El
biofeedback “es una técnica no
invasiva, que no utiliza química –medicamentos- alguna para su aplicación y no
presenta efectos secundarios, ofrece una ventaja fundamental: la capacidad de
certificar la evolución del tratamiento con parámetros tangibles y datos
objetivos a través de la última tecnología. El Biofeedback es un método que
permite visualizar en tiempo real los procesos fisiológicos que tienen lugar en
nuestro cuerpo”. Quien así habla es Eva Aga, gerente del Instituto Burmuin,
donde se ha puesto en marcha el Biofeedback Neurofeedback Basque Center, “ un
centro de neurociencias donde se aplica la última tecnología para la recogida de
información cerebral, eficaz en cinco grandes áreas de aplicación: el control
del estrés, el manejo de la ansiedad, el control del dolor, las dificultades de
aprendizaje y TDAH y la mejora del rendimiento en campos como la memoria,
atención, focalización, concentración o creatividad entre otros; es decir
superar algunas barreras y mejorar el rendimiento”.
Tal y como aseguran la Asociación de
Psicofisiología Aplicada y Biofeedback (AAPB), Biofeedback Alianza Internacional
de Certificación (BCIA) y la Sociedad Internacional
de Neurofeedback y la
Investigación (ISNR) en su definición de la
biorretroalimentación, consensuada en 2008, se trata de un proceso que permite a
un individuo “aprender a cambiar la actividad fisiológica a efectos de mejorar
la salud y el rendimiento. Instrumentos precisos miden la actividad fisiológica
como ondas cerebrales, función cardiaca, la respiración, la actividad muscular y
la temperatura de la piel. Estos instrumentos, con rapidez y precisión,
retroalimentan información al usuario. La presentación de esta información - a
menudo en combinación con cambios en el pensamiento, las emociones y la conducta
- apoya los cambios fisiológicos deseados”.
El biofeedback “es una
prueba científica-diagnóstica que permite conocer las variables fisiológicas que
están alteradas mediante el control de las ondas cerebrales, la respiración,
tensión muscular, pulso de volumen de sangre y tasa cardiaca, la conductancia de
la piel (glándulas sudoríparas) y temperatura periférica, dado que a numerosas
personas estresadas se les enfrían las manos y los pies. Todo ello se mide”,
prosigue la experta, “mediante la colocación de sensores en diversas zonas del
cuerpo humano”.
Una vez realizado el
proceso, el Instituto Burmuin detalla “un perfil del paciente a partir del cual
actuar” En el caso del estrés, “la clave para un manejo eficiente y efectivo del
mismo pasa por la capacidad de autorregular el estado físico y mental cada día.
En el caso del estrés los síntomas más frecuentes son el dolor abdominal,
dolores de cabeza, dolor o tensión muscular, frecuencia cardíaca más rápida,
gastritis y problemas intestinales, respiración rápida, sudoración, temblores,
mareo, irritabilidad, necesidad frecuente de orinar, boca seca, problemas para
deglutir dificultad para concentrarse, sentirse cansado la mayoría de las veces,
problemas sexuales, problemas para conciliar el sueño o quedarse dormido y
pesadillas y alteraciones del apetito”.
A partir de esa base,
“el perfil de estrés es una prueba diagnóstica de las medidas fisiológicas
(frecuencia cardiaca, tasa respiratoria, temperatura periférica…) que estudia la
reacción de un individuo frente a una serie de estímulos estresantes”. Una
pequeña tensión puede producir cambios en las variables fisiológicas como los
que a continuación se detallan. Aumentan la frecuencia respiratoria, la tensión
muscular, la frecuencia y volumen de las contracciones cardiacas y la sudoración
y disminuye la temperatura de las extremidades. Esta evaluación se realiza “con
el objetivo de descubrir cómo un individuo en particular responde al estrés. Una
vez detectadas las variables fisiológicas alteradas o que han reflejado más
cambios comienzan a realizar un entrenamiento en la consecución de niveles
óptimos y así se consigue el autocontrol de la capacidad de regular a voluntad
dichas variables.”
Pese a su reciente
llegada a Bilbao, Eva Aga recuerda que el biofeedback y el neurofeedback “no son
técnicas de reciente aplicación. No en vano, cuentan con la evidencia científica
de su aplicación en Estados Unidos dese hace décadas”. Para explicar, de manera
gráfica, sus posibilidades, Eva Aga recurre a un ejemplo futbolístico. “La
comunidad científica considera esta técnica como un arma secreta que ayudó al AC
Milan a derrotar al Manchester United 3-0 y llegar a la final de la Liga de Campeones el 23 de
mayo de 2007 en Atenas. El doctor Demichelis demostró el destacable aumento en
la variabilidad del ritmo cardiaco que consiguieron los futbolistas del AC
Milán, y demostró el exitoso uso del biofeedback y neurofeedback para prepararse
para los penaltis y regenerarse tras
un duro trabajo para el control emocional”.
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