El grupo Ferrer lanza su primera campaña de televisión de su producto estrella Gelocatil con un spot producido por la agencia Healthy People en octubre de 2011. Gelocatil, uno de los productos de mayor reconocimiento en los hogares de nuestro país, inicia una nueva etapa con nuevos retos, nuevas posibilidades para seguir creciendo, ahora más cerca del consumidor.
Diario digital con noticias de actualidad relacionadas con el mundo de la salud. Novedades, encuestas, estudios, informes, entrevistas. Con un sencillo lenguaje dirigido a todo el mundo. Y algunos consejos turísticos para pasarlo bien
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18 October 2011
El propio dolor neuropático reduce la eficacia de los opiáceos
La medicina científica está un paso más cerca de poner fin al dolor neuropático, ese que hace insoportable la vida a casi cuatro millones de personas en este país (8%), según la Sociedad Española del Dolor (SED). Además de antiepilépticos y antidepresivos, este malestar se ha tratado con opiáceos, analgésicos de alta intensidad como la morfina, con el objetivo de aliviar el sufrimiento de quienes tienen dañado el sistema nervioso. Pero estos no son del todo eficaces y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto por qué. Los investigadores han hallado un mecanismo molecular que reduce el efecto analgésico de los opiáceos. "Este es el principio para empezar a diseñar fármacos más selectivos y eficaces que sean capaces de acabar con el dolor", ha explicado Javier Garzón, director del estudio.
La mayor parte de los dolores se pueden combatir con la farmacología actual, desde analgésicos suaves hasta los potentes opioides. Pero en el caso del neuropático puede ser insuficiente, dependiendo de la intensidad de este. Es el dolor "más rebelde" de todos por su naturaleza, explica Garzón, que junto a su equipo del Instituto Cajal pretende que se revierta esta situación: "Hay que generar mayor conocimiento, sobre todo para rescatar a los pacientes crónicos", dice el neurólogo. "Son personas válidas desde el punto de vista social y a los que no se les puede sedar como a enfermos terminales", añade.
Se refiere a un 85% de personas que se ven condicionadas de forma extrema por el dolor (cifra que recoge Efe), y que solamente les queda la opción de aumentar las dosis y prolongarlas en el tiempo. Son pacientes que no pueden llevar una vida normal, tanto en lo profesional como en lo personal. Y sienten una sensibilidad extrema que, en casos graves, hasta el simple roce de una sábana puede ser insoportable, como le ocurre a Carmen García, de 63 años. "Este dolor es lo que le ha quedado después de padecer herpes zóster", explica su marido por teléfono, José Diniz, secretario de la Asociación de Pacientes con Dolor Neuropático.
El dolor en sí mismo es necesario, porque nos avisa de que algo falla en nuestro organismo. "El problema es cuando se vuelve insoportable", dice el neurólogo del CSIC. Este trastorno se origina cuando los nervios se estropean en su función, ya sea como consecuencia de una lesión externa o derivado de una enfermedad. Es el sistema nervioso (que reconoce las señales agresivas o peligrosas) quien envía señales de dolor al cerebro sin que realmente exista un motivo para ello.
-Efectos secundarios de los opioides
El tratamiento de opioides no solo pierde eficacia, sino que desencadena efectos secundarios que interfieren en otras funciones neurales: alucinaciones, somnolencia, depresión respiratoria, erupción cutánea, e incluso pueden conducir al coma (en casos extremos). No hay que olvidar la tolerancia que desarrolla el paciente, que aumenta las dosis como única alternativa.
La frustración de los pacientes contagia a los profesionales, que se ven incapaces de poner freno al calvario. Un estudio que ha presentado la SED, en este Día Mundial contra el Dolor, destaca que "sería conveniente la concienciación de los profesionales de lo que significa para el individuo un tratamiento insuficiente del dolor". Solo uno de cada 10 hospitales públicos incluye un programa de tratamiento del dolor agudo en el servicio de urgencias, cuando es la principal causa de ingreso hospitalario (43%). Por algún tipo de dolor crónico, como el neuropático, ingresa un 15,9%. Más de 10 millones de personas en España son víctimas de dolor crónico.
Los pacientes, desesperados, en ocasiones optan por el tratamiento quirúrgico. Pero las intervenciones también tienen sus complicaciones, cuando se intenta bloquear esta disfunción para que el nervio deje de enviar señales erróneas al cerebro. "La intervención requiere que se conozca el lugar exacto de la lesión, que no esté en un sitio de mal acceso...", explica el científico.
**Publicado en "EL PAIS"
La mayor parte de los dolores se pueden combatir con la farmacología actual, desde analgésicos suaves hasta los potentes opioides. Pero en el caso del neuropático puede ser insuficiente, dependiendo de la intensidad de este. Es el dolor "más rebelde" de todos por su naturaleza, explica Garzón, que junto a su equipo del Instituto Cajal pretende que se revierta esta situación: "Hay que generar mayor conocimiento, sobre todo para rescatar a los pacientes crónicos", dice el neurólogo. "Son personas válidas desde el punto de vista social y a los que no se les puede sedar como a enfermos terminales", añade.
Se refiere a un 85% de personas que se ven condicionadas de forma extrema por el dolor (cifra que recoge Efe), y que solamente les queda la opción de aumentar las dosis y prolongarlas en el tiempo. Son pacientes que no pueden llevar una vida normal, tanto en lo profesional como en lo personal. Y sienten una sensibilidad extrema que, en casos graves, hasta el simple roce de una sábana puede ser insoportable, como le ocurre a Carmen García, de 63 años. "Este dolor es lo que le ha quedado después de padecer herpes zóster", explica su marido por teléfono, José Diniz, secretario de la Asociación de Pacientes con Dolor Neuropático.
El dolor en sí mismo es necesario, porque nos avisa de que algo falla en nuestro organismo. "El problema es cuando se vuelve insoportable", dice el neurólogo del CSIC. Este trastorno se origina cuando los nervios se estropean en su función, ya sea como consecuencia de una lesión externa o derivado de una enfermedad. Es el sistema nervioso (que reconoce las señales agresivas o peligrosas) quien envía señales de dolor al cerebro sin que realmente exista un motivo para ello.
-Efectos secundarios de los opioides
El tratamiento de opioides no solo pierde eficacia, sino que desencadena efectos secundarios que interfieren en otras funciones neurales: alucinaciones, somnolencia, depresión respiratoria, erupción cutánea, e incluso pueden conducir al coma (en casos extremos). No hay que olvidar la tolerancia que desarrolla el paciente, que aumenta las dosis como única alternativa.
La frustración de los pacientes contagia a los profesionales, que se ven incapaces de poner freno al calvario. Un estudio que ha presentado la SED, en este Día Mundial contra el Dolor, destaca que "sería conveniente la concienciación de los profesionales de lo que significa para el individuo un tratamiento insuficiente del dolor". Solo uno de cada 10 hospitales públicos incluye un programa de tratamiento del dolor agudo en el servicio de urgencias, cuando es la principal causa de ingreso hospitalario (43%). Por algún tipo de dolor crónico, como el neuropático, ingresa un 15,9%. Más de 10 millones de personas en España son víctimas de dolor crónico.
Los pacientes, desesperados, en ocasiones optan por el tratamiento quirúrgico. Pero las intervenciones también tienen sus complicaciones, cuando se intenta bloquear esta disfunción para que el nervio deje de enviar señales erróneas al cerebro. "La intervención requiere que se conozca el lugar exacto de la lesión, que no esté en un sitio de mal acceso...", explica el científico.
**Publicado en "EL PAIS"
Patients with inflammatory bowel disease appear to be at increased risk for post-operative DVT, PE
Patients with inflammatory bowel disease (IBD) undergoing surgery may be more likely to develop deep vein thrombosis (DVT; blood clot in a deep vein in the thigh or leg) or pulmonary embolism (PE; blood clot in blood vessels in the lungs) following surgical procedures, according to a study published Online First by Archives of Surgery, one of the JAMA/Archives journals. "An increased risk of DVT and PE in patients with IBD has been evident for the past 75 years," the authors write as background information for the article. "Most work in this area has not looked specifically at patients undergoing surgery. Patients with IBD frequently require surgical intervention, and an understanding of their risk of venous thromboembolism is therefore an important issue."
Andrea Merrill, M.D., from Massachusetts General Hospital, Boston, and Frederick Millham, M.D., from Newton-Wellesley Hospital, Boston, analyzed 2008 data from the 211 hospitals participating in the American College of Surgeons National Surgical Quality Improvement Program (NSQIP). Of the 268,703 patients, 2,249 patients had IBD (0.8 percent) and they were compared with 269,119 patients without IBD.
Among all the patients, there were 2,665 cases of DVT or PE (1.0 percent). "Occurrence of DVT or PE was more common in patients with IBD (2.5 percent) overall. Nonintestinal surgical cases had a higher rate of DVT or PE (5.0 percent)," the authors report. "Inflammatory bowel disease had no effect on risk of postoperative myocardial infarction (heart attack) or stroke."
"In conclusion, this study of patients enrolled in the NSQIP database demonstrates that patients with IBD who undergo surgery have a two-fold increased risk of DVT or PE. In patients with IBD who are having nonintestinal surgery, this risk may be even higher. These findings suggest that standard DVT and PE prophylaxis [prevention] should be reconsidered for this patient group."
**Source: JAMA and Archives Journals
Andrea Merrill, M.D., from Massachusetts General Hospital, Boston, and Frederick Millham, M.D., from Newton-Wellesley Hospital, Boston, analyzed 2008 data from the 211 hospitals participating in the American College of Surgeons National Surgical Quality Improvement Program (NSQIP). Of the 268,703 patients, 2,249 patients had IBD (0.8 percent) and they were compared with 269,119 patients without IBD.
Among all the patients, there were 2,665 cases of DVT or PE (1.0 percent). "Occurrence of DVT or PE was more common in patients with IBD (2.5 percent) overall. Nonintestinal surgical cases had a higher rate of DVT or PE (5.0 percent)," the authors report. "Inflammatory bowel disease had no effect on risk of postoperative myocardial infarction (heart attack) or stroke."
"In conclusion, this study of patients enrolled in the NSQIP database demonstrates that patients with IBD who undergo surgery have a two-fold increased risk of DVT or PE. In patients with IBD who are having nonintestinal surgery, this risk may be even higher. These findings suggest that standard DVT and PE prophylaxis [prevention] should be reconsidered for this patient group."
**Source: JAMA and Archives Journals
El 20% de la población sufre en algún momento trastornos auditivos
Se sabe que España es el país más ruidoso del mundo después de Japón, pero lo que no se conocía es el impacto de la crisis en el sistema auditivo de los españoles. El otorrinolaringólogo Miguel Ángel López, responsable de la Unidad de Acúfenos del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, con más de 10.000 casos tratados en los últimos 12 años, destaca el "gran incremento" de consultas que tiene sobre este tema. Según López, el problema de acúfenos (pitidos o ruidos continuos) y pérdida súbita de audición afecta cada día a personas más jóvenes o a grupos sociales que hasta ahora eran ajenos a esta patología. "Vienen empresarios arruinados a los que el estrés crónico les ha dejado sordos, mujeres que se están sometiendo a un proceso de fecundación in vitro... Y muchos jóvenes. Estudiantes de medicina, de ingeniería o de esas carreras, nuevas, con dos titulaciones, que siempre les exigen el máximo. El estrés al que están sometidos les lleva, a veces, a lesiones auditivas", concluye el especialista.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 9 millones de españoles soportan a diario un ruido muy superior a los 65 decibelios que recomienda la OMS. El INE señala, asimismo, que un 30% de las viviendas están expuestas a una contaminación acústica grave. Y el ruido ambiente de muchas ciudades supera con creces los 85 decibelios, cifra a partir de la cual, consideran los médicos, pueden producirse lesiones auditivas. Es decir, el ruido en España es un problema de salud pública. "Un 20% de la población termina teniendo episodios de acúfenos, aunque solo un 2% acuda al médico", apunta López.
En la guía titulada Acúfeno como señal de malestar, en la que participan 77 autores, se define este fenómeno como "la percepción del ruido generado por el funcionamiento del organismo". Averiguar por qué se "siente" de pronto este ruido y tratarlo es el reto que tienen los médicos. López explica que muchas veces estos pitidos tienen origen psicosomático, y tras una larga experiencia de observación clínica, describe la causa muchas veces como isquémica. "Es un microinfarto cerebral, causado por un estrés continuado o por un exceso de ruido que provoca pitidos, zumbidos insoportables o sordera súbita".
Marina González, 24 años, licenciada en Bellas Artes y a punto de hacerlo también en Publicidad y Relaciones Públicas, amaneció el día de Navidad de 2006 envuelta en unos zumbidos insoportables. Había pasado la noche bailando en una discoteca con música a más de 100 decibelios. "En urgencias me diagnosticaron una pérdida de audición del 30% y acúfenos -'algo con lo que tendrás que vivir toda la vida, pues no tiene cura', me dijeron-. Se me vino el mundo encima". Hoy Marina se ha recuperado del oído pero no de los zumbidos. "Cuando estoy tensa, o al acostarme sobre todo, me vuelven". Y comenta que solo consiguió hablar de este tema, "sin llorar", después de exponer en Bruselas, durante su Erasmus, "una instalación en la que le daba forma a los pitidos". "Pero ya he aceptado que debo vivir con los ruidos. Y estoy bien", concluye. No ocurre así con Juan Salvador, 54 años, granadino y pintor autodidacta. Salvador dice vivir un infierno continuo. "Sobre todo de noche, cuando me desespero porque no consigo dormir". Él libera la angustia en sus cuadros; en algunos puede intuirse el desgarro interior y ese mundo fantasmal en que vive. ¿Y qué hay del tratamiento? Desde la Unidad de Acúfenos que dirige López proponen un protocolo novedoso, de cinco pasos, que, comenta, les está dando buenos resultados. Tras la lógica inspección del sistema auditivo, proceden a un reconocimiento más amplio: nariz, garganta, cabeza...
"La resonancia magnética nos permite descubrir casi siempre que ha habido una isquemia cerebral (microinfartos) que es la causante, por lo general, de la oclusión auditiva". Una auscultación más amplia del cuerpo (tercer paso) les permite constatar cómo estos pacientes llegan, casi siempre, con severas contracturas en cuello y espalda. El cuarto y quinto paso tienen que ver con la vida que lleva el paciente y su salud, en general. "El entorno familiar y social, el estrés que genera el trabajo, son, a menudo, determinantes y, a la postre, hacen que estalle el oído (sordera súbita) o empiece el acúfeno", resume López.
**Publicado en "EL PAIS"
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 9 millones de españoles soportan a diario un ruido muy superior a los 65 decibelios que recomienda la OMS. El INE señala, asimismo, que un 30% de las viviendas están expuestas a una contaminación acústica grave. Y el ruido ambiente de muchas ciudades supera con creces los 85 decibelios, cifra a partir de la cual, consideran los médicos, pueden producirse lesiones auditivas. Es decir, el ruido en España es un problema de salud pública. "Un 20% de la población termina teniendo episodios de acúfenos, aunque solo un 2% acuda al médico", apunta López.
En la guía titulada Acúfeno como señal de malestar, en la que participan 77 autores, se define este fenómeno como "la percepción del ruido generado por el funcionamiento del organismo". Averiguar por qué se "siente" de pronto este ruido y tratarlo es el reto que tienen los médicos. López explica que muchas veces estos pitidos tienen origen psicosomático, y tras una larga experiencia de observación clínica, describe la causa muchas veces como isquémica. "Es un microinfarto cerebral, causado por un estrés continuado o por un exceso de ruido que provoca pitidos, zumbidos insoportables o sordera súbita".
Marina González, 24 años, licenciada en Bellas Artes y a punto de hacerlo también en Publicidad y Relaciones Públicas, amaneció el día de Navidad de 2006 envuelta en unos zumbidos insoportables. Había pasado la noche bailando en una discoteca con música a más de 100 decibelios. "En urgencias me diagnosticaron una pérdida de audición del 30% y acúfenos -'algo con lo que tendrás que vivir toda la vida, pues no tiene cura', me dijeron-. Se me vino el mundo encima". Hoy Marina se ha recuperado del oído pero no de los zumbidos. "Cuando estoy tensa, o al acostarme sobre todo, me vuelven". Y comenta que solo consiguió hablar de este tema, "sin llorar", después de exponer en Bruselas, durante su Erasmus, "una instalación en la que le daba forma a los pitidos". "Pero ya he aceptado que debo vivir con los ruidos. Y estoy bien", concluye. No ocurre así con Juan Salvador, 54 años, granadino y pintor autodidacta. Salvador dice vivir un infierno continuo. "Sobre todo de noche, cuando me desespero porque no consigo dormir". Él libera la angustia en sus cuadros; en algunos puede intuirse el desgarro interior y ese mundo fantasmal en que vive. ¿Y qué hay del tratamiento? Desde la Unidad de Acúfenos que dirige López proponen un protocolo novedoso, de cinco pasos, que, comenta, les está dando buenos resultados. Tras la lógica inspección del sistema auditivo, proceden a un reconocimiento más amplio: nariz, garganta, cabeza...
"La resonancia magnética nos permite descubrir casi siempre que ha habido una isquemia cerebral (microinfartos) que es la causante, por lo general, de la oclusión auditiva". Una auscultación más amplia del cuerpo (tercer paso) les permite constatar cómo estos pacientes llegan, casi siempre, con severas contracturas en cuello y espalda. El cuarto y quinto paso tienen que ver con la vida que lleva el paciente y su salud, en general. "El entorno familiar y social, el estrés que genera el trabajo, son, a menudo, determinantes y, a la postre, hacen que estalle el oído (sordera súbita) o empiece el acúfeno", resume López.
**Publicado en "EL PAIS"
Trudeau Institute reports new approach to treating Listeria infections
Research underway at the Trudeau Institute could lead to new treatments for people sickened by Listeria and other sepsis-causing bacteria. Dr. Stephen Smiley's laboratory has published a study in the scientific journal Infection and Immunity that supports a new approach to treating these infections. Listeria can cause serious illness, especially among the elderly, the very young and those with compromised immune systems. The bacteria can also cause significant complications in pregnant women, including miscarriage.
The CDC is reporting that one miscarriage and 23 deaths can be attributed to a recent outbreak of Listeria infections in the United States caused by tainted cantaloupes; 116 persons from 25 states have been infected with the outbreak-associated strains.
Ingestion of Listeria usually causes a limited gastrointestinal illness; however, the bacteria sometimes spread to other parts of the body, resulting in a deadly sepsis. Despite decades of medical research, severe infections caused by Listeria and other bacteria that cause sepsis, like MRSA, still threaten human health.
The Trudeau Institute study demonstrates that mice that have been genetically modified so they cannot produce factor XI (FXI), a specific blood-clotting factor, have an improved capacity to withstand injection with high doses of Listeria. The study also shows that normal mice treated with both an antibody targeting FXI along with antibiotics show improved survival during septic Listeria infection, as compared with mice treated with antibiotics alone.
These findings suggest FXI-targeted therapeutics may be useful for treating severe infections caused by Listeria and other sepsis-causing bacteria.
This recent work builds on a long history of Listeria research at the Trudeau Institute. In the 1960s the Institute's first director, Dr. George B. Mackaness, advanced the use of mouse models to study how cells of the immune system combat Listeria. He discovered that activated macrophages play a critical role in killing Listeria. He also discovered that lymphocytes, another type of immune cell, orchestrate this killing response. These seminal observations remain the foundation for modern studies of cell-mediated defense against pathogens.
The Trudeau Institute's second director, Dr. Robert J. North, extended this work by identifying the key subset of anti-Listeria lymphocytes: T cells. Dr. North and his Trudeau colleagues also described crucial roles for NK cells and neutrophils.
Several years ago, Dr. Smiley discovered that blood-clotting proteins also play critical protective roles during immune defense against Listeria. "I was really intrigued by our finding that clotting protects against Listeria because so many other studies had shown that clotting clogs blood vessels and contributes to organ failure and death during septic infections," said Dr. Smiley.
"Our finding suggested that some degree of blood clotting is essential for effective immune defense, but too much is harmful. We set out in search of ways to prevent the bad clotting while maintaining the good."
Specifically, Dr. Smiley's lab looked for clotting factors that appeared to be hyperactive in the septic state.
"The paper we've just published is our first demonstration of this exciting new approach to treating sepsis -- we found that FXI is overproduced during septic Listeria infections and that therapeutics targeting FXI can reduce septic disease while maintaining immune defense."
Postdoctoral fellow Deyan Luo, assisted by Frank Szaba and Larry Kummer, led the research in the Smiley lab. Dr. Lawrence Johnson from the Trudeau Institute, Dr. David Gailani from Vanderbilt University, and Drs. Andras Gruber and Erik Tucker from the Oregon Health & Science University also made essential contributions.
**Source: Trudeau Institute
The CDC is reporting that one miscarriage and 23 deaths can be attributed to a recent outbreak of Listeria infections in the United States caused by tainted cantaloupes; 116 persons from 25 states have been infected with the outbreak-associated strains.
Ingestion of Listeria usually causes a limited gastrointestinal illness; however, the bacteria sometimes spread to other parts of the body, resulting in a deadly sepsis. Despite decades of medical research, severe infections caused by Listeria and other bacteria that cause sepsis, like MRSA, still threaten human health.
The Trudeau Institute study demonstrates that mice that have been genetically modified so they cannot produce factor XI (FXI), a specific blood-clotting factor, have an improved capacity to withstand injection with high doses of Listeria. The study also shows that normal mice treated with both an antibody targeting FXI along with antibiotics show improved survival during septic Listeria infection, as compared with mice treated with antibiotics alone.
These findings suggest FXI-targeted therapeutics may be useful for treating severe infections caused by Listeria and other sepsis-causing bacteria.
This recent work builds on a long history of Listeria research at the Trudeau Institute. In the 1960s the Institute's first director, Dr. George B. Mackaness, advanced the use of mouse models to study how cells of the immune system combat Listeria. He discovered that activated macrophages play a critical role in killing Listeria. He also discovered that lymphocytes, another type of immune cell, orchestrate this killing response. These seminal observations remain the foundation for modern studies of cell-mediated defense against pathogens.
The Trudeau Institute's second director, Dr. Robert J. North, extended this work by identifying the key subset of anti-Listeria lymphocytes: T cells. Dr. North and his Trudeau colleagues also described crucial roles for NK cells and neutrophils.
Several years ago, Dr. Smiley discovered that blood-clotting proteins also play critical protective roles during immune defense against Listeria. "I was really intrigued by our finding that clotting protects against Listeria because so many other studies had shown that clotting clogs blood vessels and contributes to organ failure and death during septic infections," said Dr. Smiley.
"Our finding suggested that some degree of blood clotting is essential for effective immune defense, but too much is harmful. We set out in search of ways to prevent the bad clotting while maintaining the good."
Specifically, Dr. Smiley's lab looked for clotting factors that appeared to be hyperactive in the septic state.
"The paper we've just published is our first demonstration of this exciting new approach to treating sepsis -- we found that FXI is overproduced during septic Listeria infections and that therapeutics targeting FXI can reduce septic disease while maintaining immune defense."
Postdoctoral fellow Deyan Luo, assisted by Frank Szaba and Larry Kummer, led the research in the Smiley lab. Dr. Lawrence Johnson from the Trudeau Institute, Dr. David Gailani from Vanderbilt University, and Drs. Andras Gruber and Erik Tucker from the Oregon Health & Science University also made essential contributions.
**Source: Trudeau Institute
El científico José Carlos Flórez en EL PAIS: "Hay compañeros españoles un poco anquilosados"

Para un científico joven, pocos reconocimientos hay mayores que recibir un premio del presidente de Estados Unidos por el gran potencial de sus investigaciones. A José Carlos Flórez, médico español que busca nuevos métodos para tratar la diabetes tipo 2, le ocurrió el viernes. Ese día, momentos antes de conocer a Barack Obama, se reunió con este diario en un lugar emblemático de Washington, el restaurante Old Ebbitt, junto a la Casa Blanca. En esa comida describió su objetivo y el de numerosos científicos del campo de la genética: generalizar la codificación de la secuencia del ADN para tratar enfermedades de forma individualizada.
El médico ha sido premiado por Obama por su investigación sobre la diabetes
Flórez nació en New Hampshire, de padres españoles, en 1966. Su familia volvió a España dos años después, pero él regresó a EE UU en 1984. Se doctoró en neurociencia por la Universidad Northwestern de Chicago. Ahora es médico en el hospital General de Massachusetts e investiga, en la Universidad de Harvard, posibles tratamientos, personalizados a través la secuenciación genética, de la diabetes 2, cuya causa se ignora y que se ve agravada por factores como la alimentación.
El galardón que Obama les ha concedido a Flórez y otros 93 investigadores, el Premio Presidencial al Principio de Carrera de Científicos e Ingenieros, supone un reconocimiento y, a la vez, un gran peso. Ahora sus experimentos deben dar resultados. El contexto de la investigación en Norteamérica, asegura, es propicio para ello, por su gran competitividad.
"En EE UU se está a años luz de lo que ocurre en España, por muchas razones", explica. "Hay compañeros españoles un poco anquilosados. Es el problema de la ciencia en un mundo universitario que es público, de funcionarios, con cátedras concedidas y en el que no se considera la productividad como una razón para que una persona siga en esa cátedra. En EE UU, el mérito, el buen trabajo y el buen hacer se recompensan".
Flórez pide una ensalada de marisco, pese a la abundancia de hamburguesas y filetes en el menú. Come lentamente, como aconsejan los doctores. Algo excepcional en EE UU, cada día deja su laboratorio a las seis de la tarde, para acudir a casa y cocinar la cena para su familia. Platos, frecuentemente, españoles. "En España se come mucho mejor, porque no se abusa de los dulces, se come más fruta y verdura, y los alimentos están menos procesados".
Su historia, a pesar de que tiene doble nacionalidad, es la de muchos inmigrantes que han triunfado en América. Cuando llegó, en 1984, tuvo que unir un préstamo, una ayuda de sus padres y dos becas para poder pagarse los estudios. Además, tuvo que trabajar durante los primeros años de facultad. Pese al tiempo dedicado a la medicina y a la ciencia, Flórez no se pierde en tecnicismos. Es excepcionalmente divulgativo, resultado de tratar a diario con pacientes.
"Es una ventaja para nosotros que el ADN sea inmutable", dice. "Las variantes genéticas nos permitirán predecir enfermedades. Podremos diseñar tratamientos efectivos, almacenando esa información en un chip, que solo se fabricará una vez en la vida del paciente. Por eso, su coste será mínimo. Será un informe médico que se podrá compartir con el endocrino o el neumólogo, para que decidan cuál es el tratamiento más adecuado. Puede que estemos a cinco o 10 años de ese momento".
Flórez nació en New Hampshire, de padres españoles, en 1966. Su familia volvió a España dos años después, pero él regresó a EE UU en 1984. Se doctoró en neurociencia por la Universidad Northwestern de Chicago. Ahora es médico en el hospital General de Massachusetts e investiga, en la Universidad de Harvard, posibles tratamientos, personalizados a través la secuenciación genética, de la diabetes 2, cuya causa se ignora y que se ve agravada por factores como la alimentación.
El galardón que Obama les ha concedido a Flórez y otros 93 investigadores, el Premio Presidencial al Principio de Carrera de Científicos e Ingenieros, supone un reconocimiento y, a la vez, un gran peso. Ahora sus experimentos deben dar resultados. El contexto de la investigación en Norteamérica, asegura, es propicio para ello, por su gran competitividad.
"En EE UU se está a años luz de lo que ocurre en España, por muchas razones", explica. "Hay compañeros españoles un poco anquilosados. Es el problema de la ciencia en un mundo universitario que es público, de funcionarios, con cátedras concedidas y en el que no se considera la productividad como una razón para que una persona siga en esa cátedra. En EE UU, el mérito, el buen trabajo y el buen hacer se recompensan".
Flórez pide una ensalada de marisco, pese a la abundancia de hamburguesas y filetes en el menú. Come lentamente, como aconsejan los doctores. Algo excepcional en EE UU, cada día deja su laboratorio a las seis de la tarde, para acudir a casa y cocinar la cena para su familia. Platos, frecuentemente, españoles. "En España se come mucho mejor, porque no se abusa de los dulces, se come más fruta y verdura, y los alimentos están menos procesados".
Su historia, a pesar de que tiene doble nacionalidad, es la de muchos inmigrantes que han triunfado en América. Cuando llegó, en 1984, tuvo que unir un préstamo, una ayuda de sus padres y dos becas para poder pagarse los estudios. Además, tuvo que trabajar durante los primeros años de facultad. Pese al tiempo dedicado a la medicina y a la ciencia, Flórez no se pierde en tecnicismos. Es excepcionalmente divulgativo, resultado de tratar a diario con pacientes.
"Es una ventaja para nosotros que el ADN sea inmutable", dice. "Las variantes genéticas nos permitirán predecir enfermedades. Podremos diseñar tratamientos efectivos, almacenando esa información en un chip, que solo se fabricará una vez en la vida del paciente. Por eso, su coste será mínimo. Será un informe médico que se podrá compartir con el endocrino o el neumólogo, para que decidan cuál es el tratamiento más adecuado. Puede que estemos a cinco o 10 años de ese momento".
**Publicado en "EL PAIS"
Canada needs to adopt a national suicide prevention strategy
Canada needs to adopt a national suicide prevention strategy, and physicians can play a key role in the strategy, states an analysis in CMAJ (Canadian Medical Association Journal). Many countries in Europe as well as the United States, New Zealand and Sri Lanka have adopted national suicide prevention strategies. Canada, a country in which at least 10 people die by suicide daily (2007 figure), however, lacks a strategy.
There is evidence that shows targeted interventions can reduce suicide. For example, education of primary care physicians was estimated to result in a 22% to 73% decline in annual suicide rates and restricting access led to a 1.5% to 33% decline, according to one study.
"Many Canadian physicians, policy-makers and politicians have not been adequately updated by experts in the field that suicide is preventable," states Dr. Paul Links, Department of Psychiatry, University of Toronto. "As a result, physicians in particular may not be aware of their important role in suicide prevention."
Common elements in suicide prevention strategies include public education, responsible media reporting, detection and treatment of depression and mental health issues, addressing alcohol and drug abuse, crisis intervention and follow up, training and education of health care professionals, reduced access to methods of suicide and more.
As front-line health care professionals, physicians need to be aware of risk factors, such as recent discharge of a patient from a psychiatric institution, and provide appropriate support or referrals. Early follow up after discharge has been shown to reduce the rate of suicide reattempts. Pharmaceutical therapy and psychotherapy are other treatments shown to be effective in reducing the risk of suicide in high-risk people.
"Given the number of Canadians who die by suicide each year, the burden in terms of the suffering and pain of those left to cope with the loss of a loved one and the growing evidence of effective strategies for prevention, physicians have a responsibility to encourage governments to move toward policies and programs that will prevent suicides," concludes Dr. Links. "In Canada, this includes encouraging the federal government to form a national strategy for suicide prevention similar to those in place in so many other developed nations."
**Source: Canadian Medical Association Journal
There is evidence that shows targeted interventions can reduce suicide. For example, education of primary care physicians was estimated to result in a 22% to 73% decline in annual suicide rates and restricting access led to a 1.5% to 33% decline, according to one study.
"Many Canadian physicians, policy-makers and politicians have not been adequately updated by experts in the field that suicide is preventable," states Dr. Paul Links, Department of Psychiatry, University of Toronto. "As a result, physicians in particular may not be aware of their important role in suicide prevention."
Common elements in suicide prevention strategies include public education, responsible media reporting, detection and treatment of depression and mental health issues, addressing alcohol and drug abuse, crisis intervention and follow up, training and education of health care professionals, reduced access to methods of suicide and more.
As front-line health care professionals, physicians need to be aware of risk factors, such as recent discharge of a patient from a psychiatric institution, and provide appropriate support or referrals. Early follow up after discharge has been shown to reduce the rate of suicide reattempts. Pharmaceutical therapy and psychotherapy are other treatments shown to be effective in reducing the risk of suicide in high-risk people.
"Given the number of Canadians who die by suicide each year, the burden in terms of the suffering and pain of those left to cope with the loss of a loved one and the growing evidence of effective strategies for prevention, physicians have a responsibility to encourage governments to move toward policies and programs that will prevent suicides," concludes Dr. Links. "In Canada, this includes encouraging the federal government to form a national strategy for suicide prevention similar to those in place in so many other developed nations."
**Source: Canadian Medical Association Journal
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