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01 September 2008

El síndrome postvacacional afecta a los niños entre un 5-8% y un 15% a los adultos

Las molestias físicas y psíquicas que muchas personas experimentan al acabarse las vacaciones y que se conocen con el nombre de síndrome postvacacional pueden experimentarse a cualquier edad, incluida la infantil. Según datos que maneja el Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), afecta al 5-8% de los niños y al 15% de los adultos. "Es más común que este trastorno aparezca en menores cuyos padres también sufren estos síntomas", asegura la doctora María Jesús Cerecedo, experta en salud mental de la semFYC. Para los más pequeños, los médicos de familia aconsejan que éstos inicien el horario escolar cuatro o cinco días antes de empezar el curso para hacer una adaptación progresiva al cambio de hábitos y evitar así la ansiedad que genera una vuelta brusca a la rutina y a los problemas cotidianos. "También es bueno que a los niños se les destaquen los aspectos más positivos asociados al colegio, como el reencuentro con los amigos o las actividades deportivas que allí hacen".

Por su parte, la doctora Marisa Valiente, vicesecretaria de la semFYC, asegura que afecte a pequeños o mayores, lo esencial es tener en cuenta que no estamos ante una enfermedad y que, en consecuencia, no hay que concederle demasiada importancia a las molestias que este síndrome provoca como son la fatiga, falta de apetito, molestias estomacales, tristeza, irritabilidad,… "Su consulta al médico sólo está justificada si persisten más de allá de las dos semanas", añade.

Esta sociedad científica, que representa a 19.500 médicos de atención primaria, ha colgado en su página web (semfyc.es) en la sección "Tu centro de salud" destinada a la población general, recomendaciones para afrontar este trastorno "Debemos asumir que las molestias pueden estar originadas simplemente por un cambio en la rutina diaria. De ahí la necesidad de adoptar una actitud positiva, procurando no recrearse excesivamente en la incomodidad de los primeros días de incorporación al trabajo", explica la doctora Valiente.

Síntomas físicos y psíquicos
Cansancio, falta de apetito, somnolencia, falta de concentración, taquicardia, dolores musculares, molestias en el estómago, sensación de falta de aire e insomnio son algunos de los síntomas físicos que presentan los afectados por el síndrome vacacional. A nivel psicológico, también pueden presentarse signos o trastornos como falta de interés, irritabilidad, nerviosismo, inquietud, tristeza o indiferencia
Según los expertos, para corregir las alteraciones de carácter físico, al paciente se le aconseja regular los horarios y el reloj biológico los días previos a iniciar el trabajo. Para ello es preciso acostarse en los horarios habituales y ser prudentes con el tiempo dedicado a la siesta. Es bueno dejarse al menos dos días del final de las vacaciones como periodo de adaptación. En el caso de que sea posible, es aconsejable regular progresivamente la intensidad de la actividad que se realiza en el trabajo. También es importante dormir más horas los primeros días de incorporación al trabajo, con un horario bien regulado.

A nivel psicológico, la doctora Valiente recomienda desterrar la idea o sensación de que las vacaciones son un estado absolutamente opuesto al periodo de trabajo, y por tanto que uno es sinónimo de placer y el otro lo es de malestar y sufrimiento. "Por eso resulta especialmente aconsejable planificar actividades gratificantes para los días laborales, buscando un tiempo para el ocio. Hay que empezar el curso como un periodo vital en el que se pueden desarrollar nuevas tareas para el desarrollo personal. Por otra parte, si la persona ya tiene los síntomas, debe tener en cuenta que no es el mejor momento para tomar decisiones importantes sobre su futuro laboral".

-Perfil del afectado
El síndrome postvacacional suele afectar a personas jóvenes, menores de 40–45 años, que experimentan una ruptura brusca del ritmo vacacional incorporándose al trabajo sin transición alguna. Suele presentarse igualmente en aquellos que tienden a idealizar el periodo de vacaciones como la culminación de su bienestar personal. También son propensos los que presentan de forma habitual malestar o disconfort con su trabajo y en la actividad laboral cotidiana y los afectados por el síndrome de burn out ("quemados"), que tienen problemas de agotamiento o desencanto con el trabajo que realizan.
Por último, la doctora Valiente advierte que si el malestar no desaparece transcurridas dos semanas, "entonces sí es aconsejable que el afectado acuda a la consulta de su médico de familia para descartar que no estamos ante un problema de otra naturaleza, que requiera una atención diferente".

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