El suicidio sigue siendo la primera causa de muerte no natural en nuestro país. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2021 se produjeron 4.003 fallecimientos por suicidio, un 1,6% más
que en 2020.
El próximo 10 de septiembre se
conmemora el Día
Mundial para la Prevención del Suicidio, al que
Lundbeck se suma de forma activa con el lanzamiento de la segunda edición de la
campaña #StopSuicidios en redes sociales. En esta ocasión, cuenta con la colaboración del
doctor Víctor Pérez Sola, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del
Mar de Barcelona, la doctora Alba
Babot, especialista en Medicina Familiar y
Comunitaria en el Área Básica de Salud de La Garriga (Barcelona), y Cecília Borràs, psicóloga y
presidenta de “Después del Suicidio - Asociación de Supervivientes” (DSAS).
La iniciativa pone el foco en tres ejes principales: la identificación de los factores de
riesgo de suicidio, las principales señales de alarma, y las pautas de
actuación que cualquiera debería conocer y tener
presentes si se encuentra ante un caso de riesgo. En los próximos días, desde los
perfiles de Lundbeck en instagram, X (antes twitter) y linkedin, y los de rethinkdepression -facebook y X- se compartirá información y mensajes avalados por profesionales de la salud
colaboradores de la campaña con el fin de contribuir a la prevención del
suicidio.
Como explica el Dr. Pérez Sola, “los principales factores de riesgo de suicidio son haber realizado una tentativa previa y tener una enfermedad mental como la depresión, la que más se relaciona con la conducta suicida, si bien la anorexia, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y el trastorno límite de personalidad son las enfermedades mentales con mayor riesgo de suicidio. Tras estos factores, los que más pesan son los sociales, especialmente, la relación con la soledad no deseada en mayores, pero también en jóvenes. Posteriormente, están los factores sociales estresantes, como el bullying en jóvenes y las enfermedades crónicas e incapacitantes en los mayores. Estos factores son especialmente de riesgo en las personas que usan sustancias adictivas, la más frecuente, el alcohol”.
Tal y como recuerda la Dra. Babot, “los hombres
cometen más suicidio que las mujeres, pero estas realizan más tentativas, al igual
que sucede en mayores frente a jóvenes. Entre la juventud hay que tener en
cuenta las redes sociales, por el aislamiento y el factor imitación que
provocan, así como el consumo de sustancias, el hecho de que tengan un menor
control de impulsos y unas personalidades que aún se están formando, por lo que
pueden no contar con las herramientas necesarias para gestionar ciertas
emociones”.
Ante una situación de riesgo de suicidio, donde está
en juego la vida de una persona, Cecília
Borràs recomienda “conservar la calma, evitando
una actitud de super-reacción que banalice, culpabilice o invalide lo
que siente y nos diga la persona en riesgo. A continuación, llamar a
emergencias para que reciba atención profesional, ya que nos preocupa
su bienestar y necesita ayuda. Mientras tanto, mantener a la persona
alejada de cualquier peligro, escuchando sin juzgar nunca sus razones por
las que se siente desesperada, y ayudando a conectar con alguien de soporte y
vinculación, como familiares, amigos y médicos”.
Para
Susana Gómez-Lus, directora del
departamento médico de Lundbeck Iberia, “la prevención del suicidio
forma parte de nuestro compromiso social con la salud de cerebro. Queda mucho
por hacer y es necesario que se haga, porque se trata de un asunto de salud
pública prioritario. Desde el convencimiento de que la educación y
concienciación social son vitales para avanzar en este camino, aportamos
nuestro granito de arena con una nueva edición de la campaña #StopSuicicidios”.
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