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27 January 2012

‘Arrugas’: el dolor pasa del cómic al cine



Paco Roca (Valencia, 1969) nunca lo tuvo claro. “Me llamaban los productores, pero las propuestas desaparecían, no acababan de cuajar”. El objetivo era su cómic Arrugas (2007), una singular reflexión sobre el daño que provoca el alzhéimer, y que se convirtió en un éxito de ventas: 20.000 ejemplares, una cantidad increíble en España. “Yo creo que el público español poco a poco va abriéndose a nuestros trabajos, que lee más tebeos que los de superhéroes. Compra María y yo, Píldoras azules… No tendremos las tiradas de mercados como el francés, pero crecemos”. Arrugas, inspirado en las vivencias del padre de un amigo de Roca, y de la gente que le rodeaba, le reportó el Premio Nacional de Cómic. Mientras, Roca siguió con sus trabajos: Memorias de un hombre en pijama o El invierno del dibujante son otros dos grandes ejemplos de un talento que empezó a ser conocido en el año 2000 con GOG.
Y llegó el productor Manuel Cristóbal y se empecinó en que Arrugas fuera una película de animación dirigida por Ignacio Ferreras. El resultado, que se puede ver desde hoy en los cines, y que ha logrado ser precandidato al Oscar y candidato a dos goyas: filme de animación y guion adaptado, lo explica el mismo Paco Roca en el video.

**Publicado en "EL PAIS"

Protein in the brain could be a key target in controlling Alzheimer's

A protein recently discovered in the brain could play a key role in regulating the creation of amyloid beta, the major component of plaques implicated in the development of Alzheimer's disease, according to researchers at Temple University's School of Medicine. A group led by Domenico Pratico, professor of pharmacology and microbiology and immunology at Temple, discovered the presence of the protein, called 12/15-Lipoxygenase, in the brain three years ago.
"We found this protein to be very active in the brains of people who have Alzheimer's disease," said Pratico. "But three years ago, we didn't know the role it played in the development of the disease."
Following two years of study, the Temple researchers have found that the protein is at the top of a pathway and controls a biochemical chain reaction that begins the development of Alzheimer's.
Pratico said that their research has shown that 12/15-Lipoxygenase controls Beta secretase (BACE-1), an enzyme that is key to the development of amyloid plaques in Alzheimer's patients.
"For reasons we don't yet know, in some people, 12/15-Lipoxygenase starts to work too much," he said. "By working too much, it sends the wrong message to the Beta secretase, which in turn starts to produce more amyloid Beta. This initially results in cognitive impairment, memory impairment and, later, an increase of amyloid plaque."
BACE-1 has long been a biological target for researchers seeking to create a drug against Alzheimer's disease, said Pratico. But because little has been known about how it functions, they have been unsuccessful developing a molecule that could reach the brain and block it.
"We now know much better how Beta secretase works because we have found that the 12/15-Lipoxygenase protein is a controller of BACE functions," he said. "You don't need to target the Beta secretase directly because the 12/15-Lipoxygenase is really the system in the brain that tells BACE to work more or work less."
Pratico said that they have validated 12/15-Lipoxygenase as a target for a potential Alzheimer drug or therapy.
"By modulating BACE levels and activity through controlling the 12/15-Lipoxygenase, we can potentially improve the cognitive part of the phenotype of the disease, and prevent the accumulation of amyloid beta inside the neurons, which will eventually translate into less of those plaques," he said. "This is a totally new mechanism for controlling BACE."
Pratico said his group has looked at an experimental compound that blocks 12/15-Lipoxygenase function as a potential therapy to inhibit BACE function in the brain. In their lab, using animal models, they saw the drug's ability to restore some cognitive function, as well as improve learning and memory ability.
"There is an opportunity here to study this molecule and develop an even stronger molecule to target 12/15-Lipoxygenase function in the brain," he said.

**Source: Temple University

Un metaanálisis confirma que el test de saliva para detectar el VIH tiene una precisión del 98%

Un test de saliva en lugar del análisis de sangre para detectar el virus del sida. Según un metaanálisis publicado esta semana en la revista 'The Lancet Infectious Diseases', esta herramienta tiene una precisión muy similar a la prueba tradicional, basada en el estudio de una muestra de sangre.
"Aunque estudios anteriores han demostrado que este test (OraQuick HIV 1/2) es prometedor, el nuestro es el primero que evalúa su potencial global", afirma Nikita Pant Pai, principal autora de la investigación y científico médico de la McGill University Health Centre (MUHC), en Canadá. Se trata de un trabajo que compara análisis de todo el mundo que valoran la sensibilidad del test oral. Así es como Pant Pai y su equipo han concluido que esta prueba tiene una precisión del 99% en poblaciones de alto riesgo y del 97% en población de bajo riesgo.
Esta prueba cuenta con el visto bueno tanto de la agencia estadounidense del medicamento (FDA) como de la europea (EMA). De hecho, "en España se está utilizando para hacer cribados en grandes poblaciones, en narcosalas... Es muy útil para hacer diagnóstico rápido a muchas personas y a bajo coste", señala Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, especialista de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. "No exite riesgo para la persona que realiza el test y, dado que hay mucha gente rehacia a los pinchazos, también reduce el número de rechazos por esta cuestión".
La prueba, como recalcan los autores del metaanálisis, no es invasiva ni duele. Consiste en frotar con una pequeña paleta las encías para obtener una muestra de fluido oral y sumergirlo después en una solución. En una media de 20 minutos, el resultado estará listo.
Dado que cualquiera podría realizar esta prueba, planteada como auto-test, "es una opción confidencial que podría acabar con la estigmatización asociada a las pruebas para detectar el VIH", puntualiza Pant Pai. Hasta ahora, "conseguir que la gente se someta al cribado en las clínicas ha sido difícil por la visibilidad, el estigma y la discriminación".
Las ventajas son especialmente significativas en países subdesarrollados con alta prevalencia de esta infección, como África Subsahariana. "Además de facilitar el tratamiento rápido de los afectados, no requiere la intervención de personal sanitario, ni jeringa ni aguja, resulta más barato".
En cualquier caso, y de momento, "los test rápidos con resultado positivo deben ser confirmados con el análisis tradicional de sangre (prueba denominada ELISA), que tarda entre tres y cuatro días", matiza el doctor López Bernaldo de Quirós.

**Publicado en "EL MUNDO"

Prenatal testosterone linked to increased risk of language delay for male infants, study shows

New research by Australian scientists reveals that males who are exposed to high levels of testosterone before birth are twice as likely to experience delays in language development compared to females. The research, published in Journal of Child Psychology and Psychiatry, focused on umbilical cord blood to explore the presence of testosterone when the language-related regions of a fetus' brain are undergoing a critical period of growth. "An estimated 12% of toddlers experience significant delays in their language development," said lead author Professor Andrew Whitehouse from the University of Western Australia. "While language development varies between individuals, males tend to develop later and at a slower rate than females."
The team believed this may be due to prenatal exposure to sex-steroids such as testosterone. Male fetuses are known to have 10 times the circulating levels of testosterone compared to females. The team proposed that higher levels of exposure to prenatal testosterone may increase the likelihood of language development delays.
Professor Whitehouse's team measured levels of testosterone in the umbilical cord blood of 767 newborns before examining their language ability at 1, 2 and 3-years of age.
The results showed male infants with high levels of testosterone in cord blood were between two-and-three times more likely to experience language delay. However, the opposite effect was found in female infants, where high-levels of testosterone in cord blood were associated with a decreased risk of language delay.
Previous smaller studies have explored the link between testosterone levels in amniotic fluid and language development. However, this is the first large population-based study to explore the relationship between umbilical cord blood and language delay in the first three years of life.
"Language delay is one of the most common reasons children are taken to a Paediatrician," concluded Professor Whitehouse. "Now these findings can help us to understand the biological mechanisms that may underpin language delay, as well as language development more generally."

**Source: Wiley-Blackwell

Las mujeres con alteraciones en BRCA1 Y BRCA2 tienen mejor pronóstico en cáncer de ovario

Una noticia esperanzadora para las afectadas por cáncer de ovario. Según un grupo de especialistas del Instituto Nacional de Cáncer de EEUU, aquellas que presentan alteraciones en los genes BRCA1 y BRCA2 tienen mejor pronóstico.
Por los estudios realizados hasta la fecha se sabe que entre el 6% y el 15% de las mujeres con este tipo de tumor tienen estas mutaciones. "Son los factores de riesgo genético más importantes conocidos hasta el momento", afirma Kelly Bolton, principal autora de la investigación, publicada esta semana en la revista 'The Journal of the American Medical Association'. Aún no se conoce qué otros genes o mutaciones están involucrados en el resto de mujeres que tienen la enfermedad.
Por lo que respecta a BRCA2, un estudio reciente "lo relacionaba con una mejor supervivencia, sin embargo, el papel del BRCA1 no estaba muy claro". Bolton y su equipo decidieron hacer una revisión basada en 26 estudios observacionales que analizaban la supervivencia de las mujeres con cáncer de ovario.
Después de valorar los casos de 1.213 afectadas (909 con mutaciones en BRCA1 y 304 en BRCA2) y 2.666 mujeres no portadoras de estas variaciones, los autores observaron que la tasa de supervivencia a los cinco años era del 36% en este último grupo. Entre las mujeres que presentaban mutaciones en el BRCA1, el porcentaje aumentaba a un 44% y en aquellas con variaciones en BRCA2 a un 52%. "Incluso teniendo en cuenta otros factores como la edad o la fase del tumor, el pronóstico continuaba siendo mejor entre quienes tenían estas mutaciones", recalca la investigadora.
En un editorial que acompaña a este trabajo, David Spriggs, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (Nueva York, EEUU), asegura que se trata del estudio más significativo realizado hasta el momento, por el número de personas que participan (un total de 3.879). Examinan a diversos grupos étnicos y de múltiples continentes, por lo que muestra una radiografía más real de la situación", incluso a pesar de las limitaciones que los autores asumen: "falta información sobre ciertos aspectos clínicos (como el estadío o la histología) en algunos pacientes".
Una opinión que comparte Joaquín Montalar, jefe de servicio de Oncología del Hospital La Fe de Valencia, quien apunta que "las alteraciones moleculares son las que van a determinar el pronóstico de la enfermedad, más que otros parámetros clínicos".

-Implicaciones clínicas
Las ventajas de supervivencia entre las portadoras de BRCA1 y BRCA2 en comparación con el resto eran "algo menores" cuando las afectadas tenían antecedentes familiares de cáncer de ovario, pecho o ambos. Según los expertos, está demostrado que las mujeres que portan alteraciones en los genes BRCA1 o BRCA2 también tienen más probabilidades de tener cáncer de mama. Y se sabe que una mujer con una pariente en primer grado que haya padecido este tumor tiene de tres a cuatro veces más probabilidades de desarrollarlo.
"Nuestros resultados tienen importantes implicaciones clínicas para el manejo de estas pacientes", subrayan los investigadores. Además de observar un mejor pronóstico en las portadoras de BRCA1 y BRCA2, también confirmaron que éstas van a tener mejor respuesta a determinados tratamientos, como la quimioterapia con platino.
Como recalcan los autores del estudio, esto puede ayudar a personalizar los tratamientos según las alteraciones moleculares que se observan en cada persona. "Una vez más, nos acercamos a poder elegir la terapia más beneficiosa para cada caso", apunta Montalar.

-Una detección tardía
Dado que el cáncer de ovario es uno de los tumores de mayor malignidad, este tipo de estudios son recibidos con gran expectación. En la actualidad, esta enfermedad es responsable del 4% de las muertes por cáncer en mujeres, debido principalmente a que sólo se diagnostica en el 19% de los casos mientras el tumor está localizado, momento en el que las oportunidades de curación son superiores al 90%. Como argumenta el doctor Montalar, "no tenemos pruebas específicas de diagnóstico y, debido a su ubicación, es difícil sospechar (no hay señalas palpables como ocurre con el cáncer de mama) y detectar el tumor de forma precoz".
Con los nuevos hallazgos, añaden los investigadores, potencian la idea de realizar test diagnósticos para ver qué personas tienen más riesgo para así establecer una vigilancia más intensa y detectar de forma precoz anomalías en sus ovarios. En la actualidad, asegura el galeno español, "cuando una persona tiene cáncer de mama o de ovario se estudia si son o no portadoras de las mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2. Si se confirma, entonces se establece una vigilancia estrecha a sus descendientes. Estos estudios genéticos ya se hacen en varios hospitales españoles".
En vista de la importancia de los BRCA1 y BRCA2 en el cáncer de ovario, el responsable del editorial que acompaña al artículo, subraya que cualquier investigación sobre esta enfermedad debe tener en cuenta las mutaciones de dichos genes.

**Publicado en "EL MUNDO"

URMC finds leukemia cells are 'bad to the bone'

University of Rochester Medical Center researchers have discovered new links between leukemia cells and cells involved in bone formation, offering a fresh perspective on how the blood cancer progresses and raising the possibility that therapies for bone disorders could help in the treatment of leukemia. The research, led by graduate student Benjamin J. Frisch in the James P. Wilmot Cancer Center laboratory of corresponding author Laura M. Calvi, M.D., is featured in the journal Blood. It is accompanied by an editorial -- "Bad to the Bone" -- written by another leading investigator in the field, Steven W. Lane, M.D., of Queensland Institute of Medical Research. Lane says that the URMC's unexpected laboratory finding provokes new clinical questions, such as whether screening for osteoporosis could provide any useful information for how to manage acute leukemia in newly diagnosed patients.
Leukemia is a devastating disease that results in the disruption of normal blood production. Blood stem cells (hematopoietic stem cells or HSCs) give rise to all mature blood cells and maintain a balance of self-renewal and expansion. However, in this study, even when leukemia is barely traceable in the blood, leukemic cells implant in the bone marrow and attack the body's natural process of making healthy blood stem cells.
In this hematopoietic microenvironment, or niche, investigators have been searching for clues. In 2003 Calvi introduced the concept that osteoblasts, which actively work to form bone in this same microenvironment, might have a key role in expanding and supporting the production of normal blood cells. Published in the journal Nature, that study served as the basis for the current investigation.
Frisch began focusing on the impact of the leukemia cells, which reside on the inside surface of bones adjacent to bone marrow activity. Until now, according to the Blood paper, no one had defined the important interactions that take place between leukemia cells and osteoblasts (bone forming cells) and osteoclasts, which continually break down bone. Frisch and colleagues used a mouse model and human leukemia tissue samples to show that:
The way in which leukemia alters the balance and cycles of osteoblast and osteoclast activity is complex and counterintuitive, and results in several measurable changes to the skeleton.
For example, since bone formation and bone resorption are usually tightly knit functions, researchers expected to see that dramatic bone loss due to leukemia would also be consistent with a breakdown of bone and minerals, or resorption. Instead, they saw a mild increase in osteoclastic cells responsible for bone resorption, suggesting that leukemia uncouples these two bone cell functions. Ultimately, researchers would like to understand more about osteoclasts during the disease process, so that they can perhaps target those cells for treatment.
In this study, leukemia caused low-level and widespread bone thinning and bone loss, similar to osteoporosis, particularly in the long bones. Preliminary lab experiments showed that treatment with bisphosphonates, a commonly used class of drugs for people who suffer from bone loss, partially restored bone loss in mice with leukemia.
Leukemia results in the expression of a protein, known as CCL3, which slows bone formation. Thus, elevated CCL3 levels in leukemia make it a tempting treatment target. Theoretically, newer drugs that block the CCL3 pathway might be able to restore the low-level, net loss of bone observed in many leukemia patients. A few drug compounds that act on the CCL3 pathway are under study in early-stage clinical trials, Frisch said.
Another interesting question, the study noted, is the way in which dysfunction in the bone marrow microenvironment might delay a patient's recovery after chemotherapy, or be the catalyst for relapse.
"Our findings are quite provocative and we hope they will lead to new approaches to promote normal blood production in patients with blood cancers," said Calvi, associate professor of Medicine. "Because the loss of normal hematopoietic function is the chief cause of serious illness and death among leukemia patients, it is critical that we understand all aspects of how this occurs and find new strategies to accelerate the recovery of these defects."

**Source: University of Rochester Medical Center

Mutaciones genéticas causan el autismo sindrómico

Un equipo de científicos, liderado por investigadores de la Universidad de California, en San Diego (EE.UU.) , ha descubierto que las mutaciones en un conjunto evolucionado de genes causan el síndrome de Joubert, una forma de autismo sindrómico. Este hallazgo ha sido publicado en la revista Science.
El síndrome de Joubert es una enfermedad rara, donde la condición recesiva del cerebro está caracterizada por una malformación o subdesarrollo del cerebelo y el tronco cerebral. La enfermedad se debe específicamente a alteraciones en los cilios primarios celulares -estructuras parecidas a antenas que se encuentran en la mayoría de las células. La enfermedad produce una gama de diferentes discapacidades físicas y cognitivas, incluyendo la falta de control muscular y retraso mental.
Hasta el 40 por ciento de los pacientes con síndrome de Joubert cumplen los criterios clínicos para el autismo, así como otros trastornos neurocognitivos, por lo que se considera una forma de autismo sindrómico. La causa o causas del síndrome de Joubert no se conocían bien hasta el momento; los investigadores han analizado las mutaciones en el gen TMEM216, que había sido vinculado con el síndrome; pero, sin embargo, sólo la mitad de los pacientes con síndrome de Joubert tenían mutaciones en el gen TMEM216.
Estudio del genoma
En el nuevo estudio, que utiliza la secuencia del genoma, el equipo de investigación, dirigido por Joseph G. Gleeson, descubrió un segundo culpable: las mutaciones en un gen vecino llamado TMEM138. «Es extraordinariamente raro que dos genes adyacentes causen la misma enfermedad humana», explica Gleeson, «a partir de este hallazgo, nos preguntamos si estos dos genes adyacentes, no duplicados, tienen conexiones funcionales a nivel del gen o de la proteína». Mediante análisis evolutivo, los científicos concluyeron que los dos genes TMEM estuvieron unidos hace, aproximadamente, 260 millones de años, cuando algunos anfibios comenzaron la transición hacia los reptiles terrestres.
Los dos genes relacionados evolucionaron a la par, llegando a ser regulados por el mismo factor de transcripción. «Antes de esta transición, los dos genes tenían niveles de expresión muy diferentes», explica Jeong Ho Lee, primer autor del estudio, «y después de esta transición, ya estaban muy co-regulados. Por otra parte, se encontró que las dos proteínas codificadas coordinan la entrega de los factores clave para el ensamblaje de los cilios».
Según Gleeson, el genoma humano ha evolucionado para aprovechar los eventos fortuitos ancestrales -como las translocaciones de genes- para coordinar mejor la expresión de genes mediante el ensamblaje de módulos específicos. Cuando estos módulos se alteran, sin embargo, pueden causar enfermedades neurológicas.

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