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02 April 2012

Metformin appeared to slow prostate cancer growth


Metformin is the most commonly prescribed medication for diabetes. Prior laboratory research has suggested that metformin may also help to improve prognosis in patients with prostate cancer by slowing the growth of the cancerous cells.
To follow up on the laboratory clues, Joshua and colleagues evaluated 22 men with confirmed prostate cancer who had been assigned up to 500 mg of metformin three times a day prior to undergoing prostatectomy.
"This gave us the ability to compare what the prostate cancer looked like when it was first diagnosed to what it looked like when the prostate cancer was removed from the body," said Joshua. "We were able to directly measure the effect of metformin on the prostate cancer."
Patients were assigned metformin for a median duration of 41 days. During that time, none of the men reported grade 3 adverse events, and all of them underwent prostatectomy with no adverse effect related to use of metformin.
The researchers found that metformin significantly reduced fasting glucose, insulin growth factor-1, body mass index and waist-to-hip ratio.
In addition, "although these are preliminary results, metformin appeared to reduce the growth rate of prostate cancer in a proportion of men," Joshua said. "Also, it appeared to reduce one of the main growth pathways that may have contributed to the overall growth of the tumor."
These results may have implications for men with prostate cancer who also have diabetes or early undiagnosed diabetes and for men with prostate cancer whose tumors have characteristics that make them sensitive to metformin, according to Joshua.
"This research builds on the hypothesis that metformin has a role in prostate cancer," he said. "Exactly what that role will be will depend on the results of the analysis currently being completed by our study team and others worldwide."
Joshua is particularly interested in better defining the precise mechanism of action and the subpopulation of patients with prostate cancer for whom metformin has the potential to improve outcomes.
This study was funded by The Princess Margaret Hospital Foundation, the Jewish General Hospital Foundation (Montreal) and the Terry Fox Foundation.

**Source: American Association for Cancer Research (AACR)

01 April 2012

La desnutrición en el mundo desarrollado



 


Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación, Bruselas, Bélgica

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la desnutrición como ‘el des-equilibrio celular entre el suministro de nutrientes y energía y la demanda del cuerpo para garantizar su crecimiento, su mantenimiento y sus funciones específicas.’  Básicamente, la desnutrición se da cuando el cuerpo no recibe la suficiente energía o los suficientes nutrientes esenciales como proteínas, vitaminas, minerales u otros nutrientes que se necesitan para mantener sanos los tejidos y las funciones de los órganos. Este problema no se da solo en las personas con una alimentación insuficiente, sino que las personas obesas y con sobrepeso también pueden sufrirlo.

El consumo de nutrientes se puede ver limitado debido a determinadas enfermedades, al excesivo uso de dietas, heridas graves, hospitalización prolongada o abuso de sustancias como el alcohol y las drogas. Se pueden dar diferentes desórdenes dependiendo de cuáles son los nutrientes que faltan o que se consumen en exceso, pero algunos síntomas generales son el cansancio, los mareos y la pérdida de peso involuntaria. La malnutrición puede alterar las respuestas inmunológicas, lo que puede llevar a un mayor riesgo de infec-ciones, mala curación de las heridas, recuperación tardía de las enfermedades y largas hospitalizaciones. Otras consecuencias incluyen el deterioro de la función muscular, una menor calidad de vida, un aumento de la mortalidad, así como un mayor uso de los recursos de atención sanitaria y aumento de los costes .

En Europa, cerca de 33 millones de personas sufren riesgo de desnutrición. Los estudios muestran que hasta un tercio de los pacientes de hospital y de las residencias de ancianos están en riesgo de sufrir desnutrición, así como el 10% de las personas por encima de los 65 años en la Unión Europea. Las personas de edad avanzada que viven solas en casa o internas en residencias de ancianos son especial-mente vulnerables. Entre otros factores, el apetito tiende a disminuir entre las personas de este último grupo, lo que lleva a un menor consumo de comida y de nutrientes. Otros grupos clave de riesgo son las personas que padecen enfermedades crónicas, las personas que viven en condiciones de pobreza o que están socialmente aisladas y las que han sido dadas de alta recientemente del hospital. Además, las personas que están en una fase de crecimiento rápido, como los bebés y los adolescentes, así como las mujeres embarazadas, tienen mayores necesidades nutricionales que otros grupos y por lo tanto son más susceptibles de sufrir los efectos de una nutrición insuficiente. Los bebés extremadamente prematuros son un grupo de alto riesgo y pueden llegar a necesitar un aumento de cinco a seis veces su peso antes de que se les pueda dar el alta del hospital.

Existen varias herramientas de exploración disponibles para detectar el riesgo de desnutrición. Una de las más conocidas es la exploración desarrollada en Reino Unido, conocida como Malnutrition Universal Scree-ning Tool (MUST). MUST ha sido desarrollada para identificar a los adultos con un peso por debajo del normal y con riesgo de desnutrición, aunque también considera a las personas obesas. Sin embargo, no se utiliza para detectar el consumo deficiente o excesivo de vitaminas y minerales.

La concienciación general sobre el tema de la malnutrición sigue siendo insuficiente. Los estudios a gran escala realizados en Reino Unido y Países Bajos han mostrado que de 1 a 4 pacientes están en riesgo de desnutrición cuando ingresan en los hospitales y que muchos más permanecen sin diagnosticar debido a las exploraciones inadecuadas . Asimismo, el proyecto ‘NutritionDay’, en el que se han realizado encuestas a miles de pacientes de hospitales en la Unión Europea (UE), mostró que menos de la mitad de los pacientes hacía todas sus comidas durante su estancia en el hospital. Los profesionales de la salud desempeñan un papel importante a la hora de garantizar que los pacientes reciban nutrientes suficientes mientras están en el hospital, aunque el conocimiento y la concienciación sobre problemas nutricionales es bastante deficiente entre los cuidadores. Como consecuencia, la malnutrición no se reconoce lo suficiente ni se trata como es debido, a pesar de la existencia de pautas de tratamiento. A menudo, la terapia nutricional no tiene cabida dentro de los presupuestos sanitarios ni sociales.

En Europa, la malnutrición se relaciona con un aumento de la morbilidad, estancias hospitalarias más largas y mayores costes sanitarios. Este impacto ha sido estudiado en numerosos grupos de pacientes. Las cifras de la comunidad son alarmantes, con un porcentaje de pacientes desnutridos que llega al 60% en determinadas enfermedades. En la UE, el coste de tratar a pacientes con malnutrición relacionada con una enfermedad es considerable y de cerca de dos veces más que el del tratamiento de la obesidad y sus consecuencias. Se calcula que el gasto que la desnutrición supone para la UE es de la friolera de 120 billones de Euros al año. Teniendo esto en cuenta, es hora de que las estrategias nutricionales y sanitarias se centren en el importante problema de la desnutrición. Las intervenciones para garantizar un cuidado nutricional apropiado serían rentables y el efecto que tiene el apoyo nutricional ya se conoce gracias a numerosos ensayos clínicos. Aunque puede que ya se estén implementando estrategias para evitar la desnutrición, el apoyo nutricional se desecha a menudo como herramienta terapéutica importante para el tratamiento de los pacientes.

Una dieta equilibrada que proporcione la energía y nutrición necesarias para una persona sana podría no ser suficiente cuando se da desnutrición crónica. Para permitir la recuperación de los niveles nutricionales, se deben aumentar las necesidades nutricionales en comparación con las de una persona sana y bien alimen-tada. A menudo, para las personas desnutridas no es posible alcanzar sus necesidades solamente a través de la dieta debido a determinadas enfermedades. El reto se debe en parte al hecho de que muchos sufren de una pérdida crónica de apetito, lo que afecta al consumo de alimentos, además de otros factores que también pueden reducir la ingesta de comida. En estos casos, los suplementos en dieta podrían ser una solución.

Las políticas de salud pública en Europa han de tener en cuenta que la desnutrición no solo es un problema del mundo en vías de desarrollo, sino que también afecta a un gran número de personas en los países industrializados. También han de incluir medidas para aumentar la concienciación sobre la importancia de una dieta variada y equilibrada para una buena salud y sobre los riesgos relacionados con el consumo nutricional pobre en determinadas enfermedades.”

En base a: The European Food Information Council. Time to recognise malnutrition in Europe. FOOD TODAY 03/2012.

**BOLETIN INFORMATIVO "NUTRI-FACTS"( ABRIL)

Se confirma que los ácidos grasos omega-3 protegen de las enfermedades cardiovasculares


Una nueva revisión bibliográfica llevada a cabo en EE. UU. muestra una disminución significativa de la mortalidad cardiovascular asociada con ingestas de ácidos grasos omega-3 de hasta 200 mg.

Para evaluar la relación entre el consumo de ácido eicosopentanoico (EPA) y ácido docosexaenoico (DHA) y la mortalidad cardiovascular o por todas las causas, en la revisión sistemática y meta-análisis se incluyeron 14 ensayos controlados aleatorizados (ECA) con una duración mínima de cuatro semanas y niveles de suplementación de EPA y DHA inferiores a 6 gramos diarios, así como 7 grandes estudios prospectivos de cohortes (1). El análisis de los ECA (basados en 48.500 pacientes con antecedentes de enfermedad cardio-vascular o con factores de riesgo de padecer esta enfermedad) indicó una reducción del riesgo de mortali-dad del 11% en los participantes que recibieron suplementos de EPA y DHA, independientemente de la población, las características del estudio y las dosis suplementadas. El análisis de los estudios prospectivos de cohortes (con un total de 123.122 participantes) sugirió una reducción del 36% en el riesgo de muerte cardiaca, cardiovascular, o muerte cardiaca súbita con una ingesta media de hasta 0,20 gramos diarios de EPA y DHA. Este efecto no se alteró con dosis medias más altas.

Los investigadores concluyeron que una ingesta adecuada de ácidos grasos omega-3 reduce la mortalidad. El máximo efecto positivo del EPA y DHA parece estabilizarse con un consumo medio diario de 0,20 gramos. Los niveles de EPA y DHA asociados con el riesgo más bajo de mortalidad, ya sea cardiovascular o por todas las causas, coinciden con las actuales pautas dietéticas de la Dietary Guidelines for Americans 2010 (2) y las recomendaciones dietéticas y de hábitos de vida 2006 de la American Heart Association de consumir al menos dos raciones de pescado a la semana (3). No hay evidencia de que el efecto del EPA y DHA en la mortalidad cardiovascular o por todas las causas difiera entre las poblaciones y ámbitos del estudio.


1. Trikalinos T. A. et al. Effects of Eicosapentanoic Acid and Docosahexanoic Acid on Mortality Across Diverse Settings: Systematic Review and Meta-analysis of Randomized Trials and Prospective Cohorts. Tufts Medical Center. Nutritional Research Series. Technical Review 17, Vol. 4. February 2012.

2. US Department of Agriculture and US Department of Health and HumanServices. Report of the Dietary Guidelines Advisory Committee on the dietary guidelines for Americans, 2010. (http://www.cnpp.usda.gov/DGAs2010-DGACReport.htm). 2010.

3. Lichtenstein A. H. et al. Diet and lifestyle recommendations revision 2006: a scientific statement from the American Heart Association Nutrition Committee. Circulation. 2006; 114:82–96.

**Publicado en el BOLETIN NUTRI-FACTS( ABRIL)

La obesidad provoca un aumento de casos de cáncer de riñón en el Reino Unido


   La obesidad está generando un importante incremento en el número de casos diagnosticados de cáncer de riñón en Reino Unido, según ha alertado el Cancer Research UK, cuyos últimos datos de incidencia relativos a 2009 registraron más de 9.000 nuevos casos, cuatro veces más de los 2.300 diagnosticados en 1975.
   Estos tumores se han convertido en el octavo cáncer más frecuente en Reino Unido, y el factor que más aumenta el riesgo de padecerlo es la obesidad (un 70% más), seguido del tabaquismo (50%).
   Sin embargo, los investigadores de esta institución han constatado que las tasas de tabaquismo en Reino Unido han caído en los últimos 35 años, mientras que los niveles de sobrepeso y obesidad están aumentando. Actualmente, casi el 70 por ciento de los hombres y el 60 por ciento de las mujeres de Reino Unido tienen exceso de peso, ya que su índice de masa corporal (IMC) es mayor de 25.  
   El problema, según ha lamentado la directora del Cancer Research UK, Sara Hiom, en declaraciones a la BBC, recogidas por Europa Press, "muy pocas personas saben acerca de los riesgos significativos asociados con el cáncer que tiene el exceso de peso".
   De hecho, el sobrepeso y la obesidad también aumentan el riesgo de padecer otros tumores, como el de mama, colon y útero, ya que provoca un iincremento de los niveles de determinadas hormonas.
   Por ello, esta experta propone que, "además de dejar de fumar, la mejor forma de reducir las probabilidades de desarrollar cáncer de riñón es mantener un peso saludable".
   En cuanto a su diagnóstico, el Cancer Research UK apunta que la sangre en la orina puede ser una síntoma inicial de que algo anda mal. Además, si se diagnostica a tiempo, a menudo se puede curar con cirugía.
   Actualmente, la tasa de supervivencia a cinco años para el cáncer de riñón ha aumentado un 85 por ciento entre 1970 y 2009.
   Según explica el investigador de la Universidad de Cambridge Tim Eisen, durante los últimos 10 años el Cancer Research UK ha ayudado a desarrollar nuevos fármacos que cortan el suministro de sangre a los tumores. No obstante, advierte, "estos medicamentos controlan la enfermedad en la mayoría de los pacientes, pero no la curan".

Luz verde a los experimentos de la gripe mutante


Micrografía del virus H5N1 (color dorado) en un cultivo de células (verde). / C. GOLDSMITH, J. KATZ, S. ZAKI (CDC)

Los dos famosos experimentos en los que los científicos crearon unas cepas mutantes del peligroso virus de la gripe aviar H5N1 no suponen tanto riesgo de convertirse en libro de instrucciones de bioterrorismo como parecía. El comité asesor estadounidense sobre esta materia, que hace cuatro meses recomendó censurar los detalles de esos estudios para evitar su replicación, ha dado un giro de 180 grados. Ahora aconseja que se publiquen dichos datos atendiendo a los beneficios que reportarán para la investigación de los mecanismos de transmisión del patógeno y para estar mejor preparados si surge una epidemia.
La decisión adoptada por el Comité Nacional Científico Asesor sobre bioterrorismo (NSABB, en sus siglas en inglés) se hizo pública el viernes con un nuevo comunicado en el se dictamina que los datos de los experimentos descritos “no parece que proporcionen información que pudiera permitir directamente el uso indebido de la investigación, de modo que se pusiera en peligro la salud o la seguridad nacional”.
Las conclusiones de este comité de expertos no son de obligado cumplimiento para las autoridades estadounidenses, pero, como señalala revista científica Science, “se espera que tengan un peso sustancial en las decisiones del Departamento de Salud y Servicios Humanos”. Pese a que uno de los dos grupos trabaja en Holanda, la polémica se ha polarizado en EE UU porque sus instituciones federales financian estos experimentos.
Ron Fouchier (Centro Médico Erasmus, en Rotterdam) y Yoshihiro Kawaoka (Universidad de Wisconsin, EE UU), con sus respectivos colaboradores, lograron hacer en laboratorio lo que se temía que pudiera hacer la naturaleza por sí misma, pero que hasta ahora no ha hecho. El virus H5N1, conocido como la gripe aviar, es altamente letal (han muerto más de la mitad de los casi 600 personas que la han contraído desde que apareció, en 2003). Pero, a diferencia de la gripe normal, se transmite mal en humanos. Si una mutación natural produjese una cepa con la capacidad mortífera de la gripe aviar y la fácil transmisión por las vías respiratorias de la gripe común, el resultado podría ser una pandemia que podría llevarse por delante millones de vidas. Fue este temor lo que provocó el acopio masivo de antivirales (el famoso Tamiflú) en muchos países. Pero la naturaleza no ha producido ese monstruo y el H5N1 sigue siendo un virus con una alta tasa de mortalidad, pero que malamente se contagia de persona a persona.
Las investigaciones de Fouchier y Kawaoka se orientan precisamente a desvelar los secretos de la transmisión del virus y han construido, por ingeniería genética, mutantes especiales. El patógeno de Wisconsin infecta mamíferos (hurones utilizados como modelos de laboratorio) por las vías respiratorias, pero apenas mata a los individuos afectados. El mutante de Fouchier, sin embargo, tiene ambas capacidades: se transmite fácilmente y la mortalidad es alta.
Cuando estos dos equipos describieron sus trabajos y resultados en artículos para ser publicados en las dos prestigiosas revistas científicasNature y Science, saltaron las alarmas. ¿Podría ser utilizada esa información con fines bioterroristas? ¿Podría un grupo repetir el trabajo, crear las supercepas mortíferas de H5N1 y liberarlas entre la población mundial para causar estragos? ¿Y si los virus salían accidentalmente de los laboratorios?
Los expertos del NSABB recomendaron el pasado mes de diciembre no hacer públicos los detalles de esas dos investigaciones, sino solo las conclusiones generales. Para muchos científicos eso era pura y llanamente censura de unos resultados que, como reconoce ahora el comité de bioseguridad de EE UU, podían ser muy útiles para conocer a fondo los mecanismos de transmisión del virus y poder afrontar más eficazmente una hipotética epidemia.
Fouchier explicó que se habían tomado todas las medidas de seguridad debidas en el laboratorio para evitar una fuga del virus y que, además, se habían utilizado técnicas estándar de ingeniería genética, por lo que no sería difícil, a partir de los resultados, repetir el trabajo. Pese a ello, Fouchier y Kawaoka, a finales de enero, asumieron una moratoria de dos meses en sus experimentos y publicaciones para dar un margen de solución a la controversia. En febrero, la Organización Mundial de la Salud se manifestó a favor de la publicación de los trabajos íntegros, porque los beneficios para la salud pública que conllevan pesan más que los teóricos riesgos.
Ahora, el NSABB ha revisado el asunto y anuncia que sus expertos aconsejan, por unanimidad, que se dé a conocer el trabajo completo de Kawaoka. En cuando al de Fouchier, recomienda, por 12 votos a favor y seis en contra, “la comunicación de los datos, métodos y conclusiones presentados en el manuscrito revisado”.
Paul Klein, presidente del comité, niega que esta nueva postura sea una “revocación de las propias conclusiones” anteriores, como lo definenScience y The New York Times, y declara al diario estadounidense que los manuscritos revisados ahora son diferentes de los originales. “Si se hubieran presentado al principio, el comité no habría recomendado eliminar ningún detalle”, añade Klein.

**Publicado en "EL PAIS"

La comida rápida nos deprime


La comida rápida nos deprime

 
Un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Universidad de Navarra revela que los toman comida rápida tienen el doble de riesgo de sufrir depresión. El trabajo lo publica la revista «Public Health Nutrition». El análisis ha contado con casi 9.000 participantes, ninguno diagnosticado previamente de depresión. Durante los 6 años que duró el análisis, 493 personas sufrieron depresión. Además, el trabajo también confirma que existe una   relación directa en cuanto a dosis de alimento y grado depresivo.

**Publicado en "LA RAZON"

¿Tiene toxicidad de riesgo el azúcar?



Una cucharada para el café, medio kilo para hacer un bizcocho... Cualquier cantidad es válida siempre y cuando deje un sabor dulce. El azúcar no sólo está presente en multitud de alimentos que ingerimos cada día, sino que se trata, siempre y cuando se consuma dentro de las cantidades recomendadas, de un ingrediente necesario para mantener una buena salud.  «Los glúcidos son la fuente principal de energía del organismo. Constituyen el único alimento de nuestras células nerviosas. Sólo el cerebro consume como media cien gramos al día.
Además, participan en la elaboración de los componentes del código genético (ADN), resultan indispensables para el equilibrio alimentario y son los vectores de las vitaminas del grupo B», explica el doctor Francisco Javier Escalada del departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra.

La moderación en el consumo supone una regla de oro y el azúcar no iba a ser una excepción. La agencia Europea de Seguridad Alimentaria y Nutrición (EFSA) recomienda que entre un 45-60 por ciento de la energía provenga de los carbohidratos donde, entre otros, se encuentra el azúcar. Eso sí, el aporte calórico de los azúcares sencillos presentes en el de mesa, dulces, galletas y bebidas azucaradas, principalmente, «no deberían superar el 10 por ciento de la ración calórica total, lo que representa un máximo de 50 gramos de este tipo de productos por ración energética de más de 2.000 calorías», advierte Escalada. La controversia en torno a este ingrediente ha divido a la comunidad científica entre aquellos que defienden a este producto, frente a los que consideran que, desde el punto de vista nutricional, su aportación no es relevante. Para el doctor Estéban Jódar, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición de Hospital Universitario Quirón Madrid, «el azúcar es una importante fuente de calorías en la dieta, pero suele considerarse como calorías vacías, debido a la completa ausencia de vitaminas y minerales. De hecho, es uno de los pocos alimentos compuesto casi al cien por cien por un principio inmediato orgánico –carbohidratos–. Aunque la glucosa es el combustible preferido del organismo podemos obtenerla a partir de carbohidratos complejos más saludables».

Responsable 
Un equipo de investigadores de la Universidad de San Francisco, en California (EE UU), sostienen que el azúcar debería ser controlada, como se hace con otros productos como el alcohol o el tabaco, para proteger la salud pública, según un artículo publicado en el mes de febrero de la revista «Nature». Los autores han realizado una nueva observación sobre las evidencias científicas acumuladas que existen sobre este ingrediente y han concluido que el azúcar no es sólo una fuente de «calorías vacías» que hace engordar a la gente sino que es el «combustible» de la actual pandemia global de obesidad y que contribuye a que 35 millones de personas mueran cada año en el mundo por enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las enfermedades cardíacas o el cáncer. Robert Lasting, autor de la investigación declara a este semanario que «no todos los azúcares son iguales. La fructosa, la sacarosa y el jarabe de azúcar procedente del maíz son las variedades más nocivas para la salud». Por ello, los investigadores consideran que muchas intervenciones que han reducido el consumo de alcohol y tabaco pueden servir de modelo para encarar el problema del azúcar, como crear impuestos especiales sobre sus ventas o endurecer las condiciones para permitir las máquinas expendedoras y bares que venden productos con mucho azúcar en colegios y lugares de trabajo. «Los refrescos, zumos, bebidas deportivas, dulces, helados y postres son los productos más ricos en azúcar», aclara Lasting. Y añade que «la Asociación Americana del Corazón dice que los estadounidenses consumen 22 cucharaditas de azúcar por día cuando deberían reducirse a nueve para los hombres y seis para las mujeres.»

Las reacciones en torno a este estudio no se han hecho esperar. El Instituto de Estudios del Azúcar y la Remolacha (Iedar) considera que «desde la evidencia científica actualmente existente, el comentario de ‘‘Nature’’ resulta desproporcionado, es irrazonable e ignora las conclusiones existentes en la actualidad asumidas por los expertos». Sobre que los efectos adversos de la sacarosa se deben, en parte, a la fructosa y que pueden provocar procesos de toxicidad hepática y ser la causa de otras enfermedades crónicas, desde Iedar sostienen que «es posible afirmar, sin ningún género de duda, que no existe ninguna evidencia que demuestre ninguno de estos efectos en los niveles de ingesta habituales de fructosa ni sacarosa».

Controversia 

Culpar al azúcar de las principales patologías actuales puede resultar, de entrada, un tanto desproporcionado. La doctora Viviana Loira, experta en Nutrición e investigadora del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (Imdea), sostiene que «el desarrollo de las enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad o las patologías cardiovasculares tienen un origen multifactorial en el que los factores genéticos y metabólicos se conjugan para que la enfermedad se exprese, por lo que no se puede responsabilizar a ningún alimento de su origen o desarrollo».

La investigación, para el doctor Bartolomé Burguera, del Hospital Universitario Son Espases de Palma de Mallorca y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), «no está basado en estudios científicos publicados, sino que es, básicamente, la opinión de un grupo de investigadores de renombre, que trabajan en el campo de obesidad».

Por ello, Escalada sostiene que «la propuesta de los investigadores de equiparar la ingesta excesiva de azúcar al tabaco o al alcohol parece, de entrada, un tanto agresiva. Existen datos de algunos países como Australia en el que el consumo de azúcares ha disminuído un 23 por ciento desde 1980, pero durante este tiempo el número de personas obesas o con sobrepeso se ha duplicado y el de diabetes se ha triplicado». Por tanto, unas buenas medidas serían, para Burguera, «controlar las industrias alimentarias a la hora de elaborar productos ricos en azúcares, elaborar un buen plan de educación nutricional para concienciar a las personas del peligro que conlleva la alta ingesta de azúcar y fomentar la realización de ejercicio físico, pero no llevando a cabo medidas de prohibición».

Sin embargo, no todas las opiniones en torno al trabajo de «Nature» son negativas. Para Jódar, «los azúcares simples como la sacarosa o azúcar, pero aún más la fructosa, se absorben muy rápidamente del intestino a la sangre y pueden ser un riesgo añadido para el desarrollo de diabetes, obesidad y sus enfermedades asociadas. Además, en los últimos tiempos estamos reconociendo un potencial papel adictivo de algunos de estos azúcares que originarían una respuesta animada a incrementar paulatinamente su consumo». Determinar dónde está el límite a la hora de tomar azúcar resulta difícil, pero Burguera sostiene que «si se lleva a cabo una dieta equilibrada los aportes de azúcar diarios quedar cubiertos. Eso sí, hay que reducir al máximo los alimentos y bebidas procesadas como bollería, dulces, cereales y lácteos enriquecidos».

Pese a todo, no hay que olvidar, según Escalada que, «cuando no existe un aporte diario de 100 gramos de la cantidad de glúcidos necesaria se fabrica a partir de las proteínas y si la situación se prolonga –tras un periodo de entre 8 y 15 días– puede darse una adaptación del cerebro y un aumento del riesgo del enfermedades cardiovasculares». 
**Publicado en "LA RAZON"

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