- Aracnofobia. Se trata del miedo a las arañas. Las reacciones de los afectados resultan exageradas incluso para las mismas personas.
- Sociofobia. Persistente e intenso miedo a ser juzgado negativamente en situaciones sociales. La más común en los adolescentes.
- Aerofobia. Miedo a viajar en avión. Se calcula que solo el 5% de los pasajeros abordan el avión sin temores de ningún tipo.
- Agorafobia. Temor a los espacios abiertos. Un trastorno más común en mujeres que en hombres y una de las fobias más incapacitantes.
- Claustrofobia. Miedo a quedarse confinado en espacios cerrados. Se estima que entre un 2 y un 5% de la población padece esta fobia.
- Acrofobia. Pánico a las alturas. No es un simple vértigo, sino un temor que ocasiona ansiedad.
- Emetofobia. Fobia al vómito o a vomitar. Es más que una aversión hacia el acto de vomitar y que lleva a la persona a cambiar sus hábitos sociales y alimenticios. Se calcula que el 6% de la población siente temor a vomitar.
- Necrofobia. Miedo a la muerte y a los seres que han fallecido.
Diario digital con noticias de actualidad relacionadas con el mundo de la salud. Novedades, encuestas, estudios, informes, entrevistas. Con un sencillo lenguaje dirigido a todo el mundo. Y algunos consejos turísticos para pasarlo bien
Traductor
05 September 2011
Sufrir fobia es uno de los trastornos psicológicos más comunes, fácil de diagnosticar y curable
Quién no ha sentido miedo a la altura, a algún insecto, a quedarse atrapado en el ascensor o a no encontrar la salida de emergencia en una discoteca. Son miedos normales y hasta razonables. Pero cuando se convierten en una barrera que impide llevar una vida normalizada, se dejan de hacer cosas por temor a enfrentarse a ellas y generan estados de ansiedad desmesurada, es entonces cuando los miedos se convierten en fobias.
Nadie nace con fobias ni se heredan, aunque reproducen pautas familiares
"Hay quien coge un taxi cinco minutos por miedo a andar", dice una terapeuta
Internet y las redes sociales retrasan el diagnóstico de la agorafobia
La fobia es un trastorno psicológico que tiene una amplia incidencia en la población mundial, fácil de diagnosticar y curable. Una de cada veinte personas, aproximadamente, padece una fobia a lo largo de su vida. Lo que significa que no es tan infrecuente tener miedos patológicos y que cualquiera puede sentirse un poco bicho raro. Un dato: tener una fobia aumenta en un 50% la posibilidad de tener otra. A veces los miedos patológicos desaparecen y son sustituidos por otros diferentes.
Nadie nace con fobias, ni se heredan. Se aprenden a lo largo de la vida. Son miedos que existen en el proceso de aprendizaje de una persona y que en un momento determinado se convierten en algo irracional, que incapacita y limita. El detonante: desde un trauma hasta la forma en la que la familia o el entorno más próximo instruye el miedo a las cosas.
Para centrar el asunto, los especialistas empiezan por distinguir entre el miedo y la fobia.
El miedo es un elemento protector de supervivencia, sobre todo, en los niños que se estabiliza alrededor de los seis años para después sobre los nueve volver a experimentar un aumento transitorio. Muy a grandes rasgos, los riesgos de fobia tendrían la siguiente cronología: la separación de los padres cuando se es bebé; los animales a partior de los tres años; la oscuridad a los cuatro, la escuela y los seres imaginarios a los seis, el miedo al ridículo por ausencia de habilidades escolares y deportivas a los siete y ocho, o a las catástrofes y los accidentes a partir de los nueve, entre otros muchos temores que asaltan en el imaginario infantil.
El ser humano está programado para tener miedo, una herramienta muy útil para su supervivencia. Mientras que una fobia es un miedo irracional a algo, un objeto o una situación que no tiene la propiedad de evocar miedo. Las reacciones fóbicas persisten en un tiempo determinado y no entienden de edades ni sexos. "Aunque las mujeres sufren más a menudo porque también viven más trastornos de ansiedad y son más propensas a hablar de ello", explica Esther Arandia, psicóloga del Instituto Bumuin de Bilbao.
¿Pero porqué surgen las fobias? Los especialistas creen que haber vivido una situación traumática mal gestionada puede ser una de las causas.
"Ocurre cuando se da una respuesta emocional más intensa de lo que sería normal. Entonces, ante esa respuesta intensa, la persona no quiere revivirla porque le resulta muy desagradable y empieza a tener conductas de evitación que se generalizan a otros campos", señala. Pone un ejemplo: "Un sujeto tiene una experiencia traumática en una plaza. Tiene una crisis que le genera una ansiedad importante. A partir de ahí, evita pasar por ese lugar y por otros hasta que ese miedo se va ampliando a calles y otros lugares de forma irracional y limitante".
Pero no solo existen fobias originadas por traumas. También se adquieren en el aprendizaje. Es decir, miedo a aquellas cosas que nos van induciendo a tener miedo. Es el caso de una familia en la que todos sus miembros tienen temor a las ratas sin que haya habido una experiencia directa con ratas. Pero siempre se han recreado en que las ratas son horribles, se trasmiten experiencias y se instruye el miedo. De ahí salen las sagas de miedos familiares.
Sufrir una fobia es más común de lo que se cree. Es uno de los problemas psicológicos más asumidos por la gente, de los más populares y que cuesta menos identificarlo. Por eso, es fácil el diagnóstico y se cuentan con recursos eficaces y seguros para atender a los fóbicos. Enfrentarse a los problemas es una de las medicinas más eficaces junto a tratamiento psicológico y, en los casos graves, la ayuda farmacológica.
"Las terapias son muy útiles. Consisten en una exposición gradual al estímulo fóbico con una guía que va enseñando al paciente a exponerse a la situación, acompañado de estrategias para disminuir su activación fisiológica, respiración y ritmo cardiaco, al tiempo que se le instruye para ir cambiando su pensamiento [terapia cognitiva conductual, programación neurolingüística]. El objetivo es que en vez de pensar de manera catastrófica, piense que puede afrontar esa situación", explica Wenceslao Peñate Castro, catedrático de Psicología de la Universidad La Laguna en Tenerife e impulsor de las terapias de realidad virtual en las Islas Canarias.
Este es uno de los tratamientos más innovadores actualmente. Un sistema que permite recrear o reproducir escenarios del mundo real mediante programas y equipos especializados. Los terapeutas afirman que el 95% de las fobias se curan.
María siempre ha tenido pánico a las avispas. Tiene 39 años y recuerda con pánico el día en que le picó una en la mano cuando tenía seis años porque la confundió con una mariposa a a la que cazó con una red. Más mayor se subió a un tejado y al encontrarse con un avispero le entró una crisis aguda de nerviosismo. "Me di cuenta que tenía fobia el día que dejé de coger un funicular en una excursión porque al lado había avispas revoloteando sobre una basura. Me quedé bloqueada en el bar sin poder controlarlo", recuerda.
Quienes padecen fobias hablan de sudores fríos, temblores, tics, punzadas en el estómago y un ritmo cardíaco acelerado. Arandia asegura que la fobia más común que llega a su consulta es la agorafobia, es decir, el miedo a los espacios abiertos, a salir a la calle, en sus más diversos grados. Este es uno de los miedos irracionales más incapacitantes, porque en los casos graves el espacio vital del paciente queda reducido a la casa.
"Lo malo de este tipo de fobia es que los pacientes llegan cuando ya están inhabilitados para hacer una vida normal y les afecta incluso en el trabajo. Hay gente que coge un taxi para un trayecto de cinco minutos porque no pueden ir andando por la calle", asegura Arandia. Hay fobias más comunes y reincidentes a lo largo de la historia, como el miedo a los insectos y a las serpientes en determinadas culturas. La lectura que algunos investigadores hacen de esto es que este tipo de animales fueron peligrosos para el ser humano de tal manera que se es más sensible a adquirir una fobia sobre ellos. En total, existen 248 fobias reconocidas. Algunas fueron recogidas por el semiólogo francés Henry Jay en 1942. Los psicólogos coinciden en afirmar que no han aparecido fobias diferentes, pero sí aparecen nuevos escenarios.
Las nuevas tecnologías, por un lado, han supuesto para algunas personas algún que otro miedo irracional porque se sienten incapaces de enfrentarse a los ordenadores. Internet y las redes sociales hacen de pantalla y obstaculizan la detección de las fobias sociales. Se trata de una ansiedad que sufre el 13% de la población y que se da en mayor proporción en los adolescentes.
"En las consultas llevamos tiempo viendo que las redes sociales están proporcionando un soporte a estas personas que tienen ansiedad social, de tal manera que no abordan directamente su problema al no tener contacto directo con las personas. En estos casos, la posibilidad de ser evaluado es mínima y es una barrera para afrontar problemas de timidez", explica Peñate. La fobia social empieza a aparecer cuando las personas se tienen que enfrentar a los demás. Hay quienes no soportan la idea del rechazo y el ridículo "y en los adolescentes el rechazo puede marcar la aparición rápida de un miedo incontrolado, sobretodo, la fobia social", recalca Peñate.
La escritora americano-iraní Gitty Daneshvari recuerda que su infancia estuvo dominada por las fobias. Desde la claustrofobi hasta que le pasara algo a su familia. Por eso sabe de lo que habla cuando escribe cuentos infantiles para ayudar a los niños a superarlas. "Cuando la gente contacta conmigo, muchos me dicen que tienen miedo a estar lejos de sus padres, a que les pase algo, a la oscuridad, a las arañas y los insectos, y últimamente también a las agujas de los médicos", comenta.
La autora de la serie Escuela de Frikis cree que hoy en día la gente está más predispuesta a hablar de sus miedos en público. Y aclara que no es por qué hoy en día los niños estén más expuestos a padecer miedos irracionales: "Siempre ha sido natural para un niño tener miedo. Ha sido y es una manera de aprender sobre lo que les rodea, aprender qué es seguro y qué puede ser peligroso o dañino. Tradicionalmente, conforme los niños van creciendo y tienen una mejor percepción de lo que son y del mundo que les rodea, esas fobias desaparecen".
La historia de sus libros gira en torno a cuatro chicos jóvenes con diferentes fobias. Lulu, una chica bien con miedo a los espacios cerrados; Garrison, deportista y activo pero que no sabe nadar porque tiene fobia al agua; Madeleine, una niña cuyo miedo a las arañas e insectos le obliga a ir siempre cubierta con un velo y armada de pulverizadores de repelente, y Theo, el gordito y curioso que tiene miedo de la muerte y de los accidentes.
Los cuatro chicos coinciden en una extraña escuela apartada del mundo donde su directora, la señora Wellington, intentará que superen sus problemas con métodos un tanto extravagantes.
En las fobias infantiles la familia es fundamental para amortiguar el sufrimiento de los niños. Daneshvari reconoce que empezó a escribir sobre estos temas como "una manera de empezar una conversación entre padres y críos y hacer de este asunto algo ligero y de lo que no hay que avergonzarse".
Los terapeutas insisten en que los niños tienen que saber que no son los únicos, que es completamente normal tener fobias y que los miedos desaparecerán, en principio a partir de los 6 y 7 años. "Que los padres ayuden a sus hijos a afrontar sus miedos poco a poco, una y otra vez", aconseja.
**publicado en "EL PAIS"
Nadie nace con fobias ni se heredan, aunque reproducen pautas familiares
"Hay quien coge un taxi cinco minutos por miedo a andar", dice una terapeuta
Internet y las redes sociales retrasan el diagnóstico de la agorafobia
La fobia es un trastorno psicológico que tiene una amplia incidencia en la población mundial, fácil de diagnosticar y curable. Una de cada veinte personas, aproximadamente, padece una fobia a lo largo de su vida. Lo que significa que no es tan infrecuente tener miedos patológicos y que cualquiera puede sentirse un poco bicho raro. Un dato: tener una fobia aumenta en un 50% la posibilidad de tener otra. A veces los miedos patológicos desaparecen y son sustituidos por otros diferentes.
Nadie nace con fobias, ni se heredan. Se aprenden a lo largo de la vida. Son miedos que existen en el proceso de aprendizaje de una persona y que en un momento determinado se convierten en algo irracional, que incapacita y limita. El detonante: desde un trauma hasta la forma en la que la familia o el entorno más próximo instruye el miedo a las cosas.
Para centrar el asunto, los especialistas empiezan por distinguir entre el miedo y la fobia.
El miedo es un elemento protector de supervivencia, sobre todo, en los niños que se estabiliza alrededor de los seis años para después sobre los nueve volver a experimentar un aumento transitorio. Muy a grandes rasgos, los riesgos de fobia tendrían la siguiente cronología: la separación de los padres cuando se es bebé; los animales a partior de los tres años; la oscuridad a los cuatro, la escuela y los seres imaginarios a los seis, el miedo al ridículo por ausencia de habilidades escolares y deportivas a los siete y ocho, o a las catástrofes y los accidentes a partir de los nueve, entre otros muchos temores que asaltan en el imaginario infantil.
El ser humano está programado para tener miedo, una herramienta muy útil para su supervivencia. Mientras que una fobia es un miedo irracional a algo, un objeto o una situación que no tiene la propiedad de evocar miedo. Las reacciones fóbicas persisten en un tiempo determinado y no entienden de edades ni sexos. "Aunque las mujeres sufren más a menudo porque también viven más trastornos de ansiedad y son más propensas a hablar de ello", explica Esther Arandia, psicóloga del Instituto Bumuin de Bilbao.
¿Pero porqué surgen las fobias? Los especialistas creen que haber vivido una situación traumática mal gestionada puede ser una de las causas.
"Ocurre cuando se da una respuesta emocional más intensa de lo que sería normal. Entonces, ante esa respuesta intensa, la persona no quiere revivirla porque le resulta muy desagradable y empieza a tener conductas de evitación que se generalizan a otros campos", señala. Pone un ejemplo: "Un sujeto tiene una experiencia traumática en una plaza. Tiene una crisis que le genera una ansiedad importante. A partir de ahí, evita pasar por ese lugar y por otros hasta que ese miedo se va ampliando a calles y otros lugares de forma irracional y limitante".
Pero no solo existen fobias originadas por traumas. También se adquieren en el aprendizaje. Es decir, miedo a aquellas cosas que nos van induciendo a tener miedo. Es el caso de una familia en la que todos sus miembros tienen temor a las ratas sin que haya habido una experiencia directa con ratas. Pero siempre se han recreado en que las ratas son horribles, se trasmiten experiencias y se instruye el miedo. De ahí salen las sagas de miedos familiares.
Sufrir una fobia es más común de lo que se cree. Es uno de los problemas psicológicos más asumidos por la gente, de los más populares y que cuesta menos identificarlo. Por eso, es fácil el diagnóstico y se cuentan con recursos eficaces y seguros para atender a los fóbicos. Enfrentarse a los problemas es una de las medicinas más eficaces junto a tratamiento psicológico y, en los casos graves, la ayuda farmacológica.
"Las terapias son muy útiles. Consisten en una exposición gradual al estímulo fóbico con una guía que va enseñando al paciente a exponerse a la situación, acompañado de estrategias para disminuir su activación fisiológica, respiración y ritmo cardiaco, al tiempo que se le instruye para ir cambiando su pensamiento [terapia cognitiva conductual, programación neurolingüística]. El objetivo es que en vez de pensar de manera catastrófica, piense que puede afrontar esa situación", explica Wenceslao Peñate Castro, catedrático de Psicología de la Universidad La Laguna en Tenerife e impulsor de las terapias de realidad virtual en las Islas Canarias.
Este es uno de los tratamientos más innovadores actualmente. Un sistema que permite recrear o reproducir escenarios del mundo real mediante programas y equipos especializados. Los terapeutas afirman que el 95% de las fobias se curan.
María siempre ha tenido pánico a las avispas. Tiene 39 años y recuerda con pánico el día en que le picó una en la mano cuando tenía seis años porque la confundió con una mariposa a a la que cazó con una red. Más mayor se subió a un tejado y al encontrarse con un avispero le entró una crisis aguda de nerviosismo. "Me di cuenta que tenía fobia el día que dejé de coger un funicular en una excursión porque al lado había avispas revoloteando sobre una basura. Me quedé bloqueada en el bar sin poder controlarlo", recuerda.
Quienes padecen fobias hablan de sudores fríos, temblores, tics, punzadas en el estómago y un ritmo cardíaco acelerado. Arandia asegura que la fobia más común que llega a su consulta es la agorafobia, es decir, el miedo a los espacios abiertos, a salir a la calle, en sus más diversos grados. Este es uno de los miedos irracionales más incapacitantes, porque en los casos graves el espacio vital del paciente queda reducido a la casa.
"Lo malo de este tipo de fobia es que los pacientes llegan cuando ya están inhabilitados para hacer una vida normal y les afecta incluso en el trabajo. Hay gente que coge un taxi para un trayecto de cinco minutos porque no pueden ir andando por la calle", asegura Arandia. Hay fobias más comunes y reincidentes a lo largo de la historia, como el miedo a los insectos y a las serpientes en determinadas culturas. La lectura que algunos investigadores hacen de esto es que este tipo de animales fueron peligrosos para el ser humano de tal manera que se es más sensible a adquirir una fobia sobre ellos. En total, existen 248 fobias reconocidas. Algunas fueron recogidas por el semiólogo francés Henry Jay en 1942. Los psicólogos coinciden en afirmar que no han aparecido fobias diferentes, pero sí aparecen nuevos escenarios.
Las nuevas tecnologías, por un lado, han supuesto para algunas personas algún que otro miedo irracional porque se sienten incapaces de enfrentarse a los ordenadores. Internet y las redes sociales hacen de pantalla y obstaculizan la detección de las fobias sociales. Se trata de una ansiedad que sufre el 13% de la población y que se da en mayor proporción en los adolescentes.
"En las consultas llevamos tiempo viendo que las redes sociales están proporcionando un soporte a estas personas que tienen ansiedad social, de tal manera que no abordan directamente su problema al no tener contacto directo con las personas. En estos casos, la posibilidad de ser evaluado es mínima y es una barrera para afrontar problemas de timidez", explica Peñate. La fobia social empieza a aparecer cuando las personas se tienen que enfrentar a los demás. Hay quienes no soportan la idea del rechazo y el ridículo "y en los adolescentes el rechazo puede marcar la aparición rápida de un miedo incontrolado, sobretodo, la fobia social", recalca Peñate.
La escritora americano-iraní Gitty Daneshvari recuerda que su infancia estuvo dominada por las fobias. Desde la claustrofobi hasta que le pasara algo a su familia. Por eso sabe de lo que habla cuando escribe cuentos infantiles para ayudar a los niños a superarlas. "Cuando la gente contacta conmigo, muchos me dicen que tienen miedo a estar lejos de sus padres, a que les pase algo, a la oscuridad, a las arañas y los insectos, y últimamente también a las agujas de los médicos", comenta.
La autora de la serie Escuela de Frikis cree que hoy en día la gente está más predispuesta a hablar de sus miedos en público. Y aclara que no es por qué hoy en día los niños estén más expuestos a padecer miedos irracionales: "Siempre ha sido natural para un niño tener miedo. Ha sido y es una manera de aprender sobre lo que les rodea, aprender qué es seguro y qué puede ser peligroso o dañino. Tradicionalmente, conforme los niños van creciendo y tienen una mejor percepción de lo que son y del mundo que les rodea, esas fobias desaparecen".
La historia de sus libros gira en torno a cuatro chicos jóvenes con diferentes fobias. Lulu, una chica bien con miedo a los espacios cerrados; Garrison, deportista y activo pero que no sabe nadar porque tiene fobia al agua; Madeleine, una niña cuyo miedo a las arañas e insectos le obliga a ir siempre cubierta con un velo y armada de pulverizadores de repelente, y Theo, el gordito y curioso que tiene miedo de la muerte y de los accidentes.
Los cuatro chicos coinciden en una extraña escuela apartada del mundo donde su directora, la señora Wellington, intentará que superen sus problemas con métodos un tanto extravagantes.
En las fobias infantiles la familia es fundamental para amortiguar el sufrimiento de los niños. Daneshvari reconoce que empezó a escribir sobre estos temas como "una manera de empezar una conversación entre padres y críos y hacer de este asunto algo ligero y de lo que no hay que avergonzarse".
Los terapeutas insisten en que los niños tienen que saber que no son los únicos, que es completamente normal tener fobias y que los miedos desaparecerán, en principio a partir de los 6 y 7 años. "Que los padres ayuden a sus hijos a afrontar sus miedos poco a poco, una y otra vez", aconseja.
**publicado en "EL PAIS"
Crippling condition associated with diabetes is often misdiagnosed and misunderstood
Robert Winkler says he limped around on his painful left foot for six months, suffering unnecessarily from a misdiagnosis by a physician who didn't know about the symptoms and treatments for Charcot foot, a form of localized osteoporosis linked to diabetes that causes the bones to soften and break, often resulting in amputation. When his primary care physician finally agreed to Mr. Winkler's request for an x-ray, they discovered the metatarsal bones in Mr. Winkler's left foot were all broken -- a common symptom of this serious and potentially limb-threatening lower-extremity complication.
A new article in the September issue of the journal, Diabetes Care, describes Charcot foot and its treatment with a goal of educating medical professionals about this painful inflammation of the foot. The article is the product of an international task force of experts convened by the American Diabetes Association and the American Podiatric Medical Association in January to summarize available evidence on the pathophysiology, natural history, presentations and treatment recommendations for Charcot foot syndrome.
"Even though it was first described in 1883, the diagnosis and successful treatment of Charcot foot continue to be a challenge because this syndrome is not widely known or understood by the broader medical profession," said Lee C. Rogers, D.P.M., co-director of the Amputation Prevent Center at Valley Presbyterian Hospital in Van Nuys, CA, and lead author of the Diabetes Care article. "Charcot foot is now considered to be an inflammatory syndrome most often seen in patients with diabetes which can be successfully treated in its early stages."
The article describes Charcot foot as a condition affecting the bones, joints and soft tissues of the foot and ankle, which is characterized by inflammation in the earliest phase and is associated with diabetes and neuropathy. The report finds offloading, or removing weight from the foot, is the most important initial treatment recommendation. Surgery can be helpful in early stages involving acute fractures of the foot or ankle or in later stages when offloading is ineffective, according to the article.
In Mr. Winkler's case, he was first diagnosed with Charcot foot in 2004 and had already undergone one surgery that relieved the problem for several years. By 2010, though, he was facing the potential amputation of the foot because of complications associated with Charcot foot syndrome.
His podiatrist referred him to Dr. Rogers at Valley Presbyterian Hospital's Amputation Prevention Center, an integrated limb salvage center that is one of only a handful in the nation. Since its December 2009 opening, the Amputation Prevention Center's specialized multidisciplinary team of highly skilled professionals has treated patients from all over the country and around the world with leading-edge technology, achieving a limb salvage rate of 96 percent.
George Andros, M.D., the Center's Medical Director, performed vascular surgery to restore circulation to Mr. Winkler's left foot so that it would heal. Then, Dr. Rogers performed surgery to rebuild the bones in Mr. Winkler's foot. Dr. Rogers also implanted a bone stimulator that acts like a pacemaker for bones which encourages Mr. Winkler's body to rebuild and fuse the broken bones in his left foot. As a result, Mr. Winkler is expected to be able to recover the use of his left foot.
"I'm very pleased because I had gone to another doctor and he wanted to amputate my foot," Mr. Winkler said. "When I found Dr. Rogers and Valley Presbyterian Hospital's Amputation Prevention Center, it's like I found a blessing and an angel in disguise. I have tears running down my face as I describe to you how I will be able to get up out of my chair and walk because of the care I received at Valley Presbyterian Hospital. All the people there are superb. They treat me like a king."
A new article in the September issue of the journal, Diabetes Care, describes Charcot foot and its treatment with a goal of educating medical professionals about this painful inflammation of the foot. The article is the product of an international task force of experts convened by the American Diabetes Association and the American Podiatric Medical Association in January to summarize available evidence on the pathophysiology, natural history, presentations and treatment recommendations for Charcot foot syndrome.
"Even though it was first described in 1883, the diagnosis and successful treatment of Charcot foot continue to be a challenge because this syndrome is not widely known or understood by the broader medical profession," said Lee C. Rogers, D.P.M., co-director of the Amputation Prevent Center at Valley Presbyterian Hospital in Van Nuys, CA, and lead author of the Diabetes Care article. "Charcot foot is now considered to be an inflammatory syndrome most often seen in patients with diabetes which can be successfully treated in its early stages."
The article describes Charcot foot as a condition affecting the bones, joints and soft tissues of the foot and ankle, which is characterized by inflammation in the earliest phase and is associated with diabetes and neuropathy. The report finds offloading, or removing weight from the foot, is the most important initial treatment recommendation. Surgery can be helpful in early stages involving acute fractures of the foot or ankle or in later stages when offloading is ineffective, according to the article.
In Mr. Winkler's case, he was first diagnosed with Charcot foot in 2004 and had already undergone one surgery that relieved the problem for several years. By 2010, though, he was facing the potential amputation of the foot because of complications associated with Charcot foot syndrome.
His podiatrist referred him to Dr. Rogers at Valley Presbyterian Hospital's Amputation Prevention Center, an integrated limb salvage center that is one of only a handful in the nation. Since its December 2009 opening, the Amputation Prevention Center's specialized multidisciplinary team of highly skilled professionals has treated patients from all over the country and around the world with leading-edge technology, achieving a limb salvage rate of 96 percent.
George Andros, M.D., the Center's Medical Director, performed vascular surgery to restore circulation to Mr. Winkler's left foot so that it would heal. Then, Dr. Rogers performed surgery to rebuild the bones in Mr. Winkler's foot. Dr. Rogers also implanted a bone stimulator that acts like a pacemaker for bones which encourages Mr. Winkler's body to rebuild and fuse the broken bones in his left foot. As a result, Mr. Winkler is expected to be able to recover the use of his left foot.
"I'm very pleased because I had gone to another doctor and he wanted to amputate my foot," Mr. Winkler said. "When I found Dr. Rogers and Valley Presbyterian Hospital's Amputation Prevention Center, it's like I found a blessing and an angel in disguise. I have tears running down my face as I describe to you how I will be able to get up out of my chair and walk because of the care I received at Valley Presbyterian Hospital. All the people there are superb. They treat me like a king."
**Source: Valley Presbyterian Hospital
Yale scientists find stem cells that tell hair it's time to grow
Yale researchers have discovered the source of signals that trigger hair growth, an insight that may lead to new treatments for baldness. The researchers identified stem cells within the skin's fatty layer and showed that molecular signals from these cells were necessary to spur hair growth in mice, according to research published in the Sept. 2 issue of the journal Cell.
"If we can get these fat cells in the skin to talk to the dormant stem cells at the base of hair follicles, we might be able to get hair to grow again," said Valerie Horsley, assistant professor of molecular, cellular and developmental biology and senior author of the paper.
Men with male pattern baldness still have stem cells in follicle roots but these stem cells lose the ability to jump-start hair regeneration. Scientists have known that these follicle stem cells need signals from within the skin to grow hair, but the source of those signals has been unclear.
Horsley's team observed that when hair dies, the layer of fat in the scalp that comprises most of the skin's thickness shrinks. When hair growth begins, the fat layer expands in a process called adipogenesis. Researchers found that a type of stem cell involved in creation of new fat cells -- adipose precursor cells -- was required for hair regeneration in mice. They also found these cells produce molecules called PDGF (platelet derived growth factors), which are necessary to produce hair growth.
Horsley's lab is trying to identify other signals produced by adipose precursor stem cells that may play a role in regulating hair growth. She also wants to know whether these same signals are required for human hair growth. Other authors from Yale are lead author Eric Festa, Jackie Fretz, Ryan Berry, Barbara Schmidt, Matthew Rodeheffer and Mark Horowitz.
The work was funded by the National Institutes of Health and the Connecticut Stem Cell Research Program.
**Source: Yale University
"If we can get these fat cells in the skin to talk to the dormant stem cells at the base of hair follicles, we might be able to get hair to grow again," said Valerie Horsley, assistant professor of molecular, cellular and developmental biology and senior author of the paper.
Men with male pattern baldness still have stem cells in follicle roots but these stem cells lose the ability to jump-start hair regeneration. Scientists have known that these follicle stem cells need signals from within the skin to grow hair, but the source of those signals has been unclear.
Horsley's team observed that when hair dies, the layer of fat in the scalp that comprises most of the skin's thickness shrinks. When hair growth begins, the fat layer expands in a process called adipogenesis. Researchers found that a type of stem cell involved in creation of new fat cells -- adipose precursor cells -- was required for hair regeneration in mice. They also found these cells produce molecules called PDGF (platelet derived growth factors), which are necessary to produce hair growth.
Horsley's lab is trying to identify other signals produced by adipose precursor stem cells that may play a role in regulating hair growth. She also wants to know whether these same signals are required for human hair growth. Other authors from Yale are lead author Eric Festa, Jackie Fretz, Ryan Berry, Barbara Schmidt, Matthew Rodeheffer and Mark Horowitz.
The work was funded by the National Institutes of Health and the Connecticut Stem Cell Research Program.
**Source: Yale University
Científicos catalanes identifican células madre del colon y logran propagarlas
Durante décadas, los científicos han tenido constancia de la existencia de las células madre del colon pero éstas siempre han permanecido en la sombra. Ahora, un equipo de científicos del Laboratorio de Cáncer Colorrectal del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona liderado por el profesor Eduard Batlle ha conseguido, por primera vez, identificar estas células, que regeneran semanalmente la capa interior de nuestro intestino delgado, y propagarlas en placas de laboratorio.
El hallazgo, publicado en la revista Nature Medicine, representa un avance crucial en pos de la medicina regenerativa y abre nuevas vías terapéuticas para combatir las enfermedades del tracto gastrointestinal como el cáncer colorrectal o la enfermedad de Crohn. Batlle y su equipo han dado con la localización precisa de las células madre en el colon humano y han desarrollado un método para su aislamiento y expansión in vitro, es decir, su propagación en el laboratorio. Han establecido también las bases y condiciones para mantenerlas vivas fuera del cuerpo.
El avance llega tras más de diez años de intensa investigación dedicada a la caracterización de la biología de las células madre intestinales y su conexión con el cáncer. Ha sido posible gracias a la estrecha colaboración entre el equipo de Batlle y los grupos de Hans Clevers en el Instituto Hubrecht y la Universidad Médica de Utrecht y de María Blasco en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid.
**Publicado en "VOCENTO"
El hallazgo, publicado en la revista Nature Medicine, representa un avance crucial en pos de la medicina regenerativa y abre nuevas vías terapéuticas para combatir las enfermedades del tracto gastrointestinal como el cáncer colorrectal o la enfermedad de Crohn. Batlle y su equipo han dado con la localización precisa de las células madre en el colon humano y han desarrollado un método para su aislamiento y expansión in vitro, es decir, su propagación en el laboratorio. Han establecido también las bases y condiciones para mantenerlas vivas fuera del cuerpo.
El avance llega tras más de diez años de intensa investigación dedicada a la caracterización de la biología de las células madre intestinales y su conexión con el cáncer. Ha sido posible gracias a la estrecha colaboración entre el equipo de Batlle y los grupos de Hans Clevers en el Instituto Hubrecht y la Universidad Médica de Utrecht y de María Blasco en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid.
**Publicado en "VOCENTO"
Scientists announce human intestinal stem cell 'breakthrough' for regenerative medicine
Human colon stem cells have been identified and grown in a petri dish in the lab for the first time. This achievement, made by researchers of the Colorectal Cancer Lab at the Institute for Research in Biomedicine (IRB Barcelona) and published in Nature Medicine, is a crucial advance towards regenerative medicine. Throughout life, stem cells of the colon regenerate the inner layer of our large intestine in a weekly basis. For decades scientists had evidences of the existence of these cells yet their identity remained elusive. Scientists led by the ICREA Professor and researcher at the Institute for Research in Biomedicine (IRB Barcelona) Eduard Batlle discovered the precise location of the stem cells in the human colon and worked out a method that allows their isolation and in vitro expansion, that is their propagation in lab-plates (petri dishes).
Growing cells outside the body generally requires providing the cells in a petri dish with the right mix of nutrients, growth factors and hormones. But in the same way that each of the more than 200 types of cells in our body differs from the others so too do optimal growing conditions for them in the lab. Consequently, human adult stem cell culture in labs has been practically impossible until now.
Batlle's team has also established the conditions for maintain living human colon stem cells (CoSCs) outside of the human body: "This is the first time that it has been possible to grow single CoSCs in lab-plates and to derive human intestinal stem cell lines in defined conditions in a lab setting," explains the IRB Barcelona researcher Peter Jung, first author of the study together with Toshiro Sato, from the University Medical Center Utrecht in The Netherlands.
The development, published by Batlle's research group in the journal Nature Medicine, arrives after more than 10 years of intense research focused on the characterization of the biology of the intestinal stem cells and its connection with cancer. The research has been made possible by close collaboration between Batlle's team and the group led by Hans Clevers at the Hubretcht Institute and University Medical Center Utrecht in The Netherlands, and María A. Blasco at the Spanish National Cancer Research Centre in Madrid (Spain).
"For years, scientists all over the world have been trying to grow intestinal tissue in lab-plates; testing different conditions; using different nutritive media. But because the vast majority of cells in this tissue are in a differentiated state in which they do not proliferate, they survived only for a few days," explains Jung. "The aim of this study was to find a way to identify and select individual CoSCs and to grow them while maintaining their undifferentiated and proliferative state in lab conditions. Thus, we would be able to model how they grow -- in number -- and differentiate into normal intestinal epithelial cells in lab-plates," continues Jung. The scientific community now has a defined 'recipe' for isolating CoSCs and deriving stable CoSCs lines, which have the capacity to grow undifferentiated for months. In fact, "now we can maintain stem cells in a plate up to 5 months or we can induce these cells to differentiate artificially, as they do inside our bodies."
"This achievement opens up an exciting new area of research with the potential to bring about a huge breakthrough in regenerative medicine," says Jung. Regenerative medicine -- or the idea of repairing the body by developing new tissues and organs as the old ones wear out -- involves growing new cells from patients into tissues and organs in a lab. However, the main element for making regenerative medicine a reality, namely adult stem cells, are just starting to be understood. "Now that guidelines for growing and maintaining colon stem cells in the lab are in place, we have an ideal platform that could help the scientific community to determine the molecular bases of gastrointestinal cell proliferation and differentiation. It is also suspected that alterations in the biology of CoSCs are at origin of several diseases affecting the gastrointestinal tract, such as colorectal cancer or Crohn's disease, an autoimmune and inflammatory disorder. Our discovery also paves the way to start exploring this exciting field," finishes Jung.
**Source: Institute for Research in Biomedicine (IRB Barcelona)
Growing cells outside the body generally requires providing the cells in a petri dish with the right mix of nutrients, growth factors and hormones. But in the same way that each of the more than 200 types of cells in our body differs from the others so too do optimal growing conditions for them in the lab. Consequently, human adult stem cell culture in labs has been practically impossible until now.
Batlle's team has also established the conditions for maintain living human colon stem cells (CoSCs) outside of the human body: "This is the first time that it has been possible to grow single CoSCs in lab-plates and to derive human intestinal stem cell lines in defined conditions in a lab setting," explains the IRB Barcelona researcher Peter Jung, first author of the study together with Toshiro Sato, from the University Medical Center Utrecht in The Netherlands.
The development, published by Batlle's research group in the journal Nature Medicine, arrives after more than 10 years of intense research focused on the characterization of the biology of the intestinal stem cells and its connection with cancer. The research has been made possible by close collaboration between Batlle's team and the group led by Hans Clevers at the Hubretcht Institute and University Medical Center Utrecht in The Netherlands, and María A. Blasco at the Spanish National Cancer Research Centre in Madrid (Spain).
"For years, scientists all over the world have been trying to grow intestinal tissue in lab-plates; testing different conditions; using different nutritive media. But because the vast majority of cells in this tissue are in a differentiated state in which they do not proliferate, they survived only for a few days," explains Jung. "The aim of this study was to find a way to identify and select individual CoSCs and to grow them while maintaining their undifferentiated and proliferative state in lab conditions. Thus, we would be able to model how they grow -- in number -- and differentiate into normal intestinal epithelial cells in lab-plates," continues Jung. The scientific community now has a defined 'recipe' for isolating CoSCs and deriving stable CoSCs lines, which have the capacity to grow undifferentiated for months. In fact, "now we can maintain stem cells in a plate up to 5 months or we can induce these cells to differentiate artificially, as they do inside our bodies."
"This achievement opens up an exciting new area of research with the potential to bring about a huge breakthrough in regenerative medicine," says Jung. Regenerative medicine -- or the idea of repairing the body by developing new tissues and organs as the old ones wear out -- involves growing new cells from patients into tissues and organs in a lab. However, the main element for making regenerative medicine a reality, namely adult stem cells, are just starting to be understood. "Now that guidelines for growing and maintaining colon stem cells in the lab are in place, we have an ideal platform that could help the scientific community to determine the molecular bases of gastrointestinal cell proliferation and differentiation. It is also suspected that alterations in the biology of CoSCs are at origin of several diseases affecting the gastrointestinal tract, such as colorectal cancer or Crohn's disease, an autoimmune and inflammatory disorder. Our discovery also paves the way to start exploring this exciting field," finishes Jung.
**Source: Institute for Research in Biomedicine (IRB Barcelona)
Resultados prometedores de una alternativa a la vacuna contra la tuberculosis
Desde 1925, fecha en la que se descubrió la actual vacuna de la tuberculosis, se cree que la infección está llamada a desaparecer. Pero lejos de erradicarse, el «Mycobacterium tuberculosis» se cobra cada año casi dos millones de vidas e infecta a una de cada tres personas en el mundo. La vacuna desarrollada a principios del siglo XX tiene una eficacia muy limitada y la bacteria es cada vez más resistente a los tratamientos antibióticos que permiten curarla. Por eso hay numerosos grupos de investigación que buscan, casi con urgencia, un fármaco realmente preventivo y en la carrera por conseguirlo acaba de aparecer un candidato firme.
Científicos del Instituto Howard Hugues, la Facultad Albert Einstein y de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, han desarrollado una nueva vacuna que consigue una protección potente. El fármaco enseña al sistema inmune a eliminar por completo la bacteria, aunque de momento estos buenos resultados solo se han obtenido en ratones. La investigación se presenta en la revista «Nature Medicine».
El fármaco se ha desarrollado con la cepa de una bacteria de la tuberculosis, modificada genéticamente, para que una vez inoculada sea incapaz de luchar contra la primera línea de defensa del sistema inmunológico. Pero con ese primer ataque, las defensas naturales del organismo desencadenan una respuesta inmune específica que le permite responder a futuras infecciones y así se genera una protección duradera frente a futuras infecciones.
Los resultados obtenidos en ratones son buenos, aunque no perfectos. Solo uno de cada cinco roedores mostraron una respuesta importante por lo que los investigadores son conscientes de que debe mejorar antes de pensar en utilizarla en humanos.
En estos momentos hay diez grupos de investigación más con diferentes vacunas en ensayo para combatir la tuberculosis. Una de las líneas abiertas pasa por reforzar la vacuna Bacille Calmette-Guérin (BCG), la que se desarrolló en 1925 y aún se utiliza. Se trataría de inocular cuatro antígenos a las personas que ya han recibido BCG para protegerlas de las formas respiratorias de la enfermedad. En esta línea también trabaja este equipo. «Hemos hecho ajustes a la vacuna actual», explicó William R. Jacobs, uno de los autores de la investigación.
**Publicado en "ABC"
Científicos del Instituto Howard Hugues, la Facultad Albert Einstein y de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, han desarrollado una nueva vacuna que consigue una protección potente. El fármaco enseña al sistema inmune a eliminar por completo la bacteria, aunque de momento estos buenos resultados solo se han obtenido en ratones. La investigación se presenta en la revista «Nature Medicine».
El fármaco se ha desarrollado con la cepa de una bacteria de la tuberculosis, modificada genéticamente, para que una vez inoculada sea incapaz de luchar contra la primera línea de defensa del sistema inmunológico. Pero con ese primer ataque, las defensas naturales del organismo desencadenan una respuesta inmune específica que le permite responder a futuras infecciones y así se genera una protección duradera frente a futuras infecciones.
Los resultados obtenidos en ratones son buenos, aunque no perfectos. Solo uno de cada cinco roedores mostraron una respuesta importante por lo que los investigadores son conscientes de que debe mejorar antes de pensar en utilizarla en humanos.
En estos momentos hay diez grupos de investigación más con diferentes vacunas en ensayo para combatir la tuberculosis. Una de las líneas abiertas pasa por reforzar la vacuna Bacille Calmette-Guérin (BCG), la que se desarrolló en 1925 y aún se utiliza. Se trataría de inocular cuatro antígenos a las personas que ya han recibido BCG para protegerlas de las formas respiratorias de la enfermedad. En esta línea también trabaja este equipo. «Hemos hecho ajustes a la vacuna actual», explicó William R. Jacobs, uno de los autores de la investigación.
**Publicado en "ABC"
Subscribe to:
Comments (Atom)
CONTACTO · Aviso Legal · Política de Privacidad · Política de Cookies
Copyright © Noticia de Salud