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24 June 2012

La incidencia del test genético en el cáncer

Una persona que fume o siga una mala alimentación tiene más probabilidades de padecer un cáncer. Sin embargo, existen circunstancias en las que, independientemente del estilo de vida, la genética puede influir a la hora de incrementar el riesgo de desarrollar un tumor. Por ello, en familias con un gran número de miembros no resulta inusual que varios de ellos pueden desarrollar la enfermedad. Para el doctor Pedro Salinas, jefe de Servicio de Oncología del Hospital Sanitas La Zarzuela, «existen muchos tipos de cáncer que se consideran hereditarios, algunos de baja tasa de frecuencia como los retinoblastomas y otros con tasas mucho mayores como el cáncer de mama o el cáncer de colon. Muchos tumores se van incorporando a este grupo de posible origen hereditario como el cáncer gástrico o el cáncer de páncreas».
Hay que tener en cuenta, según Salinas, que «sólo un porcentaje de estos tumores, incluidos los de mama o colon, son hereditarios. En conjunto, se estima que un 10 por ciento de los cánceres son hereditarios en el sentido de estar originados por mutaciones de genes supresores de tumores o por oncogenes».

Más riesgo
El hecho de heredar una mutación genética no significa que la persona nazca con cáncer sino que hereda un riesgo mayor de desarrollar cáncer en algún momento a lo largo de su vida. Con el fin de tratar de disminuir la incidencia y la gravedad, los análisis genéticos se han posicionado como una herramienta útil que permite adelantarse a la enfermedad. Sin embargo, el doctor Luis Izquierdo, jefe del Servicio de Genética del Hospital SanitasLa Zarzuela, advierte de que «el estudio no se debe realizar a todas las personas que pretenden saber si tienen predisposición al cáncer, sino a aquellas que presentan un tumor o tienen una carga familiar que se considera de riesgo. Se debe estudiar al inicio a un paciente que haya desarrollado un cáncer y ampliar el estudio a sus familiares directos».
Las nuevas tecnologías han contribuído a un mejor estudio de las mutaciones. «Ahora es posible tener resultados en unos días en vez de en seis meses como ocurría hace tan sólo cinco años. La mayor parte de los estudios se realiza en sangre periférica aunque algunas alteraciones (como el estudio de inestabilidad de microsatélites) requieren de tejido tumoral», matiza Izquierdo. En cualquier caso, se ha experimentado un aumento de la demanda de los servicios de esta unidad. En la Unidad de Consejo y Cuidado Oncológico (UCCO) de Sanitas Hospitales, continúa Izquierdo, «se ha incrementado en los últimos años el número de pacientes a los que se atiende, al igual que la consulta de consejo familiar y hereditario que se está desarrollando de forma paralela». En concreto, «se atiende a unos 850 pacientes nuevos al año», aclara Izquierdo.

Prevención
Dado que «resulta difícil saber cuántos de estos cánceres se podrían prevenir. Lo que sí está claro es que la eliminación de factores ambientales como el tabaco, junto con el seguimiento adecuado, respercutiría de forma beneficiosa a los ‘‘candidatos’’ a ser pacientes oncológicos», sostiene Salinas. Pero, en algunos casos considerados de alto riesgo –posibilidad de desarrollar un cáncer–, «medidas como la extirpación de ovarios o trompas, o mastectomía profiláctica mejora en el 99 por ciento el riesgo de neoplasia. En otros, el seguimiento estrecho posibilita el diagnóstico en etapas muy tempranas de la enfermedad con una probabilidad de curación muy elevada», concluye.
**Publicado en "LA RAZON"

Hepatitis C: más cerca de acabar con la infección en pacientes trasplantados de hígado

Uno de los grandes hitos de la Medicina ha sido curar una infección viral crónica como la que origina el virus de la Hepatitis C. Esta enfermedad, que afecta a más de 180 millones de personas (unos 800.000 están en España), y ante la que estábamos habituados a escuchar un «se puede controlar», tiene fin. Y todo gracias a la investigación, que ha permitido el desarrollo de nuevos fármacos y terapias. Xavier Forns, coordinador del equipo de investigación del Hospital Clinic de Barcelona sostiene que «hasta ahora, los tratamientos no eran suficientemente efectivos, y se curaba al 40 o 50 por ciento de los afectados. Sin embargo, con los nuevos como el telaprevir y boceprevir, hemos dado un paso adelante, aunque no definitivo».
Pero todavía existen ciertos puntos críticos sobre los que se debe trabajar en profundidad. El más importante es el tratamiento de los enfermos en fases avanzadas de la infección, como es el caso de pacientes con cirrosis hepática. «Cerca del 20 por ciento de los enfermos con hepatitis crónica C puede, con los años, desarrollar cirrosis hepática. Algunos de ellos necesitarán un trasplante de hígado. Tras el trasplante, el virus infectará al órgano siempre que no hayamos podido erradicar la infección antes del mismo», explica Forns.

Antes del trasplante
Por ello, una de las nuevas áreas de investigación se centra precisamente en erradicar el virus antes del trasplante y, de esta forma, evitar que el nuevo órgano, una vez trasplantado, acabe también «enfermo». Un reto sobre el que se han puesto a trabajar los profesionales del equipo de investigación del Hospital Clinic/Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) en Barcelona. El equipo liderado por Forns protagoniza un extenso artículo en la publicación científica «Gastroenterology» sobre el abordaje de esta infección. Además, han jugado un destacado papel en la elaboración de las Guías Clínicas de Manejo de la Hepatitis C en el último Congreso de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL). «La recidiva (recaída) de la hepatitis C después de la intervención quirúrgica es un problema para los programas de trasplante. Por eso, la investigación en este campo es nuestra prioridad», sostiene Miquel Navasa, jefe de la Sección de Trasplantes del Hospital Clinic. Si pudiéramos curar la hepatitis C en esta población, la supervivencia de los pacientes con virus C, –que es inferior a la de los virus no C– «podría aumentar un 15 por ciento», destaca Navasa.
Cabe destacar que, en la actualidad, «en la lista de espera de trasplante hepático en España, entre el 45 y el 50 por ciento de los pacientes tiene hepatitis C. Ello significa que de 1.000 trasplantados, unos 500 lo son por hepatitis C. Pues bien, ambos expertos explican que, tras el trasplante hepático, un tercio de ellos desarrollará cirrosis a los pocos años. «Si la infección no se ha curado en el momento en el que se realiza el trasplante, a las pocas horas el virus infecta el hígado «nuevo» y se reproduce otra vez la infección. Y hay que tener en cuenta que los pacientes trasplantados reciben medicación inmunosupresora para evitar el rechazo del órgano, y ello facilita que la hepatitis C evolucione de forma más rápida», señala Forns. Así, «si un paciente normal puede tardar más de tres décadas en desarrollar cirrosis, en el caso de pacientes trasplantados ésta puede desarrollarse en apenas un año tras el trasplante», argumenta.
Una de las estrategias sobre la que el equipo se ha puesto a trabajar es «erradicar la infección antes del trasplante con fármacos que los pacientes puedan tolerar, como el análogo nucleótido GS 7977. Hemos iniciado un estudio internacional que incluye pacientes en lista de espera y en un año esperamos obtener los primeros resultados», añade el coordinador del equipo de investigación del hospital catalán.

Post trasplante
Pero, ¿qué ocurre si no se logra evitar la temida infección en el órgano trasplantado? El grupo del Hospital Clinic también ha puesto en marcha recientemente un estudio europeo multicéntrico que incluirá a unos 100 pacientes, y cuyo objetivo es evaluar la eficacia y la seguridad de la novedosa triple terapia antiviral, esto es, ribavirina, interferón pegilado y una de las nuevas moléculas, telaprevir. Hasta el momento, la combinación de estas nuevas moléculas con el tratamiento estándar ha demostrado un aumento significativo de las posibilidades de curación de la infección por VHC, aunque, tal y como señala Xavier Forns, el problema en pacientes trasplantados se centra en las interacciones entre medicamentos, porque «los inmunosupresores tienen un rango terapéutico muy estrecho y hay que ajustar muy cuidadosamente la dosis de inmunosupresores al combinarlos con los nuevos antivirales, como telaprevir».
Por otro lado, hoy en día, esta triple terapia sólo es apta para pacientes que tienen el genotipo 1. No obstante, Forns matiza que «en un futuro se podrá tratar también en los genotipos 2, 3 y 4. De hecho, el mencionado GS 7977 actúa sobre todos ellos».

Más líneas de trabajo
Y los progresos no quedan aquí. Dada la evolución tan rápida de la hepatitis C en el post-trasplante, estos pacientes se someten de forma frecuente a biopsias de hígado para controlar el daño hepático producido por el virus: «En este campo hemos trabajado mucho en la definición de los pacientes que van a presentar una mala evolución con pruebas no invasivas, como la elastografía hepática o los marcadores en sangre de fibrosis. Con ello evitamos muchas biopsias y la incomodidad que representa para los pacientes», explica Navasa. En el ámbito de laboratorio, «estudiamos cómo se produce la infección en el hígado trasplantado, los mecanismos de entrada del virus en las células hepáticas, y su ciclo viral. Un objetivo potencial en el futuro sería bloquear los receptores de entrada del virus en las células hepáticas y prevenir así que se produzca la infección del órgano», dice Forns.
Finalmente, los expertos destacan la participación del centro catalán en ensayos clínicos con nuevas moléculas antivirales, especialmente de combinaciones de fármacos sin interferón, ya que éste produce numerosos efectos secundarios. Entre los próximos fármacos prometedores, cabe destacar inhibidores de proteasa como simeprevir y asunaprevir; e inhibidores del complejo de replicación, como daclatasvir y el mencionado análogo de nucleótidos GS 7977. Son más potentes, y los datos preliminares sugieren que menos tóxicos; «sin duda cambiarán el panorama del tratamiento de forma radical en los próximos cinco años», concluye Forns.

**Publicado en "LA RAZON"

23 June 2012

El Consejo Andaluz de Colegios de Médicos y la Universidad Internacional de Andalucía colaborarán en materia formativa

El Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM) y la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) han suscrito un convenio marco de colaboración con el fin de potenciar y desarrollar programas formativos de interés común para ambas instituciones, que cooperarán en programas de formación y actividades académicas, así como en la promoción de actividades sociales.El rector de la UNIA, Juan Manuel Suárez Japón, ha destacado en el momento de la firma, que “la UNIA tiene entre sus líneas estratégicas la formación continua a lo largo de la vida, aspecto que contribuye a garantizar a los profesionales de los diferentes sectores actualizar y reciclar sus conocimientos”.

Suárez Japón agradeció al presidente del CACM “la confianza depositada en la UNIA para la formación de sus colegiados”, al tiempo que destacó la experiencia de las personas que dirigirán los cursos y posgrados, que se van a materializar en los próximos meses, y que servirán para perfeccionar el conocimiento y el trabajo de los profesionales médicos.

El presidente del CACM, Javier de Teresa Galván, destacó en el mismo acto que el convenio va a permitir que los médicos andaluces se beneficien de la experiencia, rigor, calidad y prestigio de la UNIA, con diversos tipos de cursos impartidos como títulos universitarios.

Además, indicó que a partir de este convenio “se van a crear cursos de experto y másteres universitarios, dirigidos a médicos con práctica clínica y pensados para ser desarrollados como formación no presencial; lo que supone no depender de horarios ni desplazamientos facilitando la formación continuada”. El Dr. de Teresa resaltó también la posibilidad de colaboración con países de América Latina, Marruecos y Guinea Ecuatorial, que representa un gran atractivo para los colegiados.










El trasplante renal de donante vivo se ha multiplicado por diez en España en la última década

España, líder mundial en donación de órganos, con 35,3 donantes por millón de población (p.m.p) en 2011, marca la pauta internacional a seguir para lograr la autosuficiencia en trasplantes. Las medidas adoptadas por la red española de donación y trasplante han conseguido aumentar el número de trasplantes realizados en nuestro país. En el año 2011 se realizaron 4.222 trasplantes de órganos, lo que supone un incremento de un 12% en la actividad.

Y la tendencia, según explica la Dra. Beatriz Domínguez-Gil, experta de la ONT y participante en el II Congreso de la Sociedad Española de Trasplante (SET), sigue siendo la misma en lo que llevamos de año –de enero a mayo la ONT registra un aumento del 8% en el número de trasplantes. Este resultado es especialmente significativo en un entorno cambiante en el que disminuye progresivamente la mortalidad por accidentes de tráfico y cambia el perfil del donante, cada vez de edad más avanzada. De hecho, aquellos países europeos o de América Latina que han implementado el modelo español de trasplantes son los que han logrado aumentar la donación de órganos.

Las medidas adoptadas en España en los últimos años se enmarcan dentro del Plan Estratégico Donación 40, que persigue alcanzar los 40 donantes de personas fallecidas p.m.p en todas las Comunidades Autónomas y potenciar el trasplante renal de donante vivo. Con este plan, España se ha anticipado a los cambios epidemiológicos acontecidos en nuestro país, para cubrir la creciente necesidad de órganos para trasplante.


--Donación de vivo
El incremento del trasplante renal de donante vivo ha sido especialmente importante. En la última década nuestro país ha multiplicado por diez esta actividad: de 31 trasplantes renales de donante vivo realizados en el año 2001, hemos pasado a 312 en el 2011. Este tipo de trasplante se realiza ya en 28 hospitales de todo el país, según explica la Dra. Domínguez-Gil.

Se estima que, cuando una persona quiere donar un riñón en vida a un ser querido, tiene un 30% de posibilidades de no poder hacerlo por ser incompatible con el receptor. El programa de trasplante renal cruzado fue concebido con el objetivo de facilitar el trasplante de vivo en estas circunstancias. A este programa, se suma también el de la donación de buen samaritano. La combinación de ambos programas hace crecer exponencialmente las posibilidades de trasplante.

En 2011 se efectuaron en España 7 trasplantes renales de vivo a través de ambos programas, lo que incluyó la realización de una cadena de tres trasplantes que comenzó con un donante ‘buen samaritano’. Este año hay varias posibilidades de trasplante adicionales ya identificadas.

Otra de las actividades del Plan Donación 40 ha sido el desarrollo de una Guía de Buenas Prácticas en la Donación de órganos. “Esta guía, la primera en el mundo, describe prácticas de excelencia en este proceso y por tanto plasma lo mejor de nuestro sistema, ya de por sí un referente mundial”, afirma la Dra. Domínguez-Gil.

Pero sin duda alguna, “la vía más clara de expansión está representada por la donación en asistolia o donación a corazón parado”. De hecho, este tipo de donación se ha duplicado en los cinco primeros meses de este año, con respecto al mismo periodo del año anterior (con cerca de 80 donantes a fecha 1 de junio de 2012). En la actualidad, son ya 12 los centros españoles con programas activos de donación en asistolia, que por tanto se han sumado a un programa complejo, pero absolutamente necesario.


--La autosuficiencia en trasplante
La escasez de órganos para trasplante es un problema universal y la principal causa de prácticas éticamente inaceptables como el tráfico de órganos y el turismo del trasplante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre un 5% y un 10% de los trasplantes renales que se realizan en el mundo se hacen bajo algún tipo de comercialización.

Para afrontar esta situación, a través de la Resolución de Madrid del año 2010, la OMS llama a todos los gobiernos del mundo a asumir responsabilidades en el logro de la autosuficiencia en trasplante. “Los gobiernos deben desarrollar estrategias para satisfacer las necesidades de trasplante de su población, utilizando recursos de dentro de dicha población”. La autosuficiencia es la forma más efectiva para luchar contra el tráfico de órganos y el turismo de trasplante y es el principal reto que han de afrontar todos los países del mundo en este campo.










21 June 2012

El riesgo de adicción al alcohol puede aumentar tras la cirugía bariátrica


Entre los pacientes sometidos a cirugía bariátrica, existe una mayor prevalencia de trastornos por adicción alcohol en el segundo año después de la cirugía, específicamente, después del bypass gástrico Roux-en-Y-, en comparación con el año inmediatamente antes y después de la cirugía, según un nuevo estudio publicado en JAMA, y presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Cirugía Metabólica y Bariátrica.
A medida que aumenta la prevalencia de obesidad severa en los Estados Unidos, cada vez es más común tanto por los pacientes como por los especialistas, considerar la cirugía bariátrica, el tratamiento más efectivo y duradero para la obesidad severa. Aunque la cirugía bariátrica puede reducir, a largo plazo, la mortalidad, y conlleva un riesgo bajo, a corto plazo, de resultados adversos graves, su seguridad sigue siento una preocupación. Por ejemplo, algunos informes sugieren que la cirugía bariátrica puede aumentar el riesgo de trastornos por consumo de alcohol, según la información del artículo.
Los autores añaden que existe evidencia de que algunos procedimientos de cirugía bariátrica alteran la farmacocinética del alcohol; dada una cantidad estándar de alcohol, los pacientes alcanzan un pico más alto en el nivel de alcohol después de la cirugía, en comparación con controles, o con sus niveles preoperatorios.
La doctora Wendy C. King, de la Universidad de Pittsburgh, y sus colaboradores, realizaron un estudio para determinar si la prevalencia de la adicción al alcohol cambia después de la cirugía bariátrica, comparando la ingesta de alcohol en el año anterior a la cirugía, con el primer y segundo año tras la cirugía.
El estudio incluyó a 2.458 adultos que se sometieron a cirugía bariátrica en 10 hospitales de Estados Unidos. De estos participantes, 1.945 (un 78,8 por ciento de ellos mujeres; un 87 por ciento blancos; con una edad media de 47 años y un índice medio de masa corporal de 45,8) completaron evaluaciones durante el preoperatorio y el postoperatorio, entre 2006 y 2011.
Los investigadores observaron que la prevalencia de los síntomas de la adicción al alcohol no difería significativamente un año antes, ni un año después de la cirugía bariátrica, pero fue significativamente mayor en el segundo año tras la operación (un 9,6 por ciento).
Más de la mitad de los participantes que comunicaron adicción al alcohol durante la evaluación preoperatoria siguieron teniendo dicha adicción los dos primeros años del postoperatorio. Por otro lado, un 7,9 por ciento de los participantes no adictos al alcohol en la evaluación preoperatoria, mostraron adicción al alcohol en el postoperatorio.
Del estudio  también se deduce que los hombres, los menores de edad, los fumadores, y los consumidores regulares de alcohol y otras drogas, mostraron una mayor posibilidad de adicción al alcohol después de la cirugía. Los autores señalan que, aunque el aumento del 2 por ciento en la prevalencia de la adicción al alcohol durante la evaluación postoperatoria puede parecer pequeño, este aumento representa a más de 2.000 personas adicionales con adicción al alcohol en los Estados Unidos, cada año.
Los investigadores concluyen que este estudio tiene implicaciones importantes para el cuidado de los pacientes que se someten a cirugía bariátrica. Independientemente de su relación con el alcohol, los pacientes deben conocer la tendencia potencial de la cirugía bariátrica a aumentar el riesgo de adicción al alcohol.
**EUROPA PRESS

Pacientes de enfermedad renal podrían tener nivel similar de riesgo coronario que quienes han tenido un infarto


Si bien hace tiempo que se estableció que los pacientes con enfermedad renal crónica están en mayor riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca, un nuevo estudio ha sido el primero en examinar, a gran escala, y a largo plazo, si la enfermedad renal debe ser considerada como equivalente a a un infarto, en términos del riesgo de futuros eventos coronarios.
El investigador principal, el doctor Marcello Tonelli, de la Universidad de Alberta, en Canadá, afirma que este estudio sugiere que hay razones para considerar que la enfermedad renal crónica es equivalente a la enfermedad coronaria, respecto al riesgo coronario; lo cual significa que las personas con enfermedad renal crónica tienen un riesgo comparable de eventos coronarios a las que han sufrido previamente un infarto de miocardio.
Los pacientes con enfermedad renal crónica tienen mayores tasas de muerte por enfermedad cardíaca, después de un infarto, que la población general, lo que pone de relieve el valor potencial de la prevención de eventos coronarios a través de tratamiento farmacológico, y cambios en el estilo de vida en esta población. De hecho, la tasa de muerte por enfermedad cardiaca entre las personas con enfermedad renal crónica fue similar, o superior, a la tasa de mortalidad entre las personas con diabetes.
El estudio, publicado en The Lancet, examinó los registros de casi 1,3 millones de pacientes en Canadá, comparando la incidencia de insuficiencia cardiaca y muerte en pacientes con enfermedad renal crónica, diabetes, que habían sufrido un infarto de miocardio previo, o una combinación de estos factores de riesgo. Los investigadores observaron que las personas con enfermedad renal crónica,  diabetes, o ambas, experimentan un riesgo coronario comparable al de las personas que han sufrido un infarto, lo cual sugiere que la enfermedad renal podría ser un marcador de pronóstico útil de enfermedad coronaria.
Los hallazgos indican que los pacientes con enfermedad renal crónica identificados por tener un riesgo equivalente al de aquellos con una enfermedad coronaria, podrían beneficiarse de un tratamiento específico, por ejemplo, con fármacos como las estatinas, que reducen el riesgo de eventos coronarios, debido a sus efectos en la reducción de lípidos en el torrente sanguíneo.
En un documento que acompaña al estudio, George Bakris, de la Universidad de Chicago, pide prudencia en la interpretación de los resultados. Barkis sugiere que, si bien el estudio muestra resultados relevantes, la falta de información sobre la medicación, y otros factores, como la presión arterial, puede significar que los resultados no están necesariamente bien definidos para la clasificación de la enfermedad renal crónica como un equivalente de riesgo de enfermedad coronaria.
Sin embargo, incluso si nuevos análisis no apoyaran la clasificación de la enfermedad renal crónica como un equivalente de riesgo de enfermedad coronaria, este trabajo aún posee importantes implicaciones para las estrategias de prevención de enfermedades coronarias.
**AGENCIAS

Los avances en diagnóstico molecular permiten personalizar las terapias oncológicas y adaptarlas a las necesidades de cada paciente


En los últimos años, se ha llevado a cabo un importante avance en el diagnóstico molecular del cáncer que ha permitido evolucionar hacia las terapias oncológicas personalizadas y adaptadas a las necesidades de cada paciente. Por esta razón, el I Congreso Internacional ‘Patología en el Siglo XXI: desde el diagnóstico molecular a la terapia personalizada del cáncer’, organizado por el MD Anderson Cancer Center Madrid, The University of Texas MD Anderson Cancer Center de Houston y la Fundación Ramón Areces, busca profundizar en el conocimiento de la Patología como práctica clínica habitual para el diagnóstico oncológico.

Cerca de 200 especialistas internacionales en patología, biología molecular, oncología médica y cirugía, se reúnen estos días en Madrid, en el primer congreso de estas características que se celebra en Europa, con el fin de debatir los últimos avances que se han producido en las tecnologías de diagnóstico molecular y la aparición de nuevas terapias dirigidas. El encuentro contará con la participación del presidente de la Asociación Americana y Canadiense de Patología, el Dr. Gregg Fuller, y el vicepresidente de Global Academic Programs del MD Anderson Cancer Center de Houston, el Dr. Oliver Bogler, entre otros.

En los últimos tiempos, los principales avances producidos en anatomía patológica han llevado a la utilización de las técnicas de patología molecular para mejorar la precisión del diagnóstico de cáncer, hasta el punto de lograr detallar, en muchos casos, la predicción de la respuesta de un paciente a las terapias disponibles y profundizar en el conocimiento de nuevos marcadores de riesgo y de pronóstico.

“Sin duda, la consecución de las terapias personalizadas depende plenamente del  desarrollo del diagnóstico molecular ya que, si no hay identificación de un biomarcador, no se puede asignar un tratamiento a un paciente”, explica el Dr. Juan F. García, jefe del Departamento de de Anatomía Patológica del MD Anderson Cancer Center Madrid y uno de los directores del programa junto a los doctores Bogdan Czerniak, Víctor Prieto y Patricia Troncoso, de The University of Texas MD Anderson Cancer Center de Houston.

En cuanto al descubrimiento de nuevos marcadores o dianas terapéuticas, ejemplos relevantes han sido los EDFR, HER2, VEFGR, BRAS, KRAS, PI3CA en muchas neoplasias, además de otros genes con alteraciones genéticas específicas en cada tumor y en cada individuo “y que, por tanto, permiten un tratamiento más personalizado de cada caso”, indica el Dr. García.

El congreso, que se inicia hoy, hará también un repaso a todos los avances en patología que se han logrado en los últimos tiempos en materia de cáncer de mama, ginecológico y genitourinario, gastrointestinal, del sistema nervioso central, de pulmón, sarcomas y melanomas. “Por esta razón, hemos seleccionado a los principales expertos de cada una de las especialidades procedentes del MD Anderson y de otros centros punteros, con el objetivo de presentar un programa de gran profundidad sobre el diagnóstico molecular del cáncer”, comenta el especialista.

Además, el encuentro también incluye un seminario de casos, donde los asistentes también participarán en sesiones prácticas sobre técnicas moleculares, que permitirán la discusión y el debate en directo. A lo largo de las jornadas, los especialistas también tendrán la posibilidad de analizar las líneas de investigación en patología que previsiblemente centrarán este campo durante los próximos años. Entre ellas, el Dr. García señala la incorporación de nuevas infraestructuras, el establecimiento de bases de datos clínicas compartidas de información genómica y las pruebas de biomarcadores múltiples, como las que más proyección prometen.


Secuenciación masiva de última generación
Las técnicas de secuenciación de ADN para la investigación y el diagnóstico de casos oncológicos han permitido conocer mejor el genoma humano e identificar alteraciones en el ADN (como mutaciones, reordenamientos, amplificaciones…), que son empleados para el diagnóstico de los distintos tipos de cáncer y como dianas terapéuticas.

Sin embargo, “en los últimos años, estas técnicas han evolucionado para permitir un análisis masivo, derivando en la secuenciación masiva de última generación, que incorpora procedimientos químicos novedosos y tecnología de nanoconductores”, analiza el especialista del MD Anderson Cancer Center Madrid

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