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13 March 2025

14 M( Día Mundial del Sueño ): Menos del 50% de la población española duerme las horas recomendadas

 

  • Uno de cada tres adultos españoles se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador.
  • El 70% de los niños mayores de 11 años no duermen el número adecuado de horas.
  • Solo un 33% de las mujeres españolas duermen, entre semana, al menos 7 horas.
  • Más de 4 millones de españoles padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave.
  • Más del 50% de los mayores de 65 años padecen algún trastorno del sueño.

 Mañana, 14 de marzo, se conmemora el Día Mundial del Sueño y este año, con el lema ‘Haz de la salud del sueño una prioridad’, se busca concienciar sobre la importancia de fomentar hábitos positivos y realizar cambios en nuestros patrones de sueño con el objetivo de lograr un mejor descanso para mejorar nuestra salud y calidad de vida.
 
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), un 48% de la población adulta no tiene sueño de calidad y el 54% de la población adulta española duerme menos de las horas recomendadas. Además, uno de cada tres adultos españoles se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador. Por otra parte, en el caso de los niños y adolescentes, la SEN calcula que el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad y que solo el 30% de los niños mayores de 11 años duermen el número adecuado de horas.
 
“Menos del 5% de la población se podría catalogar dentro de lo que denominamos ‘dormidor corto’, es decir, personas a las que les basta dormir entre 5 y 6 horas para encontrarse bien y descansados. Pero para el resto de la población, la duración adecuada del sueño tiene que ser mayor: por lo general, los adultos deben destinar al sueño entre 7 y 9 horas diarias, los niños mayores de 2 años más de 10 horas, y los adolescentes y adultos jóvenes, al menos 8”, comenta la Dra. Celia García Malo, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología. “Porque si nuestro sueño no tiene una duración adecuada, se verá afectada nuestra salud. A corto plazo, experimentaremos problemas de capacidad de atención, de productividad y, la sensación de sentirnos cansados y somnolientos durante el día, también hará que estemos más irritables y con peor estado de ánimo. El sueño insuficiente también supone un mayor riesgo de accidentes laborales y de circulación, ya que por ejemplo se estima que está detrás del 30% de los accidentes de tráfico en España. Pero además, a largo plazo, esta falta de sueño se traduce en un mayor riesgo de padecer muchos tipos de enfermedades, algunas potencialmente graves y discapacitantes”.
 
Son numerosos los estudios que apuntan a que dormir poco, a largo plazo, aumenta de forma muy significativa el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes, la hipertensión o problemas de colesterol y triglicéridos, lo que a su vez incrementa el riesgo de padecer algún tipo de enfermedad vascular (como ictus o infartos de miocardio) o enfermedades neurodegenerativas (como la enfermedad de Alzheimer). Por otra parte, la falta de sueño también aumenta el riesgo de sufrir trastornos mentales graves (como la depresión) y un sueño insuficiente también se ha vinculado a una mayor incidencia de algunos tipos de cáncer, como el del colon, mama o próstata.
 
“Pero además de la duración, para que un sueño sea de buena calidad, también debe de ser regular, acorde con nuestro ritmo circadiano o reloj biológico; y continuo, es decir, sin fragmentación y cumpliendo con todas sus fases (sueño ligero, sueño profundo y sueño REM). Por lo tanto, cuando nuestro sueño no tiene una duración adecuada, cuando los horarios de sueño varían en exceso, o nos despertamos frecuentemente, ya no estamos descansando adecuadamente”, señala la Dra. Celia García Malo. “El marcador más importante acerca de cómo es la calidad de nuestro sueño no tiene que depender de lo que nos diga ningún tipo de dispositivo electrónico de monitorización. Conocer si tenemos un sueño de calidad y suficiente significa sentirnos satisfechos y descansados a la mañana siguiente, con energía y bienestar para afrontar nuestra actividad. Y todas las personas pueden hacer esta breve reflexión acerca de su descanso porque el sueño y el descanso tienen un papel central en nuestra salud: debemos priorizarlo, tal como recomienda con su lema este año la World Sleep Society”.
 
Desde la SEN recuerdan que priorizar el descanso e incorporar buenos hábitos de sueño supone un impacto positivo para nuestra salud global. Sabemos que llevar una vida saludable, realizando ejercicio de forma regular y evitando las comidas copiosas, el alcohol, el tabaco o drogas que puedan alterar nuestro sueño, es crucial. Es importante también tratar de mejorar nuestros niveles de estrés y evitar aquellos elementos que pueden sobreexcitarnos antes de ir dormir, como puede ser el uso de móviles u ordenadores. Y, por otra parte, también es importante tratar de adecuar el entorno en el que dormimos para que sea confortable, silencioso y oscuro.
 
Aunque personas de todas las edades y sexos pueden tener problemas de sueño, los distintos estudios que se han realizado en España coinciden en afirmar que son más frecuentes en adolescentes y jóvenes, en mujeres, y en adultos mayores. Por ejemplo, un estudio reciente realizado por la SEN sobre los hábitos de sueño de los jóvenes españoles señalaba que más del 60% se quita horas de sueño de forma voluntaria para realizar actividades de ocio o de interés personal o que más del 80% utiliza dispositivos con pantalla en la cama antes de dormirse. Otros estudios apuntan a que solo un 33% de las mujeres españolas duermen, entre semana, al menos 7 horas; o que más del 50% de los mayores de 65 años padecen algún trastorno del sueño, bien por los cambios fisiológicos que se producen por la edad, así como por las alteraciones relacionadas con ciertas enfermedades o por sus tratamientos.
 
“Los buenos hábitos de sueño pueden servir para mejorar la calidad del descanso en muchos casos, pero también son muchas las personas que conviven con enfermedades que interfieren en el sueño. Además de múltiples enfermedades cuya sintomatología interfiere con un buen descanso, existen cerca de 100 trastornos primarios del sueño, que en muchos casos no están diagnosticados”, comenta la Dra. Celia García Malo. “Estimamos que en España existen trastornos del sueño que sólo se han diagnosticado al 10% de las personas que realmente los padecen y que menos de un tercio de las personas con trastornos del sueño buscan ayuda profesional. Por lo tanto es importante señalar que no se debe normalizar dormir mal o dormir poco. Si una persona presenta cualquier alteración del sueño, incluidos problemas de insomnio, debe consultar con su médico”.
 
Según datos de la SEN, más de 4 millones de españoles padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave. El insomnio, la apnea obstructiva del sueño, trastornos del ritmo circadiano, el síndrome de piernas inquietas, las parasomnias NREM, el trastorno de conducta durante el sueño REM, la narcolepsia o la hipersomnia idiopática, son los trastornos del sueño más habituales entre la población española.
 
“Dentro de la evaluación global de los trastornos del sueño, las sociedades científicas estamos promoviendo cada día más la creación de unidades multidisciplinares de sueño, que permitan brindar una atención completa a las personas que presentan estas enfermedades. Así que el primer paso es consultar, por supuesto evitar automedicarse. Muchos remedios para mejorar el sueño, incluso vendidos sin receta en las farmacias, no resultan curativos y favorecen que la persona con problema de sueño se autorresposabilice de ponerle remedio por su cuenta, sin contar con los profesionales indicados. Este hecho supone una gran carga mental y es fuente de preocupación para nuestros pacientes. El paciente que presenta un trastorno de sueño, ya sea insomnio, apnea del sueño, ronquidos, síndrome de piernas inquietas o somnolencia excesiva, merece una atención médica rigurosa, como en tantas otras patologías, que permitan diagnosticar correctamente y poder ofrecer tratamientos basados en la evidencia científica”, explica la Dra. Celia García Malo.
 
“Finalmente me gustaría señalar que, en gran medida por nuestro actual estilo de vida (trabajos sedentarios, en interiores, con poca exposición a la luz solar, estrés, tecnología, etc.) nuestro descanso se ve comprometido. Por ello, tomar conciencia sobre la importancia del mismo es indispensable. Esto implica cuidar nuestro descanso y consultar cuando percibimos que algo no va bien. En los problemas de sueño, la demora en la atención médica puede complicar algunas patologías, y podemos encontrar después pacientes crónicos, cuyos tratamientos resultan a veces más complejos. Esto es algo que se ve mucho en pacientes que sufren insomnio. Cuanto más tiempo lleve la persona durmiendo mal, más tiempo toma volver a “resetear” el sueño y salir del bucle que lo cronifica”, concluye la Dra. Celia García Malo.

14 March 2019

15 de marzo, Día Mundial del Sueño : Hasta el 15% de los niños menores de 7 años tienen apnea del sueño

El síndrome de apnea-hipopnea de sueño (SAHS) afecta al 10% de los niños, porcentaje que se eleva al 15% en los menores de siete años, según cifras de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), que esta semana participa en el III Congreso Iberoamericano SAOS que se celebra en Madrid. Durante el mismo se harán cirugías en directo y se actualizarán los resultados en niños de la prueba que a día de hoy permite a los otorrinolaringólogos conocer el punto exacto de origen del SAOS, la endoscopia del sueño o somnoscopia (DISE). Desde la SEORL-CCC, con motivo del Día Mundial del Sueño que tiene lugar el 15 de marzo, se recuerda la importancia de prestar atención al descanso de los menores pues, si no tienen un sueño reparador o roncan, pueden esconder detrás patologías como la apnea del sueño.

Según datos de la Asociación Española de Pediatría, entre un 25 y un 30% de los niños menores de cinco años presenta problemas o alteraciones del sueño, entre ellas el síndrome de apnea-hipopnea del sueño. “Sin embargo, muchos están sin diagnosticar porque se llega asumir que el niño duerme mal o incluso porque muchas veces los signos de sospecha, como la irritabilidad, se confunden con otras enfermedades como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Algunos niños que se muestran irritados o inquietos durante el día están así por no tener un sueño reparador”, advierte el doctor Guillermo Plaza, director del III Congreso Iberoamericano SAOS y presidente de Reuniones y Congresos de la SEORL-CCC.

Si se observa que durante el descanso de los niños hay pausas de respiración de más de 10 segundos de duración y, como consecuencia de ellas, el niño se despierta varias veces–, “es posible que se esté ante un caso de síndrome de apnea del sueño, aunque la manifestación más clara son los ronquidos”, sostiene el doctor Plaza. “Además, pueden aparecer irritabilidad, falta de descanso, interrupción en el crecimiento, trastornos del aprendizaje y, en ocasiones, complicaciones cardiovasculares”, subraya. Los principales factores de riesgo que les predisponen a sufrir este síndrome son la hipertrofia adenoidea y amigdalar, las malformaciones craneofaciales, el Síndrome de Down y la obesidad.

Tratamiento de primera línea
El tratamiento de primera línea en los casos de síndrome de apnea -hipopnea de sueño infantil es la adeno-amigdalectomía, “que es la intervención que nos permite extirpar las amígdalas y las vegetaciones adenoideas”, explica el doctor Plaza. Además, en el caso de niños obesos, “se indicará siempre la pérdida de peso pues está comprobado que esta reducción mejora los síntomas de la enfermedad”, apunta. En este sentido, el otorrinolaringólogo es el especialista que se ocupará del diagnóstico, tratamiento y rehabilitación del paciente con síndrome de apnea del sueño gracias a sus conocimientos y habilidades adquiridos sobre la cavidad oral y la faringe.

Por otro lado, en los casos dudosos se empleará una somnoscopia o endoscopia del sueño (DISE). “Se trata de una prueba diagnóstica que nos permite conocer el punto exacto de la faringe en el que se produce la obstrucción causante de la apnea del sueño y del ronquido”, indica el doctor Plaza. De esta manera, a través de un fibroscopio el otorrinolaringólogo puede determinar, además del diagnóstico, el tratamiento más adecuado a cada caso. Un estudio realizado por otorrinolaringólogos españoles y publicado el pasado mes en   International Journal of Pediatric Otorhinolaryngology  concluye que la cirugía dirigida por DISE para niños sanos con síndrome de apnea obstructiva del sueño persistente es una técnica útil y segura para decidir una estrategia terapéutica y obtener buenos resultados objetivos y subjetivos con respecto a la resolución de la patología.

III Congreso Iberoamericano SAOS
El III Congreso Iberoamericano SAOS, que coincide con el VI Curso sobre Cirugía SAOS, reúne a más de 150 expertos nacionales e internacionales en apnea del sueño. Así cuenta con la presencia del doctor Peter M Baptista, quien fue el primero en realizar cirugía robótica transoral Da Vinci e implante de estimulación de nervio hipogloso para el tratamiento del SAOS. Además, está el doctor Carlos O’Connor, pionero en la implantación de nuevos procedimientos terapéuticos para trastornos respiratorios del sueño en España.

El principal objetivo de este congreso es definir los criterios diagnósticos de esta enfermedad, especialmente al incorporar la somnoscopia (DISE) para determinar el nivel o niveles que causan la obstrucción de la vía aérea superior de los pacientes. Además, “se revisarán las principales técnicas quirúrgicas que se han desarrollado últimamente, y discutiremos sus indicaciones y resultados”, concluye el doctor Plaza.

17 March 2016

Entre un 20 y un 48% de la población adulta española sufre dificultad para iniciar o mantener el sueño

Mañana, 18 de marzo, es el Día Mundial del Sueño, una fecha que este año está dedicada a inculcar sobre la importancia de tener una buena calidad de sueño. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que entre un 20 y un 48% de la población adulta sufre en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño y que en al menos un 10% de los casos es debido a algún trastorno de sueño crónico y grave, una cifra que incluso podría ser mayor por el alto número de pacientes que no están diagnosticados. Y es que, aunque muchos trastornos del sueño son tratables o prevenibles, menos de un tercio de los pacientes buscan ayuda profesional.

Pero, ¿qué es tener una buena calidad de sueño? “Hay tres aspectos básicos para determinar si una persona tiene una buena calidad de sueño: la duración, la continuidad y la profundidad. Es decir, si el tiempo dedicado a dormir no es suficiente para sentirnos descansados al día siguiente, si hay interrupciones en nuestros ciclos de sueño, o nuestro sueño no es lo suficientemente profundo para considerarlo restaurador, es que no tenemos una buena calidad de sueño y, por lo tanto es el momento de visitar a un profesional”, explica el Dr. Hernando Pérez Díaz, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología.

“El sueño es un proceso fisiológico de vital importancia para la salud integral de los seres humanos, para la supervivencia del individuo y para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Si no conseguimos dormir bien se reduce la calidad de vida, aumenta el riesgo de hipertensión y, por tanto, de sufrir un accidente cerebrovascular, y se pueden agravar otras enfermedades que parezcamos. Pero además nuestras funciones cognitivas se ven afectadas: baja la concentración y la capacidad de atención, el tiempo de reacción aumenta, se pueden producir fallos de memoria, cambios bruscos de humor y alteraciones en el proceso de toma de decisiones, problemas de aprendizaje, etc. Por lo tanto, tener una buena calidad de sueño es fundamental”, señala el Dr. Hernando Pérez.

Las condiciones ambientales que nos rodean a la hora de dormir como puede ser la temperatura de la estancia, el ruido o la luz pueden desempeñar un papel significativo a la hora de tener una buena calidad de sueño. Recientemente un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford  de EE.UU. señalaba que el alumbrado nocturno de las calles, y especialmente el de las grandes ciudades, podía interferir en nuestro sueño y provocar que nuestro descanso no sea suficientemente reparador. Pero también lo son otros condicionantes como la comodidad de la cama, la ingesta de ciertos alimentos o bebidas o el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarnos.

No obstante, independientemente de estos factores que pueden interferir en nuestra calidad de sueño y que pueden ser modificables, existe un alto porcentaje de la población que padece algún tipo de trastorno del sueño. Dentro de ellos, el insomnio es el más frecuente: el 25-35% de la población adulta padece insomnio transitorio y entre un 10 y un 15% -lo que supone más de cuatro millones de adultos españoles- sufre de insomnio crónico.

Tras el insomnio, los trastornos del sueño más comunes son el síndrome de apneas-hipopneas del sueño y el síndrome de las piernas inquietas. El síndrome de las piernas inquietas afecta aproximadamente a un 5% de la población, siendo las personas mayores de 50 años las más propensas a sufrirlo; mientras que el síndrome de la apnea del sueño afecta  a un 2-4% de la población, principalmente a varones adultos con sobrepeso y a mujeres que han pasado la menopausia. La SEN estima que el 90% de los pacientes con apnea del sueño o con síndrome de las piernas inquietas no están diagnosticados. 

El 18 de marzo también es el Día Europeo de la Narcolepsia
Aunque no es tan prevalente, al menos unas 25.000 personas padecen en España otro trastorno del sueño que el 18 de marzo también se conmemora en Europa como su día: la narcolepsia.

Caracterizado porque su síntoma más incapacitante es la somnolencia excesiva diurna, la SEN estima que entre el 60% y el 80% de los pacientes con narcolepsia están sin diagnosticar y que incluso, en algunos casos, no se detecta hasta los 10 años de haber comenzado a tener los primeros síntomas, por lo que su incidencia podría ser mayor.

“Avanzar en la identificación temprana de narcolepsia, pero en general de cualquier trastorno del sueño es indispensable para una mejor gestión y seguimiento de estos pacientes, así como para mejorar su calidad de vida. Esta necesidad se hace aún más importante en los niños pequeños, en adolescentes y en personas que comienzan a integrase laboralmente, por las consecuencias que estas  enfermedades tienen en ellos”, destaca el Dr. Hernando Pérez. “Lo primordial es que los pacientes o sus familiares sean conscientes de que no se está descansando de forma adecuada y que acudan a un especialista”.  


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