El encuentro "Hipertensión y Diabetes desde la alimentación, los cuidados y las opciones terapéuticas" es un acto organizado por Novartis que tiene como objetivo proporcionar formación continuada a los profesionales médicos en el abordaje integral del paciente diabético hipertenso, a la par que poner en común estrategias que mejoren los objetivos terapéuticos y prevengan las complicaciones vasculares. El encuentro, compuesto por diferentes reuniones regionales se ha celebrado en Bilbao, Pamplona, Santiago de Compostela, Madrid, Girona y Barcelona, ha contado con una asistencia total de más de 600 médicos.
La reunión, moderada por la Dra. Sara Artola, internista del Centro de Salud Mª Jesús Hereza (Madrid), contó con la participación del Dr. Javier Nieto, miembro del servicio de Nefrología del Hospital General Universitario (Ciudad Real), la Dra. Olga García, médico de familia del Centro de Salud Almendrales (Madrid), la Sra. Olga González, miembro del servicio de Endocrinología del Hospital Ramón y Cajal (Madrid) y la Sra. Mercedes Galindo, educadora en Diabetes del Hospital Clínico San Carlos (Madrid).
Entre los temas que se abordaron destacan: el manejo del paciente hipertenso diabético y la importancia de la educación del paciente con diabetes tipo 2. Además, el encuentro finalizó con un taller práctico sobre cocina y nutrición dirigido por la Dra. Olga González y el chef madrileño Darío Barrio.
-Contexto del paciente hipertenso diabético en España
La Hipertensión –definida como una presión arterial ≥ 140/90 mmHg-, está presente en más del 60% de los pacientes con diabetes. Su aparición incrementa el riesgo de complicaciones microvasculares y macrovasculares, como el ictus, la enfermedad coronaria, la enfermedad arterial periférica, la retinopatía, la nefropatía y la neuropatía diabética.
Existe controversia en la actualidad para definir el objetivo de presión arterial a alcanzar en el tratamiento de los pacientes diabéticos con hipertensión arterial.
En palabras del Dr. Javier Nieto, "los últimos estudios con objetivo inferior a 130/80 mmHg sólo han demostrado una reducción en el riesgo de ictus y la posibilidad de ralentizar la progresión de la nefropatía en pacientes con enfermedad renal crónica establecida. Sin embargo, no han sido capaces de reducir el riesgo de cardiopatía o muerte cardiovascular. Aun así y asumiendo que el objetivo debe considerarse un reflejo del tratamiento óptimo y no la simple aceptación de un estándar, sociedades científicas como la Asociación Americana de Diabetes continúan asumiendo este objetivo inferior a 130/80 mmHg, sobre todo por la magnitud del problema que no para de crecer. En todo caso existe el acuerdo de individualizar este objetivo, siendo más laxos en pacientes con cardiopatía isquémica o con mucha pluripatología o de avanzada edad, que son precisamente los que menos se beneficiarían del objetivo clásico".
Por su parte, la Dra. Artola comentó que "en el estudio ACCORD se reducía significativamente la tasa de ictus con una presión arterial sistólica inferior a 120 mmHg, el resto de eventos clínicos cardiovasculares no disminuía y, por el contrario, podía aumentar el riesgo de eventos adversos serios". Además añadió que "en las últimas recomendaciones de la Sociedad Europea de Hipertensión1 el objetivo de control del paciente diabético se situaría en 140/90 mmHg".
Respecto al grado de control de la presión arterial en España, la Dra. Artola indicó que "se ha experimentado una importante mejoría desde niveles del 36% en el registro PRESCAP del 2002, al 41% en 2006, y próximo al 47% en el último registro del 2010. En el caso de los pacientes diabéticos con objetivos de presión arterial inferiores a 130/80 mmHg, se ha pasado del 9% de buen control en 2002, al 15% en 2006".
-Manejo del paciente hipertenso diabético
"Hay que considerar la diabetes y la hipertensión arterial como enfermedades vasculares que incluso van de la mano en la mayoría de las ocasiones y contribuyen a ensombrecer el pronóstico de aquellos que las padecen, sobre todo si son coincidentes", indicó el Dr. Javier Nieto.
"Patologías macrovasculares, como la enfermedad coronaria, el ictus, la insuficiencia cardíaca y la enfermedad vascular periférica, y microvasculares, como la neuropatía, nefropatía y retinopatía diabéticas, son frecuentes en pacientes hipertensos diabéticos", añadió el Dr. Nieto. "Al menos, tres de cada cuatro diabéticos son hipertensos. Las enfermedades macrovasculares son comunes en pacientes con hipertensión y diabetes, mientras que las microvasculares, normalmente, están asociadas únicamente a la diabetes".
El estudio APOLLO, que forma parte del programa ASPIRE HIGHER de Novartis, tiene el objetivo de ofrecer unos resultados basados en la evidencia científica relacionados con el grado de control de la presión arterial ideal en pacientes diabéticos con hipertensión arterial, así como, analizar la protección que los inhibidores directos de la renina (IDR) pueden proporcionar a este tipo de pacientes.
Los IDR son un tipo de fármacos que se utilizan para bloquear la acción de la renina, una enzima producida por los riñones que desencadena un proceso que estrecha los vasos sanguíneos y que cuando se activa de forma inapropiada conduce al desarrollo de la hipertensión arterial, la diabetes y al daño orgánico.
De la supresión del sistema renina angiotensina aldosterona (SRAA) se derivan importantes beneficios tanto en términos de morbilidad como de mortalidad. De ahí la necesidad de realizar una investigación continua para implementar nuevas estrategias que permitan optimizar la inhibición de este sistema, principalmente a través de la búsqueda de nuevas terapias.
Las Guías Europeas de Manejo de la Hipertensión Arterial, evaluadas por la Sociedad Europea Hipertensión, incluyen los inhibidores directos de la renina (IDR) como un grupo farmacológico eficaz en el tratamiento de la hipertensión y aconsejan su uso en combinación con otros medicamentos, en los pacientes en los que no se consiga el control con la monoterapia.
En este sentido, el Dr. Javier Nieto expuso que "la hiperactividad del SRAA a nivel sistémico, pero sobre todo a nivel local, ha demostrado jugar un importante papel en el desarrollo de las complicaciones asociadas a la diabetes. Este incremento de actividad del SRAA se puede objetivar incluso antes del desarrollo de hiperglucemia, por lo que se debe considerar que el bloqueo de este sistema se debe iniciar en situación de prediabetes, o incluso antes en pacientes con síndrome metabólico". De este modo, el Dr. Nieto indicó que "el tratamiento temprano tendría la posibilidad de prevenir la progresión de las alteraciones metabólicas asociadas a la obesidad, hipertensión y diabetes, que avanzan como una verdadera pandemia".
El Dr. Nieto finalizó su intervención comentando que "la irrupción de los inhibidores directos de la renina en el arsenal terapéutico y concretamente de aliskiren como su único representante en la actualidad, puede modificar el curso de la enfermedad". Y añadió que "los beneficios mostrados hasta el momento y las singulares acciones que le diferencia de otros grupos terapéuticos como son la disminución en la actividad de renina plasmática, la falta de reducción del filtrado glomerular o la capacidad de bloquear el SRAA intracelular, hacen pensar que debe ser de primera elección en el tratamiento precoz del paciente diabético o con riesgo de serlo".
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22 June 2011
CUATRO HOSPITALES ANDALUCES PARTICIPAN EN UN ESTUDIO PARA PREVENIR EL CÁNCER DE MAMA

El Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) ha presentado por primera vez los resultados que se obtienen de dar tratamiento a españolas sanas para prevenir el cáncer de mama. El estudio MAP. 3, con participación de Estados Unidos, Francia y Canadá, ha sido pionero en analizar los beneficios de la quimioprevención con inhibidores de la aromatasa, basada en el uso de fármacos para reducir el riesgo de sufrir este tumor en mujeres de alto riesgo. En esta investigación internacional, publicada recientemente en The New England Journal of Medicine, han participado 4.560 mujeres, de las que 432 eran españolas y un total de 39 hospitales de nuestro país, entre los que están el Hospital Ciudad de Jaén, el Hospital Virgen del Rocío, el Hospital Virgen Victoria y el Hospital Virgen de las Nieves. El objetivo del ensayo, que se puso en marcha en el año 2004, era evitar la aparición de este tumor a través del tratamiento con un inhibidor de la aromatasa (exemestano) en mujeres sanas con alto riesgo de padecerlo. Los resultados muestran una reducción del 65% en la aparición de la enfermedad.
El estudio ha sido objeto de análisis en la 4ª Revisión Anual de Avances en Cáncer de Mama (RAGMA) de GEICAM, celebrada recientemente en Madrid y a la que han asistido 300 expertos de toda España. Tal y como señala el doctor José Enrique Alés, coordinador principal del estudio en España, “se trata del primer gran estudio de quimioprevención que se lleva a cabo también en nuestro país. Gracias a las españolas que se han prestado a participar, GEICAM ha podido contribuir de forma importante a una investigación que puede ayudar a disminuir significativamente la incidencia de este tumor. De hecho, con estos resultados, que han sido similares entre las mujeres norteamericanas y europeas, podemos estimar que en nuestro país se podrían evitar cerca de 5.000 nuevos casos de cáncer de mama al año”.
Por su parte, la doctora Amparo Ruiz, del Instituto Valenciano de Oncología, centro en España que mayor número de mujeres ha reclutado, y una de las autoras del estudio, insiste en que “la labor de los profesionales para proponer a las mujeres participar en este tipo de estudios no sólo debe limitarse a la consulta, sino ampliarse fuera de ella a través de charlas divulgativas, ya que hay muchas mujeres muy concienciadas que desde las asociaciones de pacientes con cáncer de mama o desde otras organizaciones de mujeres pueden ayudarnos a trasmitir información sobre la importancia de la prevención. En este sentido, nosotros nos hemos apoyado en ellas para poder incluir mujeres en el estudio. Asimismo, ha sido muy valiosa la ayuda de nuestra unidad de ensayos clínicos”.
El estudio ha sido objeto de análisis en la 4ª Revisión Anual de Avances en Cáncer de Mama (RAGMA) de GEICAM, celebrada recientemente en Madrid y a la que han asistido 300 expertos de toda España. Tal y como señala el doctor José Enrique Alés, coordinador principal del estudio en España, “se trata del primer gran estudio de quimioprevención que se lleva a cabo también en nuestro país. Gracias a las españolas que se han prestado a participar, GEICAM ha podido contribuir de forma importante a una investigación que puede ayudar a disminuir significativamente la incidencia de este tumor. De hecho, con estos resultados, que han sido similares entre las mujeres norteamericanas y europeas, podemos estimar que en nuestro país se podrían evitar cerca de 5.000 nuevos casos de cáncer de mama al año”.
Por su parte, la doctora Amparo Ruiz, del Instituto Valenciano de Oncología, centro en España que mayor número de mujeres ha reclutado, y una de las autoras del estudio, insiste en que “la labor de los profesionales para proponer a las mujeres participar en este tipo de estudios no sólo debe limitarse a la consulta, sino ampliarse fuera de ella a través de charlas divulgativas, ya que hay muchas mujeres muy concienciadas que desde las asociaciones de pacientes con cáncer de mama o desde otras organizaciones de mujeres pueden ayudarnos a trasmitir información sobre la importancia de la prevención. En este sentido, nosotros nos hemos apoyado en ellas para poder incluir mujeres en el estudio. Asimismo, ha sido muy valiosa la ayuda de nuestra unidad de ensayos clínicos”.
-Menos tumores y menos agresivos
En el estudio han participado un total de 4.560 mujeres, contando con las reclutadas en Estados Unidos, Canadá y Francia, los tres países en los que junto con España se ha llevado a cabo el estudio. De las 423 españolas, con una edad media de 60 años, sólo hubo 11 casos de las tratadas con exemestano (frente a las 32 en el grupo que recibió placebo) que acabaron desarrollando la enfermedad. “Hay que subrayar”, matiza el doctor Alés, “que las mayoría de estos casos se detectaron en estadio precoz, ya que son mujeres a las que se les hacía una mamografía anual. Asimismo, es probable, aunque aún tenemos que analizar los datos con más profundidad, que el tratamiento con exemestano impida también la aparición de tumores más agresivos”.
En el estudio han participado un total de 4.560 mujeres, contando con las reclutadas en Estados Unidos, Canadá y Francia, los tres países en los que junto con España se ha llevado a cabo el estudio. De las 423 españolas, con una edad media de 60 años, sólo hubo 11 casos de las tratadas con exemestano (frente a las 32 en el grupo que recibió placebo) que acabaron desarrollando la enfermedad. “Hay que subrayar”, matiza el doctor Alés, “que las mayoría de estos casos se detectaron en estadio precoz, ya que son mujeres a las que se les hacía una mamografía anual. Asimismo, es probable, aunque aún tenemos que analizar los datos con más profundidad, que el tratamiento con exemestano impida también la aparición de tumores más agresivos”.
-Mujeres candidatas
Para participar en el estudio, se ha considerado a aquellas mujeres postmenopáusicas, que según el Test de Gail, alcanzaban una puntuación mayor de 1.7, que significa una probabilidad de 1.7% de desarrollar un cáncer de mama en los siguientes cinco años. La edad de la mujer, la edad de la primera regla, la edad a la que tuvo el primer hijo, el número de biopsias de mama a las que se ha sometido y tener antecedentes familiares de primer grado (madre, hermana o hija) con cáncer de mama son los factores a partir de los cuales se calcula el índice de Gail. “La realidad es que estos resultados indican que los beneficios logrados con una disminución del 65% en la tasa anual de incidencia, se podrían aplicar a una población muy amplia de mujeres postmenopáusicas”, comenta el doctor Alés.
Eran también candidatas aquellas a las que se le ha detectado un carcinoma intraductal de mama (en etapa inicial), no invasivo y que se hayan operado (mastectomía) sólo de una mama. “Sabemos que estas mujeres tienen un riesgo de un 6-7% de desarrollar el cáncer en la otra mama en los siguientes cinco años”, concluye el doctor Alés.
Para participar en el estudio, se ha considerado a aquellas mujeres postmenopáusicas, que según el Test de Gail, alcanzaban una puntuación mayor de 1.7, que significa una probabilidad de 1.7% de desarrollar un cáncer de mama en los siguientes cinco años. La edad de la mujer, la edad de la primera regla, la edad a la que tuvo el primer hijo, el número de biopsias de mama a las que se ha sometido y tener antecedentes familiares de primer grado (madre, hermana o hija) con cáncer de mama son los factores a partir de los cuales se calcula el índice de Gail. “La realidad es que estos resultados indican que los beneficios logrados con una disminución del 65% en la tasa anual de incidencia, se podrían aplicar a una población muy amplia de mujeres postmenopáusicas”, comenta el doctor Alés.
Eran también candidatas aquellas a las que se le ha detectado un carcinoma intraductal de mama (en etapa inicial), no invasivo y que se hayan operado (mastectomía) sólo de una mama. “Sabemos que estas mujeres tienen un riesgo de un 6-7% de desarrollar el cáncer en la otra mama en los siguientes cinco años”, concluye el doctor Alés.
-Papel de los inhibidores de la aromatasa
Hasta ahora el tratamiento farmacológico para prevenir el cáncer de mama en mujeres de alto riesgo consistía en administrar tamoxifeno y raloxifeno, aprobados con esta indicación por la Food and Drug Administration (FDA). El tamoxifeno actúa inhibiendo los efectos de los estrógenos (hormonas sexuales femeninas). Los estrógenos se unen a las células de ciertos tejidos, como la mama, e influyen en el crecimiento y replicación de las células.
Además de la eficacia demostrada por exemestano en la prevención del cáncer de mama, los datos de seguridad han sido excelentes. “Todo apunta a que este inhibidor de la aromatasa produce menos osteoporosis que otros inhibidores. De hecho, en el estudio no se ha observado ninguna diferencia entre las tratadas con exemestano y las que recibieron placebo. Evidentemente como todo medicamento tiene efectos secundarios, y el más frecuente son los dolores articulares y musculares, que se dieron en aproximadamente un 30% de las mujeres. Podemos afirmar que el medicamento es tan útil y seguro que se puede recomendar a un número muy amplio de mujeres”, asegura el doctor Alés.
Hasta ahora el tratamiento farmacológico para prevenir el cáncer de mama en mujeres de alto riesgo consistía en administrar tamoxifeno y raloxifeno, aprobados con esta indicación por la Food and Drug Administration (FDA). El tamoxifeno actúa inhibiendo los efectos de los estrógenos (hormonas sexuales femeninas). Los estrógenos se unen a las células de ciertos tejidos, como la mama, e influyen en el crecimiento y replicación de las células.
Además de la eficacia demostrada por exemestano en la prevención del cáncer de mama, los datos de seguridad han sido excelentes. “Todo apunta a que este inhibidor de la aromatasa produce menos osteoporosis que otros inhibidores. De hecho, en el estudio no se ha observado ninguna diferencia entre las tratadas con exemestano y las que recibieron placebo. Evidentemente como todo medicamento tiene efectos secundarios, y el más frecuente son los dolores articulares y musculares, que se dieron en aproximadamente un 30% de las mujeres. Podemos afirmar que el medicamento es tan útil y seguro que se puede recomendar a un número muy amplio de mujeres”, asegura el doctor Alés.
-Reclutamiento en ensayos de quimioprevención
Los autores del estudio comentan la dificultad que supone reclutar mujeres para llevar a cabo este tipo de estudios. El doctor Alés explica que ha sido toda una experiencia de aprendizaje. “Los profesionales -añade- hemos tenido que hacer una importante labor de educación sobre la prevención y quimioprevención del cáncer de mama. Indudablemente ha sido difícil, pero hemos aprendido mucho y hemos sentado las bases de una nueva herramienta en el control de este tumor. Es una línea de investigación abierta en la que aún queda mucho por hacer”.
Por su parte, la doctora Ruiz aclara que para este estudio se buscó una estrategia para facilitar el reclutamiento. “Organizamos reuniones informativas sobre prevención del cáncer de mama en diferentes asociaciones de mujeres. En estos encuentros hacíamos especial hincapié en las campañas de cribado para reducir la incidencia de este tumor, pero explicábamos el beneficio que supondría la prevención primaria para evitar que el cáncer de mama se desarrollara. En este contexto, presentábamos el estudio Excell y su objetivo. Conseguimos así fomentar la colaboración entre las mujeres y los investigadores. En cualquier caso, el mensaje que debe llegar es que aunque la detección precoz es la mejor garantía de aumentar la supervivencia, hoy en día podemos ir más allá identificando a mujeres con un riesgo elevado para evitar la aparición del tumor. Sin duda, las asociaciones de mujeres en general y de afectadas en particular son fundamentales para sensibilizar y transmitir esta información a la población”, concluye.
En este sentido, Ana Valderas, de la Federación Española de Mujeres con Cáncer de Mama (FECMA), comenta que actualmente los médicos en general sí que quieren compartir información y comunicarse con los pacientes. “Hoy las mujeres, afectadas y no afectadas, disponemos de mucha información. Se ha experimentado un enorme cambio en el conocimiento que tenemos de la enfermedad. De hecho ahora sabemos lo que va ocurriendo en la investigación, conocemos los datos de los estudios clínicos. Asimismo, el papel que tenemos las asociaciones de pacientes es clave para transmitir a la población la importancia de la prevención. Antes era tabú hablar de cáncer y, gracias a la labor que realizamos las afectadas, se ha conseguido desmitificar esta palabra. Lo que es muy importante es que nos llegue la información con rigor, que sepamos en qué consiste un ensayo clínico, y que se nos anime a participar y este papel corresponde a los profesionales sanitarios. Desde FECMA siempre hemos apoyado la investigación, ya que somos conscientes de que es la única forma de avanzar en el control y tratamiento de la enfermedad”.
Los autores del estudio comentan la dificultad que supone reclutar mujeres para llevar a cabo este tipo de estudios. El doctor Alés explica que ha sido toda una experiencia de aprendizaje. “Los profesionales -añade- hemos tenido que hacer una importante labor de educación sobre la prevención y quimioprevención del cáncer de mama. Indudablemente ha sido difícil, pero hemos aprendido mucho y hemos sentado las bases de una nueva herramienta en el control de este tumor. Es una línea de investigación abierta en la que aún queda mucho por hacer”.
Por su parte, la doctora Ruiz aclara que para este estudio se buscó una estrategia para facilitar el reclutamiento. “Organizamos reuniones informativas sobre prevención del cáncer de mama en diferentes asociaciones de mujeres. En estos encuentros hacíamos especial hincapié en las campañas de cribado para reducir la incidencia de este tumor, pero explicábamos el beneficio que supondría la prevención primaria para evitar que el cáncer de mama se desarrollara. En este contexto, presentábamos el estudio Excell y su objetivo. Conseguimos así fomentar la colaboración entre las mujeres y los investigadores. En cualquier caso, el mensaje que debe llegar es que aunque la detección precoz es la mejor garantía de aumentar la supervivencia, hoy en día podemos ir más allá identificando a mujeres con un riesgo elevado para evitar la aparición del tumor. Sin duda, las asociaciones de mujeres en general y de afectadas en particular son fundamentales para sensibilizar y transmitir esta información a la población”, concluye.
En este sentido, Ana Valderas, de la Federación Española de Mujeres con Cáncer de Mama (FECMA), comenta que actualmente los médicos en general sí que quieren compartir información y comunicarse con los pacientes. “Hoy las mujeres, afectadas y no afectadas, disponemos de mucha información. Se ha experimentado un enorme cambio en el conocimiento que tenemos de la enfermedad. De hecho ahora sabemos lo que va ocurriendo en la investigación, conocemos los datos de los estudios clínicos. Asimismo, el papel que tenemos las asociaciones de pacientes es clave para transmitir a la población la importancia de la prevención. Antes era tabú hablar de cáncer y, gracias a la labor que realizamos las afectadas, se ha conseguido desmitificar esta palabra. Lo que es muy importante es que nos llegue la información con rigor, que sepamos en qué consiste un ensayo clínico, y que se nos anime a participar y este papel corresponde a los profesionales sanitarios. Desde FECMA siempre hemos apoyado la investigación, ya que somos conscientes de que es la única forma de avanzar en el control y tratamiento de la enfermedad”.
HIDRATACION Y EVITAR LA LARGA EXPOSICION AL SOL, REMEDIOS PARA COMBATIR LOS DOLORES DE CABEZA EN VERANO
El verano es una época propicia no sólo para el descanso, sino para sufrir los rigores de las cefaleas y dolores de cabeza. De hecho, esta es la época del año en la que más cefaleas se registran.
El motivo principal no es otro que el sol, ya sea por su incidencia directa o por las altas temperaturas que provoca. Recibir directamente los rayos del sol en la cabeza puede ser un desencadenante de las cefaleas y en casos extremos puede llegar a causar insolación.
La propia claridad del verano o la intensidad de la luz puede ser otro motivo por el cuál aumenten las cefaleas en verano. A esto se le puede añadir los cambios bruscos de temperatura que se sufren en esta época del año.
Una apropiada forma de prevenir la aparición de cefaleas en verano es mantenerse bien hidratado, ya que uno de los síntomas de la deshidratación es sentir dolores de cabeza.
En épocas del año con altas temperaturas, una persona puede llegar a perder al día entre 2 y 3 litros de líquido en el organismo a través del sudor, de la orina, la respiración y la transpiración de la piel, lo que puede provocar dolor de cabeza, cansancio falta de concentración e incluso un golpe de calor.
Para evitar esta deshidratación, que, en casos extremos, incluso puede generar enfermedades cardiovasculares, osteoporosis o incluso algunos tipos de cáncer como el de colon, los expertos recomiendan incrementar el consumo de líquidos hasta una media de 2,5 litros diarios.
Los viajes en avión, los cambios de presión, el estrés, los cambios de hábitos, el no respetar el horario de comidas, dormir poco y mal o el exceso de sol en la playa, son otros de los motivos que hacen que las cefaleas aumenten en verano.
Según un estudio de 2010 realizado por departamento de Neurología de la Universidad de Viena, “el consumo de alcohol, el abandono de la cafeína, saltarse comidas y la deshidratación pueden provocar la aparición de migrañas o cefaleas”.
-Un coste de 155.000 millones de euros
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado este mes, hasta un 47% de la población adulta de todo el mundo presenta dolor de cabeza de forma recurrente.
La OMS presentó un estudio sobre el “enorme” coste económico que causan los trastornos relacionados con el dolor de cabeza, como la cefalea tensional o la migraña, que sólo en la Unión Europea provocan que se pierdan 190 millones de días de trabajo al año.
Así lo aseguró el Dr. Shekhar Saxena, director de Salud Mental y Trastornos por Abuso de Sustancias de la OMS, quien alerta además de que el coste estimado de estas bajas es de unos 155.000 millones de euros.
Según los datos del informe, hasta un 47% de la población adulta de todo el mundo presenta dolor de cabeza de forma recurrente, pese a lo que “siguen siendo trastornos que reciben poca atención aunque los costes en términos de productividad son enormes”.
De hecho, según asegura este experto, los dolores de cabeza pueden debilitar a quienes los padecen “hasta el punto de incapacitarles para trabajar”.
En el caso de la migraña, que afecta a alrededor de una de cada seis mujeres y uno de cada 12 hombres, se estima que es el trastorno cerebral más caro, tanto en la UE como en Estados Unidos, ya que es la causante del 1,3% de todas las discapacidades por enfermedad.
El motivo principal no es otro que el sol, ya sea por su incidencia directa o por las altas temperaturas que provoca. Recibir directamente los rayos del sol en la cabeza puede ser un desencadenante de las cefaleas y en casos extremos puede llegar a causar insolación.
La propia claridad del verano o la intensidad de la luz puede ser otro motivo por el cuál aumenten las cefaleas en verano. A esto se le puede añadir los cambios bruscos de temperatura que se sufren en esta época del año.
Una apropiada forma de prevenir la aparición de cefaleas en verano es mantenerse bien hidratado, ya que uno de los síntomas de la deshidratación es sentir dolores de cabeza.
En épocas del año con altas temperaturas, una persona puede llegar a perder al día entre 2 y 3 litros de líquido en el organismo a través del sudor, de la orina, la respiración y la transpiración de la piel, lo que puede provocar dolor de cabeza, cansancio falta de concentración e incluso un golpe de calor.
Para evitar esta deshidratación, que, en casos extremos, incluso puede generar enfermedades cardiovasculares, osteoporosis o incluso algunos tipos de cáncer como el de colon, los expertos recomiendan incrementar el consumo de líquidos hasta una media de 2,5 litros diarios.
Los viajes en avión, los cambios de presión, el estrés, los cambios de hábitos, el no respetar el horario de comidas, dormir poco y mal o el exceso de sol en la playa, son otros de los motivos que hacen que las cefaleas aumenten en verano.
Según un estudio de 2010 realizado por departamento de Neurología de la Universidad de Viena, “el consumo de alcohol, el abandono de la cafeína, saltarse comidas y la deshidratación pueden provocar la aparición de migrañas o cefaleas”.
-Un coste de 155.000 millones de euros
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado este mes, hasta un 47% de la población adulta de todo el mundo presenta dolor de cabeza de forma recurrente.
La OMS presentó un estudio sobre el “enorme” coste económico que causan los trastornos relacionados con el dolor de cabeza, como la cefalea tensional o la migraña, que sólo en la Unión Europea provocan que se pierdan 190 millones de días de trabajo al año.
Así lo aseguró el Dr. Shekhar Saxena, director de Salud Mental y Trastornos por Abuso de Sustancias de la OMS, quien alerta además de que el coste estimado de estas bajas es de unos 155.000 millones de euros.
Según los datos del informe, hasta un 47% de la población adulta de todo el mundo presenta dolor de cabeza de forma recurrente, pese a lo que “siguen siendo trastornos que reciben poca atención aunque los costes en términos de productividad son enormes”.
De hecho, según asegura este experto, los dolores de cabeza pueden debilitar a quienes los padecen “hasta el punto de incapacitarles para trabajar”.
En el caso de la migraña, que afecta a alrededor de una de cada seis mujeres y uno de cada 12 hombres, se estima que es el trastorno cerebral más caro, tanto en la UE como en Estados Unidos, ya que es la causante del 1,3% de todas las discapacidades por enfermedad.
Intensive-dose statin therapy associated with increased risk of diabetes
An analysis of data from previously published studies indicates that intensive-dose statin therapy is associated with an increased risk of new-onset diabetes compared with moderate-dose therapy, according to a study in the June 22/29 issue of JAMA. Compared with placebo, statin therapy significantly reduces cardiovascular events among individuals with and without a history of diabetes mellitus. Recently, findings of several trials comparing intensive- to moderate-dose statin therapy suggested an excess risk of new diabetes among those treated with intensive statin regimens, according to background information in the article. According to the authors, "Given the cardiovascular benefits of statins and the likely increasing use of intensive statin regimens, it is important to quantify any potential long-term risks to enable physicians and patients to make informed choices."
David Preiss, M.R.C.P., of the University of Glasgow, United Kingdom, and colleagues examined the associations of intensive-dose statin therapy vs. moderate-dose therapy with the development of diabetes and the occurrence of major cardiovascular events by conducting a meta-analysis of published and unpublished data from relevant clinical trials. The researchers identified 5 statin trials that met criteria for inclusion in the analysis.
The 5 randomized clinical trials provided data on 32,752 nondiabetic participants over a weighted average follow-up of 4.9 years. During follow-up, 2,749 participants (8.4 percent) developed diabetes (1,449 of whom were assigned intensive-dose therapy, 1,300 assigned moderate-dose therapy), and 6,684 (20.4 percent) experienced a major cardiovascular event (3,134 assigned intensive-dose therapy, 3,550 assigned moderate-dose therapy). There were 149 more cases of incident diabetes in participants assigned to intensive statin treatment than in those receiving moderate therapy and 416 fewer patients with cardiovascular events who received intensive-dose therapy.
An analysis of the data indicated that use of intensive-dose statin therapy compared with moderate-dose statin therapy was associated with a higher incidence of new-onset diabetes. However, intensive statin therapy was associated with fewer major cardiovascular events. As compared with moderate-dose statin therapy, the number needed to harm per year for intensive-dose statin therapy was 498 for new-onset diabetes while the number needed to treat per year for intensive-dose statin therapy was 155 for cardiovascular events.
"Our findings suggest that clinicians should be vigilant for the development of diabetes in patients receiving intensive statin therapy," the authors write. "In conclusion, this meta-analysis extends earlier findings of an increased incidence of diabetes with statin therapy by providing evidence of a dose-dependent association."
**Source: JAMA and Archives Journals
David Preiss, M.R.C.P., of the University of Glasgow, United Kingdom, and colleagues examined the associations of intensive-dose statin therapy vs. moderate-dose therapy with the development of diabetes and the occurrence of major cardiovascular events by conducting a meta-analysis of published and unpublished data from relevant clinical trials. The researchers identified 5 statin trials that met criteria for inclusion in the analysis.
The 5 randomized clinical trials provided data on 32,752 nondiabetic participants over a weighted average follow-up of 4.9 years. During follow-up, 2,749 participants (8.4 percent) developed diabetes (1,449 of whom were assigned intensive-dose therapy, 1,300 assigned moderate-dose therapy), and 6,684 (20.4 percent) experienced a major cardiovascular event (3,134 assigned intensive-dose therapy, 3,550 assigned moderate-dose therapy). There were 149 more cases of incident diabetes in participants assigned to intensive statin treatment than in those receiving moderate therapy and 416 fewer patients with cardiovascular events who received intensive-dose therapy.
An analysis of the data indicated that use of intensive-dose statin therapy compared with moderate-dose statin therapy was associated with a higher incidence of new-onset diabetes. However, intensive statin therapy was associated with fewer major cardiovascular events. As compared with moderate-dose statin therapy, the number needed to harm per year for intensive-dose statin therapy was 498 for new-onset diabetes while the number needed to treat per year for intensive-dose statin therapy was 155 for cardiovascular events.
"Our findings suggest that clinicians should be vigilant for the development of diabetes in patients receiving intensive statin therapy," the authors write. "In conclusion, this meta-analysis extends earlier findings of an increased incidence of diabetes with statin therapy by providing evidence of a dose-dependent association."
**Source: JAMA and Archives Journals
Being a smoker at time of prostate cancer diagnosis linked with increased risk of death
Men who are diagnosed with prostate cancer and who are also smokers have an associated increased risk of all-cause, cardiovascular and prostate cancer-specific death, according to a study in the June 22/29 issue of JAMA. These patients also had an increased likelihood of prostate cancer recurrence. Accumulating evidence suggests that smoking may increase risk of aggressive prostate cancer and prostate cancer mortality. However, studies of smoking in relation to prostate cancer mortality or recurrence in prostate cancer patients are limited, with few prostate cancer-specific outcomes, according to background information in the article.
Stacey A. Kenfield, Sc.D., of the Harvard School of Public Health, Boston, and colleagues conducted a study to assess the relation of cigarette smoking and smoking cessation with overall, prostate cancer-specific, and cardiovascular disease (CVD) mortality and biochemical recurrence among men with prostate cancer. The study included 5,366 men diagnosed with prostate cancer between 1986 and 2006 in the Health Professionals Follow-Up Study.
Among the men diagnosed with prostate cancer, there were 1,630 deaths, 524 (32 percent) due to prostate cancer and 416 (26 percent) to CVD, and 878 biochemical recurrences. Analysis indicated that compared with never smokers, current smokers had an increased risk of dying from prostate cancer, CVD, and all-cause mortality and an increased risk of biochemical recurrence. A greater number of pack-years was associated with an increased risk of prostate cancer mortality, CVD mortality, and total mortality but not biochemical recurrence. Compared with current smokers, men who had quit smoking for 10 or more years had prostate cancer mortality risks similar to those who had never smoked.
The authors write that a direct effect of smoking on prostate cancer progression is biologically plausible, including tumor promotion through carcinogens from tobacco smoke; increased plasma levels of total and free testosterone, an androgen involved in the development and progression of prostate cancer in some smokers, with some studies reporting a dose-dependent association; epigenetic effects, including aberrant methylation profiles among current smokers, which correlate with aggressive disease; and nicotine-induced angiogenesis [formation of new blood vessels], capillary growth, and tumor growth and proliferation.
"In summary, smoking at the time of diagnosis was associated with substantially increased overall mortality and prostate cancer mortality and recurrence. Ten-year quitters had risks similar to never smokers. These results provide further support that smoking may increase risk of death from prostate cancer," the authors conclude.
**Source: JAMA and Archives Journals
Stacey A. Kenfield, Sc.D., of the Harvard School of Public Health, Boston, and colleagues conducted a study to assess the relation of cigarette smoking and smoking cessation with overall, prostate cancer-specific, and cardiovascular disease (CVD) mortality and biochemical recurrence among men with prostate cancer. The study included 5,366 men diagnosed with prostate cancer between 1986 and 2006 in the Health Professionals Follow-Up Study.
Among the men diagnosed with prostate cancer, there were 1,630 deaths, 524 (32 percent) due to prostate cancer and 416 (26 percent) to CVD, and 878 biochemical recurrences. Analysis indicated that compared with never smokers, current smokers had an increased risk of dying from prostate cancer, CVD, and all-cause mortality and an increased risk of biochemical recurrence. A greater number of pack-years was associated with an increased risk of prostate cancer mortality, CVD mortality, and total mortality but not biochemical recurrence. Compared with current smokers, men who had quit smoking for 10 or more years had prostate cancer mortality risks similar to those who had never smoked.
The authors write that a direct effect of smoking on prostate cancer progression is biologically plausible, including tumor promotion through carcinogens from tobacco smoke; increased plasma levels of total and free testosterone, an androgen involved in the development and progression of prostate cancer in some smokers, with some studies reporting a dose-dependent association; epigenetic effects, including aberrant methylation profiles among current smokers, which correlate with aggressive disease; and nicotine-induced angiogenesis [formation of new blood vessels], capillary growth, and tumor growth and proliferation.
"In summary, smoking at the time of diagnosis was associated with substantially increased overall mortality and prostate cancer mortality and recurrence. Ten-year quitters had risks similar to never smokers. These results provide further support that smoking may increase risk of death from prostate cancer," the authors conclude.
**Source: JAMA and Archives Journals
Diabetic kidney disease more prevalent in US
Over the past 2 decades the prevalence of diabetic kidney disease in the U.S. increased in direct proportion to the prevalence of diabetes itself, according to a study in the June 22/29 issue of JAMA. Diabetic kidney disease (DKD) is a common complication of diabetes and the leading cause of chronic kidney disease in the developed world. Approximately 40 percent of persons with diabetes develop DKD, which also accounts for nearly half of all new cases of end-stage renal disease (ESRD) in the United States. "Over time, the prevalence of DKD may increase due to the expanding size of the diabetes population or decrease due to the implementation of diabetes therapies," according to background information in the article the authors write.
Ian H. de Boer, M.D., M.S., of the University of Washington, Seattle, and colleagues examined trends in the prevalence of DKD in the United States and changes in disease manifestations among persons with diabetes over the past 2 decades. The study included data from the Third National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III) from 1988-1994 (n = 15,073), NHANES 1999-2004 (n = 13,045), and NHANES 2005-2008 (n = 9,588). Participants with diabetes were defined by levels of hemoglobin A 1c of 6.5 percent or greater, use of glucose-lowering medications, or both (n = 1,431 in NHANES III; n = 1,443 in NHANES 1999-2004; n=1,280 in NHANES 2005-2008). Diabetic kidney disease was defined as diabetes with albuminuria (ratio of urine albumin to creatinine 30 mg/g or greater), impaired glomerular filtration rate (less than 60 mL/min/1.73 m 2 estimated using the Chronic Kidney Disease Epidemiology Collaboration formula), or both.
The researchers found that the prevalence of DKD in the U.S. population was 2.2 percent in 1988-1994, 2.8 percent in 1999-2004, and 3.3 percent in 2005-2008, with the demographically adjusted increase in DKD prevalence being 18 percent from 1988-1994 to 1999-2004 and 34 percent from 1988-1994 to 2005-2008. The estimated numbers of persons with DKD in the U.S. at any given point in time increased from 3.9 million during 1988-1994 to 5.5 million during 1999-2004 to 6.9 million during 2005-2008.
The proportion of persons with diabetes taking glucose-lowering medications increased from 56.2 percent to 74.2 percent and the use of renin-angiotensin-aldosterone system inhibitors increased from 11.2 percent to 40.6 percent. The prevalence of impaired GFR increased from 14.9 percent in 1988-1994 to 17.7 percent in 2005-2008. The prevalence of impaired albuminuria decreased from 27.3 percent to 23.7 percent during these time periods, but this was not statistically significant.
"In conclusion, DKD has become more prevalent in the U.S. population over the last 2 decades and will likely contribute increasingly to health care costs and mortality. Among persons with diabetes, clinical manifestations of DKD shifted to include more impaired GFR but the prevalence of any DKD did not change despite increased use of diabetes-related medications," the authors write.
**Source: JAMA and Archives Journals
Ian H. de Boer, M.D., M.S., of the University of Washington, Seattle, and colleagues examined trends in the prevalence of DKD in the United States and changes in disease manifestations among persons with diabetes over the past 2 decades. The study included data from the Third National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III) from 1988-1994 (n = 15,073), NHANES 1999-2004 (n = 13,045), and NHANES 2005-2008 (n = 9,588). Participants with diabetes were defined by levels of hemoglobin A 1c of 6.5 percent or greater, use of glucose-lowering medications, or both (n = 1,431 in NHANES III; n = 1,443 in NHANES 1999-2004; n=1,280 in NHANES 2005-2008). Diabetic kidney disease was defined as diabetes with albuminuria (ratio of urine albumin to creatinine 30 mg/g or greater), impaired glomerular filtration rate (less than 60 mL/min/1.73 m 2 estimated using the Chronic Kidney Disease Epidemiology Collaboration formula), or both.
The researchers found that the prevalence of DKD in the U.S. population was 2.2 percent in 1988-1994, 2.8 percent in 1999-2004, and 3.3 percent in 2005-2008, with the demographically adjusted increase in DKD prevalence being 18 percent from 1988-1994 to 1999-2004 and 34 percent from 1988-1994 to 2005-2008. The estimated numbers of persons with DKD in the U.S. at any given point in time increased from 3.9 million during 1988-1994 to 5.5 million during 1999-2004 to 6.9 million during 2005-2008.
The proportion of persons with diabetes taking glucose-lowering medications increased from 56.2 percent to 74.2 percent and the use of renin-angiotensin-aldosterone system inhibitors increased from 11.2 percent to 40.6 percent. The prevalence of impaired GFR increased from 14.9 percent in 1988-1994 to 17.7 percent in 2005-2008. The prevalence of impaired albuminuria decreased from 27.3 percent to 23.7 percent during these time periods, but this was not statistically significant.
"In conclusion, DKD has become more prevalent in the U.S. population over the last 2 decades and will likely contribute increasingly to health care costs and mortality. Among persons with diabetes, clinical manifestations of DKD shifted to include more impaired GFR but the prevalence of any DKD did not change despite increased use of diabetes-related medications," the authors write.
**Source: JAMA and Archives Journals
Blueberries help lab rats build strong bones
Compounds in blueberries might turn out to have a powerful effect on formation of strong, healthy bones, if results from studies with laboratory rats turn out to hold true for humans. Jin-Ran Chen and his colleagues are exploring this idea in research funded by the U.S. Department of Agriculture (USDA) at the Arkansas Children's Nutrition Center (ACNC) in Little Rock. Chen is a principal investigator and lead scientist at the center's Skeletal Development Laboratory, and an assistant professor in the department of pediatrics at the University of Arkansas for Medical Sciences, also in Little Rock.
Chen specializes in research on how what we eat during infancy, childhood and early adulthood affects growth and development of bones and the risk of developing osteoporosis or other degenerative bone diseases in later years.
Chen's studies with young, rapidly growing laboratory rats suggest that polyphenols, the compounds that give blueberries their blue, purple, and red coloration, might aid in building strong bones. The work has paved the way for new research that might reveal whether blueberries could be used in the future in treatments to boost development of bone mass and to help prevent osteoporosis.
Published in the Journal of Bone and Mineral Research in 2010, the investigation showed that animals fed rations that contained 10 percent freeze-dried blueberry powder had significantly more bone mass than their counterparts whose rations were blueberry-free.
When the researchers exposed laboratory cultures of bone-forming cells (osteoblasts) to blood (serum) from the animals, the scientists found that serum from the blueberry-fed rats was associated with an increase in development of osteoblasts into mature, functional bone cells.
Serum in the blueberry-fed rats was high in phenolic acids, derived from the color-impacting polyphenols. The research suggests that the phenolic acids may have had bone-building effects in the rats. Studies are needed to determine whether these benefits occur in humans, Chen noted.
Chen's research also suggests that the phenolic acids stimulated bone building via a pathway that may involve, for example, two genes, TCF and LEF, and a protein, beta-catenin. Beta-catenin is responsible for prompting osteoblasts to become mature and functional, while TCF and LEF are responsible for promoting synthesis of beta-catenin.
**Source: United States Department of Agriculture - Research, Education and Economics
Chen specializes in research on how what we eat during infancy, childhood and early adulthood affects growth and development of bones and the risk of developing osteoporosis or other degenerative bone diseases in later years.
Chen's studies with young, rapidly growing laboratory rats suggest that polyphenols, the compounds that give blueberries their blue, purple, and red coloration, might aid in building strong bones. The work has paved the way for new research that might reveal whether blueberries could be used in the future in treatments to boost development of bone mass and to help prevent osteoporosis.
Published in the Journal of Bone and Mineral Research in 2010, the investigation showed that animals fed rations that contained 10 percent freeze-dried blueberry powder had significantly more bone mass than their counterparts whose rations were blueberry-free.
When the researchers exposed laboratory cultures of bone-forming cells (osteoblasts) to blood (serum) from the animals, the scientists found that serum from the blueberry-fed rats was associated with an increase in development of osteoblasts into mature, functional bone cells.
Serum in the blueberry-fed rats was high in phenolic acids, derived from the color-impacting polyphenols. The research suggests that the phenolic acids may have had bone-building effects in the rats. Studies are needed to determine whether these benefits occur in humans, Chen noted.
Chen's research also suggests that the phenolic acids stimulated bone building via a pathway that may involve, for example, two genes, TCF and LEF, and a protein, beta-catenin. Beta-catenin is responsible for prompting osteoblasts to become mature and functional, while TCF and LEF are responsible for promoting synthesis of beta-catenin.
**Source: United States Department of Agriculture - Research, Education and Economics
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