La Sociedad Española de Trasplante organiza, bajo el patrocinio de Roche Farma, la Reunión ‘Anemia y Trasplante’, que se celebra en Santander, y en la que cerca de 100 especialistas, entre los que se cuentan nefrólogos y cirujanos de trasplante fundamentalmente, estudiarán la presencia de anemia en pacientes trasplantados renales y la importancia de su diagnóstico. Esta reunión contará además con la presencia del Dr. Alberto Martínez Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología.
En general, la anemia es un marcador de mala evolución, en relación con una mala función renal. "A lo largo de su evolución, los pacientes trasplantados tienen con frecuencia un cierto grado de insuficiencia renal. Aunque el funcionamiento renal de estos pacientes no es comparable al de la población general, sí que les permite disfrutar de una magnífica calidad de vida. Pero, en ocasiones, esta insuficiencia implica un déficit en la producción de eritropoyetina, producida por el riñón, y cuya carencia es una de las causas clave de la anemia", indica el Dr. Manuel Arias, presidente de la Sociedad Española de Trasplante (SET).
En este sentido, "la presencia de anemia en pacientes trasplantados dependerá, en un porcentaje variable, de factores como el momento en que se lleva a cabo el trasplante, de la función renal y de la edad, entre otros".
Otro factor que se suma a la presencia de anemia en este tipo de pacientes es el uso de fármacos inmunosupresores, que los pacientes deben consumir de por vida, una vez sometidos al trasplante. Este tipo de medicamentos pueden tener un efecto negativo sobre la médula ósea, produciendo anemia. Lo mismo sucede con los fármacos indicados, por ejemplo, para la prevención de cardiopatía isquémica.
Se sabe que entre uno y dos tercios de los pacientes renales, va a presentar anemia en algún momento de la evolución del trasplante. Antes de someterse a esta intervención, prácticamente todos los pacientes que provienen de diálisis tienen anemia. Por ello, "un alto porcentaje de ellos, cerca de un 90%, reciben tratamiento con eritropoyetina. En estos casos, en los que en la fase inicial del trasplante la anemia ha sido corregida, ésta puede empeorar, como consecuencia de la intervención, aunque se solucionará a medida que el paciente recupere la función renal y el nivel de glóbulos rojos vuelva a ser normal en relación con la síntesis de Eritropoyetina del riñón trasplantado", indica el Dr. Arias.
-¿Qué perspectiva evolutiva tienen los pacientes que presentan anemia?
La anemia es fácilmente detectable, y desde hace muchos años existe la posibilidad de tratar a estos pacientes con eritropoyetina, por lo que su situación es recuperable. Tal y como indica el presidente de la SET, "hay trabajos que indican que la corrección de la anemia mejora la supervivencia del injerto, por lo que el desarrollo de insuficiencia renal en este proceso se enlentece, y se conoce que las personas anémicas en esta situación tienen una menor supervivencia a largo plazo".
En cualquier caso, "el paciente trasplantado debe seguir las mismas recomendaciones que se aplican en pacientes renales no trasplantados. Hay determinados aspectos, además de la anemia, característicos de la insuficiencia renal del trasplantado, como pueden ser el colesterol elevado o la hipertensión arterial, que pasan a un segundo plano en estos pacientes en quienes se prioriza la prevención del rechazo. Y, conviene recordar que las guías de consenso establecidas entre especialistas, tienen su indicación en los trasplantados renales con los mismos criterios que en población general y en insuficientes renales no trasplantados", concluye el Dr. Arias.
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17 September 2010
17 March 2010
Cerca de 3.000 españoles sufren hemofilia

En España, se estima que cerca de 3.000 personas padecen hemofilia (60-100 personas por cada millón de habitantes), de los que un 20% son menores de 13 años y un 85% tiene Hemofilia A –o déficit del factor VIII de coagulación. En la forma grave de esta enfermedad congénita, una de sus principales complicaciones es el desarrollo de inhibidores, es decir, de anticuerpos que destruyen el factor VIII que se infunde para su tratamiento. Según se recoge en el Libro "Inhibidores en Hemofilia", coordinado por el doctor Víctor Jiménez Yuste, jefe de sección de la Unidad de Hemostasia del Hospital Universitario La Paz (Madrid) avalado por la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) y que cuenta con el apoyo de Novo Nordisk Pharma S.A., el riesgo de que un paciente con hemofilia A grave desarrolle inhibidores es de un 25-30%.
"Si bien la incidencia puede llegar hasta un 30% de los casos de Hemofilia A grave, la prevalencia real está en torno a un 12%", concreta este especialista. Según explica el doctor Jiménez Yuste, "el desarrollo de estos inhibidores supone un reto terapéutico importante, ya que su aparición dificulta el tratamiento habitual de las personas con hemofilia y conlleva un empeoramiento en la calidad de vida de los pacientes".
Así, el Libro "Inhibidores en Hemofilia" recoge los conocimientos más actuales sobre los inhibidores, desde su fisiopatología hasta su diagnóstico, sus secuelas, el abordaje quirúrgico y la posibilidad de realizar tratamientos de inmunotolerancia. Para ello, se ha contado con la opinión de los especialistas de mayor reconocimiento y experiencia profesional en este campo a nivel nacional. En opinión del doctor Pascual Marco, presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) y Jefe de Sección de Hemostasia y Trombosis del Hospital General de Alicante, esta obra "será de gran utilidad para aquellos profesionales que quieran tener una visión actual de los últimos avances en este campo tan complicado de la hemofilia".
"Si bien la incidencia puede llegar hasta un 30% de los casos de Hemofilia A grave, la prevalencia real está en torno a un 12%", concreta este especialista. Según explica el doctor Jiménez Yuste, "el desarrollo de estos inhibidores supone un reto terapéutico importante, ya que su aparición dificulta el tratamiento habitual de las personas con hemofilia y conlleva un empeoramiento en la calidad de vida de los pacientes".
Así, el Libro "Inhibidores en Hemofilia" recoge los conocimientos más actuales sobre los inhibidores, desde su fisiopatología hasta su diagnóstico, sus secuelas, el abordaje quirúrgico y la posibilidad de realizar tratamientos de inmunotolerancia. Para ello, se ha contado con la opinión de los especialistas de mayor reconocimiento y experiencia profesional en este campo a nivel nacional. En opinión del doctor Pascual Marco, presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) y Jefe de Sección de Hemostasia y Trombosis del Hospital General de Alicante, esta obra "será de gran utilidad para aquellos profesionales que quieran tener una visión actual de los últimos avances en este campo tan complicado de la hemofilia".
--La infancia, el momento del diagnóstico
El déficit de alguno de estos factores de coagulación, ya sea el factor VIII o el factor IX, que caracterizan a la hemofilia, es la causa de la aparición de hemorragias, que pueden ser espontáneas o bien producidas por algún tipo de traumatismo. Por ello, señala el doctor Jiménez Yuste, en el caso de no existir antecedentes familiares, lo más habitual es el diagnóstico en la edad infantil "cuando comienza la deambulación o ante eventos traumáticos antes de que comiencen a andar, debido a que estos niños presentan complicaciones hemorrágicas generalmente en el aparato locomotor". Así, este especialista recuerda que "hasta en un 30% de los casos no existen antecedentes familiares de hemofilia".
Y es que, en aquellos casos con antecedentes familiares, "es necesario un diagnóstico de portadoras, es decir, identificar a aquellas mujeres que son susceptibles de transmitir esta enfermedad. Es el llamado consejo genético", explica el doctor Marco. Por otro lado, un aspecto que este especialista señala como causa de la no disminución de la incidencia de hemofilia en nuestra sociedad "esta relacionada con el incremento de inmigración procedente de países en los que por razones coyunturales no existe una educación y consejo genético".
El déficit de alguno de estos factores de coagulación, ya sea el factor VIII o el factor IX, que caracterizan a la hemofilia, es la causa de la aparición de hemorragias, que pueden ser espontáneas o bien producidas por algún tipo de traumatismo. Por ello, señala el doctor Jiménez Yuste, en el caso de no existir antecedentes familiares, lo más habitual es el diagnóstico en la edad infantil "cuando comienza la deambulación o ante eventos traumáticos antes de que comiencen a andar, debido a que estos niños presentan complicaciones hemorrágicas generalmente en el aparato locomotor". Así, este especialista recuerda que "hasta en un 30% de los casos no existen antecedentes familiares de hemofilia".
Y es que, en aquellos casos con antecedentes familiares, "es necesario un diagnóstico de portadoras, es decir, identificar a aquellas mujeres que son susceptibles de transmitir esta enfermedad. Es el llamado consejo genético", explica el doctor Marco. Por otro lado, un aspecto que este especialista señala como causa de la no disminución de la incidencia de hemofilia en nuestra sociedad "esta relacionada con el incremento de inmigración procedente de países en los que por razones coyunturales no existe una educación y consejo genético".
--La importancia del tratamiento
La hemofilia es una enfermedad congénita producida por el déficit de los factores de coagulación VIII y IX, que a su vez determinan los dos tipos de hemofilia más frecuentes. Su tratamiento consiste, por tanto, en reemplazar o suplementar con el factor de la coagulación deficiente a fin de prevenir o controlar un episodio de sangrado agudo.
Según el doctor Marco, "los pacientes en tratamiento profiláctico para evitar hemorragias recidivantes tiene una alta eficacia como preventivo en los derrames articulares y musculares que padecen estos pacientes y sus complicaciones, especialmente la artropatía hemofílica". En España los tratamientos profilácticos están muy desarrollados y este tipo de complicaciones en pacientes hemofílicos jóvenes es cosa del pasado, ya que "gracias al tratamiento, los pacientes pueden llevar una calidad de vida normal", añade el doctor Marco.
Incluso con un buen manejo de la enfermedad, si la hemorragia se repite de forma continua y constante, la articulación puede llegar a un deterioro importante. Esto ha motivado que se recomiende la profilaxis como único tratamiento para evitarla. Así y tal como destaca el libro, "el estudio CANAL ha puesto de manifiesto que el uso del tratamiento profiláctico se asocia a una disminución del 60% de la formación de inhibidores, una cifra muy superior a la alcanzada en pacientes que recibían la terapia a demanda", apunta el doctor Jiménez.
El futuro de los tratamientos pasa por el desarrollo de la terapia génica. Para el presidente de la SETH, "hablamos de modificar la producción de factor VIII mediante la actuación sobre determinados genes capaces de producir este factor para conseguir que el paciente no precise de un tratamiento exógeno". Asimismo, los nuevos concentrados de factor VIII recombinante son actualmente, en la mayoría de los casos, el tratamiento de elección para los pacientes con hemofilia A.
La hemofilia es una enfermedad congénita producida por el déficit de los factores de coagulación VIII y IX, que a su vez determinan los dos tipos de hemofilia más frecuentes. Su tratamiento consiste, por tanto, en reemplazar o suplementar con el factor de la coagulación deficiente a fin de prevenir o controlar un episodio de sangrado agudo.
Según el doctor Marco, "los pacientes en tratamiento profiláctico para evitar hemorragias recidivantes tiene una alta eficacia como preventivo en los derrames articulares y musculares que padecen estos pacientes y sus complicaciones, especialmente la artropatía hemofílica". En España los tratamientos profilácticos están muy desarrollados y este tipo de complicaciones en pacientes hemofílicos jóvenes es cosa del pasado, ya que "gracias al tratamiento, los pacientes pueden llevar una calidad de vida normal", añade el doctor Marco.
Incluso con un buen manejo de la enfermedad, si la hemorragia se repite de forma continua y constante, la articulación puede llegar a un deterioro importante. Esto ha motivado que se recomiende la profilaxis como único tratamiento para evitarla. Así y tal como destaca el libro, "el estudio CANAL ha puesto de manifiesto que el uso del tratamiento profiláctico se asocia a una disminución del 60% de la formación de inhibidores, una cifra muy superior a la alcanzada en pacientes que recibían la terapia a demanda", apunta el doctor Jiménez.
El futuro de los tratamientos pasa por el desarrollo de la terapia génica. Para el presidente de la SETH, "hablamos de modificar la producción de factor VIII mediante la actuación sobre determinados genes capaces de producir este factor para conseguir que el paciente no precise de un tratamiento exógeno". Asimismo, los nuevos concentrados de factor VIII recombinante son actualmente, en la mayoría de los casos, el tratamiento de elección para los pacientes con hemofilia A.
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