Alrededor de un 30% de la población española fallece a causa de la arterioesclerosis, estando Andalucía entre las comunidades españolas con mayor prevalencia de la enfermedad, afirmó recientemente el Dr. Francisco Pérez Jiménez, catedrático de la Universidad de Córdoba y facultativo de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía, en el marco del XXIII Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis celebrado en la ciudad andaluza y en el que ha participado AstraZeneca. Además, añadió, en Andalucía, tres de cada diez personas adultas tienen algún factor de riesgo, por lo que las medidas de prevención cardiovascular son fundamentales.
La arteriosclerosis es un proceso inflamatorio de la pared arterial que obstruye los vasos y le resta sangre a tejidos esenciales como el cerebro y el corazón; se desarrolla cuando hay un estrés oxidativo excesivo causado, principalmente, por el colesterol elevado, el tabaco, la diabetes, la obesidad y la hipertensión, entre otras, explica este experto, quien recuerda que es una enfermedad que afecta tanto a hombres como a mujeres y especialmente a partir de los 60 años.
En palabras del Dr. Pérez Jiménez, la arteriosclerosis se desarrolla desde la infancia pero sólo da síntomas cuando hay una lesión grave que obstruye los vasos. Los síntomas pueden ser dolor torácico y ahogo -en el caso del corazón- , y dependiendo de la gravedad puede producir una muerte súbita, una angina de pecho o un infarto agudo de miocardio. En cuanto a la enfermedad cerebral, ésta provoca síntomas relacionados con la pérdida de funciones, como dificultad para mover un miembro, trastornos de la conciencia o la visión, pérdida de memoria
, manifiesta.
La mayoría de los factores de riesgo están relacionados con la dieta y el sedentarismo, por ello, la prevención más efectiva consiste en no fumar y llevar una vida sana, con ejercicio físico, una dieta mediterránea y manteniendo el peso normal, apunta. Y una vez que ya hay enfermedad, cardíaca o cerebral, hay que tratarse con medicamentos para proteger al corazón y al cerebro, y seguir reduciendo los factores de riesgo llevando un estilo de vida cardiosaludable.
-El papel del colesterol en la aparición de la arteriosclerosis
El colesterol es uno de los factores de riesgo principales, ya que la inflamación de la pared arterial se produce por el depósito de colesterol oxidado, así como ocurre también en la diabetes, el tabaquismo o la hipertensión, cuando el colesterol se deposita en las arterias, señala el Dr. Pérez Jiménez. Por tanto, cuanto más bajo esté el colesterol LDL, mejor, matiza.
Las personas totalmente sanas pueden tener un colesterol LDL de hasta 160 mg dL. No obstante, cuando hay algún factor de riesgo tiene que estar por debajo de 130, y cuando hay varios factores, en diabéticos y enfermos debe estar por debajo de 100, aunque se recomienda que esté por debajo de los 70, destaca.
En este sentido, el Dr. Pérez Jiménez subraya que la rosuvastatina es la más potente de las estatinas y sin duda la de elección, sobre todo cuando el descenso de colesterol deseable deba ser importante. Desciende también los triglicéridos, en menor proporción, por lo que son útiles para hiperlipemias con colesterol LDL elevado y moderado incremento de triglicéridos. Además, también eleva el colesterol HDL moderadamente, concluye.
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16 June 2010
08 June 2010
Los expertos analizan en Córdoba el potencial de incrementar el “colesterol bueno” para reducir el riesgo cardiovascular
Hay consenso científico sobre el beneficio asociado a rebajar el LDL o colesterol malo a la hora de reducir el riesgo cardiovascular; también lo hay respecto a las ventajas de subir el HDL o colesterol bueno. Sin embargo, mientras que lo primero es posible gracias a tratamientos disponibles como las estatinas, lo segundo es todavía una opción en estudio sin ninguna molécula aún comercializada con esa indicación. Analizar el potencial de esta estrategia es el objetivo del simposio "HDL como estrategia para disminuir el riesgo cardiovascular" que, con el patrocinio de Roche, se celebra el próximo jueves 10 de junio en el marco del XXIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (Córdoba, 9-11 de junio).
Para el doctor Carlos Lahoz, de la Unidad de Lípidos y Riesgo Cardiovascular del Hospital Carlos III de Madrid, "a pesar de los potentes tratamientos que tenemos en la actualidad, sigue falleciendo mucha gente a causa de las enfermedades cardiovasculares. Lo único que podemos hacer para intentar mejorar la evolución de estos pacientes es controlar lo máximo posible todos los factores de riesgo (diabetes, hipertensión, colesterol, tabaquismo, obesidad, etc), pero desgraciadamente tenemos límites. Hoy en día sabemos que si bajamos las cifras de presión arterial por debajo de las recomendaciones puede ser contraproducente, y lo mismo sucede con la glucemia en los diabéticos. En relación al colesterol, ya estamos reduciendo los niveles de colesterol LDL o colesterol malo hasta un 60%, por lo que se podría decir que hemos tocado techo. En este contexto, queda abierta la posibilidad de actuar sobre el colesterol HDL. Todos los estudios epidemiológicos muestran que tener cifras bajas de HDL aumenta el riesgo cardiovascular".
Sin embargo, el arsenal terapéutico para reducir el RCV aún no dispone de un medicamento autorizado dirigido exclusivamente a incrementar las cifras de HDL sin actuar sobre el colesterol LDL o los triglicéridos. Actualmente, el que está más avanzado en su desarrollo es dalcetrapib, que pertenece a la familia de los inhibidores de la CETP (proteína transportadora de ésteres de colesterol).
Como explica el doctor José Mª Mostaza, de la Unidad de Lípidos y Riesgo Cardiovascular del Hospital Carlos III de Madrid, la CETP transfiere colesterol desde las lipoproteínas buenas (HDL) hacia las malas (LDL). La inhibición de esta enzima permite aumentar mucho la cantidad de colesterol que permanece en el lado bueno. "El efecto beneficioso de tener niveles elevados de HDL deriva de la capacidad de estas lipoproteínas de remover el exceso de colesterol de los tejidos periféricos y devolverlo al hígado para su eliminación. Además, las HDL son antioxidantes y antiinflamatorias, acciones asociadas con un menor riesgo de desarrollar arteriosclerosis".
En el caso concreto de dalcetrapib, según los datos de estudios en fase II, su impacto sobre el HDL es de un aumento del 30%. Asimismo, los resultados en fase III del DAL-OUTCOMES, cuyos resultados finales se espera que estén disponibles en los próximos años, podrían demostrar que aumentando el HDL con este fármaco se reducen los eventos cardiovasculares. "Además tiene un buen perfil de seguridad. Teniendo en cuenta que prácticamente hemos tocado techo con las estrategias terapéuticas que actualmente llevamos a cabo, la posibilidad de incrementar el colesterol bueno abre una nueva vía para el control lipídico de estos pacientes y reducir así su RCV", subraya el doctor Mostaza.
-Función de las lipoproteínas de alta densidad (HDL)
Las lipoproteínas de alta densidad (HDL) son unas partículas muy complejas que favorecen el transporte del colesterol hacia el hígado. Tal y como afirma el doctor Pedro Valdivielso, de la Unidad de Lípidos del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, "en nuestro organismo no hay manera de eliminar o fragmentar el colesterol. De hecho, sólo se puede expulsar a través de la bilis, por lo que la única forma de reducir el colesterol del organismo y, sobre todo en la pared arterial donde se acumula, es devolverlo al hígado. Esta función esencial, protectora frente a la arteriosclerosis, es la que hacen las HDL".
-Riesgo Residual
El Riesgo Residual es un término teórico que utilizan los expertos para definir el riesgo de sufrir un nuevo evento cardiovascular a pesar de un adecuado control de los factores de riesgo (LDL, la tensión arterial y la glucosa). "En estos pacientes no podemos disminuir a cero la probabilidad de tener otro evento, pero sí reducir todo lo posible su riesgo cardiovascular a través de un control adecuado de todos los factores de riesgo", afirma el doctor Lahoz. En este sentido, "disponer de opciones terapéuticas que nos ayuden a elevar el colesterol de las HDL es clave, incluso aunque el paciente tenga el LDL bien controlado", añade el doctor Valdivielso.
-Papel de los inhibidores de la CETP
El tratamiento con los inhibidores de la CETP dirigido a aumentar las cifras de HDL estaría, según el doctor Mostaza, "indicado para los pacientes de alto riesgo con vistas a prevenir un segundo evento y en pacientes diabéticos, que a pesar de recibir terapia con estatinas, siguen teniendo un HDL bajo, lo que supone un mayor riesgo de tener otro episodio cardiovascular".
Para el doctor Carlos Lahoz, de la Unidad de Lípidos y Riesgo Cardiovascular del Hospital Carlos III de Madrid, "a pesar de los potentes tratamientos que tenemos en la actualidad, sigue falleciendo mucha gente a causa de las enfermedades cardiovasculares. Lo único que podemos hacer para intentar mejorar la evolución de estos pacientes es controlar lo máximo posible todos los factores de riesgo (diabetes, hipertensión, colesterol, tabaquismo, obesidad, etc), pero desgraciadamente tenemos límites. Hoy en día sabemos que si bajamos las cifras de presión arterial por debajo de las recomendaciones puede ser contraproducente, y lo mismo sucede con la glucemia en los diabéticos. En relación al colesterol, ya estamos reduciendo los niveles de colesterol LDL o colesterol malo hasta un 60%, por lo que se podría decir que hemos tocado techo. En este contexto, queda abierta la posibilidad de actuar sobre el colesterol HDL. Todos los estudios epidemiológicos muestran que tener cifras bajas de HDL aumenta el riesgo cardiovascular".
Sin embargo, el arsenal terapéutico para reducir el RCV aún no dispone de un medicamento autorizado dirigido exclusivamente a incrementar las cifras de HDL sin actuar sobre el colesterol LDL o los triglicéridos. Actualmente, el que está más avanzado en su desarrollo es dalcetrapib, que pertenece a la familia de los inhibidores de la CETP (proteína transportadora de ésteres de colesterol).
Como explica el doctor José Mª Mostaza, de la Unidad de Lípidos y Riesgo Cardiovascular del Hospital Carlos III de Madrid, la CETP transfiere colesterol desde las lipoproteínas buenas (HDL) hacia las malas (LDL). La inhibición de esta enzima permite aumentar mucho la cantidad de colesterol que permanece en el lado bueno. "El efecto beneficioso de tener niveles elevados de HDL deriva de la capacidad de estas lipoproteínas de remover el exceso de colesterol de los tejidos periféricos y devolverlo al hígado para su eliminación. Además, las HDL son antioxidantes y antiinflamatorias, acciones asociadas con un menor riesgo de desarrollar arteriosclerosis".
En el caso concreto de dalcetrapib, según los datos de estudios en fase II, su impacto sobre el HDL es de un aumento del 30%. Asimismo, los resultados en fase III del DAL-OUTCOMES, cuyos resultados finales se espera que estén disponibles en los próximos años, podrían demostrar que aumentando el HDL con este fármaco se reducen los eventos cardiovasculares. "Además tiene un buen perfil de seguridad. Teniendo en cuenta que prácticamente hemos tocado techo con las estrategias terapéuticas que actualmente llevamos a cabo, la posibilidad de incrementar el colesterol bueno abre una nueva vía para el control lipídico de estos pacientes y reducir así su RCV", subraya el doctor Mostaza.
-Función de las lipoproteínas de alta densidad (HDL)
Las lipoproteínas de alta densidad (HDL) son unas partículas muy complejas que favorecen el transporte del colesterol hacia el hígado. Tal y como afirma el doctor Pedro Valdivielso, de la Unidad de Lípidos del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, "en nuestro organismo no hay manera de eliminar o fragmentar el colesterol. De hecho, sólo se puede expulsar a través de la bilis, por lo que la única forma de reducir el colesterol del organismo y, sobre todo en la pared arterial donde se acumula, es devolverlo al hígado. Esta función esencial, protectora frente a la arteriosclerosis, es la que hacen las HDL".
-Riesgo Residual
El Riesgo Residual es un término teórico que utilizan los expertos para definir el riesgo de sufrir un nuevo evento cardiovascular a pesar de un adecuado control de los factores de riesgo (LDL, la tensión arterial y la glucosa). "En estos pacientes no podemos disminuir a cero la probabilidad de tener otro evento, pero sí reducir todo lo posible su riesgo cardiovascular a través de un control adecuado de todos los factores de riesgo", afirma el doctor Lahoz. En este sentido, "disponer de opciones terapéuticas que nos ayuden a elevar el colesterol de las HDL es clave, incluso aunque el paciente tenga el LDL bien controlado", añade el doctor Valdivielso.
-Papel de los inhibidores de la CETP
El tratamiento con los inhibidores de la CETP dirigido a aumentar las cifras de HDL estaría, según el doctor Mostaza, "indicado para los pacientes de alto riesgo con vistas a prevenir un segundo evento y en pacientes diabéticos, que a pesar de recibir terapia con estatinas, siguen teniendo un HDL bajo, lo que supone un mayor riesgo de tener otro episodio cardiovascular".
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