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02 September 2008

Los cardiólogos europeos detectan una laguna en el tratamiento de la enfermedad cardiovascular

Cardiólogos de toda Europa coinciden en señalar que la reducción de la concentración de colesterol-LDL (C-LDL o colesterol “malo”) es el factor más importante a la hora de tratar la dislipidemia (anomalía de los lípidos sanguíneos) y reducir el riesgo de episodios cardiovasculares. La mayoría de los cardiólogos también coinciden en que, además de disminuir el C-LDL, la elevación del colesterol-HDL (C-HDL o colesterol "bueno") y el descenso de los triglicéridos son objetivos importantes para reducir el riesgo cardiovascular. No obstante, a pesar de estas opiniones, los médicos tan sólo tratan a un tercio sus pacientes cardiovasculares basándose en estos tres parámetros lipídicos. Estos datos, derivados de una nueva encuesta realizada por TNS Healthcare y patrocinada por Merck Sharp & Dohme (MSD), se han presentado en Munich durante el Congreso anual de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) 2008.

“Los datos clínicos confirmados acerca de la utilidad de reducir el C-LDL han impulsado el tratamiento de la dislipidemia durante los dos últimos decenios, lo que ha ocasionado un descenso importante de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares”, afirmó Anselm Kai Gitt, M.D., vicedirector del Instituto de investigación sobre el infarto de miocardio de Ludwigshafen, Alemania. “A pesar de estos grandes progresos, los pacientes que han reducido su concentración de C-LDL mediante modificaciones del modo de vida y medicación siguen teniendo un riesgo cardiovascular nada desdeñable. Al tratar a un paciente, han de tenerse en cuenta todos sus factores de riesgo, entre ellos, un C-HDL bajo y los triglicéridos, y recomendar una intervención acorde”.

La investigación revela que la disminución del C-LDL mediante el tratamiento con estatinas podría reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular entre un 25 % y 40 %1. Otros factores que contribuyen al riesgo cardiovascular son las concentraciones bajas de C-HDL, las concentraciones altas de triglicéridos, la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad. Según los resultados de la encuesta, más de dos tercios de los cardiólogos coinciden en que, a pesar de disminuir las concentraciones de LDL, sigue habiendo un riesgo residual de episodios cardiovasculares.

Laguna entre la percepción y la práctica en relación con los factores para tratar la dislipidemia
Según los resultados de la encuesta, el 97 % de los que respondieron afirmó que la reducción del C-LDL es un factor "bastante" o “extremadamente" importante a tener en cuenta a la hora de seleccionar un tratamiento contra la dislipidemia y el 84 % indicó que consideraba “bastante” o “extremadamente” importante incrementar el C-HDL. Sin embargo, en menos de la mitad (47 %) de sus pacientes se tratan ambos lípidos. Asimismo, el 66 % señaló que la reducción de los triglicéridos es "bastante" o "extremadamente" importante. No obstante, tan sólo se trata al 29 % de sus pacientes basándose en estos tres parámetros lipídicos, a pesar de que la mayoría reconoce que los tres lípidos son factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Los cardiólogos hicieron un mayor hincapié en la reducción del C-LDL y la educación sobre el modo de vida. Aun cuando el 89 % de los cardiólogos encuestados coincidieron en que el C-HDL es un factor importante que contribuye a la enfermedad cardiovascular, el 10 % o menos opinó que es importante la educación de los pacientes en relación con la elevación del colesterol bueno.

“Estos datos ponen de manifiesto la opinión arraigada de la importancia de tratar más factores aparte del C-LDL para reducir el riesgo residual de episodios cardiovasculares en los pacientes con dislipidemia, aunque esto no esté reflejándose de manera suficiente en la práctica clínica”, afirmó el Dr. Gitt. “Los cardiólogos se encuentran en una posición privilegiada para cambiar este paradigma. Provistos de conocimientos científicos, experiencia clínica y nuevos avances terapéuticos, podemos definir un abordaje integral del tratamiento de la enfermedad cardiovascular”.

--Acerca de la encuesta
TNS Healthcare encuestó mediante un cuestionario por Internet a un total de 507 cardiólogos de Francia (n = 101), Alemania (n = 100), Italia (n = 100), España (n = 106) y Reino Unido (n = 100) entre el 18 de junio y el 30 de julio de 2008. El ámbito de actuación de estos cardiólogos fue diverso, variando entre hospitales, consultas o ambos en zonas de predominio urbano.

-Efecto de tres lípidos importantes sobre los factores de riesgo cardiovascular
Enfermedad cardiovascular (ECV) es un término general que alude a las enfermedades que afectan al corazón o los vasos sanguíneos. La cardiopatía coronaria (CC), también conocida como arteriopatía coronaria (AC), es una de las formas más frecuentes de ECV y constituye la primera causa de muerte a escala mundial. Entre los principales factores de riesgo de ECV figuran unos lípidos sanguíneos anormales, lo cual no sólo hace referencia a unas concentraciones altas de C-LDL, sino también a unas cifras elevadas de triglicéridos y bajas de C-HDL.

La ECV es la principal causa de mortalidad en Europa, de modo que justificó más de 4,9 millones de muertes (el 52 % de todos los fallecimientos) en 2002. Prácticamente la mitad de todas las muertes por ECV son consecuencia de CC (48 %) y un tercio se deben a ictus (29 %). La CC representa, por sí sola, la causa más frecuente de mortalidad en Europa, de manera que explica unos 2,4 millones de muertes anuales.

-Acerca del colesterol

El colesterol es una de las distintas sustancias grasas (lípidos) que se encuentran en la circulación sanguínea. El colesterol total está constituido principalmente por C-LDL y C-HDL. El C-LDL se denomina colesterol "malo" con frecuencia porque puede acumularse en las paredes de las arterias y formar placas. Con el tiempo, estas placas obstruyen las arterias, lo que puede provocar un infarto de miocardio o un ictus. El C-HDL se llama a menudo colesterol “bueno”, porque se piensa que ayuda a impedir que el C-LDL se acumule en las arterias y porque parece que también protege de las enfermedades cardíacas de otros modos. Los triglicéridos son otro tipo de grasa de la sangre y, en concentraciones elevadas, también incrementan el riesgo de padecer una cardiopatía.

La Encuesta paneuropea (2005) reveló que en torno a un tercio de los varones y el 40 % de las mujeres tienen unas concentraciones bajas de C-HDL, con independencia del uso de un tratamiento modificador de los lípidos (principalmente estatinas). Un C-HDL bajo combinado con unos triglicéridos altos también es habitual en toda Europa, donde el 22 % de los varones y el 25 % de las mujeres presentan concentraciones anómalas de ambos lípidos.

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