*16%
Porcentaje de niños obesos de entre 6 y 12 años
*Grave impacto en la salud física de los menores
Los niños obesos tienen muchas posibilidades de sufrir diabetes tipo 2, síndrome metabólico, hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa, asma, apnea del sueño y esteatosis hepática. Además, el exceso de grasas puede provocar alteraciones menstruales (el 30% de las mujeres con ovarios poliquístico son obesas) y trastornos ortopédicos (pie plano, enfremedad de Blount). El mayor problema, sin embargo, es que los niños obesos suelen ser adultos obesos, factor de riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares, primera causa de muerte.
*Importantes trastornos emocionales y sociales
Los niños obesos suelen tener una baja autoestima, además de una imagen corporal negativa y son más propensos a sufrir una depresión. Además, el entorno no les ayuda, ya que les estigmatiza, suelen ser víctimas de bromas y bullying. Todo ello conduce al niño obeso a la marginación y al aislamiento.
*La salud mental en la infancia
A mediados de este siglo, la depresión será la causa sanitaria que más dinero costará a las arcas públicas. Según los expertos, el 60% de las enfermedades mentales debutan en la adolescencia, aproximadamente entre los 12 y 21 años, momento en el que el cerebro más se desarrolla, “destapándose” entonces los trastornos. Los psiquiatras niegan que haya ahora más trastornos mentales, sino que la capacidad de detección es más fina.Muchas enfermedades mentales tienen vinculación genética. En general los problemas genéticos se adelantan de generación en generación, “es una forma de limpieza del ser humano”, indican. De ahí que las adicciones y los trastornos aparezcan antes.
*Madre dedicada al hogar, hijos más sedentarios
Numerosas investigaciones han constatado que familias con condiciones de vida más favorables poseen mejor salud y mayor esperanza de vida. Pero un nuevo estudio da un paso más en esta línea y confirma, además, la relación entre el nivel socioeconómico familiar y determinados comportamientos sedentarios, como ver la televisión o jugar a los videojuegos, durante los primeros años de vida. El sedentarismo es una de las causas de la elevada obesidad y sobrepeso de los niños españoles.
Este trabajo, realizado por la Universidad de Zaragoza y cuyas conclusiones han sido publicadas en el European Journal of Public Health, señala que los hijos de las mujeres dedicadas en exclusiva a las labores domésticas son "significativamente" más sedentarios. De hecho, la investigación, dirigida por Juan Pablo Rey-López, revela que un bajo nivel de educación como un bajo nivel económico de los padres se relaciona claramente con un mayor riesgo de ver la tele o pasar un largo rato con los videojuegos.
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13 June 2011
Psiquiatras y psicólogos piden intervenir en el control de la obesidad infantil

"La enfermedad del siglo XXI". Así definen las autoridades sanitarias la obesidad, un mal que se expande imparable amenazando seriamente el bienestar de los ciudadanos de los países desarrollados, así como los recursos económicos de sus gobiernos. Pero, el hecho de saberlo, no implica sin embargo, la contención del problema. Al contrario, se extiende principalmente entre la población infantil. En España, por ejemplo, ya se habla de un 16% de niños de entre 6 y 12 años obesos. ¿Qué hacer ante este panorama? Psiquiatras y psicólogos lo tienen claro, "dejar de considerar la obesidad como una enfermedad".
Este fue uno de los puntos tratados en el 56.º congreso de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, celebrado hace unos días en Alicante y en el que los asistentes pidieron intervenir en la prevención y tratamiento de este problema.
¿Es, pues, la obesidad un problema psiquiátrico? En principio, no. "Es más bien un trastorno de conducta. La alimentación es una conducta que se aprende y desde la psiquiatría se puede ayudar a modificar las actitudes y convertirlas en costumbres", señala Óscar Herreros, psiquiatra del hospital San Agustín de Linares, en Jaén. El rechazo de este colectivo a definir la obesidad con una enfermedad responde al "sinsentido que supone convertir al 20% de la población en enfermos, al menos desde el punto de vista de salud pública. Si en verdad fuera una enfermedad, deberíamos estar viendo a cada uno de los obesos en las consultas y, sin embargo, la obesidad no está en la cartera de servicio", señala el doctor Herreros.
Esta manera de enfrentarse a la obesidad impone un nuevo enfoque en el tratamiento. "Hay que trabajar con los niños obesos para enseñarles a controlar la comida. Comer debe convertirse en un hecho consciente, hay que enseñarles a ser conscientes de lo que hay en el plato, igual que se enseña, por ejemplo, a lavar la fruta y las verduras. Aprenderlo desde el principio es fácil, lo complicado es reaprender", señala Óscar Herrero.
En la misma línea se pronuncia Aussiàs Cebolla, psicólogo y uno de los responsables del programa Etiobe, la primera solución informática dirigida a combatir la obesidad infantil, que auna las nuevas tecnologías con los métodos terapéutico tradicionales. El objetivo de este programa es motivar a los niños obesos a modificar sus estilos de vida, lo que evitará nuevas recaídas en el futuro. "Cuando un niño aprende algo, lo interioriza, ya lo tiene aprendido para toda su vida", explica Óscar Herrero.
Esta plataforma tecnológica, puesta en marcha en la Unidad Pediátrica del hospital General de Valencia y en la que han participado la Universitat de València, el Grupo de Investigación Labpsitec de la Universitat Jaume I, y el grupo LabHuman de la Universidad Politécnica de Valencia, acompaña al paciente infantil en cada momento de su vida. "Es como si llevara al médico al lado, ayudándole y aconsejándole cómo actuar en cada momento", explica Aussiàs Cebolla. Ese e-medico, además, le acompaña incluso en los momentos de ocio, a través de divertidos videojuegos, diseñados para estos pacientes.
"El niño obeso necesita mucha ayuda para rechazar el bombardeo al que es sometido para que coma lo que no debe todo el rato. Las sociedades del primer mundo vivimos en un ambiente que promociona la obesidad, todo lo que rodea a los niños les induce a comer de más, a no controlar el acto de comer", señala Cebolla.
Herreros apuesta, también, por la intervención de los psiquiatras en la prevención de la obesidad. "Sabemos cómo modificar las conductas. El problema de la prevención es que los grupos que diseñan los planes lo hacen sólo desde el punto de vista teórico, y luego no se puede plasmar en la práctica, porque no hay gente para trabajarlo ni dinero que sostenga el programa", indica.
Los asistentes a la mesa de obesidad del congreso celebrado en Alicante apuestan por una intervención en los colegios. "Hay que sacar la prevención de la obesidad de las consultas, es lo más racional. Hay que llevarlo a los colegios, pero sólo como lugar de encuentro. Y allí, profesionales sanitarios deberán trabajar con los niños y, sobre todo, con las familias. No puedes enseñar a un niño para que enseñe a sus padres, para que los eduque. No tiene sentido", dice Herreros.
Este fue uno de los puntos tratados en el 56.º congreso de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, celebrado hace unos días en Alicante y en el que los asistentes pidieron intervenir en la prevención y tratamiento de este problema.
¿Es, pues, la obesidad un problema psiquiátrico? En principio, no. "Es más bien un trastorno de conducta. La alimentación es una conducta que se aprende y desde la psiquiatría se puede ayudar a modificar las actitudes y convertirlas en costumbres", señala Óscar Herreros, psiquiatra del hospital San Agustín de Linares, en Jaén. El rechazo de este colectivo a definir la obesidad con una enfermedad responde al "sinsentido que supone convertir al 20% de la población en enfermos, al menos desde el punto de vista de salud pública. Si en verdad fuera una enfermedad, deberíamos estar viendo a cada uno de los obesos en las consultas y, sin embargo, la obesidad no está en la cartera de servicio", señala el doctor Herreros.
Esta manera de enfrentarse a la obesidad impone un nuevo enfoque en el tratamiento. "Hay que trabajar con los niños obesos para enseñarles a controlar la comida. Comer debe convertirse en un hecho consciente, hay que enseñarles a ser conscientes de lo que hay en el plato, igual que se enseña, por ejemplo, a lavar la fruta y las verduras. Aprenderlo desde el principio es fácil, lo complicado es reaprender", señala Óscar Herrero.
En la misma línea se pronuncia Aussiàs Cebolla, psicólogo y uno de los responsables del programa Etiobe, la primera solución informática dirigida a combatir la obesidad infantil, que auna las nuevas tecnologías con los métodos terapéutico tradicionales. El objetivo de este programa es motivar a los niños obesos a modificar sus estilos de vida, lo que evitará nuevas recaídas en el futuro. "Cuando un niño aprende algo, lo interioriza, ya lo tiene aprendido para toda su vida", explica Óscar Herrero.
Esta plataforma tecnológica, puesta en marcha en la Unidad Pediátrica del hospital General de Valencia y en la que han participado la Universitat de València, el Grupo de Investigación Labpsitec de la Universitat Jaume I, y el grupo LabHuman de la Universidad Politécnica de Valencia, acompaña al paciente infantil en cada momento de su vida. "Es como si llevara al médico al lado, ayudándole y aconsejándole cómo actuar en cada momento", explica Aussiàs Cebolla. Ese e-medico, además, le acompaña incluso en los momentos de ocio, a través de divertidos videojuegos, diseñados para estos pacientes.
"El niño obeso necesita mucha ayuda para rechazar el bombardeo al que es sometido para que coma lo que no debe todo el rato. Las sociedades del primer mundo vivimos en un ambiente que promociona la obesidad, todo lo que rodea a los niños les induce a comer de más, a no controlar el acto de comer", señala Cebolla.
Herreros apuesta, también, por la intervención de los psiquiatras en la prevención de la obesidad. "Sabemos cómo modificar las conductas. El problema de la prevención es que los grupos que diseñan los planes lo hacen sólo desde el punto de vista teórico, y luego no se puede plasmar en la práctica, porque no hay gente para trabajarlo ni dinero que sostenga el programa", indica.
Los asistentes a la mesa de obesidad del congreso celebrado en Alicante apuestan por una intervención en los colegios. "Hay que sacar la prevención de la obesidad de las consultas, es lo más racional. Hay que llevarlo a los colegios, pero sólo como lugar de encuentro. Y allí, profesionales sanitarios deberán trabajar con los niños y, sobre todo, con las familias. No puedes enseñar a un niño para que enseñe a sus padres, para que los eduque. No tiene sentido", dice Herreros.
**Publicado en "LA VANGUARDIA"
La opción del implante de testículos
Unas por mediáticas, otros por llamativos, los implantes de mama y de pene no suenan ya extraños. Ahora bien, el gesto cambia cuando el susceptible de ser suplantado es un testículo (o los dos, según el caso). Porque, aunque su versión más soez es una constante en el vocabulario español, no está tan extendido en materia protésica. Y todo pese a que, según los expertos, es una alternativa efectiva cuando la Naturaleza no los da o factores externos los quitan.Según explica Juan Carlos Ruiz de la Roja, director del Instituto Urológico Madrileño, «la gente no lo sabe, y es una opción para quienes han sufrido cáncer de testículo y se lo han tenido que extirpar». Este tipo de tumor no es de los más frecuentes, ya que afecta a entre el uno y el dos por ciento de la población, pero «se da en personas jóvenes, entre los 18 y los 40 años, cuando da más pudor y vergüenza y puede afectar a las relaciones sexuales», aclara Ruiz de la Roja.
-Se trata de prótesis cohesivas o rellenas de solución salina. «Se coloca mediante una cirugía sencilla», matiza el urólogo. Y sí, se parece en consistencia y tamaño al testículo natural del varón.Por su parte, Anthony Avallone, urólogo del Instituto Urológico Glickman en la Clínica Cleveland (Estados Unidos) dice que «empleamos las prótesis rellenas de solución salina, porque las que contienen gel fueron retiradas hace años en Estados Unidos por teóricos problemas de escape de gel y posibles reacciones adversas. Ambos expertos señalan que las prótesis se toleran bien «y no tiene por qué haber reacciones adversas, como problemas en el tejido conector o el desarrollo de un tumor por tener una prótesis. No obstante, pueden darse infecciones que obliguen a retirarla. En ocasiones algún paciente no queda satisfecho y pide por voluntad propia que se le retire el implante», dice Avallone.
Tras anestesiar al candidato de cintura hacia abajo, se fija el testículo artificial en la zona del escroto, a través de la vía inguinal. «El testículo tiene una “lengüeta” y se le da un punto de fijación a la bolsa escrotal. Se crea una reacción fibrosa alrededor de la glándula y ésta no se va a mover ni a desprender», especifica Ruiz de la Roja. «En unas doce horas puede irse a casa».
-Los tumores no son los únicos que afectan a los genitales masculinos. Toreros famosos han dejado en la plaza algo más que el valor. También quienes practican el fútbol saben el riesgo que corren. Porque los traumatismos son otro motivo de implante. Y a él se añade el nacer sin uno de ellos o sufrir criptorquidia, es decir, que los testículos no descienden hasta la bolsa escrotal, sino que se quedan en el mismo lugar en el que se forman. Este trastorno afecta al tres por ciento de los niños al nacer (en prematuros hasta un 30 por ciento) y se estima que la incidencia en adultos puede rondar el uno por ciento. «A veces bajan, pero ya no tienen la forma normal». En estos casos la prótesis se cambiará por un tamaño mayor (hay cinco diferentes, según el experto) a medida que el muchacho crezca. Por ejemplo, «si se le coloca una prótesis con ocho años, se reemplaza a los 15, y cuando ha concluido el desarrollo».Suma y sigue. Hay casos en los que ambas glándulas se atrofian y es necesario «cambiarlas». «El afectado «se somete a un tratamiento hormonal de por vida, ya que el 95 por ciento de la testosterona la producen los testículos y habría que restituirla». Y aunque la sanidad pública cubre este tipo de intervenciones, «cada ejemplar puede costar en torno a los 3.000 euros», concluye el experto.
**Publicado en "LA RAZON"
-Se trata de prótesis cohesivas o rellenas de solución salina. «Se coloca mediante una cirugía sencilla», matiza el urólogo. Y sí, se parece en consistencia y tamaño al testículo natural del varón.Por su parte, Anthony Avallone, urólogo del Instituto Urológico Glickman en la Clínica Cleveland (Estados Unidos) dice que «empleamos las prótesis rellenas de solución salina, porque las que contienen gel fueron retiradas hace años en Estados Unidos por teóricos problemas de escape de gel y posibles reacciones adversas. Ambos expertos señalan que las prótesis se toleran bien «y no tiene por qué haber reacciones adversas, como problemas en el tejido conector o el desarrollo de un tumor por tener una prótesis. No obstante, pueden darse infecciones que obliguen a retirarla. En ocasiones algún paciente no queda satisfecho y pide por voluntad propia que se le retire el implante», dice Avallone.
Tras anestesiar al candidato de cintura hacia abajo, se fija el testículo artificial en la zona del escroto, a través de la vía inguinal. «El testículo tiene una “lengüeta” y se le da un punto de fijación a la bolsa escrotal. Se crea una reacción fibrosa alrededor de la glándula y ésta no se va a mover ni a desprender», especifica Ruiz de la Roja. «En unas doce horas puede irse a casa».
-Los tumores no son los únicos que afectan a los genitales masculinos. Toreros famosos han dejado en la plaza algo más que el valor. También quienes practican el fútbol saben el riesgo que corren. Porque los traumatismos son otro motivo de implante. Y a él se añade el nacer sin uno de ellos o sufrir criptorquidia, es decir, que los testículos no descienden hasta la bolsa escrotal, sino que se quedan en el mismo lugar en el que se forman. Este trastorno afecta al tres por ciento de los niños al nacer (en prematuros hasta un 30 por ciento) y se estima que la incidencia en adultos puede rondar el uno por ciento. «A veces bajan, pero ya no tienen la forma normal». En estos casos la prótesis se cambiará por un tamaño mayor (hay cinco diferentes, según el experto) a medida que el muchacho crezca. Por ejemplo, «si se le coloca una prótesis con ocho años, se reemplaza a los 15, y cuando ha concluido el desarrollo».Suma y sigue. Hay casos en los que ambas glándulas se atrofian y es necesario «cambiarlas». «El afectado «se somete a un tratamiento hormonal de por vida, ya que el 95 por ciento de la testosterona la producen los testículos y habría que restituirla». Y aunque la sanidad pública cubre este tipo de intervenciones, «cada ejemplar puede costar en torno a los 3.000 euros», concluye el experto.
**Publicado en "LA RAZON"
Treating children's eye infections without surgery

Researchers from Hasbro Children's Hospital in Providence, R.I., report that medical management may be preferred over surgery for children with orbital cellulitis, an acute infection of the tissues surrounding the eye. They have determined the criteria for surgical intervention should be dependent upon the size of a subperiosteal abscess (SPA). The research is published in the journal Ophthalmic Plastic & Reconstructive Surgery and is now available online in advance of print. Orbital cellulitis is most often the result of bacteria from a sinus infection, but may also be caused by a stye, a bug bite or a recent injury to the eyelid. It requires immediate medical attention to avoid further complications such as meningitis or loss of vision. In some cases, the infection will progress to a SPA. In these cases, surgery to drain the abscess and antibiotic therapy has been the usual course of treatment.
Through new research, Yoash Enzer, M.D., an ophthalmologist with Hasbro Children's Hospital, has found that the size of the abscess should be a determining factor in whether surgery is required for treatment. In his study the charts of 29 patients were reviewed; eight were managed surgically and 21 were managed medically. Frontal sinusitis was found in 11 of 17 patients who had CT scans, and four of those patients underwent surgical drainage, but only two of those patients showed positive culture results. Those two patients had an SPA volume that was greater than 1,250 millimeters.
Enzer says, "The management of pediatric orbital cellulitis with an SPA has been largely surgical until the early 1990s when it was suggested that simple, aerobic infections were found in children under age nine, while older children had more complex microbial infections. In our study, however, patients both under nine and over nine required surgical intervention when the SPA volumes were greater than 1,250 millimeters."
In the paper, Enzer and his colleague propose that measuring the SPA volume using CT scan measurements should be considered as one of the most important criteria in determining the need for surgical drainage, regardless of age. Although age should be taken into account as a definite trend, it is equally important to emphasize that children both under and over the age of nine may require surgical drainage of the SPA. "Furthermore, we would make the argument that SPA regardless of volume size coupled with frontal sinusitis should make the clinician have an even lower threshold for surgical drainage than would normally be used in the same case without the presence of frontal sinusitis because of the added risk of developing an intracranial abscess," comments Enzer.
Enzer adds, "Our study found that larger abscesses are more likely to require surgical management. The approach to orbital cellulitis should be interdisciplinary and include the pediatric, otolaryngology, and ophthalmology teams, and, if necessary, neurosurgery. And at least one daily, thorough ophthalmologic clinical exam with special attention to visual acuity changes, persistent fevers, extraocular motility and pupillary exam testing should be performed, despite the difficulties in doing so in this population." He adds if there is no improvement or worsening clinically after 24 to 48 hours of medical management with antibiotic treatment, repeat imaging should be performed and surgical drainage considered.
"Avoiding surgery when medical management options exist is preferable for our patients and their families, and for the health system as a whole, but must be done with close monitoring. This study clarifies which pediatric patients are best suited for surgery, and which can be managed medically," Enzer concludes.
Through new research, Yoash Enzer, M.D., an ophthalmologist with Hasbro Children's Hospital, has found that the size of the abscess should be a determining factor in whether surgery is required for treatment. In his study the charts of 29 patients were reviewed; eight were managed surgically and 21 were managed medically. Frontal sinusitis was found in 11 of 17 patients who had CT scans, and four of those patients underwent surgical drainage, but only two of those patients showed positive culture results. Those two patients had an SPA volume that was greater than 1,250 millimeters.
Enzer says, "The management of pediatric orbital cellulitis with an SPA has been largely surgical until the early 1990s when it was suggested that simple, aerobic infections were found in children under age nine, while older children had more complex microbial infections. In our study, however, patients both under nine and over nine required surgical intervention when the SPA volumes were greater than 1,250 millimeters."
In the paper, Enzer and his colleague propose that measuring the SPA volume using CT scan measurements should be considered as one of the most important criteria in determining the need for surgical drainage, regardless of age. Although age should be taken into account as a definite trend, it is equally important to emphasize that children both under and over the age of nine may require surgical drainage of the SPA. "Furthermore, we would make the argument that SPA regardless of volume size coupled with frontal sinusitis should make the clinician have an even lower threshold for surgical drainage than would normally be used in the same case without the presence of frontal sinusitis because of the added risk of developing an intracranial abscess," comments Enzer.
Enzer adds, "Our study found that larger abscesses are more likely to require surgical management. The approach to orbital cellulitis should be interdisciplinary and include the pediatric, otolaryngology, and ophthalmology teams, and, if necessary, neurosurgery. And at least one daily, thorough ophthalmologic clinical exam with special attention to visual acuity changes, persistent fevers, extraocular motility and pupillary exam testing should be performed, despite the difficulties in doing so in this population." He adds if there is no improvement or worsening clinically after 24 to 48 hours of medical management with antibiotic treatment, repeat imaging should be performed and surgical drainage considered.
"Avoiding surgery when medical management options exist is preferable for our patients and their families, and for the health system as a whole, but must be done with close monitoring. This study clarifies which pediatric patients are best suited for surgery, and which can be managed medically," Enzer concludes.
**Source: Lifespan
El proceso de la FIV paso a paso
La fecundación in vitro (FIV) conlleva cinco fases que incluyen la estimulación ovárica, la punción de los folículos, la fertilización en el laboratorio, la transferencia de los embriones al interior del útero y la prueba hormonal, según explica el doctor Federico Galera, director del Instituto Madrileño de Fertilidad.
1. Estimulación ovárica. Se inicia la estimulación de los ovarios con inyecciones diarias de unas hormonas llamadas gonadotropinas. Son autoadministradas de forma subcutánea por la propia paciente. El objetivo es conseguir un desarrollo folicular múltiple que permita obtener un número razonable de ovocitos fertilizables. Cada dos días, la paciente es vista en consulta para realizar un control ecográfico y ajustar las dosis de hormonas (10 días aprox.).
2. Punción ovárica. Los ovocitos se extraen de los ovarios de la mujer a través de la punción de los folículos. Esta intervención se controla mediante ecografía y se suele realizar bajo analgesia, de forma que no resulte dolorosa. Suele practicarse unos 11 días después del inicio del ciclo. El procedimiento no requiere ingreso y la paciente abandona la clínica entre 30 y 60 minutos conociendo el número de ovocitos obtenidos y con una aproximación a la calidad de estos. A continuación se preparan y clasifican en el laboratorio.
3. Fertilización en laboratorio. El semen ha de ser obtenido casi al mismo tiempo que la extracción de los ovocitos, después de un periodo de abstinencia sexual. El semen se prepara en el laboratorio con el fin de eliminar ciertos componentes y seleccionar los espermatozoides más adecuados para fecundar. Una vez conseguida la fecundación, se selecciona el número de embriones (máximo tres, según la Ley de Reproducción Asistida) a introducir en el interior del útero de la mujer.
4. Transferencia embrionaria. Consiste en introducir los embriones en el interior del útero. Se lleva a cabo habitualmente entre los dos y tres días posteriores a la extracción de óvulos. El procedimiento es absolutamente indoloro y se suele realizar bajo control ecográfico. La mujer permanece en reposo durante 45 o 60 minutos y se aconseja un reposo en su domicilio de 24 o 48 horas. La mujer seguirá un tratamiento hormonal, aplicado con óvulos vaginales de progesterona para favorecer la implantación embrionaria.
5. Prueba hormonal. Trece días después de la transferencia, la paciente se hace una prueba hormonal para confirmar la gestación y posteriormente una consulta para, mediante control ecográfico, verificar que se desarrolla correctamente.
**Publicado en "EL PAIS"
1. Estimulación ovárica. Se inicia la estimulación de los ovarios con inyecciones diarias de unas hormonas llamadas gonadotropinas. Son autoadministradas de forma subcutánea por la propia paciente. El objetivo es conseguir un desarrollo folicular múltiple que permita obtener un número razonable de ovocitos fertilizables. Cada dos días, la paciente es vista en consulta para realizar un control ecográfico y ajustar las dosis de hormonas (10 días aprox.).
2. Punción ovárica. Los ovocitos se extraen de los ovarios de la mujer a través de la punción de los folículos. Esta intervención se controla mediante ecografía y se suele realizar bajo analgesia, de forma que no resulte dolorosa. Suele practicarse unos 11 días después del inicio del ciclo. El procedimiento no requiere ingreso y la paciente abandona la clínica entre 30 y 60 minutos conociendo el número de ovocitos obtenidos y con una aproximación a la calidad de estos. A continuación se preparan y clasifican en el laboratorio.
3. Fertilización en laboratorio. El semen ha de ser obtenido casi al mismo tiempo que la extracción de los ovocitos, después de un periodo de abstinencia sexual. El semen se prepara en el laboratorio con el fin de eliminar ciertos componentes y seleccionar los espermatozoides más adecuados para fecundar. Una vez conseguida la fecundación, se selecciona el número de embriones (máximo tres, según la Ley de Reproducción Asistida) a introducir en el interior del útero de la mujer.
4. Transferencia embrionaria. Consiste en introducir los embriones en el interior del útero. Se lleva a cabo habitualmente entre los dos y tres días posteriores a la extracción de óvulos. El procedimiento es absolutamente indoloro y se suele realizar bajo control ecográfico. La mujer permanece en reposo durante 45 o 60 minutos y se aconseja un reposo en su domicilio de 24 o 48 horas. La mujer seguirá un tratamiento hormonal, aplicado con óvulos vaginales de progesterona para favorecer la implantación embrionaria.
5. Prueba hormonal. Trece días después de la transferencia, la paciente se hace una prueba hormonal para confirmar la gestación y posteriormente una consulta para, mediante control ecográfico, verificar que se desarrolla correctamente.
**Publicado en "EL PAIS"
Unos 40.000 bañistas sufren cada año en España la inflamación del oído externo
Los chapuzones del verano son refrescantes, pero también pueden resultar fastidiosos para los oídos de algunas personas. Lo saben bien los servicios de urgencias, que atienden cada año unos 40.000 casos de otitis externa, también llamada oído del nadador. Esta afección es la inflamación aguda del oído externo, el tubo que conduce el sonido hasta el tímpano y que está recubierto de piel. Se produce más frecuentemente en climas calientes y húmedos, con los baños en aguas poco higiénicas o contaminadas.
El conducto auditivo es una especie de cueva, un ambiente donde no entra la luz y donde la humedad mantenida favorece el crecimiento bacteriano y de hongos, sobre todo en personas con alguna predisposición, bien sea una piel más delicada o algún tipo de alteración en el conducto que provoca acúmulo de agua, explica Cristóbal López-Cortijo, secretario de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL). La mayoría de las veces, esta enfermedad no contagiosa es producida por gérmenes, principalmente las bacterias hidrófilas Pseudomonasaeruginosas, pero también por las Staphilococoaureus, que se desarrollan y multiplican por el calor y la humedad acumulada en el conducto auditivo. En los últimos años, los windsurfistas se han unido al elenco de pacientes que más sufren otitis externa, en especial los practicantes novatos, al entrar y salir continuamente del agua.
En algunos casos, la otitis también la provocan la proliferación de hongos, el fuerte rascado del oído o la introducción de objetos punzantes para tratar de eliminar el exceso de cerumen, una mala práctica demasiado habitual: el 74% de la población utiliza de vez en cuando bastoncillos de algodón para la limpieza del oído y el 93% lo ha hecho alguna vez con algún otro tipo de instrumento, desde clips metálicos hasta bolígrafos, afirma Miguel Caballero, otorrinoralingólogo del hospital Clínic de Barcelona y profesor de la Universidad de Barcelona. Además, las piscinas con un alto nivel de cloro eliminan el cerumen protector y alteran el manto ácido de la piel del conducto auditivo, contribuyendo a la infección.
-Poco peligrosa
Excepto en determinados grupos de población, no es una enfermedad peligrosa, pero sí dolorosa. "La piel del conducto auditivo, al ser el oído una estructura muy delicada, ha desarrollado una sensibilidad muy especial".
Suelen confluir dos síntomas. Uno puede tener dolor en el oído y ser otra cosa; es lo que se conoce como otalgias referidas, es decir, el oído no es la causa, sino la víctima de otra zona que está afectada. Pero cuando está afectado por una otitis externa, además del dolor intenso, aparece otra característica: una cierta pérdida de audición o de sensación de taponamiento en el oído, producido por la acumulación de detritus en el canal auditivo, de alrededor de un centímetro y medio de diámetro, según López Cortijo.
Una recomendación práctica muy fácil de cumplir para personas sin problemas de oído conocidos (ni infecciones, ni perforaciones): "Si al salir del agua del baño nota que se queda agua dentro del oído, ponga unas gotitas de alcohol, porque diluyen el agua que se encuentra en el interior y secan el oído", asegura el secretario de la SEORL. Claro que la mejor manera de evitar esta inflamación es mantener los oídos limpios y secos.
"Es obvio que las personas que sufren patologías crónicas del oído, historia de otitis previas o que han tenido intervenciones quirúrgicas deben evitar meter la cabeza debajo del agua o utilizar tapones, bandas de neopreno, gorros de baño, etcétera", dice López-Cortijo. La otitis externa debe ser atendida por el médico y se suele curar al cabo de unos días de tratamiento. Suele ser tópico, con antiinflamatorios y antibióticos en gotas.
**Publicado en "EL PAIS"
Ensayada con éxito una autovacuna para la cistitis
Una autovacuna podría ser la solución para evitar los casos de cistitis recurrente, según un trabajo presentado ayer en un congreso de la Sociedad Española de Urología que se celebra en Málaga. Esta inflamación de la vejiga afecta sobre todo a las mujeres, y su causa suele ser las bacterias que del sistema digestivo pasan al urinario.
Este conjunto de microorganismos puede variar de una paciente a otra, por lo que lo ideal es buscar soluciones personalizadas, indica Juan Ruiz de Burgos, urólogo del hospital USP San Camilo y uno de los autores del ensayo, junto con otros del mismo centro y miembros del laboratorio Inmunal. Lo normal es tratarla con antibióticos, pero este sistema tiene el riesgo de producir bacterias resistentes. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica calcula que, al año, se producen en España casi cuatro millones de episodios, que en un 25% de los casos se repiten, ya sea porque la infección no se elimina bien, porque las bacterias se hacen resistentes o porque hay nuevos agentes infecciosos.
-38 pacientes
Para estos casos es para los que los médicos e investigadores han desarrollado un modelo de autovacuna, que han ensayado en 38 pacientes a las que se ha seguido durante dos años. "Se han evitado las recidivas", dice Ruiz de Burgos.
El sistema es conceptualmente muy sencillo: se toma una muestra de la flora bacteriana de cada mujer antes del tratamiento con los antibióticos, se cultiva, se inactivan los microorganismos y el compuesto así obtenido se suministra a la paciente por vía sublingual o nasal. La idea es que en esa fase el organismo fabrique los anticuerpos específicos para estos microorganismos, que son exactamente los que colonizan a cada una de las voluntarias, de manera que si hay una reinfección sea su sistema inmunitario el que la controle, sin necesidad de antibióticos.
"El sistema ya está ensayado para rinitis e infecciones de vías aéreas superiores. De hecho, nos dimos cuenta porque algunas pacientes tratadas por el otorrino decían que también se les había quitado la cistitis", cuenta el médico. Por eso él cree que el posible uso a gran escala no tendrá problemas. Tampoco lo será su precio (alrededor de 150 euros), "que podrá bajar si se generaliza", dice.
**Publicado en "EL PAIS"
Este conjunto de microorganismos puede variar de una paciente a otra, por lo que lo ideal es buscar soluciones personalizadas, indica Juan Ruiz de Burgos, urólogo del hospital USP San Camilo y uno de los autores del ensayo, junto con otros del mismo centro y miembros del laboratorio Inmunal. Lo normal es tratarla con antibióticos, pero este sistema tiene el riesgo de producir bacterias resistentes. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica calcula que, al año, se producen en España casi cuatro millones de episodios, que en un 25% de los casos se repiten, ya sea porque la infección no se elimina bien, porque las bacterias se hacen resistentes o porque hay nuevos agentes infecciosos.
-38 pacientes
Para estos casos es para los que los médicos e investigadores han desarrollado un modelo de autovacuna, que han ensayado en 38 pacientes a las que se ha seguido durante dos años. "Se han evitado las recidivas", dice Ruiz de Burgos.
El sistema es conceptualmente muy sencillo: se toma una muestra de la flora bacteriana de cada mujer antes del tratamiento con los antibióticos, se cultiva, se inactivan los microorganismos y el compuesto así obtenido se suministra a la paciente por vía sublingual o nasal. La idea es que en esa fase el organismo fabrique los anticuerpos específicos para estos microorganismos, que son exactamente los que colonizan a cada una de las voluntarias, de manera que si hay una reinfección sea su sistema inmunitario el que la controle, sin necesidad de antibióticos.
"El sistema ya está ensayado para rinitis e infecciones de vías aéreas superiores. De hecho, nos dimos cuenta porque algunas pacientes tratadas por el otorrino decían que también se les había quitado la cistitis", cuenta el médico. Por eso él cree que el posible uso a gran escala no tendrá problemas. Tampoco lo será su precio (alrededor de 150 euros), "que podrá bajar si se generaliza", dice.
**Publicado en "EL PAIS"
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