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04 January 2011

Carmen González Madrid, nueva presidenta ejecutiva de la Fundación Salud 2000

El Patronato de la Fundación Salud 2000 ha aprobado el nombramiento de Carmen González Madrid como Presidenta Ejecutiva de la Fundación.

Además, se ha acordado la incorporación de siete nuevos Patronos que refuerzan la estructura organizativa de la Fundación al tiempo que se amplia el foco de su actividad, incluyendo iniciativas dirigidas a los profesionales de farmacia hospitalaria, gestores de hospital y sector de la distribución, todos ellas están cobrando cada vez mayor importancia en el sistema sanitario español.

La incorporación de Carmen González Madrid aporta a la Fundación una visión global como consecuencia de su dilatada experiencia en la Administración Pública, ligada al Ministerio de Educación y Cultura, posteriormente al de Justicia y al de Asuntos Sociales. Desde 1997, Carmen ha sido Directora del Gabinete Técnico del Defensor del Menor, de la Comunidad de Madrid, posición que ha ocupado hasta su incorporación como Presidenta de la Fundación Salud 2000.

Las nuevas incorporaciones al Patronato refuerzan el equipo de gobierno de la Fundación, que desde hace casi 20 años dirige su actividad a los profesionales sanitarios, Administración, sociedad en general y pacientes.

-Patronato multidisciplinar y comprometido
El nuevo Patronato de la Fundación Salud 2000 reúne a profesionales de diversos ámbitos vinculados al sector sanitario:

Rafael Carmena. Catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Valencia.
Ángel Carracedo. Catedrático de Medicina Legal de Santiago de Compostela.
Jesús García Foncillas. Director del Departamento de Oncología de la Clínica Universitaria de Navarra.
Andrés Iñiguez. Director del Área de Cardiología del Complexo Hospitalario Universitario de Vigo.
Carmen González Madrid. Presidenta Ejecutiva de la Fundación Salud 2000.
Consuelo Rubio, Doctora en Farmacia y Licenciada en Ciencias Exactas.
Enrique Sánchez de León. Abogado y Ex Ministro de Sanidad y Seguridad Social.
José Soto. Gerente del Hospital Clínico San Carlos.
Luis Valenciano. Ex Subsecretario del Ministerio de Sanidad.


En representación de Merck en España, el Patronato cuenta con: Laura González-Molero, Presidente y Consejera Delegada; Ana Céspedes, Directora Corporativa y David Beas, Director Comercial de Merck Serono.

MYLAN COLABORA CON LOS PALLAPUPAS PARA LLEVAR SONRISAS A LOS HOSPITALES CATALANES

La multinacional farmacéutica Mylan, siguiendo su política de compromiso con la sociedad, ha puesto en marcha una campaña solidaria para apoyar la difusión de las actividades de la asociación Pallapupas – Pallasos d’Hospital. Para ello, ha creado la página web www.naricesparasonreir.com a través de la cual se pueden enviar felicitaciones navideñas al tiempo que se da a conocer la notable labor esta asociación a favor de niños, jóvenes y ancianos hospitalizados.

Con el lema “Tener narices para hacer sonreir en los hospitales”, esta campaña pretende concienciar acerca del importante rol de Pallapupas, y contribuir de esta forma a que el mayor número de sonrisas llegue a los hospitales. Para aumentar su impacto, la campaña se reforzará con inserciones de publicidad en prensa médica especializada. Además, la compañía farmacéutica realizará una donación para apoyar las actividades de esta ONG.

La asociación Pallapupas ha sido la entidad elegida para esta campaña, por su compromiso para que niños, jóvenes y ancianos mejoren su calidad de vida y superen los momentos dolorosos que entraña toda hospitalización.

Pallapupas inició su actividad en 2000, en el Hospital Sant Joan de Déu, y trabaja en la actualidad en 16 hospitales catalanes, atendiendo al año a más de 50.000 personas ingresadas. Payasos profesionales con formación artística y médica, los Pallapupas crean un espacio para la sonrisa y el juego en el hospital, y producen espectáculos educativos y de sensibilización sobre las enfermedades infantiles.

Josep Baselga en LA VANGUARDIA: "Catalunya tiene que convertirse en una cuna de talento joven para investigación"


Despertador a las cinco. En el hospital a las seis. Videoconferencia con Barcelona hasta las siete. Después reunión de trabajo con sus colaboradores más estrechos. Los martes, visitas con pacientes. Los miércoles, investigación en el laboratorio. Lunes, jueves y viernes, reuniones y más reuniones. Con otros médicos, con la dirección del hospital, con investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts, con empresas de biotecnología que trabajan en nuevos fármacos contra el cáncer… “Hago un trabajo muy de equipo, de interacción con otras personas”, explica. Así hasta las cinco de la tarde. Y después, dos horas para sí mismo, para el trabajo individual, el de reflexionar o redactar sus investigaciones.
Así es un día típico de Josep Baselga en Boston, adonde llegó en septiembre procedente del hospital Vall d’Hebron para dirigir la oncología del hospital General de Massachusetts e incorporarse como catedrático a la Universidad de Harvard.


¿Lo que ha encontrado es lo que se esperaba?
Mejor incluso de lo que me esperaba. Lo que más me ha sorprendido, y lo que más enriquecedor me está resultando, es que en Boston hay una concentración de talento impresionante. Cada día me encuentro con personas que me aportan ideas nuevas, ideas que a mí nunca se me hubieran ocurrido y que me ayudan a mejorar mi trabajo. Me levanto por la mañana pensando “¡a ver qué sorpresa me trae hoy el día!”. Es un entorno que te hace sentir joven, con ganas de aprender y de hacer cosas nuevas.


¿Esto no lo tenía aquí en Vall d’Hebron?
Es un modelo muy distinto, no se puede comparar. Por ejemplo, a la hora de gestionar equipos, en el MassGen se gobierna por consenso, el liderazgo es moral. Las decisiones se toman después de una discusión en la que se tienen en cuenta todos los puntos de vista. Aquí funciona un modelo más jerárquico.


¿Qué lecciones de Boston podrían ser útiles para mejorar aquí en Catalunya?
La verdad, a Andreu Mas-Colell poco tengo que enseñarle. Lo sé porque le conozco desde hace años. Él estuvo quince años en Harvard, conoce bien el mundo de la investigación y sabe lo que hace falta para que funcione.


¿Si aun así le pidiera consejo…?
Por un lado, le diría que tenemos que atraer a Catalunya más investigadores jóvenes de primer nivel. Las nuevas ideas salen de la gente joven. Tendríamos que convertir Catalunya en una cuna de talento joven.
¿Y por otro lado?
Hay que seguir apoyando los centros de investigación de excelencia.


¿Y en cuanto a la universidad?
Aquí encuentro que falta más interacción entre la universidad y los hospitales. En Boston, la relación entre la Universidad de Harvard y los hospitales de su entorno es muy estrecha y es beneficiosa tanto para Harvard como para los hospitales. Hay una sensación de comunidad entre universidad y hospitales que ayuda a atraer a los mejores médicos e investigadores. Aquí, tal vez con la excepción del Clínic, esto no ocurre.
Desde las universidades se critica a veces que los médicos que se dedican prioritariemente a los pacientes, a la investigación y a la gestión descuidan a veces la docencia.
El modelo de Harvard es muy interesante en este sentido. Allí se puede acceder a la categoría de “full professor” por tres vías distintas. La de la investigación, es decir, si te consideren muy buen investigador. La de la medicina, si te consideran muy buen médico. Y la de la docencia, si te consideran muy buen maestro. Es una manera de reconocer que los mejores investigadores a veces no son los mejores maestros.


¿Esto enriquece o empobrece la universidad?
La enriquece, desde luego. Quienes entran por la vía de la docencia tienen una enorme dedicación a los estudiantes y su trabajo tiene un valor enorme. Quienes hemos entrado por la vía de la investigación, damos pocas clases y tenemos una función de formación más orientada a los estudiantes de doctorado y los postdocs. Reconocer que puede haber una disociación entre la habilidad para investigar, para hacer medicina y para hacer docencia ayuda a atraer a los mejores médicos, investigadores y maestros al entorno de la universidad.


¿Cómo lo hace para seguir atendiendo a sus pacientes del Instituto Oncológico Baselga en el hospital Quirón estando en Boston?
Hemos puesto en marcha un sistema de videoconferencia aquí en Quirón que nos permite realizar visitas a distancia. Estoy en contacto permanente con el equipo médico del instituto. Y vengo cada seis a ocho semanas a Barcelona. Estos tres últimos días, por ejemplo, los he dedicado a visitar a pacientes.


En su última entrevista antes de marcharse, anunció que establecería un programa de contacto de profesionales entre Barcelona y Boston. ¿En qué se ha concretado?
Hay varios médicos e investigadores de Barcelona que ya han ido a Boston para realizar estancias cortas, y personas de Boston que han venido a Barcelona. Tenemos previsto formalizar un prograna de intercambio estable en el futuro.
También anunció que harían ensayos clínicos simultáneos de nuevos fármacos contra el cáncer entre Vall d’Hebron y el hospital General de Massachusetts.
Hemos empezado a hacerlos. En estos momentos ya tenemos en curso ensayos de tres fármacos distintos compartidos entre los dos hospitales.


¿Contra qué tipo de cánceres?
Contra cánceres que tienen determinadas alteraciones genéticas, como por ejemplo de los genes PI3K, BRAF o HER-3. Esto incluye algunos de los cánceres de distintos órganos como colon, páncreas, ovario o pulmón.
Pese a esta actividad, Mas-Colell advirtió antes del verano que el VHIO [Instituto de Oncología de Vall d’Hebron] quedaría debilitado sin su liderazgo a tiempo completo.
Es posible. Ahora dirijo el VHIO desde Boston y, pese a que mantengo un contacto frecuente, es cierto que no es lo mismo. Pero el VHIO tiene ahora buenos líderes con Josep Tabernero dirigiendo la parte de investigación clínica y Joaquín Arribas, la de investigación básica. El número de ensayos clínicos ha aumentado desde que estoy en Boston y seguimos incorporando a investigadores de primer nivel. Acabamos de fichar a Laura Soucek, que viene de la Universidad de California en San Francisco. No tengo la sensación de que el VHIO se esté debilitando. Pero si esto ocurriera no descartamos fichar en el futuro a un director a tiempo completo. Es algo que ya nos planteamos hace unos meses y que por ahora no hemos considerado necesario.

**Publicado en "La Vanguardia"

Los análisis de ADN ya empiezan a mejorar los tratamientos del cáncer

El hospital Vall d'Hebron ha puesto en marcha un laboratorio de análisis de genomas exclusivamente dedicado al cáncer para optimizar el tratamiento que reciben los pacientes.
En el laboratorio se analizan en una hora 625 mutaciones genéticas posibles en 70 genes distintos en las células tumorales obtenidas en biopsias. En función de las mutaciones que se identifican, los médicos pueden predecir si un paciente responderá o no a determinado fármaco.
Por ahora, estos análisis genéticos masivos se aplican a un reducido número de tumores para predecir la eficacia de un reducido número de fármacos. Pero en los próximos años, a medida que lleguen nuevos fármacos que actuarán sobre alteraciones genéticas específicas de las células tumorales, este tipo de análisis se extenderá. “Es el futuro”, predice Josep Tabernero, jefe del servicio de oncología de Vall d'Hebron.
El cáncer colorrectal –el que afecta a más personas en Catalunya, con más de 6.000 diagnósticos al año– ofrece el mejor ejemplo de cómo se han empezado a utilizar estos análisis. Una nueva familia de fármacos que inhibe el receptor EGFR en la membrana de las células ha mejorado en los últimos años el tratamiento de este tipo de cáncer. La mejora se explica porque el receptor EGFR envía al núcleo de la célula la orden de dividirse. Por ello, si se bloquea el receptor, debe frenarse la proliferación celular característica del cáncer.
Sin embargo, los oncólogos han observado que, mientras los nuevos fármacos son muy útiles en algunos pacientes, no tienen ninguna utilidad en otros. No es que en algunos sea más útil y en otros no lo sea tanto. Es una cuestión de todo o nada. La explicación está en la genética.
Según un estudio de pacientes de Vall d'Hebron publicado en la revista Journal of Clinical Oncology, los inhibidores de EGFR son ineficaces en los casos en que el gen KRAS está mutado. Esto se explica porque las mutaciones del KRAS pueden inducir a las células a proliferar incluso cuando se bloquea el receptor EGFR.
Dado que un 40% de las personas con cáncer colorrectal metastático tienen mutaciones del gen KRAS, esto reduce los candidatos a recibir inhibidores de EGFR a un 60% de los pacientes. Por lo tanto, “es necesario analizar si un paciente tiene mutaciones del gen KRAS antes de decidir si se le trata con este tipo de fármaco”, afirma Tabernero.
Según datos facilitados por la compañía Merck, que comercializa el inhibidor de EGFR cetuximab, desde julio del 2008 se ha analizado el gen KRAS de unos 3.000 pacientes en Catalunya. Dos tercios de los análisis se han hecho en Vall d'Hebron, a quien Merck ha elegido como centro de referencia de Catalunya y que recibe muestras de otros hospitales. Estos 3.000 análisis en un periodo en el que se han diagnosticado 15.000 cánceres colorrectales refleja que, aunque esta nueva tecnología se está extendiendo, la mayoría de los pacientes aún no tiene acceso a ella.
Pese a la utilidad de analizar el gen KRAS, los oncólogos han observado que no todos los pacientes candidatos a recibir inhibidores de EGFR responden al tratamiento. De nuevo, es una cuestión de todo o nada.
Un segundo estudio en el que ha participado Vall d'Hebron, publicado en agosto en The Lancet Oncology, ha detectado que otros tres genes condicionan la eficacia de los inhibidores de EGFR. Cuando hay mutaciones en alguno de los tres (llamados BRAF, NRAS y PIK3CA, aunque no se preocupen por recordar los nombres), los fármacos tampoco funcionan. Analizar estos genes, por lo tanto, permitirá seleccionar mejor a los pacientes en los que el tratamiento será eficaz. Pero es algo que aún no se hace de manera rutinaria en los hospitales.
Con el creciente número de genes que va a ser interesante analizar, “los médicos necesitarán orientación sobre qué mirar y qué consecuencias tendrán los resultados de cara a las decisiones terapéuticas”, escribieron Thomas Winder y Heinz-Josef Lenz, de la Universidad de California del Sur, en The Lancet Oncology tras conocer los resultados de este último estudio.
Para prepararse para este futuro en que los análisis masivos de genes cambiarán la manera de tratar el cáncer, el Institut d'Oncologia de Vall d'Hebron (VHIO), dirigido por Josep Baselga, ha creado la Plataforma de Genómica del Cáncer. Para coordinarla, ha fichado a Ana Vivancos, procedente del Centre de Regulació Genòmica (CRG), pionera en España en el empleo de técnicas de secuenciación masiva de genes. “Me atrajo la idea de aplicar estas técnicas más allá de la investigación básica y extender su uso a mejorar la atención a los pacientes en un hospital”, explica Vivancos.
La Plataforma de Genómica del Cáncer cuenta con dos máquinas complementarias para hacer los análisis. Una permite analizar genes ya conocidos, como el gen KRASen pacientes con cáncer colorrectal. La otra, más potente, permite analizar la secuencia completa del genoma de una célula. “La primera nos sirve para buscar cosas que sabemos que pueden estar ahí”, explica Vivancos. “La segunda nos sirve para descubrir cosas nuevas”.
Una de las prioridades de la investigación será mejorar el tratamiento del glioblastoma, la forma más frecuente y grave de tumor cerebral. Según la estrategia de Joan Seoane, investigador del VHIO que tuvo un papel clave en la puesta en marcha de la Plataforma de Secuenciación Genómica, secuenciar células de glioblastoma permitirá comprender mejor este tipo de tumores cerebrales y evaluar si es posible tratarlos con fármacos inhibidores de la hormona TGF beta.
La creación de la plataforma ha sido posible gracias a la Fundación Cellex, líder en mecenazgo científico en Catalunya, que ha donado más de un millón de euros para la adquisición de los instrumentos del laboratorio. “Realizar estos análisis supondrá un ahorro para la sanidad”, destaca Tabernero. “Hemos empezado a hacer análisis específicos para cada tipo de tumor. Por ejemplo, miramos unos genes concretos en cánceres de mama, otros genes en cánceres colorrectales...”. Cada uno de estos análisis cuesta unos 180 euros, mientras que un mes de tratamiento con un inhibidor de EGFR asciende a 4.000 euros. Así, hacer análisis genéticos para no dar fármacos a aquellos pacientes a los que no beneficiarán ayudará a ahorrar. “Tendremos que invertir más en diagnóstico para ahorrar en tratamientos innecesarios”, sostiene Tabernero.

**Publicado en "La Vanguardia"

Gafas con reconocimiento facial

Las nuevas prótesis de pierna permiten por primera vez retroceder en la marcha


Que en la vida a veces hay que retroceder un paso para avanzar dos es algo que Sven Zarlig tiene muy claro. Aunque este austriaco de 37 años lo dice en sentido literal. Amputado de la pierna izquierda desde los ocho, lleva prácticamente 30 trabajando en dispositivos mecánicos que le ayuden a suplir la extremidad que le falta. El último desarrollo de Otto Bock, una empresa líder del sector en la que Zarlig trabaja desde 1999, es la pierna Genium, y le ha permitido algo sencillo para el resto de la población: caminar en todas direcciones.
Juan Galán, responsable del departamento de Myoservice de la empresa (algo así como servicio muscular), explica que el funcionamiento del nuevo dispositivo se basa en 10 microprocesadores que miden el movimiento angular que inicia el paciente con la pantorrilla para, así, "adivinar, de una manera intuitiva", lo que quiere hacer. "Es como con los giroscopios de la Wii", aclara.
Así, el aparato se prepara para caminar, subir una escalera o una rampa sin necesidad de que el usuario tenga que estar dándole órdenes específicas. "Permite pasar del paso corto a la zancada, del paso lento a la carrera, y, como novedad, ir marcha atrás", resalta. "Esto último no es ninguna tontería. Imagínate que vas a cruzar una calle y cuando ya has empezado a hacerlo llega un coche y tienes que retroceder. Una persona con las dos piernas daría un paso hacia atrás, si tiene una prótesis debe girarse", pone Galván como ejemplo.
"Es lo primero que me pongo cuando me levanto y lo último que me quito por la noche", cuenta Zarlig, antes de iniciar una demostración de sus habilidades. Primero usa una rampa y una escalera llevadas por la empresa a la sala de prensa, pero luego, para demostrar que no hay trampa ni cartón, utiliza las del recinto, las que emplea todo el mundo.
"Puedo estar sobre una pierna, y, muy importante, sortear los juguetes que mis tres hijos van dejando tirados por toda la casa", relata Zarlig. Además, la pierna se puede programar para actividades específicas como montar a caballo. "Puedo montar en bicicleta y correr, también patinar. De hecho, antes de perder la pierna nunca lo había hecho, así que no puedo decir si ahora me resulta más fácil que antes o no", añade.
No se puede decir que Zarlig sea un velocista (calcula que puede ir a nueve kilómetros por hora, el doble que la marcha normal de un adulto), pero eso es "porque no quiere", añade Galván. El dispositivo, que se carga en dos horas y tiene para cinco días de autonomía, permite ir a cinco veces esa velocidad. Y 45 kilómetros por hora ya es más de lo que corre Usain Bolt. De hecho, el usuario no puede ir a esa velocidad no porque la prótesis no sea capaz, sino porque su cuerpo no lo soportaría.
Pero Zarlig no es el único que tiene algo que mostrar. Al saludar al periodista, Markus Praunshofer le da una buena palmada en el brazo. Es su manera de demostrar que el tacto de su mano artificial es agradable. Se trata de la mano biónica Michelangelo, que aunque se llama así en verdad es todo un brazo, ya que llega hasta la altura del codo.
A diferencia de la pierna de Zarlig, la mano es manejada por los propios estímulos que genera Praunshofer. "Actúa como una prolongación de su sistema nervioso", indica Galván, de forma que se captan los impulsos de una millonésima de voltio que generan las terminaciones que han quedado en el brazo del voluntario y se transmiten a la mano mecánica.
Praunshofer presume de la sensibilidad del dispositivo, y va sucesivamente abriendo un yogur o pelando y partiendo un plátano. Pero hay otras actividades que él valora casi más: "Puedo dar la mano, y cuando no la uso su aspecto es muy natural", dice poniéndose en jarras.
La precisión que se exige a una extremidad superior hace que el aparato no sea completamente autónomo. Casi imperceptiblemente, Praunshofer bloquea o desbloquea alguna de sus capacidades o la gira para que cumpla su cometido (con el pulgar hacia arriba si va a saludar, o hacia dentro si la quiere dejar reposando sobre la mesa).
Esta mano es la nueva generación de otra que ya fue presentada por la misma empresa hace dos años. Pero mejorada. "Tiene siete grados de movimiento en vez de dos", dice Galván, y se alimenta con seis terminaciones nerviosas que han quedado en el codo.
"Es parte de mí", dice Praunshofer, de 35 años, que perdió su brazo derecho en 1998 en un accidente laboral. "La muñeca es flexible, los dedos son flexibles, tiene un buen agarre y puedo aplaudir y conducir", afirma orgulloso. Pero, además, "no se siente metálica", lo que para un padre que quiere poder acariciar a sus dos niños, es muy importante.
De alguna manera, Zarlig y Praunshofer compiten por mostrar las ventajas de esta parte de quita y pon de su cuerpo. Pero los dos coinciden en una desventaja: la que se organiza cuando tienen que pasar por los controles de seguridad de un aeropuerto. Aunque Galván en seguida matiza que no es por seguridad: "Los escáneres no les afectan", dice.

**Publicado en "El Pais"

El desafío de la psoriasis infantil


Llorenç tenía cinco años cuando su madre, Ángeles, observó una especie de sarpullido en la espalda de su pequeño. "Enseguida pensé en psoriasis. Mi madre, mi hermana, mi abuela y yo tenemos esta enfermedad y le llevé al médico para que le viera".
Efectivamente, sus sospechas se confirmaron: estas lesiones respondían a los primeros síntomas de dicha afección. Ahora, el niño tiene 10 años y la verdad es que, "aunque sabemos que es crónica, de momento no está siendo muy agresiva. De hecho, sólo estamos utilizando productos de uso tópico (cremas, pomadas...)".
Ángeles resume la rutina diaria de su pequeño: "Una buena crema hidratante después de la ducha y, por las noches, en función de cómo esté, tratamos la cabeza, el cuerpo o todo". Según explica, si observa que el niño se rasca la cabeza o empieza a tener algún brote, tiene cuatro medicamentos de uso tópico para ir combinando, unos más suaves y otros con más corticoides.
"Para el pelo de Llorenç tenemos una espuma que le echo en seco, mientras vemos la televisión. Tengo otra más fuerte, que sí es más pringosa y cuando se levanta por la mañana tiene que lavarse el cabello, porque se le queda graso". Y para el cuerpo, lo mismo. Combina dos pomadas de "fácil aplicación y que la piel absorbe muy bien, no deja rastros en la ropa ni en las sábanas".
Como demuestra el día a día de Llorenç, la psoriasis requiere constancia y disciplina. Y esto, en los niños, no siempre es fácil. "Por lo general, requieren varias aplicaciones diarias y no es extraño que se rebelen y los padres se cansen. Además, muchas veces, por miedo a estos productos con cortisonas, incluso les ponen menos medicamento de lo recomendable", explica Miguel Ribera, asesor médico de la asociación de afectados Acción Psoriasis y vicepresidente de la Academia Española de Dermatología (AEDV). En este punto, añade, cabe subrayar que estas cremas, "bien usadas, no tienen por qué ocasionar efectos secundarios".
No es el caso de Llorenç, que, está acostumbrado, desde que nació, a ver a su madre cumpliendo las rutinas de tratamiento para su psoriasis y, por lo tanto, ha incorporado las suyas en su vida de forma natural. "De hecho, yo he aprendido mucho de mi hijo. Es él quien me ha enseñado a ver esta enfermedad con naturalidad".


-Menores con psoriasis moderada o grave
Las cosas se complican un poco más cuando la psoriasis es moderada o grave y el afectado es un menor. "Para estos pacientes no hay tratamientos específicos", afirma Juana María del Molino Jóver, presidenta de Acción Psoriasis. Como señala el doctor Ribera, existen varias opciones tradicionales: metrotexato, ciclosporina y acetretin.
"El último fármaco está contraindicado hasta que termina el crecimiento y los otros dos se pueden usar, pero con cuidado, por sus posibles efectos hepatotóxicos". En cuanto a los medicamentos biológicos (no tienen toxicidad organoespecífica, suelen tolerarse muy bien y son muy cómodos de aplicar), sólo uno (etanercept) está aprobado a partir de los siete años".
Lo cierto es que "los adultos con psoriasis disponen de un abanico de posibilidades farmacológicas más amplio, no tienen que ser tan cuidadosos con los efectos secundarios", argumenta el especialista. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la fototerapia (tratamiento con radiación ultravioleta).
"En principio, se podría aplicar a cualquier edad, pero dado que su uso prolongado puede favorecer a la larga un cáncer de piel, no es aconsejable utilizarla antes de los 14 ó 15 años, porque a lo largo de la vida sería mucha dosis acumulada". Es decir, "no hay contraindicación, pero se procura retrasar al máximo el inicio de la fototerapia".
Ángeles, como madre y también afectada, lo confirma: "Lo que veo es que casi todo tiene efectos secundarios y además con resultados un poco irregulares. Por ejemplo, a mí los efectos de la fototerapia no me duran más de un mes". En cualquier caso, hay que ir evaluando de forma individual a cada niño y sus circunstancias.
Ángeles lo tiene claro: "La pubertad es un periodo demasiado complicado como para añadir más problemas. Si yo viera que a mi hijo la psoriasis le dificulta sus relaciones sociales y esto le afecta psicológicamente, no tendría ninguna duda en hablar con el médico para dar el siguiente paso y recurrir al fármaco oral".


**Publicado en "El Mundo"

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