El láser de holmium se ha convertido en la terapia más efectiva para abordar la hiperplasia benigna de próstata, una patología que consiste en el agrandamiento no tumoral de este órgano y que afecta a la mitad de los varones a partir de los 50 años y a un 80% de los individuos de 80 años o más, según datos de la Asociación Española de Urología (AEU).
En concreto, los últimos estudios internacionales publicados a lo largo de este verano sitúan al láser de holmium como el tratamiento con mejores resultados y más ventajas para el paciente, por encima de otras terapias como la resección transuretral de la próstata. Así, un amplio estudio publicado en julio por la revista PLoS One y realizado a partir del estudio de 855 pacientes concluye que, si bien no hay diferencias relevantes en lo que se refiere a las complicaciones, el láser de holmium “es preferible a la resección transuretral respecto al efecto curativo, presenta una menor tasa de transfusión sanguínea y un tiempo de ingreso hospitalario más corto”.
En cuanto al dolor en el postoperatorio, otro trabajo publicado en la misma revista, dirigido por el profesor Kim, del Centro Nacional de Cáncer de Corea del Sur, revela que el uso de láser de holmium se traduce en menores tasas de dolor en la zona genitourinaria y de síntomas del bajo tracto urinario (incontinencia, urgencia miccional, enuresis nocturna) respecto a otras técnicas empleadas para tratar la hiperplasia benigna de próstata.
Esta técnica consigue también ventajas sustanciales en otro aspecto que preocupa enormemente a los pacientes: el posible deterioro de la función sexual tras la intervención. En este sentido otro estudio publicado también este verano en la revista Asian Journal of Andrology concluye que la enucleación de la próstata con láser de holmium “no influye en la función sexual de los pacientes, incluyendo la capacidad de obtener erecciones”. Muy al contrario, la satisfacción sexual aumenta a medida que, gracias a la intervención, desaparecen los síntomas de la enfermedad.
Los doctores José Manuel de la Morena, José Manuel Duarte y Javier Romero Otero, especialistas en urología de la Clínica La Luz y coordinadores de este encuentro científico, explican que cuando la hiperplasia no se puede controlar con medicación y alcanza un tamaño de 60 centímetros cúbicos, el problema se ha venido abordando hasta ahora utilizando el procedimiento de la resección transuretral de próstata (RTUp), que consiste en extirpar poco a poco el adenoma prostático a través de la uretra sin incisiones. Cuando el adenoma es mayor de 60 centímetros cúbicos se solía utilizar cirugía abierta, pues no se puede extraer todo el tejido a través de la uretra. Aunque es la técnica más agresiva, “era también la que conseguía desobstruir más al paciente, pues permite extraer la totalidad del adenoma prostático”, explica el doctor Romero.
No obstante, con la llegada de los láseres los urólogos consiguen resecar más tejido a través de la uretra, con menos complicaciones para el paciente. Es el caso, por ejemplo, del láser verde, que es una opción válida en pacientes seleccionados con tamaño prostático no muy grande.
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