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19 February 2015

El abuso de ‘dietas milagro’ al inicio de año está aumentando los problemas de pérdida de cabello según la Clínica Salagaray

 Tras los excesos de diciembre, muchas personas acuden a las “dietas milagro” para quitarse los kilos que han acumulado, pero “uno de los efectos secundarios que tienen es la pérdida de cabello. Sobre todo, con las dietas muy bajas en calorías”, explica Víctor Salagaray, especialista y pionero en la investigación y el tratamiento de los problemas del cabello.

Cualquier profesional de la Medicina que sea riguroso desaconseja las dietas milagro, pero muchos hombres y mujeres se dejan tentar por la posibilidad de disminuir varias tallas con rapidez”, recuerda el responsable de Clínica Salagaray. “Con las dietas se pierden minerales, vitaminas y oligoelementos esenciales, y eso tiene repercusión en el cabello, que se debilita. Es necesario acudir a un experto que prescriba un tratamiento adecuado”.

De hecho, la pérdida de cabello se acelera debido a malos hábitos alimenticios, sin necesidad de acudir a dietas, y se vuelve especialmente grave ante problemas como la anorexia, que sigue aumentando.

Ante esa situación, el doctor Salagaray recuerda que “la única dieta milagrosa resulta de una combinación adecuada de alimentos, a lo que hay que añadir la realización de ejercicio moderado. En cambio, tomar complementos de vitaminas u otros suplementos alimenticios sin indicación médica puede generar efectos secundarios nocivos sobre el pelo: el consumo excesivo de vitamina A o de selenio pueden provocar la pérdida del cabello”.

Es necesario preparar el pelo antes de abordar una dieta. La mayor parte de los regímenes para adelgazar eliminan el consumo de grasas pero éstas contienen micronutrientes que son esenciales para la salud del cabello. Antes de programar una dieta, es necesario tener claro en qué micronutrientes se bajará el consumo para incorporarlos, bien a través de complementos alimenticios o de otros alimentos sustitutivos, complementos que no entorpecen el efecto de la dieta. Una vez terminada ésta, es necesario incorporar estos nutrientes a la dieta habitual.  


7 minerales para evitar la caída del cabello
Minerales como el azufre, cobre, hierro, magnesio, silicio, yodo y zinc, junto a las vitaminas A, B6 y B12, proteínas, biotina y ácido fólico son los nutrientes más comunes que deben incluirse en la dieta saludable para lograr un cabello fuerte y con un buen aspecto y el cuero cabelludo sano. Una dieta que hay que completar con agua abundante para favorecer la hidratación, no sólo del pelo sino de todo el organismo.



Se encuentra en
Importante para
Azufre
carnes blancas, hígado, huevo, verduras, frutas y almendras.
fortalecer el pelo débil y quebradizo. Favorece la síntesis de la queratina y el colágeno.

Cobre
mariscos, espinacas y nueces.
sintetizar la melanina del pelo.
Hierro
carnes rojas, verduras y espinacas.
la oxigenación del cuero cabelludo y la pigmentación del cabello.

Magnesio
Espinacas, trigo, almendras, plátano, castañas y dátiles.
ayudar en los procesos metabólicos. Activa las reacciones enzimáticas importantes para la salud del cabello.
Sales minerales
espinacas, pan integral, cereales y frutos secos.
garantizan la buena calidad y la fortaleza del cabello.
Selenio
Pescados.
combatir los radicales libres.
Yodo
Sal yodada.
prevenir posibles enfermedades de la glándula tiroides, como el hipotiroidismo (que puede generar un pelo áspero, seco y provocar su pérdida). Las hormonas tiroideas intervienen en la actividad de los folículos pilosos.
Zinc
Mariscos, pescados y carnes -preferiblemente asadas-, huevos, levadura de cerveza, germen de trigo, higos, espárragos, berenjenas y apio.
el crecimiento del cabello. Estimula la reproducción celular y la reparación del tejido del cabello. Es muy bueno para cabellos con una textura fina y sin brillo.

Los cereales, nueces, granos enteros, la naranja y el trigo proporcionan al organismo el ácido fólico que, junto con la biotina, ayuda en las actividades metabólicas de los tejidos con células que se multiplican con rapidez, como el pelo, la piel y las uñas.

También hay otros alimentos menores pero importantes, como los piñones, que mantienen el pelo joven porque contienen resveratrol.

Hay que combinar todos estos alimentos en una cantidad adecuada, sin excesos, a lo largo de la semana, sin abusar de las proteínas y basando la dieta en muchas verduras y frutas. Respecto a los macronutrientes, conviene guardar un equilibrio: un 50% hidratos de carbono, 35% lípidos y 15% proteínas.

Cinco vitaminas clave 
·         Vitamina A: se encuentra en los huevos, hígado, verduras en general, leche y aceite de oliva. Fortalece el cabello, estimula su crecimiento y ayuda a regenerar los tejidos, como el cuero cabelludo. Es especialmente buena para los cabellos secos.

o   La vitamina A también tiene propiedades antioxidantes y actúa contra el envejecimiento de la piel. Es muy importante para la producción de sebo, que lubrica el folículo piloso, y para prevenir problemas como la caspa, la deshidratación del cabello o la pérdida de pelo.

·         Vitaminas del complejo B (B6 y B12): pescado, carne vacuna y porcina, hígado, pollo, soja, huevos, legumbres, frutos secos, cereales integrales (muy importantes en la resistencia de la insulina, hormona relacionada también con la calvicie masculina), levadura de cerveza (es el nutriente natural que brinda más vitaminas del complejo B, una cantidad considerable de aminoácidos esenciales y otros minerales, el fósforo entre ellos).

·         Vitamina B: es necesaria para producir hemoglobina en la sangre, fundamental para hacer llegar oxígeno desde los pulmones hacia a los tejidos del cuerpo, incluyendo el cabello. Hay que mantener un elevado nivel de hemoglobina para prevenir o curar la pérdida de cabello. Se encuentra en las judías verdes, vísceras de animales, levadura de cerveza, las yemas de huevo y los cereales integrales.

o   Vitamina B3 (ácido nicotínico): estimula el crecimiento del cabello y aumenta la circulación sanguínea.
o   Vitamina B5 (pantenol): impide la caída del pelo y ayuda a evitar la pérdida de la coloración capilar.
o   Vitamina B6: es importante en la prevención de la caída de cabello y produce melanina, que da el color al cabello.
o   Vitamina B8 (biotina): su deficiencia es una de las principales causas de la calvicie. Además, interviene en la producción de queratina, que aporta brillo al cabello.
o   Vitamina B12: su carencia puede provocar sequedad del pelo, la aparición de canas o una caída más abundante.

·         Vitamina C: es el nutriente principal para la producción del colágeno, parte esencial de la fibra del cabello. La falta de esta vitamina puede ocasionar que el cabello se rompa y se debilite. Se encuentra en el kiwi, los cítricos, mango, fresas, melón, hortalizas verdes y pimientos rojos.

·         Vitamina E: tonifica el cuero cabelludo y ayuda a la absorción de oxígeno, con lo que aumenta la renovación y el crecimiento del cabello. Se encuentra en los frutos secos, huevos, verduras (espinacas y brócoli), la soja y en el germen de trigo.

·         Vitamina D: ayuda a absorber el calcio y es indispensable para la salud de la piel y, con ella, de las uñas y el cabello. Se encuentra de forma natural, básicamente, en los pescados azules.

Alimentos desaconsejables
Hay una serie de alimentos de los que conviene prescindir en la dieta saludable o, al menos, reducir al máximo. En este sentido, resultan desaconsejables, tanto por contribuir a la caída del cabello como por otros daños para el organismo: el exceso de grasas y embutidos, de chocolate, helados y el abuso de alimentos fritos. El alcohol y el café también son enemigos de la dieta saludable.

Por su parte, el estrés provoca una mayor atracción hacia los alimentos ricos en azúcar, como los carbohidratos, tanto dulces como los salados, con un alto contenido glicémico, cuyo exceso también contribuye a la caída del cabello.


20 July 2010

Expertos alertan de los efectos adversos de las dietas milagro, cuyo uso aumenta en los meses de verano‏


Durante los meses de verano, aumenta de forma alarmante la práctica de dietas "milagrosas", que, además de producir el indeseable efecto yo-yo, debido a que mediante éstas se pierde masa corporal magra, en vez de masa grasa, pueden tener consecuencias nocivas para la salud. "Se trata de dietas no equilibradas que, además de tener un efecto yo-yo por el que en un breve periodo de tiempo se recupera el peso corporal por encima del peso inicial, pueden causar problemas sobre el metabolismo, la función renal, ocasionan deficiencias vitamínicas, caída del cabello, entre otros efectos nocivos", explica el doctor Javier Salvador, jefe del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universitaria de Navarra y presidente electo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Ante esta situación, los expertos hacen hincapié en el papel que debe jugar el endocrinólogo en los procesos de pérdida de peso. En palabras del doctor Miguel Ángel Rubio, coordinador de la Unidad de Obesidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y secretario de la SEEN, "la obesidad es un problema crónico que implica un cambio del estilo de vida programado y progresivo a largo plazo, para el que no existen curas o remedios milagrosos. Se asocia al desarrollo de enfermedades concomitantes, de forma que sólo los endocrinólogos están capacitados para realizar un análisis completo del contexto de la obesidad, de si existen alteraciones hormonales que la provoquen, las comorbilidades que puede tener asociadas y el tratamiento más oportuno".
"Se debe diagnosticar si el paciente tiene riesgo de hipertensión arterial, diabetes, hiperuricemia, síndrome metabólico, hígado graso, apneas del sueño, etc.", añade el doctor Rubio. "La información nutricional y de actividad física para una vida sana se puede propugnar desde las administraciones sanitarias o desde diversos colectivos de la comunidad sanitaria, como farmacéuticos, educadores sanitarios, enfermeros, dietistas, nutricionistas, etc. como una aproximación global al problema, pero nunca con la intención de realizar una participación o intervención terapéutica individualizada".
Si bien, durante los meses previos a las vacaciones de verano hay un aumento de consultas médicas en relación a la obesidad y pérdida de peso, la doctora Susana Monereo, jefe de sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Getafe y coordinadora del Grupo de Obesidad de la SEEN afirma que esto es un error: "Sólo nos acordamos de los kilos de más cuando hay que quitarse ropa. Esto es un gran error, ya que siempre hay que mantener el concepto de comer de forma equilibrada y saludable sea invierno o verano. Con frecuencia, la gente hace restricciones a principio de verano y luego van dándose ‘atracones’, recuperando el doble del peso que han perdido".
"Por lo general –añade- se acude al endocrinólogo cuando se han agotado todas las vías de adelgazamiento rápido y fácil, buscando el milagro que, por supuesto, no existe. Con frecuencia, cuando los pacientes llegan a nuestras consultas, tienen una obesidad resistente al tratamiento y, sobre todo, muy poca motivación, lo que hace aún más difícil dicho tratamiento".


-La "no eficacia" de los complementos alimenticios
Otro de los grandes errores que se comenten durante todo el año, pero aún más en la época estival, es el consumo de complementos alimenticios, vendidos como eficaces productos para adelgazar, pero que carecen de ensayos clínicos que así lo avalen (no los necesitan, puesto que no son medicamentos). En este sentido, estudios presentados en el Congreso Internacional de Obesidad, celebrado recientemente en Estocolmo, demuestran que los complementos alimenticios vendidos como productos para adelgazar no son eficaces. Entre ellos, algunos muy populares, como la L-Carnitina, la fibra soluble, el polvo de guaraná, el té verde, el chitosán, el ácido linoleico conjugado (CLA), la goma guar y el glucomanano.
Los pacientes que utilizaron complementos alimenticios en un estudio llevado a cabo por el Instituto de Nutrición y Psicología de la Universidad de Gottingen (Alemania) perdieron peso en los dos meses que duró el ensayo, pero en la misma medida que los participantes que utilizaron placebo. Los resultados de este trabajo, presentados en el Congreso Internacional de Obesidad, celebrado recientemente en Estocolmo, ponen de manifiesto que los nueve productos evaluados (poliglucosamina, L-Carnitina, polvo de repollo, extracto de konjac, alginato de sodio, extractos de hierba sin especificar, fibra soluble, polvo de guaraná y faseolamina) no son eficaces para adelgazar. "Además de no contar con ensayos clínicos que avalen su eficacia, no tienen estudios realizados sobre su toxicidad e interacción con medicamentos", explica el doctor Rubio. "Sin embargo, se venden libremente, sin control, en farmacias, parafarmacias, herboristerías e Internet".
Un segundo estudio, realizado en las Universidades de Exeter y Plymouth del Reino Unido, y presentado también en el Congreso Internacional de Obesidad, ha analizado una revisión sistemática por primera vez de todos los comentarios publicados sobre ensayos clínicos realizados con suplementos alimenticios para perder peso. El análisis evalúa la evidencia de las revisiones de los estudios sobre nueve suplementos alimenticios adelgazantes, como el picolinato de cromo, la efedra, la naranja agria, el ácido linoleico conjugado (CLA), la goma guar, el glucomanano, el chitosán y el té verde. Los investigadores ponen de manifiesto que no han encontrado ninguna evidencia de que alguno de los productos estudiados sea un tratamiento adecuado para reducir el peso corporal.


-El papel del endocrinólogo, fundamental
Sin duda, el endocrinólogo es el profesional sanitario que mejor conoce la obesidad como enfermedad y todas sus implicaciones en enfermedades metabólicas asociadas. Según la doctora Monereo, "la valoración correcta del obeso es sencilla, pero no lo es la interpretación de los datos y las decisiones terapéuticas correctas. Así, no es lo mismo el tratamiento de un obeso joven que ha cambiado de vida dejando de hacer deporte que de una mujer tras el parto, que esté deprimida o que tenga diabetes. Cada persona tiene un tratamiento global que incluye diferentes pilares terapéuticos adaptados a cada caso: dieta, ejercicio físico y medicamentos".
A este respecto, el doctor Salvador añade que "se debe profundizar en la situación personal de cada paciente para establecer el mejor tratamiento, como la presencia de trastornos asociados a la obesidad, la actividad laboral, etc.". Para ello, es fundamental la existencia de equipos multidisciplinares en los centros hospitalarios, algo que, según este experto, no existe de forma generalizada en nuestro país: "deberían existir estos equipos, formados por psicólogos, cirujanos, dietistas, etc. liderados por un endocrinólogo. Normalmente, estos equipos reciben el nombre de unidades de obesidad, aunque la situación en torno a su generalización en España es muy mejorable".

16 June 2010

El Instituto de Obesidad alerta de los importantes riesgos que supone para la salud la práctica de las denominadas dietas milagro


El aumento de las denominadas dietas milagro crece exponencialmente con la llegada del verano, incrementando, si cabe, los porcentajes arrojados por los estudios de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), que establecen que uno de cada cuatro españoles quiere perder peso. Además, distintos análisis sitúan en torno al 20% el número de mujeres que dicen haberse sometido en alguna ocasión a dietas sin ningún control médico, rebajándose el porcentaje, en los hombres, a un 15% aproximadamente.
Sin embargo, la elección de dietas que prometen una rápida disminución del peso sin apenas esfuerzo no resulta, sin duda, la mejor forma de lograrlo, moviéndose dichos regímenes, en la mayor parte de los casos, por intereses económicos más que por la búsqueda de una alimentación sana y equilibrada.
En este sentido, desde el Instituto de Obesidad se quiere alertar a la población de las graves consecuencias que tienen las dietas milagro para la salud, sobre todo en lo que a deficiencias vitamínicas y a alteraciones del metabolismo se refiere. Como regla general, estos tratamientos promueven una exagerada restricción de la energía ingerida, que conlleva deficiencias en vitaminas y minerales, cambios metabólicos y una monotonía alimentaria que los convierte en gravemente perjudiciales.
En una situación así, muy cercana al ayuno permanente, el organismo reacciona compensando la falta de energía con un incremento de la destrucción de las proteínas corporales, lo que provoca tanto una pérdida de masa muscular como una formación de sustancias peligrosas para el organismo si la dieta se prolonga en el tiempo. Todo ello sin analizar otra larga serie de efectos secundarios como las alteraciones gastrointestinales, el malestar general, los mareos, la intolerancia al frío, la sequedad de la piel, la fragilidad de las uñas, la pérdida de pelo, las contracturas musculares, el insomnio, la ansiedad, la irritabilidad o la depresión.
Asimismo, la utilización de estas dietas conlleva, tras su finalización, una rápida recuperación del peso perdido bajo el denominado efecto rebote o yo-yo. Este se produce porque las situaciones de ayuno prolongado ponen en marcha potentes mecanismos nerviosos y hormonales que se oponen a la pérdida de peso. Dichos mecanismos conducen a una acelerada recuperación del peso en cuanto se vuelve a comer de forma habitual, debiéndose, en su mayoría, a la formación al incremento de tejido graso.
De modo general, las dietas milagro se pueden clasificar en tres grupos: las dietas hipocalóricas desequilibradas, que provocan un efecto rebote que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular; las dietas disociadas, que no limitan la ingestión de alimentos energéticos, sino que pretenden impedir su aprovechamiento como fuentes de energía con la disociación; y las dietas excluyentes, que se basan en eliminar de la dieta algún macronutriente esencial.


Frente a este tipo de opciones, desde el Instituto de Obesidad se aconseja un tratamiento médico del problema, ateniéndose a indicaciones exclusivamente profesionales a la hora de realizar algún tipo de dietas. Así, la correcta aplicación de una dieta proteinada permitirá alcanzar un aporte exclusivo de proteínas en forma de diferentes preparados así como restringir casi totalmente los azúcares y las grasas de la dieta, de esta manera se consigue una óptima pérdida de peso a expensas de la masa grasa del organismo. Una correcta alimentación, acompañada del oportuno ejercicio físico, proporcionará al paciente numerosas ventajas, que van desde una pérdida adecuada de peso hasta la protección de la masa muscular y tonicidad de la piel pasando por la ausencia de hambre o la sensación de bienestar.
El doctor Adelardo Caballero, director del Instituto de Obesidad, es Licenciado en Medicina y Cirugía, especialista en Cirugía General Digestiva y Trasplante de Órganos, médico adjunto de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid, Universidad Autónoma de Madrid. Galardonado con el Premio Extraordinario de Licenciatura por la Universidad Complutense de Madrid, realizó su formación post graduada en Israel, Suecia, Canadá y los Estados Unidos. Actualmente es profesor de Ciencias de la Salud de la Universidad Alfonso X el Sabio. Asimismo, es uno de los pioneros en la utilización de Balones Intragástricos para tratamiento de la obesidad en España, implantando más de 1.000 en los últimos cinco años, con muy buenos resultados. Además, ha realizado más de 250 intervenciones de cirugía bariátrica.

08 June 2010

El Instituto de Obesidad alerta de los falsos mitos que acompañan a numerosos regímenes de adelgazamiento


La llegada del verano eleva la aceptación de las dietas milagro, que prometen una rápida pérdida de peso sin consecuencias. La alimentación se ha ubicado como uno de los principales temas de interés para la mayoría de los ciudadanos en las sociedades modernas. Su importancia en el correcto desarrollo de la salud del individuo, así como sus visibles consecuencias en el campo de la estética justifican esta preferencia.
No obstante, a veces se confunden conceptos y objetivos, tratando de reducir peso aceleradamente mediante una nutrición desequilibrada. Estos hechos proliferan, sobre todo, con la llegada del verano, que eleva exponencialmente la aceptación de las denominadas dietas milagro entre la población.
Así, diferentes estudios arrojan distintas cifras, todas ellas preocupantes dado los falsos efectos y resultados que producen. Por ejemplo, el Centro de Información del Medicamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) eleva a 4 de cada 5 el número de personas que, hoy en día, apuesta por este tipo de alimentación durante estas fechas, fijando en el mes de mayo la franja temporal con mayor número de consultas sobre productos milagro para adelgazar.
Otros estudios –como el de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD), que señala que el 31% de los españoles con sobrepeso ha seguido alguna vez una dieta milagro– rebajan estas cifras, aunque sus resultados no dejan de ser preocupantes si se considera que el aumento indiscriminado de las dietas milagro entre la
población se produce, paradójicamente, en el período en el que más se han incrementado los porcentajes de obesidad y sobrepeso en nuestro país.
En este sentido, cabría recordar que en España se ha rebasado ya la frontera del 60% en lo que a sobrepeso se refiere, sin olvidar que, en menos de dos décadas, se han triplicado las cifras de niños con sobrepeso, pasando del 5% al 16%.
Bajo esta perspectiva, desde el Instituto de Obesidad se quiere recordar que muchos de estos mitos alimentarios englobados en las dietas milagro no se basan en conocimientos científicos, mientras que otros muchos están propiciados por intereses comerciales y económicos, como recuerda el COFM en su estudio al señalar que en España se gastan unos 2.000 millones de euros al año en dietas y productos milagro, unos 60 euros por español, sin consecuencias estéticas perdurables y con graves riesgos para la salud.
Por todo ello, el Instituto de Obesidad pone a disposición de sus pacientes un completo equipo de especialistas que le ayudan a elegir y revisar la mejor dieta posible atendiendo a su
metabolismo y a sus circunstancias. Y es que los programas de pérdida de peso deben reducir la ingesta energética, sobre todo a partir de azúcares simples y grasas saturadas, y deben basarse en una dieta equilibrada, que prevenga contra la deficiencia de vitaminas y minerales. Todo ello acompañado de un adecuado ejercicio físico y de una apuesta decidida por hábitos más saludables.
El doctor Adelardo Caballero, director del Instituto de Obesidad, es Licenciado en Medicina y Cirugía, especialista en Cirugía General Digestiva y Trasplante de Órganos, médico adjunto de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid, Universidad Autónoma de Madrid. Galardonado con el Premio Extraordinario de Licenciatura por la Universidad Complutense de Madrid, realizó su formación post graduada en Israel, Suecia, Canadá y los Estados Unidos. Actualmente es profesor de Ciencias de la Salud de la Universidad Alfonso X el Sabio. Asimismo, es uno de los pioneros en la utilización de Balones Intragástricos para tratamiento de la obesidad en España, implantando más de 1.000 en los últimos cinco años, con muy buenos resultados. Además, ha realizado más de 250 intervenciones de cirugía bariátrica.

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