● Las terapias TIL y TCR-T utilizan linfocitos del propio paciente, que se
optimizan en el laboratorio, y luego se le reinfunden por vía intravenosa
para dirigirse hacia las células cancerosas y destruirlas.
● Otra novedad es el ensayo clínico CEMIQUID -aprobado recientemente por
parte del CTIS-, que estudiará el uso de tratamientos inmunomoduladores
tópicos más intravenosos, combinado con láser, antes de la cirugía para
reducir un tipo de tumor de piel llamado carcinoma basocelular y luego
poder operarlo.
● La inmunoterapia es muy conocida en la comunidad médico-científica,
pero aun poco entre la población que en general desconoce todavía las
opciones de curación reales actuales en muchos pacientes con cáncer
que hace pocos años no tenían solución.
Nuevos tipos de inmunoterapia, como las
terapias celulares TIL y TCR-T se perfilan como alternativas prometedoras para
tratar el melanoma y otros tumores en fases avanzadas. Estas terapias utilizan
los linfocitos del propio paciente, que se expanden o se modifican
genéticamente en el laboratorio y se le infunden otra vez por vía intravenosa para
atacar las células cancerosas. Permiten tratar casos de melanoma metastásico
refractario y otros tumores sólidos resistentes, cuando las terapias
convencionales dejan de funcionar.
Estas nuevas inmunoterapias se han presentado en la reunión científica “Nuevas
Inmunoterapias para tumores sólidos: presente y futuro”, organizada por la
Fundación IOR y celebrada en el Hospital Universitari Dexeus de Barcelona. El
encuentro, con ponentes nacionales e internacionales de nivel excelente, ha sido
coorganizado por la Dra. María González-Cao y el Dr. Rafael Rosell, principales
ponentes del evento y referentes en cáncer de piel y pulmón, respectivamente.
Terapias alternativas con los linfocitos del propio paciente
Las terapias con linfocitos infiltrantes de tumores (TIL) representan una forma
de tratamiento de inmunoterapia en oncología -ampliamente avalada con datos
de largo seguimiento. Estos tratamientos comenzaron hace más de 40 años, y si
bien ya está demostrada su actividad en pacientes con fracaso a tratamiento
standard, por ahora, solo están disponibles fuera de ensayo clínico en algunos
países de Europa y en Estados Unidos.
Se basan en recuperar las propias células
T del propio paciente que ya han penetrado dentro de un tumor, y expandirlas
masivamente en el laboratorio y reinfundirlas para que ataquen con más fuerza
las células malignas.
En cuanto a sus efectos secundarios, aunque son previsibles y están controlados
con protocolos claros para los médicos, la terapia TIL es un tratamiento agresivo -comparable a un trasplante-, que requiere hospitalización de 3 a 4 semanas y
debe incluir quimioterapia previa (linfodepleción). La ventaja es que se hace una
sola vez, y cuando funciona, el paciente queda libre de tratamientos posteriores.
Por su parte, la terapia TCR‑T (células T modificadas genéticamente con la
introducción de receptores específicos de células T) consiste en extraer
linfocitos T de la sangre del propio paciente y modificarlos genéticamente en el
laboratorio para que reconozcan y ataquen antígenos específicos presentes en
las células tumorales. Una vez reprogramados, estos linfocitos se expanden y se
reinfunden al paciente por vía intravenosa. Una vez en el torrente sanguíneo,
estos linfocitos T modificados viajan hasta alcanzar el tumor, donde identifican
y destruyen selectivamente las células cancerosas.
Aunque su desarrollo avanza
rápidamente, se trata aún de un tratamiento altamente especializado que solo
está disponible dentro de ensayos clínicos en algunos centros hospitalarios de
referencia.
“El principal reto para extender la terapia TIL a más pacientes hoy en día es su alto
coste. En EE.UU. -donde ha sido aprobado por la FDA- puede superar el millón de
dólares por paciente. En Europa, no obstante, la producción académica en
hospitales ha podido reducir ese coste sustancialmente. Esto abre una vía
sostenible para los sistemas sanitarios. Si los sistemas sanitarios logran
organizarse adecuadamente, la terapia TIL creo que sería perfectamente factible
en España”, explica la Dra. María González-Cao, oncóloga del Instituto
Oncológico Dr. Rosell y coorganizadora de la reunión científica.
La Dra. González-Cao también destaca que una característica diferencial de
esta terapia es que, cuando funciona, a diferencia de otras muchas terapias
oncológicas crónicas, puede llegar a ser curativa con una sola administración,
sin necesidad de tratamientos prolongados posteriores. Además, se conocen
bien sus efectos secundarios que son manejables, concentrándose en las
primeras semanas que el paciente permanece hospitalizado.
- Las terapias inmunológicas ante los tumores sólidos
Es una terapia desarrollada hace más de cuatro décadas, que ha demostrado
una eficacia notable en tumores sólidos, especialmente, en melanoma, donde se
han documentado supervivencias prolongadas. “La ventaja de la TIL es que utiliza
linfocitos que ya han infiltrado el tumor y han reconocido antígenos específicos.
Eso la hace especialmente útil en tumores sólidos como el melanoma, y se está
evaluando también en otros tipos de cánceres como cáncer de mama, pulmón o
gastrointestinales”, explica la investigadora clínica. En el IOR, “realizamos esta
terapia en pacientes con melanoma o con cáncer de pulmón avanzado, dentro de
ensayo clínico con lifeleucel. Hemos sido el primer centro de Europa en incluir
pacientes en estudio de melanoma y recientemente hemos activado ahora la
misma terapia para pacientes con cáncer de pulmón”.
Sin embargo, otras terapias celulares como la TCR‑T, aunque prometedoras, se
enfrentan a una dificultad estructural en este mismo contexto: “Los tumores
sólidos presentan una heterogeneidad muy alta: las células tumorales no son
iguales entre sí y expresan diferentes antígenos. A diferencia de los cánceres
hematológicos, donde las dianas suelen ser más claras y uniformes, en los tumores
sólidos esa diversidad complica mucho la eficacia de tratamientos como los
CART, por ello el desarrollo de terapia TCR-T para tumores sólidos puede ayudar
a sortear esta dificultad al dirigirse a antígenos intracelulares que se presentan en
la superficie dentro de las estructuras denominadas HLA”, añade la Dra.
González-Cao.
Esta complejidad biológica, unida al microambiente
inmunosupresor que rodea muchos tumores sólidos, sigue siendo uno de los
principales desafíos en la inmunoterapia de nueva generación. También de gran
interés, es el uso de terapias basadas, no en células completas, sino en la
estructura TCR (receptor del linfocito T) que, tras diferentes modificaciones
químicas, es capaz de viajar en la sangre hasta las células tumorales ligándolas
a linfocitos del paciente. Este tipo de terapias, denominadas ImmTAC también
está disponible para diferentes tipos de tratamientos, y nosotros trabajamos
dentro de ensayo, para pacientes con melanoma avanzado.
Actualmente, se investiga la utilidad de la identificación de neoantígenos
fragmentos proteicos generados por mutaciones tumorales- para diseñar
terapias inmunológicas personalizadas.
La idea es detectar estas “huellas
dactilares” únicas del tumor y dirigir contra ellas células T modificadas o
vacunas específicas. Sin embargo, como advierte la oncóloga, la tecnología para
predecir neoantígenos aún es muy preliminar y poco fiable. Por eso, su
aplicación clínica generalizada todavía no es viable, aunque trabajamos en
colaboración con otros centros en proyectos de investigación, que intentan
diseñar vacunas contra estos “neoantigenos” tumorales.
Láser y crema antes de operar el cáncer de piel
En el caso del cáncer de piel, el estudio CEMIQUID ha sido recientemente
aprobado por parte del CTIS para su ensayo de fase 1b/2 que comenzará
próximamente con unos 18 pacientes. Diseñado por la Dra. Susana Puig,
directora del IDIBAPS y la Dra. María González-Cao, explora un tratamiento
combinado para el carcinoma basocelular avanzado. Se trata de aplicar un
anticuerpo anti-PD1 por vía intravenosa, junto a un tratamiento
inmunomodulador tópico o crema (imiquimod), para ayudar a potenciar la
respuesta inmune. Como especifica la Dra. González-Cao, “está dirigido a
pacientes con tumores de tipo basocelular grandes, para reducir el tamaño del
tumor antes de la cirugía y evitar intervenciones agresivas.
Estos tumores se ven
sobre todo en personas mayores y, principalmente, en la cara y pueden producir
grandes deformidades cuando no se tratan con diligencia”.
Precisamente, haciendo referencia a las personas mayores, la Dra. González
Cao ha hecho un llamamiento a la importancia de que la sociedad conozca estas
alternativas: “la inmunoterapia ha revolucionado la oncología. Hoy podemos curar
tumores que antes eran intratables, manipulando el propio sistema inmune del
paciente en lugar de atacarlo con productos químicos. Sin embargo, me sorprende
que muchos pacientes nunca hayan oído hablar de esto. Cuando alguien es
diagnosticado de cáncer, debería saber que existen opciones reales, eficaces y
bien toleradas. El desconocimiento lleva a decisiones erróneas, como no tratar a
un familiar mayor creyendo que todo será sufrimiento. Es urgente que la sociedad
esté informada: la inmunoterapia no es futuro, es presente”.