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18 May 2010

Un 40% de las población sufre de inflamación y sangrado de las encías

Aproximadamente un 40% de las personas sufre de inflamación y sangrado de las encías al morder alimentos o al cepillarse los dientes. Estas afecciones son una de las principales causas de la pérdida de piezas dentales. Todas ellas son prevenibles y tratables. Según la doctora Carolina Benalal, cirujano dentista y directora general de la Clínica Benalal: “El sangrado, enrojecimiento, aumento de volumen o el dolor son signos de alarma que nos pueden alertar de la necesidad de acudir al dentista por problemas con nuestras encías”.

“Si bien en algunos casos la inflamación puede obedecer a alteraciones hormonales, como ocurre en el caso de las embarazadas, o estar provocadas por el consumo de ciertos medicamentos como la fenitoína o las pastillas anticonceptivas, en la mayoría de las ocasiones, corresponde a la presencia de bacterias, es decir, es secundaria a una higiene deficiente” , explica la especialista. Una correcta limpieza dental diaria es la medida más eficaz para evitar este tipo de problemas. Los dientes deben cepillarse tres veces al día, después de cada comida, y es recomendable utilizar el hilo dental una vez al día para remover la placa que se acumula entre las piezas. “Al igual que los dientes, las encías requieren cepillado y a partir de los 35 o 37 años, para conseguir una higiene correcta, puede ser necesario añadir al cepillo habitual el uso de cepillos interdentales”, subraya la doctora.


-Evitar la gingivitis
La gingivitis es una enfermedad bucal bacteriana que provoca inflamación y sangrado de las encías. Puede originarse a causa de los restos alimenticios que quedan atrapados entre los dientes o por una nula o deficiente higiene bucal. Llevar a cabo una adecuada limpieza oral es la mejor manera de prevenir este trastorno, ya que permite eliminar la placa bacteriana que causa el problema. En palabras de la doctora Benalal, “es uno de losl problemas más frecuentes en la boca pero si se trata la causa a tiempo es totalmente reversible”.

El dentista puede recomendar algunos instrumentos especiales para la higiene oral a las personas propensas a acumular depósitos de placa. “Los cuidados diarios en combinación con una o dos visitas anuales al dentista pueden reducir en buena medida el riesgo de padecer gingivitis o alguna otra enfermedad periodontal”, señala la experta. La visita al odontólogo debe incluir la evaluación estética de la sonrisa, el aspecto gingival, y la posición de las encías con respecto al diente y a su forma.

-Alteraciones estéticas
Las alteraciones estéticas en el contorno de la encía y las recesiones gingivales pueden tratarse con técnicas quirúrgicas especializadas para recuperar la estética perdida o para permitir la reconstrucción posterior de una pieza muy destruida o fracturada. “Son tratamientos relativamente sencillos, como puede ser una limpieza de boca, que va a traducirse en unas encías de un aspecto más sano y de mejor estética. Si las encías presentan una notable inflamación puede ser necesario sanearlas con láser. Así, en un par de días, mejorará su aspecto. Es una intervención que no entraña riesgos”, asegura la doctora Benalal.

Desde la aparición del láser, el manejo de las alteraciones de las encías se ha integrado al tratamiento estético. En ocasiones, están sanas pero no siguen de forma armoniosa el contorno de los dientes. “En este caso – afirma la doctora.- se mejoran "recortándolas" con el láser. Se trata de una terapia muy suave, nada agresiva, que se hace con muy poca anestesia local y que no presenta ningún tipo de molestia posoperatoria”.

21 April 2010

La mejora de la higiene dental está reduciendo la incidencia de caries en la infancia

Las caries dentales son uno de los trastornos más comunes, después del resfriado común. Suelen aparecer en los niños y en los adultos jóvenes, pero pueden afectar a cualquier persona y son la causa más importante de pérdida de los dientes en las personas más jóvenes. En los últimos años se viene observando un descenso importante en el número de casos. Según la doctora Carolina Benalal, cirujano dentista y directora general de la Clínica Benalal, "la adquisición de hábitos de higiene dental desde la infancia está favoreciendo este hecho. Además, los cambios en las costumbres nutricionales hace que los padres hayan reducido significativamente la cantidad de dulces y golosinas que le dan a sus niños".
Si bien en algunos casos hay una predisposición genética, sí que existen medidas que pueden ayudar a prevenir su aparición. "Los dientes definitivos empiezan su mineralización prácticamente al nacer, por ello, la ingesta de flúor influyen tremendamente en la calidad de los tejidos que componen el diente", explica la especialista. Sin duda, la higiene es la medida más eficaz para evitar las caries. Por ello, los expertos recomiendan que hasta que el niño cumpla los 8 años, el padre o la madre realice, al menos, uno de los tres cepillados para que éste tome conciencia de la importancia de la higiene buco-dental.
Hoy en día es poco probable que aparezcan caries antes de los tres años. Aunque, "en los niños con una disposición genética y pocos cuidados por parte de los padres pueden comenzar a desarrollarse a partir de los 4 ó 5 años". Cuando éstas dan la cara hay que tratarlas, aún cuando el niño tiene todavía los dientes de leche. "Muchas personas piensan erróneamente que hasta que no salen los dientes definitivos no se deben tratar las caries. Al contrario, hay que hacerlo de la misma manera", afirma la doctora Benalal, quien asegura que el tratamiento con láser es "la mejor opción terapéutica porque no provoca dolor y evita la anestesia".
La mayoría de las caries son descubiertas en sus fases preliminares durante los controles de rutina. De hecho, el dolor puede no presentarse hasta las etapas avanzadas de la caries dental. Las radiografías dentales pueden mostrar algunas caries antes de que sean visibles para el ojo.

04 December 2009

Un alto porcentaje de las extracciones de muelas del juicio no está indicado

La extracción de una muela de juicio es el uno de los procedimientos más comunes que realizan los dentistas. Aunque en muchos casos está indicado su uso, en muchos otros se lleva a cabo de manera injustificada. Según la doctora Carolina Benalal, cirujano dentista y directora general de la Clínica Benalal, "un alto porcentaje de las extracciones de muelas del juicio se llevan a cabo sin necesidad". Y añade, "la extracción de estas muelas únicamente está indicada cuando aparece una sintomatología clínica o radiológica relacionada con una inflamación crónica de los tejidos".
Las causas que llevan a la extracción de las muelas del juicio son diversas. "En muchos casos –explica la doctora– se debe a la creencia de que la pieza empuje a otros dientes y haga que estos se descoloquen; también, el que pueda causar daño al diente o muela que se encuentre frente a esta o que se pueda producir una enfermedad periodontal alrededor de la misma".
Si bien es cierto que las muelas del juicio empujan, también lo hacen las que no son del juicio. Durante toda la vida del paciente se produce un empuje de las zonas posteriores hacia la zona anterior. Si alguna pieza esta ligeramente fuera de su eje, en rotación o en una zona más angulada de la curva anterior de la arcada, ésta se saldrá cada vez más de lo que sería el eje ideal y con los años las piezas estarían cada vez más torcidas. "Esto ocurrirá con o sin las muelas del juicio", explica la doctora. Y añade, "para evitarlo hay que poner de forma preventiva una barra lingual detrás de los dientes anteriores, que impida que se produzca movimiento alguno".
La pericornitis, sin embargo, (una infección que produce la formación de abscesos) es motivo frecuente y una indicación estricta para la extracción de las muelas del juicio, así como lo son la aprición de imágenes infecciosas o quistes."
Contrariamente a lo que piensan muchos pacientes, las muelas del juicio que mas problemas dan son las que están "casi fuera" o que tienen parte de la pieza "repuntando". "Desde el momento en el que parte de la pieza está en contacto con la cavidad bucal y el resto se queda submergido por falta de espacio, las bacterias se "cuelan" por la zona expuesta y producen una infección en zonas más profundas", apunta la doctora Benalal. Sin embargo las muelas del juicio totalmente enclavadas en el hueso de la mandíbula, se quedan como "fosilizadas" y son las que menos problemas dan. "Hay un pequeño matiz entre la mandibula y el maxilar (superior) ya que en este caso, las muelas del juicio en posición alta pueden producir dolores de cabeza intensos que sólo remitirán con la extracción".

-Perfil del paciente
Los complicaciones derivadas de las muelas del juicio suelen producirse en las personas jóvenes. "Una muela del juicio que no ha dado problemas antes de los 50 años, no suele darla. En general, hablamos de los jóvenes de entre 17 y 30 años de edad". A menudo el estrés, propio de la época de exámenes, la mala alimentación y el cansancio relacionado con ello, genera un bajón de las defensas que "despierta" el problema subyacente, y aparecen las primeras molestias.
Por ello, "recomendamos a los padres que se vigilen las muelas del juicio de sus hijos desde los 16 años con radiografías panorámicas. Con esas edades, ya podemos ver cuales son las piezas que van a dar problemas, y preconizamos su extracción antes de que se terminen de formar las raíces", explica. De esta manera, se reduce el tiempo necesario para la extracción, el riesgo de lesión del nervio labial, y se minimizan las molestias postoperatorias.

-Posibles complicaciones
Aunque suelen ser leves, la extracción de las muelas del juicio puede dar lugar a algunas complicaciones. Los cuadros más leves que pueden presentarse como consecuencia de ello son una infección, una alveolitis (infección del alvéolo dentario), trismus (dificultad para abrir la boca) y hemorragia. Todos estos "son, además, reversibles en un plazo corto de tiempo".
Afortunadamente menos frecuentes son las complicaciones más graves. El daño del nervio, que daña la sensibilidad del labio y/o lengua, y la disestesia, es decir, la sensación de pinchazo de agujas o algo que se arrastra en la piel, aparece en algunos casos. "Excepto las relacionadas con lesiones nerviosas profundas, todas estas complicaciones son, aunque serias, reversibles", destaca la experta.

13 October 2009

El uso preventivo de bifosfonatos en la postmenopausia aumenta el riesgo de osteonecrosis maxilar

El uso de bifosfonatos para prevenir la osteoporosis en mujeres postmenopáusicas no está justificado en la mayoría de los casos y aquellos en los que está indicado su uso se prolonga excesivamente sin necesidad. Según la doctora Carolina Benalal, cirujano dentista y directora general de la Clínica Benalal, "los bifosfonatos impiden el funcionamiento de las células que destruyen el hueso, pero que, a la larga, favorecen la fabricación del mismo. La fisiología del tejido óseo implica que se produzca destrucción para que exista renovación de dicho tejido, es decir fabricación. Si se impide la destrucción, el tejido se hace cada vez más duro, más rígido y pierde su elasticidad. A la larga, se hace, sin duda, mucho más frágil".
Los bifosfonatos se utilizan desde el año 2002 para el tratamiento de patologías en las que existe reabsorción ósea excesiva, cuya consecuencia es, por un lado, una hipercalcemia o exceso de calcio en la sangre, y, por otro, daños en la estructura ósea, pudiendo producir dolores y fracturas. Además, estos fármacos se pueden dividir en dos grupos, los que se utilizan en las hipercalcemias malignas y osteolisis tumorales, y los que se usan para tratar los casos de osteoporosis en mujeres postmenopáusica.
Es en este grupo de mujeres –postmenopáusicas- en las que "en los últimos años venimos observado serios problemas bucodentales fruto del uso indiscriminado de bifosfonatos", asegura la doctora Benalal. "En estos casos solemos encontrarnos con una importante osteonecrosis de los maxilares". Se trata de una exposición ósea que persiste durante más de 8 semanas y que suele producirse, fundamentalmente, como consecuencia de alguna extracción dental, aunque también puede darse de forma espontánea sin intervención previa de un odontólogo o cirujano.
Los bifosfonatos que más riesgo tenían hasta hace poco tiempo eran los que se administraban para los tratamientos del mieloma múltiple, enfermedad de Paget o implicaciones óseas en casos de cáncer de pecho y de próstata. En estos casos "su relación riesgo-beneficio justificada absolutamente su uso", apunta la doctora Benalal. Sin embargo, "cuando hablamos de prevención de la osteoporosis, esta misma relación no se ve tan compensada", añade.

-Salud bucodental en la menopausia
Después de la menopausia se inicia, en muchos aspectos, un periodo delicado en la salud de la mujer. Entre otras cosas, durante este periodo se incrementa la necesidad de implantes bucales y el número de cirugía de injertos para grandes reconstrucciones.
De forma paralela, la osteoporosis es otro de las patologías a las que suele enfrentarse la mujer a partir de los 50 años de edad. Se trata de una disminución de la densidad del tejido óseo, que aumenta el riesgo de fracturas patológicas y que, en los países desarrollados, afecta al 10% de las mujeres por encina de los 50, al 20% en las mayores de 60 años y hasta al 40% de las que tienen más de 75.
A la luz de estas cifras el tratamiento de esta patología, así como su abordaje preventivo, resulta una necesidad, "siempre y cuando se trate de pacientes de alto riesgo, teniendo en cuenta las consecuencias a nivel bucal que puede conllevar el tratamiento prolongado con bifosfonatos". Se ha demostrado que el uso durante más de tres años de esta terapia puede favorecer la aparición de osteonecrosis, debido, sobre todo, a que "los bifosfonatos absorbidos por el hueso permanecen presentes durante 10 años", concluye la doctora.

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