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17 January 2012

Aumenta la venta de falsas vacunas contra la malaria en Africa

La BBC informa que la venta de falsas vacunas —o de mala calidad— contra la malaria en África está provocando graves efectos secundarios y una resistencia al virus, según un estudio publicado por científicos de Oxford en el Malaria Journal http://bit.ly/wkUNFN (en inglés)


Changes in malaria morbidity and mortality in Mpumalanga Province, South Africa (2001-2009): a retrospective study
Lindokuhle Ngomane and Christiaan de Jager .
Malaria Journal 2012, 11:19 doi:10.1186/1475-2875-11-19Published: 13 January 2012
Abstract (provisional)
Background
Malaria remains a serious epidemic threat in Mpumalanga Province. In order to appropriately target interventions to achieve substantial reduction in the burden of malaria and ultimately eliminate the disease, there is a need to track progress of malaria control efforts by assessing the time trends and evaluating the impact of current control interventions. This study aimed to assess the changes in the burden of malaria in Mpumalanga Province during the past eight malaria seasons (2001/02 to 2008/09) and whether indoor residual spraying (IRS) and climate variability had an effect on these changes.
Methods
This is a descriptive retrospective study based on the analysis of secondary malaria surveillance data (cases and deaths) in Mpumalanga Province. Data were extracted from the Integrated Malaria Information System. Time series model (Autoregressive Integrated Moving Average) was used to assess the association between climate and malaria.
Results
Within the study period, a total of 35,191 cases and 164 deaths due to malaria were notified in Mpumalanga Province. There was a significant decrease in the incidence of malaria from 385 in 2001/02 to 50 cases per 100,000 population in 2008/09 (P < 0.005). The incidence and case fatality (CFR) rates for the study period were 134 cases per 100,000 and 0.54%, respectively. Mortality due to malaria was lower in infants and children (CFR <0.5%) and higher in those >65 years, with the mean CFR of 2.1% as compared to the national target of 0.5%. A distinct seasonal transmission pattern was found to be significantly related to changes in rainfall patterns (P = 0.007). A notable decline in malaria case notification was observed following apparent scale-up of IRS coverage from 2006/07 to 2008/09 malaria seasons.
Conclusions
Mpumalanga Province has achieved the goal of reducing malaria morbidity and mortality by over 70%, partly as a result of scale-up of IRS intervention in combination with other control strategies. These results highlight the need to continue with IRS together with other control strategies until interruption in local malaria transmission is completely achieved. However, the goal to eliminate malaria as a public health problem requires efforts to be directed towards the control of imported malaria cases; development of strategies to interrupt local transmission; and maintaining high quality surveillance and reporting system.
The complete article is available as a provisional PDF. The fully formatted PDF and HTML versions are in production.

Fewer children require hospitalization following drowning-related incidents

Fewer children required hospitalization following a drowning incident over the last two decades, according to a new study from the Johns Hopkins Center for Injury Research and Policy. According to the study, pediatric hospitalizations from drowning-related incidents declined 51 percent from 1993 to 2008. The rates declined significantly for all ages and for both genders, although drowning-related hospitalizations remained higher for boys at every age. Hospitalization rates also decreased significantly across the U.S., with the greatest decline in the South. Despite the steep decline, the South still experienced the highest rate of pediatric hospitalizations for drowning. The study will be published in the February issue of Pediatrics, and available on the journal's website January 16.
Drowning is the second leading cause of unintentional injury death of children age 1 to 19 in the U.S. For every pediatric drowning death, another two children are hospitalized for non-fatal drowning injuries.
"We found a significant decline in the rate of pediatric drowning hospitalizations, which is consistent with documented decreases in pediatric deaths from drowning," said lead study author Stephen Bowman, PhD, MHA, an assistant professor with the Johns Hopkins Center for Injury Research and Policy, part of the Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health. "Our findings provide evidence of a true decrease in drowning-related incidents, rather than simply a shift towards more children dying before reaching a hospital."
The authors note that over the study time period, important public and private efforts to reduce the risk of drowning in children have been promoted, such as installation of four-sided pool fencing, the use of personal flotation devices, and the endorsement by public health authorities of childhood swim lessons. Reductions in bathtub drowning hospitalizations, most common among children younger than 4, may be a result of targeted injury prevention efforts aimed at parents and caregivers of young children that encourage vigilance in supervision and offer education on the risks of infant bathtub seats.
"Continued funding and support for these efforts offer the potential to further reduce drowning hospitalizations in children," said Bowman. Drowning accounts for over 1,000 pediatric deaths annually in U.S. and over 5,000 related injuries. Total lifetime costs associated with drowning were estimated to exceed $5.3 billion in 2000, including $2.6 billion for children ages 0 to 14 years.

*Source: Johns Hopkins University Bloomberg School of Public Health

La revista 'The Lancet' analiza la seguridad sanitaria en los eventos masivos



"Muéstranos lugares para la celebración de ritos y vuélvete a nosotros", dice el Corán que imploraban Abraham e Ismael a Dios. "Y Dios les ordenó que construyeran en piedra una nueva Ka'aba, convocando a toda la humanidad a visitarla y ubicar así, en un mismo espacio, el corazón del hombre que, al llegar, declara 'heme aquí, oh Señor", relata una antigua leyenda musulmana.
De la construcción de la Ka'aba hace 4.000 años y, desde entonces, su poder de convocatoria, antes y después de ser lugar de culto musulmán, sólo ha ido en aumento. Precisamente, desde la aparición de Mahoma y el islam siglos después, La Meca y, en especial, la Ka'aba (que se encuentra en la mezquita de Masjid al-Haram y que puede albergar hasta 35.000 personas) se ha convertido en el más sagrado lugar musulmán, centro de peregrinación para todos aquellos que profesan esta religión, cuyos preceptos fundamentales -los cinco pilares- la obligan a visitar por lo menos una vez en la vida.
Congregándose especialmente en el mes de du l-hiyya (mes de 'la peregrinación', el duodécimo del calendario musulmán), los peregrinos llegan a triplicar la población de esta ciudad, al llegar cerca de tres millones de musulmanes procedentes de 183 países. De ellos, se calcula que 200.000 vienen de países pobres, donde tienen difícil acceso sanitario, a lo que hay que sumar el hacinamiento en La Meca en estos días y las variables temperaturas de este país en un mismo día.
Con tanta gente, lo que en un principio podría considerarse un peligro para la Salud Pública, actualmente es un problema que poco a poco se ha intentado dar solución por parte de las autoridades saudíes, ¿cómo? "Este país ha hecho progresos considerables para garantizar el bienestar de los peregrinos, incluyendo la vigilancia y seguridad de posibles enfermedades infecciosas", comenta Ziad Memish, miembro del Ministerio de Salud saudí, que ha intervenido en el especial de 'The Lancet', que dedica a la seguridad sanitaria en las grandes aglomeraciones de personas.
Memish enumera: "Actualizamos periódicamente las recomendaciones de vacunación, nos aseguramos de tomar medidas desde alimentarias a hídricas, pasando por los barberos y peluqueros, y se ha construido una terminal separada en el aeropuerto internacional de Jeddah exclusivamente para los peregrinos. En cualquier momento, esta terminal tiene una capacidad para albergar a 80.000 viajeros y cuenta con sistema de salud, clínicas médicas, seguridad e inmigración", explica.
Así, desde que en 1985, se notificaran 2.000 casos de golpe de calor, y más de 1.000 muertes en tan sólo unos días, las medidas sanitarias han ganando en efectividad.
Junto con el seguimiento de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los autores del estudio confieren a sus nuevas normas los logros en la detección y vigilancia de casos como el del brote del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) de 2003 o la pandemia de la gripe aviar de 2009, en las que se incluyó de manera extraordinaria "restricciones de acceso a los visitantes cuyos países estaban especialmente afectados por estos problemas, las pruebas rápidas a los que sí entraron y los programas de cuarentena si eran necesarios", afirma Memish.
Además, "en las inmediaciones de los centros de peregrinación, hay 141 centros de atención primaria y 24 hospitales con cerca de 5.000 camas, incluyendo más de 500 para estados críticos", comentan en el estudio. Igualmente, explican el refuerzo en personal médico: "Con más de 15.000 médicos y enfermeras que prestan sus servicios, equipos de salud pública distribuídos a lo largo de las zonas de peregrinación y coordinados con la policía, además de la planificación y coordinación de todos los sectores gubernamentales. Así, por ejemplo, el Comité de Medicina Preventiva se encarga de supervisar los planes de los centros de salud y coordinar los sistemas de prevención", señalan los autores.
Exportando el ejemplo musulmán
Que las medidas adoptadas durante la peregrinación musulmana son efectivas también se miden en cuanto al nivel de 'exportación' que consiguen. Y aquí, el mayor ejemplo lo constituye los preparativos del acto de inauguración de la presidencia de Barack Obama, donde se siguieron similares precauciones ante la masiva afluencia de gente (un millón de espectadores).
Así, los autores se hacen una pregunta: ¿por qué no imitar estas medidas en los grandes eventos internacionales tales como masivos conciertos, eventos deportivos o funerales de Estado? "Las grandes aglomeraciones de masas presentan desafíos complejos en el terreno sanitario y países como Arabia Saudí tienen una dilatada experiencia y cuenta con la infraestructura adecuada para proporcionar una ayuda única que evite brotes infecciosos y demás problemas sanitarios", asegura Memish.
Además, agregan, un trabajo corporativo a esta escala podría hacer al mundo musulmán un actor importante en la diplomacia de la salud a nivel mundial: "La experiencia de los saudíes con la peregrinación ha hecho que se desarrollen respuestas rápidas a cualquier contratiempo de salud pública, experiencia que puede dar múltiples enfoques para actuar frente a retos sanitarios masivos a nivel internacional", finaliza.
El calor y las estampidas: los principales enemigos
Pero, ¿cuáles son los problemas que requieren mayor atención en los grandes eventos? En el mismo especial de 'The Lancet', Robert Steffen, de la Universidad de Zurich (Suiza) cuantifica que en los últimos 30 años, las estampidas humanas y las lesiones por aplastamiento se han traducido en más de 7.000 muertos y 14.000 heridos; a las que sigue de cerca el riesgo de muerte cardiovascular en actos viculados a un estrés emocional intenso, tales como unos Juegos Olímpicos.
Para evitarlos, Steffen y sus colaboradores han descrito en su documento una serie de intervenciones eficaces, como la prestación de asesoramiento sobre los peligros del calor, y el uso del aire acondicionado para reducir la incidencia de enfermedades relacionadas con las altas temperaturas, así como el seguimiento del público y los cambios estructurales en tiempo real para reducir el riesgo de estampidas.



**Publicado en "EL MUNDO"

No walk in the park: Factors that predict walking difficulty in elderly

Yale School of Medicine researchers have found that the likelihood of becoming disabled with age increases with the following factors: having a chronic condition or cognitive impairment; low physical activity; slower gross motor coordination; having poor lower-extremity function; and being hospitalized. Women are also more likely than men to become disabled in their later years. Based on 12 years of data, the findings are published in the Jan.17 issue of Annals of Internal Medicine by a research team led by Dr. Thomas Gill, the Humana Foundation Professor of Geriatric Medicine and professor of medicine, epidemiology, and public health at Yale School of Medicine.
With age, many people can no longer walk short distances or drive a car, and those with long-term loss of mobility have difficulty regaining independence.
"Losing the ability to walk independently not only leads to a poorer overall quality of life, but prolonged disability leads to higher rates of illness, death, depression and social isolation," said Gill, who followed a group of 641 people aged 70 or older who could walk a quarter mile unassisted or who were active drivers at the start of the study. All participants could perform essential activities of daily living, such as bathing and dressing.
Gill and his team assessed the participants for changes in potential disability risk factors every 18 months between 1998 and 2008. They also assessed the participants' mobility each month. Those who said they needed help from another person to walk a quarter mile were considered to be walking disabled. Those who said that they had not driven a car during the past month were considered driving disabled.
On a monthly basis, the research team also assessed the participants' exposure to potential causes of disability, including illnesses or injuries leading to hospitalization and restricted activity, which increased the likelihood of long-term disability by 6-fold.
The team found that multiple risk factors, together with subsequent illness and injury leading to hospitalization and restricted activity, are associated with an increased likelihood of developing long-term walking and driving disability. The team considered a disability to be long term if it persisted for at least six months.
"We've learned that targeted strategies are needed to prevent disability among older people living independently in the community," said Gill.
Other authors on the study include Eveleyne A. Gahbauer, M.D.; Terrence E. Murphy; Ling Han, M.D.; and Heather G. Allore.
The National Institute on Aging funded the study, which was conducted at the Yale Pepper Center/Program on Aging.

*Source: Yale University

La incapacidad para caminar o conducir aumenta el riesgo de muerte según un estudio

Poder caminar sin ayuda del portal de casa a la parada del autobús es una 'sencilla' actividad, pero cuando se trata de personas mayores, el gesto, además de algo más costoso, puede ser la diferencia entre tener una vida social y rica o una de aislamiento y soledad. Una investigación apunta ahora cuáles son las causas más frecuentes de la pérdida o la dificultad de movilidad en la última etapa de la vida.
"La discapacidad a largo plazo para la movilidad comunitaria es el resultado de una combinación de factores predisponentes, que hacen al individuo más vulnerable, y enfermedades o lesiones, que actúan como desencadenantes". Ésta es la principal conclusión del estudio, publicado en 'Annals of Internal Medicine', que ha realizado un seguimiento de 12 años a 641 mayores de 70 años.
A lo largo de ese periodo, el 50% de los participantes pasó de no tener problemas para desplazarse a ser incapaz de caminar 400 metros o de conducir -las dos variables analizadas-. Esto "no sólo lleva a una menor calidad de vida sino que la invalidez prolongada provoca más tasas de enfermedad, muerte, depresión y aislamiento social", como apunta el principal autor, Thomas Gill, Catedrático de Geriatría de la Universidad de Yale (EEUU).
La buena noticia es que muchos de los factores predisponentes y desencadenantes identificados por Gill y sus colegas se pueden prevenir o modificar. La baja actividad física, las alteraciones cognitivas y el funcionamiento deficiente de las extremidades inferiores (los tres factores de riesgo más importantes) se pueden cambiar teniendo, como recomiendan las autoridades sanitarias,un envejecimiento activo.
También se pueden prevenir "muchos de los eventos mediadores, incluidas las caídas, los infartos, la insuficiencia cardiaca, el ictus y la artritis", recuerda el trabajo. Aumentar la actividad física, mejorar la dieta, evitar hábitos como fumar o beber alcohol ayuda a que lo mayores de 70 años se mantengan sanos y con una movilidad adecuada, que les permita llevar una vida activa.
Las intervenciones para alcanzar estas metas se deben realizar 'a priori' ya que la capacidad de recuperación de los mayores es muy pequeña, con tasas del 2,2% en la conducción y del 3,1% en los desplazamientos a pie, según este estudio. "Hemos aprendido -resume Gill- que necesitamos estrategias para prevenir la discapacidad entre las personas mayores que viven de forma independiente en la comunidad".
Lograr que un porcentaje elevado de esta población tenga una vida activa e independiente durante el mayor tiempo posible es además una forma de ahorrar dinero, en estos tiempos de crisis en los que la Sanidad se encuentra en el punto de mira.

**Publicado en "EL MUNDO"

Traditional physical autopsies -- not high-tech 'virtopsies' -- still 'gold standard'

TV crime shows like Bones and CSI are quick to explain each death by showing highly detailed scans and video images of victims' insides. Traditional autopsies, if shown at all, are at best in supporting roles to the high-tech equipment, and usually gloss over the sometimes physically grueling tasks of sawing through skin and bone. But according to two autopsy and body imaging experts at The Johns Hopkins Hospital, the notion that "virtopsy" could replace traditional autopsy -- made popular by such TV dramas -- is simply not ready for scientifically vigorous prime time. The latest virtual imaging technologies -- including full-body computed tomography (CT) scans, magnetic resonance imaging (MRI), ultrasound, X-ray and angiography are helpful, they say, but cannot yet replace a direct physical inspection of the body's main organs.
"The traditional autopsy, though less and less frequently performed, is still the gold standard for determining why and how people really died," says pathologist Elizabeth Burton, M.D., deputy director of the autopsy service at Johns Hopkins.
Burton and Johns Hopkins clinical fellow Mahmud Mossa-Basha, M.D., in an editorial set to appear in the Annals of Internal Medicine online Jan. 17, offer their own assessment of why the numbers of conventional autopsies have steadily declined over the past decade and why, despite this drop, the virtopsy is unlikely to properly replace it anytime soon.
Burton, who has performed well over a thousand autopsies, says current imaging technologies can help tremendously when used in combination with autopsies. "It's not a question of either traditional autopsy or virtopsy," she says, "it's a question of what methods work best in determining cause of death."
The Johns Hopkins experts base their claims on evidence, some of which will also be published in the same edition of Annals, that some common diagnoses are routinely missed when imaging results are compared to autopsy findings, and there is no proof that virtopsy is a more reliable alternative to conventional autopsy, at least, for now.
According to Burton, a visiting associate professor at the Johns Hopkins University School of Medicine, hospital autopsy rates in the United States -- for patients who die of natural causes in hospitals -- whose bodies do not have to be examined by the local medical examiner or coroner -- have fallen from a high of about 50 percent in the 1960s to about 10 percent today. At The Johns Hopkins Hospital, she says, the rate remains close to a once-required standard for hospital accreditation of 25 percent, set as an appropriate goal for teaching medical residents and fellows, and auditing clinical practice.
Burton says many reasons are behind the drop in conventional autopsy rates. Medical overconfidence in diagnostic imaging results partly explains the decline, but is also to blame for the high number of diagnostic errors.
"If we chose the right test at the right time in the right people, and followed clinical guidelines to the letter, then modern diagnostic tests would produce optimal results. But we don't," says Burton.
Burton says such misinterpretations of images, lab results, and physical signs and symptoms, help explain the roughly 23 percent of new diagnoses that are detected by autopsy.
She acknowledges that it also is easier for physicians to rely on existing diagnostic techniques to determine the cause of death than to go through the often uncomfortable task of asking grieving family members for permission to perform a conventional autopsy to confirm the cause of death. Making the process more difficult is that many physicians simply don't know what steps to take, including the paperwork and approvals, to get an autopsy performed.
For many families, dissuading factors include the prospect of delaying funeral arrangements, possible disfigurement to a loved one's body as well as the stress in coping with their loss, and the cost of an autopsy, which can run upwards of $3,000, unless the hospital offers to do it at no charge for teaching or its own auditing purposes.
While diagnostic overconfidence, changing cultural norms and cost may depress autopsy rates, Burton says, overreliance on technology underscores an inherent flaw in switching to virtopsy.
In a German study that accompanies the Hopkins editorial, conventional autopsy and imaging results, as would be seen in virtopsy, were compared for accuracy in 162 people who died in hospital. Some had just virtopsy, while the others had both virtopsy and conventional autopsy. In the 47 who underwent both procedures, 102 new diagnoses were found; while in comparison, 47 new diagnoses were found among the 115 who underwent virtopsy alone. Study results also showed that virtual autopsy by CT scan failed to pick up 20.8 percent of the new diagnoses, while conventional autopsy missed only 13.4 percent.
Medical problems most commonly missed or not seen by autopsy included air pockets in collapsed lungs (which could have impeded breathing) and bone fractures, and the most common diagnoses missed by imaging were heart attack, pulmonary emboli and cancer.
Burton says the study findings are not surprising because, for example, a tumor nodule in the lung could appear on any scan or X-ray image as a small, dense, white spot or so-called coin lesion that could easily be interpreted as a fungal infection, tuberculosis-related granuloma or benign tissue mass. But until the tissue is physically examined in a lab, after biopsy or during traditional autopsy, "there's no way to know the diagnosis with 100 percent certainty."
In addition to diagnostic weaknesses, Mossa-Basha says that perhaps the biggest hurdle for proponents of the virtopsy alternative is the high cost of imaging. Modern ultrasounds and MRI scanners cost hundreds of thousands of dollars, with the most advanced CT scanners needed for the most detailed imaging priced well in excess of a million dollars. Full-body CT scans, he says, run about $1,500 each, which, when added to device purchasing and maintenance fees, make vitropsy an expensive option.
Mossa-Basha says major advances in scanning devices make some forensic aspects of autopsy easier when keeping the body closed protects physical evidence from being destroyed, such as tracking bullet trajectories in gun victims.
"Steady progress in imaging technology is refining conventional autopsy, making it better and more accurate," says Mossa-Basha, a clinical fellow in neuroradiology at Johns Hopkins. "Physicians really need to be selective and proactive -- even before a critically injured patient in hospital dies -- in deciding whether an autopsy is likely to be needed and, if so, whether to approach the family in advance. Only in this way do we ensure that we are using the latest scanning devices appropriately during autopsy and when it is most effective in producing the most accurate-as-possible death certificates."

**Source: Johns Hopkins Medicine

Mal uso de las cremas solares en la población infantil

No basta con aplicarse crema de protección solar. Además, hay que prestar atención a la cantidad que usted extiende por su cuerpo, concretamente por el de sus hijos. Según un estudio publicado en 'Archives of Dermatology' , se echan menos de la mitad de lo que deben y, por lo tanto, al contrario de lo que piensan sus padres, no están lo suficientemente protegidos de la radiación ultravioleta.
Como explica Yolanda Gilaberte, dermatóloga del Hospital de San Jorge de Huesca, la eficacia de un filtro de 50 puede reducirse a la de uno de ocho si la frecuencia de la aplicación o la cantidad no es la adecuada. Es decir, para que el fotoprotector cumpla su función (en la prevención del cáncer de piel), "se debe extender una capa de dos miligramos por centímetro cuadrado en la piel media hora antes de la exposición solar". Y añade: "No es que sea la cantidad recomendada, es que es con la que se hacen las mediciones de los filtros solares".
Todos los estudios realizados al respecto indican que los adultos no cumplen con esta premisa y ahora, por primera vez, un grupo de expertos del Queensland Institute of Medical Research (Australia) comprueba que los más pequeños tampoco. "De media, se echaban una capa de 0,48 miligramos por centímetro cuadrado", afirman los responsables del estudio en el artículo. Así lo demuestran los 87 niños australianos (entre 5 y 12 años) que participaban en la investigación.
Y aún más, después de analizar los formatos de los fotoprotectores, también se dieron cuenta de que "los niños se aplicaban más cantidad cuando utilizaban el producto en forma de spray (0,75 miligramos por centímetro cuadrado), en comparación con el bote normal (0,57 miligramos por centímetro cuadrado) y el de roll-on (0,22 miligramos por centímetro cuadrado)".
En España, el formato roll-on no se comercializa, pero sí hay cremas protectoras en espuma, en geles y en barra (para los labios). "El fotoprotector en spray es más agradable, más cómodo y fácil de aplicar. Su textura facilita la aplicación, sobre todo para aquellos que suelen rechazar ponerse cremas, como los niños, adolescentes y hombres", puntualiza Gilaberte. "Existe la percepción de que, como es líquido, protege menos, pero si se compensa aplicando más, puede ser un producto muy ventajoso", recalca.
En el estudio, ninguno de los niños se puso los dos miligramos por centímetro cuadrado, lo que avala la preocupación que tienen los dermatólogos por el uso correcto de los fotoprotectores. "Estamos infrautilizando este producto y, en vista de las conclusiones, debemos seguir recomendando otros métodos de protección como la ropa y evitar las horas de máxima insolación (entre las 12 y las 16)", recomienda Raúl de Lucas, dermatólogo del Hospital Universitario La Paz, quien recuerda que no sólo debemos protegernos en verano, también en invierno. "Más del 60% de las radiaciones solares a lo largo de la vida se reciben en la edad escolar, sobre todo en el recreo y haciendo ejercicio al aire libre. Por eso, durante el curso los niños tienen que utilizar los fotoprotectores".
Si se pregunta qué factor es el adecuado para su hijo, Gilaberte explica que, "como ya sabemos que no usamos la cantidad recomendada, para un fototipo de piel normal (2 o 3), en lugar de un 15, aconsejamos un 30".
Dado que ni los adultos ni los niños se echan suficiente crema, los autores de este estudio proponen "diseñar intervenciones educativas para ayudar a mejorar la aplicación de los filtros solares. Además, conviene insitir en otras recomendaciones complementarias, como el uso del gorro o la sombra".

**Publicado en "EL MUNDO"

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