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15 September 2014

El paciente anticoagulado puede responsabilizarse de su propia salud si se le facilitan las herramientas adecuadas

El tratamiento anticoagulante (TAO) “afecta a cerca del 2% de la población española mayor de 16 años y requiere importantes recursos sociosanitarios para su seguimiento y control”, según ha explicado el doctor Eduardo Tamayo, médico de familia del Centro de Salud de Gros, en Guipúzcoa, durante su intervención en la 2ª Jornada de Formación a Pacientes Anticoagulados y Cardiovasculares, organizada por la Asociación Madrileña de Pacientes Anticoagulados (AMAC), con el apoyo del Ayuntamiento de Aranjuez y la Dirección Asistencial Sur de Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud. En este contexto, “el autocontrol del INR (índice de coagulación) se perfila como una estrategia clave para la sostenibilidad y eficiencia del Sistema Nacional de Salud (SNS)”, señala.

El experto está convencido de que “el paciente anticoagulado es perfectamente capaz de responsabilizarse de su propia salud si se le facilitan las herramientas adecuadas”. Según diversos estudios, el autocontrol del INR “mejora considerablemente los resultados clínicos de este grupo de población, reduciendo posibles complicaciones”, explica. De cara al sistema sanitario, “disminuye la presión asistencial de médicos y enfermeros, permitiendo una mejor estructuración de las funciones del personal sanitario”. Por todo esto, el doctor Tamayo aboga por la inclusión del autocontrol para pacientes con TAO en las carteras de prestaciones de los servicios de salud. “La implantación de este sistema es perfectamente factible y debe hacerse de forma paulatina y progresiva”.

Diagnostico precoz, clave en fibrilación auricular
La fibrilación auricular es la arritmia mantenida más frecuente y su prevalencia aumenta con la edad. Estudios recientes confirman la existencia de un millón de pacientes en España, de los que más de 113.000 se concentran en la Comunidad de Madrid. Es causa de insuficiencia cardiaca y de embolias, fundamentalmente ictus. Para la doctora Isabel Egocheaga, médico de familia del Centro de Salud Isla de Oza, en Madrid, “es importante diagnosticar precozmente esta enfermedad mediante la realización de electrocardiogramas para implementar el tratamiento más adecuado cuanto antes, con dos objetivos claros: prevenir la formación de trombos en el corazón y, por tanto, el ictus (con medicamentos anticoagulantes), y mejorar los síntomas de la arritmia (con fármacos que controlan la frecuencia cardiaca)”.


A pesar de los grandes avances de los últimos años, “no hay que olvidarse de que la anticoagulación es un tratamiento crónico que requiere de un paciente comprometido con su salud y conocedor de su enfermedad”, apunta la experta. “El cumplimiento terapéutico y el correcto autocuidado son muy importantes para la seguridad y eficacia de los anticoagulantes, ya sean los tradicionales antivitamina K o los nuevos fármacos orales de acción directa”, añade. Precisamente, las estrategias autonómicas de atención a pacientes con enfermedades crónicas -como la recientemente presentada en Madrid- “redundan en la necesidad de que estas personas cuenten con la información adecuada y suficiente que les permita tener una actitud activa y comprometida”.

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