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24 April 2009

"Rosuvastatina" jugará un papel relevante en el tratamiento de la dislipemia en España

En la actualidad, el control de la dislipemia en España es insuficiente, tanto en la prevención primaria como en la secundaria. Por ello, “cualquier novedad terapéutica que pueda suponer una mejora del control de la dislipemia debe ser bien recibida”, aseguró hoy el doctor Gustavo C. Rodríguez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Centro de Salud ‘La Puebla de Montalbán’ (Toledo) y Coordinador del Grupo de Trabajo de Atención Primaria en Cardiología de la Sección de Cardiología Clínica y Extrahospitalaria de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) con motivo de la Reunión Anual de la SEC que tiene lugar en Sitges hasta el día 25. En este sentido, Rodríguez señaló que rosuvastatina jugará un papel relevante en el tratamiento de la dislipemia en nuestro país, donde el 60% de la población padece esta patología y un 35% hipertensión.

Este deficiente control de la dislipemia en España se debe a varios factores, manifestaron los especialistas reunidos. “Puede ser por una conducta terapéutica poco rigurosa por parte del médico en los pacientes mal controlados (inercia terapéutica); por un incumplimiento terapéutico del paciente; por la presencia de efectos adversos del tratamiento; o por una limitada efectividad del fármaco en condiciones de práctica clínica, entre otras”, explicó el doctor Rodríguez, quien aplaude la llegada de nuevas terapias que puedan dar solución a estas dos últimas dificultades. “Rosuvastatina ha demostrado, en el estudio JUPITER, disminuir la incidencia de eventos cardiovasculares en individuos que no necesitarían tratamiento hipolipemiante (colesterol LDL por debajo de 130 mg/dL), según las recomendaciones actuales de las Guías”, apuntó.

Por otro lado, continuó este experto, “rosuvastatina ha puesto de manifiesto en diferentes estudios que, con una dosis inferior, es más efectiva en el tratamiento de la dislipemia que otras estatinas y ocasiona menos efectos adversos”. Estas particularidades, añadió, “podrían facilitar una mejora del control de la dislipemia al influir sobre algunas de las causas de mal control que se han comentado anteriormente”.


En esta dirección, “el papel que jugará rosuvastatina en el tratamiento de la dislipemia en nuestro país puede ser relevante, especialmente en el manejo de aquellos pacientes que necesitan alcanzar unos objetivos de control rigurosos y que no suelen conseguirlos con las alternativas actuales, ya sea bien por una efectividad limitada o porque las dosis realmente efectivas ocasionan con frecuencia efectos adversos”, afirmó el doctor Rodríguez. Y, ¿quiénes son estos pacientes que principalmente se beneficiarán de la nueva terapia? “Serán los que padezcan enfermedad cardiovascular o diabetes mellitus, así como aquellos que sufran hipercolesterolemia familiar, un tipo de dislipemia menos frecuente por su carácter hereditario, pero que representa un importante problema de salud dada la elevada probabilidad que tiene de originar una cardiopatía isquémica -un infarto de miocardio o una angina de pecho- de forma prematura”, manifestó.

-Protección vascular en el paciente de riesgo

Durante la Reunión de la SEC se habló también del riesgo cardiovascular que sufre la población española. “Se estima que aproximadamente un 60% de los españoles padece dislipemia y un 35% hipertensión, siendo el 70% de ellos mayores de 60 años”, apuntó el doctor Rodríguez, quien también definió dos tipos de pacientes “de riesgo”. En primer lugar, “los de mayor riesgo son los que tienen ya una enfermedad cardiovascular establecida, como una cardiopatía isquémica o una enfermedad cerebrovascular o arterial periférica”. En segundo lugar están aquellos pacientes sanos pero que “tienen un riesgo elevado de padecer una enfermedad cardiovascular por la coexistencia de diversos factores de riesgo cardiovascular, como tabaquismo, hipertensión arterial, dislipemia con niveles elevados de colesterol total y colesterol-LDL o bajos de colesterol-HDL”, así como aquellos pacientes sanos que tienen “una historia familiar de enfermedad cardiovascular prematura o personal de diabetes mellitus, hipertensión arterial severa o de hipercolesterolemia severa”.

Para todos aquellos pacientes que mantienen un riesgo cardiovascular elevado, y a pesar de que realicen cambios favorables en su estilo de vida, Rodríguez les recomienda una protección farmacológica. “El tratamiento farmacológico debe indicarse cuando las medidas no farmacológicas, tales como no fumar, practicar ejercicio físico o llevar una alimentación saludable, no logren los objetivos de control o bien cuando la intensidad del factor de riesgo obligue su inicio inmediato para conseguir esos objetivos, aunque siempre irá acompañado de las pautas no farmacológicas”, matizó.

Por último, los expertos reunidos en Sitges recordaron que una condición que ha aumentado en los últimos años y que no debe pasar por alto es la prevalencia de síndrome metabólico en la sociedad actual. Se trata, en general, de un hombre mayor de 50 a 55 años o una mujer de 60 a 65 años que aglutina tres o más de los siguientes factores: obesidad abdominal, presión arterial normal-alta, ligera dislipemia con colesterol-HDL bajo o triglicéridos elevados, o hiperglucemia en rango no diabético. La asociación de estos factores supone un mayor riesgo cardiovascular para estos individuos y una probabilidad superior de desarrollar diabetes mellitus en el futuro. Para combatirlos, concluyeron, es fundamental seguir la dieta mediterránea (cardiosaludable por excelencia) y huir del sedentarismo.

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