Alrededor
de la mitad de los pacientes que
reciben tratamiento antidepresivo con
ISRS (inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina) o IRSN
(inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina) padecen embotamiento emocional[i], que puede conducir al abandono del tratamiento[ii],
a mayor riesgo de recaída, dificultar la plena recuperación funcional
y, en definitiva, suponer un elevado impacto
sobre la calidad de vida, tal y como ha explicado Andrea Fagiolini, Profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Siena,
durante su participación en el simposio "Nuevas evidencias en
embotamiento emocional en pacientes con depresión”, organizado por Lundbeck en el marco del XXIII
Congreso Nacional de Psiquiatría.
El embotamiento emocional es un estado en
el que se observa una atenuación o aplanamiento de las
emociones, tanto las positivas como las negativas. Los pacientes sienten indiferencia ante muchos aspectos de
sus vidas que deberían importarles, como la familia, los amigos o el trabajo.
Los síntomas son particularmente destacados cuando el paciente alcanza la remisión de los síntomas nucleares de la depresión
y reanuda la actividad cotidiana normal que había reducido o suspendido durante
la fase aguda de la enfermedad.
Como ha puesto de manifiesto
el Prof. Fagiolini, casi la mitad de los pacientes con
depresión que alcanzan la remisión no se sienten como tal, su percepción es
otra. ¿Por qué? Porque aunque ya no presenten síntomas nucleares de la
enfermedad continúan teniendo dificultades en su funcionamiento. Les resulta
difícil volver a trabajar, disfrutar de lo que solían hacer, volver a su vida
social y familiar. El objetivo de los pacientes con un tratamiento a largo
plazo pasa por recuperar la
funcionalidad en su día a día, y ese es el actual objetivo terapéutico en depresión, que alcancen la plena recuperación funcional y
disfruten de una buena calidad de vida.
La respuesta parcial al
tratamiento se traduce en la presencia de síntomas residuales, uno de los más frecuentes, el embotamiento emocional, también
conocido como aplanamiento afectivo o indiferencia emocional.
Esa dificultad o incapacidad para
experimentar sentimientos y emociones, así como para expresarlas en su entorno,
“puede afectar a la toma de decisiones,
relaciones interpersonales y al auto-cuidado, además de estar asociado a la
disfunción sexual”, ha matizado Guillermo Lahera, Profesor Titular de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá,
vinculado al Hospital Universitario Príncipe de Asturias, quien también ha
participado en el simposio Lundbeck del Congreso Nacional de Psiquiatría.
Además, “el embotamiento emocional también puede
ser parte de la depresión no resuelta, solapado a la anhedonia, síntoma cardinal
del trastorno depresivo mayor, reportado por el 75% de los pacientes, y
asociada a peor pronóstico y a respuesta parcial al tratamiento antidepresivo”,
ha explica el Dr. Lahera.
Estudio COMPLETE: vortioxetina y embotamiento
emocional
Durante
el simposio se han presentado los datos del estudio COMPLETE, que constata una reducción del embotamiento emocional en pacientes
con trastorno depresivo mayor (TDM) que reciben tratamiento con vortioxetina. El estudio incluyó a 150 pacientes. Tan solo después
de una semana de tratamiento se observó una mejoría significativa de los
síntomas de embotamiento emocional determinados mediante el
Cuestionario de Depresión de Oxford (ODQ); este beneficio siguió aumentando
hasta el final del estudio.
Los
pacientes incluidos en este estudio
abierto de 8 semanas de duración recibieron dosis adecuadas de un ISRS o
IRSN durante al menos seis semanas y presentaban embotamiento emocional antes
de su inclusión. Al cabo de ocho semanas de tratamiento con vortioxetina, el
50% de los pacientes comunicaron no haber experimentado más este síntoma.
También se observó una mejoría significativa del funcionamiento psicosocial de
los pacientes determinado a partir de la Escala de Discapacidad de Sheehan
(vida laboral, familiar y social).
Además,
el otro 50% informó de una mejoría en el embotamiento emocional, tal y como ha revelado
el Prof. Fagiolini en su presentación, para
concluir que vortioxetina se muestra eficaz y con beneficios favorables para
muchos pacientes.
Sobre
la base de los mecanismos de acción, en particular la modulación de la 5-HT3
y su posterior efecto positivo sobre la dopamina, los resultados de este
estudio parecen respaldar que vortioxetina puede tener un efecto positivo sobre
el embotamiento emocional. Estos resultados son alentadores ya que muestran que
el embotamiento emocional posiblemente se puede abordar cambiando la medicación
y conseguir una mejoría significativa del funcionamiento global del paciente en
su vida cotidiana.
Para
Susana Gómez-Lus, Directora Médico y
de Acceso al Mercado de Lundbeck Iberia, “el
embotamiento emocional supone una gran carga, con consecuencias funcionales en
la vida social, familiar y laboral de los pacientes. Es un síntoma grave para quienes
intentan recuperarse completamente de la depresión. Por eso, estos datos
positivos de vortioxetina en embotamiento emocional suponen una gran satisfacción
para todos cuantos formamos parte de la compañía, ya que nuestro principal
objetivo es contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con
depresión, dando respuesta a necesidades todavía no cubiertas, como sucede en
este caso”.
[i] Goodwin GM, et al.
Emotional blunting with antidepressant treatments: A survey among depressed
patients. J Affect Disord. 2017;221:31–35.
[ii] Rosenblat JD, et al.
Treatment effectiveness and tolerability outcomes that are most important to individuals
with bipolar and unipolar depression. J Affect Disord. 2019;243:116–120
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