Psicología y Tecnología (LabPsiTec)
de la Universidad Jaime I de Castellón, ha intervenido en el congreso para dar
a conocer la app ‘Monitor del Dolor’ que su equipo ha desarrollado en
colaboración con la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Vall d’Hebron
de Barcelona.
Este instrumento se basa en una
tecnología que permite monitorizar a los pacientes a diario y durante el tiempo
que transcurre entre consultas con el médico. Con la información que recoge la
aplicación, y en función de los algoritmos que define el equipo médico, se ha
diseñado un sistema de alertas para la unidad del dolor de modo que puedan
realizar ajustes en el tratamiento.
El
contenido de la aplicación ha sido validado y publicado en la revista Clinical
Journal of Pain. Un estudio clínico está analizando su utilidad y seguridad.
El
Dr. Suso afirma que es crucial trabajar para que lo que se ha conseguido en
términos de aumento de la supervivencia en diversas enfermedades se traduzca
también en mejor calidad de vida: “Como sociedad y como profesionales de la
salud debemos luchar para que estas personas no solo vivan más, sino también
mejor”.
A
su modo de ver, es alentador ver el auge del trabajo entre expertos de
diferentes disciplinas para proporcionar un tratamiento integral del dolor. “Es
cierto que algunas herramientas tecnológicas, como por ejemplo la realidad
virtual, que se ha utilizado para facilitar la distracción en procedimientos
médicos dolorosos, o las aplicaciones para móviles, que permiten la
telemonitorización e incluso la comunicación de información con el paciente, están
poco integradas en el manejo habitual del dolor oncológico. Probablemente
veremos importantes avances en esta dirección en los próximos años”, vaticina.
Evaluación
del dolor por músculos faciales
El
Dr. Enrique Bárez, responsable de la Unidad del Dolor de la Organización
Sanitaria de Álava (Osakidetza), indica que en el último año se ha estado
tratando de poner en práctica una técnica para medir el dolor de forma objetiva
a partir del registro de movimiento de los músculos faciales, que se procesan
en el ordenador. La concordancia entre este método y el relato de los propios
pacientes es del 81%, apunta.
El
experto considera que el empleo de big data o información masiva no es
algo del futuro: “Estamos participando plenamente en la generación de datos
cada día, cuando trabajamos online, consultamos un viaje, buscamos ofertas… y
también en el ámbito de la salud, con la prescripción y dispensación de
medicamentos, la gestión de flujos de pacientes y la telemonitorización”.
En
materia de dolor, el Dr. Bárez recomienda superar la creencia de que solo con
la asistencia sanitaria se logran resultados satisfactorios. A su entender, la
educación sanitaria, la autogestión de la enfermedad y la adecuación de
expectativas y experiencias son complementos imprescindibles del acto sanitario
en sí. Además, ahora se cuenta con la ventaja de que es posible apoyarse en lo
que las nuevas tecnologías ofrecen para obtener mejores resultados.
Otro
de los expertos participantes ha sido el Dr. Sergi Boada Pie,
coordinador de la Unidad de Dolor del Hospital Universitario Juan XXIII de
Tarragona.
Para
el Dr. Boada, la medicina regenerativa ofrece técnicas sin duda eficaces a las
que además augura un protagonismo creciente. No obstante, advierte que “a día
de hoy necesitamos aún mucha investigación y experiencia clínica para definir
exactamente cómo y cuándo utilizarlas”. Por ese motivo, destaca que las
sociedades científicas, con la Sociedad Española del Dolor en cabeza, deben
canalizar esfuerzos para regular su empleo en dolor crónico, además de
acreditar y proporcionar formación a los profesionales.
“Por otro lado, la
disponibilidad de estas técnicas en el sistema sanitario público no solo
proporcionaría una beneficio adicional a nuestros pacientes actuales, sino que,
potenciando la investigación, ayudaría a obtener datos cruciales para
desarrollar estándares de uso, guías clínicas y protocolos de aplicación
que beneficiarían sin duda a nuestros pacientes futuros”, razona.
El Dr. Boada ha explicado, en el marco de
su intervención en este congreso, que las técnicas de medicina regenerativa
tales como la utilización de plasma rico en plaquetas o de células madre
mesenquimales surgen porque “muchos de los tratamientos actuales no ofrecen siempre
los resultados clínicos esperados”.
Planteó como ejemplo las cirugías
complejas para el tratamiento del dolor lumbar crónico o la situación de las
cirugías de recambio articular, “que en muchos casos no garantizan el control
de los síntomas y suponen una sobrecarga económica para el sistema sanitario
público”.
Tal como recuerda este especialista, la
población es cada vez más longeva y se muestra más activa a edades avanzadas.
A su modo de ver, está claro que la
medicina regenerativa es una ventana abierta al futuro y llena de
posibilidades, y tiene atractivo tanto para profesionales como para pacientes.
“En este momento es nuestra responsabilidad, como
médicos y como sociedad científica, proporcionar información rigurosa y
aplicar este tipo de técnicas con indicaciones precisas y en el momento
adecuado de la evolución de la enfermedad para proporcionar el máximo beneficio
a nuestros pacientes”, declara.
A la innovación por la
ciencia básica
Todos estos avances y el
desarrollo de abordajes novedosos es producto de la investigación básica. Así,
la innovación en nuevos medicamentos va a requerir el impulso que pueden darle
los trabajos que identifiquen nuevas dianas terapéuticas para diseñar los
medicamentos del futuro, razona la Dra. María Isabel Martín, vocal del Comité
Científico del congreso.
“A veces no es una nueva molécula, pero sí
un modo diferente de entender los problemas lo que ayuda a manejar mejor los
problemas del paciente con dolor”, apunta la Dra. Martín.