La llegada del
frío trae consigo la aparición de las
enfermedades de vías respiratorias, como la bronquiolitis.
Se entiende como bronquiolitis
el primer episodio de infección que
afecta a la vía respiratoria inferior, denominadas bronquiolos. El agente etiológico
principal es el Virus Sincitial
Respiratorio (su sigla en inglés es RSV),
pero en un 10-20% de los casos
pueden estar implicados otros virus respiratorios. Habitualmente esta patología se manifiesta entre los meses de noviembre a
marzo.
La bronquiolitis afecta en mayor medida a niños de corta edad,
sobre todo a los recién nacidos y a
niños hasta los dos años. De hecho, el RSV es la causa más frecuente de bronquiolitis en los lactantes. Es una enfermedad que suele
presentarse en brotes epidémicos anuales.
Dentro de los lactantes podemos
encontrar un grupo donde la enfermedad suele aparecer con más gravedad:
lactantes menores de 2 meses, prematuros y/o niños afectos de cardiopatía
congénita. Según explica el doctor José
Luis Díaz Rodríguez, jefe de pediatría de los hospitales Quirónsalud Campo de
Gibraltar y Marbella “En este grupo existe mayor probabilidad de ingreso,
mayor número de complicaciones así como una estancia hospitalaria más
prolongada”, continúa el especialista. Además advierte de que “el RSV es un
virus que puede volver a presentarse, es decir, los lactantes pueden infectarse
más de una vez, y afecta con mayor frecuencia a los niños que a las niñas”.
Según el jefe de pediatría, “el
RSV se transmite por las secreciones respiratorias, a través del contacto directo con personas
infectadas o con superficies u objetos contaminados por los mismos”.
“La infección puede producirse”,
continúa el doctor Díaz Rodríguez, “cuando el material infectado entra en contacto
con las membranas de los ojos, la boca o la nariz, y probablemente también a
través de la inhalación de partículas generadas por un estornudo o la tos, con
un periodo medio de incubación de
aproximadamente cuatro días”.
La infección con el RSV puede provocar
complicaciones respiratorias graves, lo que
requiere en algunos casos
asistencia respiratoria e ingreso en una unidad de cuidados intensivos. A veces
el RSV en los lactantes puede ser el origen
de posteriores episodios de reactividad bronquial.
Síntomas
Los síntomas más comunes del RSV
son el goteo nasal, apnea, apatía, fiebre, rechazo de las tomas, respiración
sibilante, retracciones (hundimiento) de la pared torácica, respiración rápida
y tos. ”Es importante”, alerta la
especialista, “tener en cuenta que los
síntomas de RSV son parecidos a los de cualquier otra patología respiratoria-
infecciosa en el lactante, como gripe, catarro o infección, por lo que es crucial
acudir al pediatra para que valore estos síntomas y realice el diagnóstico y tratamiento
adecuados. Esta similitud de los síntomas del RSV con otros trastornos
dificulta en ocasiones su diagnóstico, por lo que es conveniente hacer un
estudio de las secreciones respiratorias del niño para la detección del virus.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico
para el RSV, dependerá de su estado general, edad, patología de base, etc., según el doctor Díaz.
Los antibióticos no son eficaces; el tratamiento tratará de paliar la
sintomatología del virus sobre el aparato respiratorio, por lo que pueden ser necesarios aportes de
oxígeno, alimentación por SNG (sonda nasogástrica) si el bebé no puede succionar o deglutir de
forma adecuada, broncodilatadores para facilitarle la respiración y, en casos
de extrema gravedad, el ingreso en Unidad
de Cuidados Intensivos con monitorización, asistencia respiratoria,
alimentación parenteral, etc.
Según indica el pediatra, José
Luis Díaz, en casa podemos ayudar al niño con una serie de medidas que, aunque
no lo parezcan, son de mucha utilidad (realizar lavados nasales con frecuencia,
elevar el cabecero de la cama o cuna mientras duerme, ofrecer pequeñas
cantidades de líquidos con frecuencia, fraccionar las tomas).
Medidas preventivas
Existen algunas medidas que los padres pueden adoptar
para proteger a su bebé de padecerlo, como lavarse las manos a menudo, evitar
el contacto con adultos o niños que puedan encontrarse infectados, no
exponerlos a lugares cerrados con numerosa población y evitar el humo del tabaco, entre otros.
E especialista advierte que los
niños que han padecido bronquiolitis tienen más probabilidades de desarrollar
nuevos procesos bronquiales recurrentes en los primeros años de su vida.
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