El
Síndrome del Intestino Irritable (SII) es uno de los trastornos
gastrointestinales más frecuentes en la consulta de gastroenterología. Se
trata de una
afección compleja que se manifiesta con intensidad variable mediante
diversos síntomas que incluyen dolor y molestias abdominales asociados a
hinchazón, diarrea y/o estreñimiento o ambos alternados.
Aunque es de difícil diagnóstico, tiene ya una prevalencia remarcable:
casi el 8% de la
población lo sufre, supone el 15% de las consultas en la
Atención Primaria y lo presentan entre el 25% y 30% de los pacientes
derivados a las consultas de los médicos gastroenterólogos .
Este es un problema que padecen casi el doble de mujeres que de hombres:
hasta el 64 % de las personas afectadas por el SII son mujeres.
De hecho, es frecuente en mujeres jóvenes y tiene una repercusión
personal, sanitaria, económica y social muy importante.
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La Fundación
Internacional para los Trastornos Gastrointestinales de Estados Unidos (IFFGD en sus siglas en inglés) es
una organización sin ánimo de lucro que tiene como misión informar,
asistir y apoyar a las personas con trastornos gastrointestinales. Para
dar a conocer a la población en general este trastorno, designó el mes de
abril como
el mes del Síndrome
del Intestino Irritable (SII).
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El
papel de la microbiota en el Síndrome del Intestino Irritable (SII)
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En los últimos años,
también gracias a la evolución de la ciencia médica, se ha llegado a
definir con mayor claridad el término Síndrome del Intestino Irritable
(SII).
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Se trata de una
patología multifactorial, en la que intervienen varios órganos
interconectados del organismo. De hecho, el Síndrome del Intestino
Irritable es un malestar funcional caracterizado por varios factores
interconectados como: irregularidad de la motilidad intestinal,
hipersensibilidad visceral, inflamación de bajo grado, aumento de la
permeabilidad intestinal y cambios en la microbiota intestinal.
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Las evidencias
científicas aportadas en los últimos años sugieren que en su desarrollo
hay implicados múltiples factores de diversa índole:
psicosociales, como el estrés y la depresión, socioculturales, genéticos,
dietéticos, alteraciones de la microbiota intestinal, gastrointestinales,
de género o un aumento de la sensibilidad central y periférica al dolor
visceral
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Actualmente,
se considera un trastorno resultante de un desequilibrio en el eje
cerebro-intestino- microbiota. Este desequilibrio afecta
negativamente a la función de la barrera intestinal y activa el sistema
inmunitario y nervioso del aparato digestivo, hecho que genera una
hipersensibilidad visceral y alteración motora. En el centro de todas
estas actividades se encuentra la mucosa intestinal, verdadera
«defensa» frente al mundo exterior, que asume un papel fundamental en
la aparición de este síndrome.
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La
importancia de la acción fisiológica
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Los
criterios de Roma IV(a) han
facilitado el diagnóstico del Síndrome del Intestino Irritable,
han permitido definir esta dolencia y orientar el tratamiento de los
trastornos gastrointestinales funcionales (TGIF). Grupos internacionales
de expertos en trastornos gastrointestinales funcionales han identificado
con exactitud sus síntomas habituales. El tratamiento tradicional del
Síndrome del Intestino Irritable se ha centrado, fundamentalmente, en
enfoques nutricionales y tratamientos sintomáticos, es decir, en el
alivio de los síntomas individuales (diarrea, estreñimiento y dolores
abdominales).
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En la actualidad, la
investigación científica en el campo de las sustancias naturales ha
aportado importantes avances para el tratamiento de este síndrome, que
buscan resolver los síntomas mediante una acción fisiológica y no
farmacológica, dirigida a las causas que
originan el síndrome del intestino irritable. Entre las últimas
publicaciones sobre el tema se encuentra un estudio preclínico publicado
en Nutrients4, que
describe cómo funciona y el resultado de un complejo de sustancias
naturales para el tratamiento del dolor abdominal.
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La investigación ha
demostrado que una mezcla de sustancias naturales extraídas de plantas
y combinadas de manera adecuada, son capaces de proteger la mucosa
intestinal controlando indirectamente la inflamación y modulando al
mismo tiempo la respuesta inmunitaria. Entre estas sustancias se
encuentran las resinas, los polisacáridos y los polifenoles. En concreto,
la combinación del sistema de moléculas de resinas de incienso,
polisacáridos de aloe y polifenoles de manzanilla y melisa interactúa con
la superficie de la mucosa intestinal para formar una película que
protege la mucosa del contacto con sustancias irritantes y, por otra
parte, contrarrestan el daño oxidativo inducido por los radicales libres
en la mucosa. El resultado es una atenuación de molestias como el dolor y
los espasmos (hipersensibilidad visceral), la
regularización de la
motilidad intestinal y el alivio de la hinchazón.
Estudio
Real World Evidence: más evidencias científicas sobre sustancias
naturales
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El valor que tienen las sustancias
naturales
también lo respaldan los resultados de un
estudio observacional de pruebas del mundo real realizado entre
marzo y octubre de 2021 por una cohorte de 77 gastroenterólogos, para
investigar la eficacia y seguridad del complejo molecular vegetal
ActiMucin, que caracteriza al producto sanitario a base de sustancias
de Aboca Colilen IBS, en pacientes con síndrome del intestino
irritable y que se presentó en el congreso IPSOR 2022.
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Colilen
IBS de Aboca es un Producto Sanitario que actúa gracias a
su complejo molecular patentado ActiMucin compuesto por Resinas,
Polisacáridos y Polifenoles. Gracias a un mecanismo de tipo físico-
mecánico, interactúa con la superficie de la mucosa intestinal formando
una película que protege la mucosa del contacto con las sustancias
irritantes. Con este mecanismo protector, reduce gradualmente los
trastornos intestinales.
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