El sharenting es como una ventana abierta, porque los padres comparten muchísimo sobre sus hijos en internet: las primeras palabras, los tropezones, las risas. Pero, ¿qué pasa del otro lado de esa ventana?
Cada foto subida puede quedar allí para siempre, ya que aun si eventualmente se la borra, alguien puede haberla guardado. Siempre, detrás de cada clic, hay una historia con el potencial de escaparse de las manos.
¿Qué es el sharenting y por qué es preocupante?
El sharenting es más que compartir fotos, dado que de algún modo internet es un espejo digital que nunca se apaga. Muchos padres muestran la vida de sus hijos en las redes, pero nadie sabe las consecuencias que esto puede tener.
Se trata de una práctica que ha crecido tanto que el 92 % de los niños en Estados Unidos ya tiene presencia en internet antes de los dos años. Tal como se comenta en la guía de sharenting de CyberGhost VPN, esto expone a los niños a riesgos de seguridad digital.
¿Quién tiene acceso a los datos de los niños?
Cada foto y cada video compartido es una invitación a que los niños sean vistos por ojos que no siempre son amigos. La privacidad, un asunto cada vez más importante, se evapora con cada publicación.
En ocasiones los datos terminan en lugares oscuros, y nadie está completamente a salvo. Un detalle que quizá parezca pequeño, como una dirección o un nombre completo, puede ser suficiente para causar daño.
Cómo el sharenting puede afectar la autoestima infantil
Los niños no deciden si quieren estar en internet o no, aunque a medida que crecen comienzan a notarlo rápidamente. Para algunos, ver sus vidas expuestas es muy impactante.
No son pocos los niños que cuando empiezan a tomar conciencia de lo que sucede a su alrededor se sienten incómodos con lo que sus padres publicaron. Ese malestar tiende a crecer y puede hacer añicos la confianza.
¿Quién controla la identidad digital de los niños?
Desde antes de saber hablar, muchos niños ya tienen una huella digital, pero no la crearon ellos. Esto moldea la forma en que los niños se ven a sí mismos, debido a que su identidad digital es un reflejo que no controlan.
Luego, cuando llegan a la adolescencia, quieren tomar las riendas. Sin embargo, surge una pregunta inevitable: ¿podrán cambiar lo que escribieron sus padres?
Del ciberacoso al robo de identidad
El sharenting no es solo sobre el presente. Lo que parece inocente ahora puede convertirse en un problema no muchos años después.
Los niños pueden ser víctimas de ciberacoso, algo que afortunadamente es posible combatir, si bien el problema no eso únicamente ese: tal vez sus datos terminen siendo utilizados para robar su identidad, y las consecuencias pueden ser muy graves:
Un menor podría descubrir que alguien ha usado su identidad para registrarse en redes sociales.
Su nombre podría asociarse con publicaciones o comentarios inapropiados en línea.
Que alguien se haga pasar por el niño podría llevar a interacciones peligrosas con extraños.
Buenas prácticas para un sharenting responsable
Compartir sin exponer es posible. Limitar las publicaciones a círculos de confianza, por ejemplo, es algo que todos los padres que quieran publicar fotos de sus hijos deberían hacer.
Considerando que cada publicación deja una marca, no compartir datos sensibles también es fundamental, como pueden ser la ubicación del colegio o del club.
Un legado digital que no se borra
Cada publicación es una semilla que crece sin parar, por eso el sharenting no es únicamente un acto del presente: es también un eco con muy alto volumen que los niños escucharán en el futuro.
Los padres deben recordar que lo que hoy parece pequeño puede volverse enorme. El mundo digital no olvida y los niños tampoco, por eso protegerlos hoy es prepararlos mejor para los muchísimos años que tienen por delante.
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