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03 June 2011

COMPAGINAR AGRESION Y BENEFICIO ES EL GRAN RETO DE LOS PRINCIPIOS ETICOS EN CIRUGíA

Los actos médicos han de cumplir siempre dos condiciones básicas: la corrección y la bondad. "La obligación de no hacer daño, principio de no maleficencia, junto con los de autonomía, beneficencia y justicia, constituyen el sustento de la ética médica contemporánea", explica el doctor Rafael Fernández-Samos, jefe de Sección de Angiología y Cirugía Vascular del Complejo Asistencial Universitario de León. "El progreso científico y médico está vinculado inequívocamente con el progreso ético: la reafirmación de los valores éticos tradicionales tanto en investigación como en la asistencia, deben subrayar que es necesario no dañar (mínimo riesgo), proteger al vulnerable, respetar la dignidad de los pacientes (con el consentimiento informado, la confidencialidad y libertad de decisión) y establecer la justicia de nuestras decisiones".
En el marco del 57º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV), que se está celebrando en Valladolid, los expertos han analizado los aspectos éticos en torno a la Especialidad. Según el doctor Fernández-Samos, "en cirugía, el error técnico es la mayor causa de eventos adversos prevenibles y, dado que el manejo del paciente quirúrgico requiere la participación de un equipo multidisciplinario e interdisciplinario, generalmente el error no es el resultado de acciones individuales sino la consecuencia predecible de una serie de acciones y factores que abarcan el proceso del diagnóstico o del tratamiento en un sistema de salud". Con el fin de prevenir nuevos errores, este experto afirma que "se debe realizar el análisis ético de los mismos, adoptando una cultura de análisis del error en forma abierta, inquisitiva y permanente".
Por otra parte, para analizar los aspectos éticos en la cirugía, es inevitable tener en cuenta los avances que se han sucedido en la Especialidad en los últimos años. A este respecto, el doctor Fernández-Samos explica que "hoy en día, los aspectos éticos de la innovación quirúrgica deben contar, inexcusablemente, con información exhaustiva al paciente del tipo de tratamiento que se propone, completa discusión con él de los riesgos potenciales con protocolos de Consentimiento Informado adaptados y validados en cada caso, libertad del paciente para elegir entre la intervención más innovadora o la convencional, y aceptación y conformidad por la mayor parte de miembros del servicio o unidad asistencial para emplear esas técnicas". Para ello, en cualquier caso, es fundamental la formación continuada del cirujano para el conocimiento de las técnicas quirúrgicas más modernas.
Respecto a la innovación, el doctor Fernández-Samos añade que "la ética quirúrgica tiene que ser flexible y abierta a cambios y ajustes, pero que se deben mantener los principios básicos, en especial los valores de compasión, competencia y autonomía, además de la preocupación por los derechos humanos fundamentales. En el inevitable proceso de transición a la cirugía tecnológica, hay que evitar que ésta se convierta en una competición entre consorcios de tecnologías y cirujanos, con una proyección mediática desmedida, y desarrollada, al fin y al cabo, en la geografía corporal de los pacientes". En conclusión, este experto hace hincapié en que sólo puede haber una cirugía éticamente correcta: "aquella que siendo realmente necesaria y desde el dominio de la técnica quirúrgica, se asienta para su práctica en fundamentos biológicos y en el reconocimiento de la agresión que provocamos".
En este punto, asimismo, cabe destacar que la cirugía innecesaria, la que se efectúa sin beneficio del paciente, va en contra del principio de no-maleficencia (al no considerar las consecuencias de los daños y agresiones), va en contra del principio de justicia (al incurrir en uso inadecuado de recursos) y violenta muchas veces las normas del Consentimiento Informado, incluyendo la veracidad. "Se deben evitar los procedimientos terapéuticos y actos intervencionistas que puedan ser calificados como innecesarios. La cirugía innecesaria debe ser considerada como un ejemplo de error médico", destaca el doctor Fernández-Samos.
En la expresión del cirujano sólo cabe la perfección, que resulta del conocimiento, de la capacitación, de la habilidad y de la experiencia. Este conjunto se denomina Idoneidad. "La curva de aprendizaje individual demuestra que las personas hacen mejor sus cometidos a medida que estos se van repitiendo, adquiriendo habilidad, eficiencia o practicidad a partir de su propia experiencia" –explica el doctor Fernández-Samos. "Por otra parte, como cirujanos estamos obligados a actuar conforme a la lex artis ad hoc. La cirugía se practica porque de ella se deriva, generalmente y según la lex artis, un beneficio, pues de otro modo no deberíamos hacerlo".
Contando con el consentimiento del paciente, previamente informado (Consentimiento Informado), el cirujano está asumiendo junto a él un riesgo calculado al iniciar una intervención, y ese riesgo previsto, gracias a su capacidad profesional, podrá ser superado con aproximación científica y preparación técnica, que únicamente habrían de variar circunstancias extraordinarias.

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