La atención en salud mental
de niños y adolescentes tiene un carácter
específico y especializado, que requiere la coordinación con los servicio
sociales y educativos, tal y como ha puesto de manifiesto el Conselleiro de Sanidade de Galicia, Julio García Comesaña, desde el inicio
de la jornada “Situación y abordaje de la
salud mental infanto-juvenil”, que ha inaugurado el ciclo “Claves en Salud
Mental. Sesiones clínicas inter-autonómicas”, una iniciativa
promovida por el Servizio Galego de Saúde, el Servicio Cántrabo de Salud (SCS),
Sanidad de Castilla y León (Sacyl) y la Fundación Biomédica Galicia Sur, bajo
la coordinación de los doctores Fernando
de Uribe, Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico de
Valladolid, y José Manuel Olivares,
Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, con la
colaboración de Lundbeck.
Este ciclo de sesiones profesionales nace con el objetivo de
propiciar un espacio de debate y puesta en común de buenas prácticas
desarrolladas en diferentes comunidades autónomas en programas de salud mental.
Para ello, se celebrarán cuatro sesiones a lo largo de 2021 que permitirán
enriquecer los programas autonómicos y buscar sinergias a la hora de atender a
los problemas y retos organizativos que la pandemia por COVID-19 ha supuesto en
la población y los sistemas sanitarios. En palabras del Dr. Olivares, “los temas
elegidos son de gran actualidad, comenzando por la salud mental
infanto-juvenil, cuyo aumento en la demanda asistencial y las dificultades en
su manejo, requiere de un buen abordaje. De igual modo sucede con la
telemedicina como nueva vía de acercamiento a los pacientes, la atención
socio-sanitaria y las diferentes soluciones que se plantean al respecto, o la
necesaria coordinación entre la atención primaria y especializada, ejes sobre
los que girarán las demás sesiones”.
El impacto
de la COVID-19 en la salud mental infanto-juvenil
Como ha explicado el Dr. de
Uribe, “la pandemia ya está marcando
un después en la atención a la salud mental infanto-juvenil. Está obligando a
dar respuesta a un incremento importante en la atención a salud mental de los
niños y adolescentes que, además, es progresivamente creciente, de modo que
desconocemos el punto de inflexión, con lo cual habrá que ser flexibles y
ágiles en la implantación de nuevos recursos”.
Diferentes representantes
de la Administración Sanitaria de varias comunidades autónomas -Galicia,
Cantabria, Navarra, Castilla y León y el País Vasco- han compartido su visión
sobre el impacto de la COVID-19 en la salud mental de niños y adolescentes y
las actuaciones llevadas a cabo. Así, se ha puesto de manifiesto, una vez más,
la importancia de que la estructura
sanitaria cuente con la participación del ámbito educativo y social, cómo
la pandemia ha provocado el aumento de
trastornos mentales graves y evidenciado situaciones problemáticas que, sin
ser patologías de salud mental, llevan aparejadas un alto nivel de estrés en
este grupo de población vulnerable.
Por su parte, el Dr. Carlos
Imaz, Vicepresidente de Aepnya y portavoz de la Plataforma de Asociaciones
Profesionales de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Infancia y la
Adolescencia, ha repasado el informe realizado hace un año por esa alianza de
asociaciones, recordando que la salud
mental debe ser transversal y es necesario un reconocimiento a la psiquiatría de la infancia y adolescencia, que
requiere de una adecuación y dotación de
recursos diagnósticos y terapéuticos.
Todavía hoy se sigue gestionando la pandemia con estrategias de aislamiento y confinamiento
que generan muchos problemas emocionales
en este grupo de población, al que se ha culpabilizado y responsabilizado de
forma extraordinaria, ha explicado, para añadir que es necesario avanzar hacia otros manejos.
Entre los instrumentos
con los que los profesionales pueden contar para combatir las secuelas de la pandemia en la salud mental infanto-juvenil,
el Dr. Imaz ha puesto de relieve la participación
y el empoderamiento responsable, también por parte de la ciudadanía; la
necesidad de repensar y regenerar de
forma sistémica y holística la gestión; innovar y virtualizar; compartir y colaborar; y la importancia de
la comunicación y la transparencia.
La perspectiva de los profesionales sanitarios ha estado
representada por la participación de las doctoras
Marta López, psiquiatra del Hospital Álvaro Cunqueiro; Beatriz Payá, Coordinadora del Área de Psiquatría Infantil del
H.U.M.V y responsable de hospitalización; Mercedes
del Río, pediatra del centro de salud Los Tilos, Teo; y Paloma Varela, Coordinadora de Salud Mental
Infanto-Juvenil del hospital de Mataró. Estas profesionales de la psiquiatría y
atención primaria han debatido sobre la situación vivida en la salud mental
infanto-juvenil desde el estallido de la pandemia por COVID-19.
Han coincidido en que la
pandemia, más que un punto de inflexión es una continuidad, porque ya
existía un aumento de la demanda de los servicios de urgencias de salud mental
infanto-juvenil, en ocasiones, no por presencia de psicopatología sino derivada
de la situación psicosocial existente y baja tolerancia a la frustración de
este grupo de población. A esto se une la eclosión de casos de patología mental no diagnosticados que ahora han salido a
la luz. Con todo esto, las urgencias psiquiátricas han aumentado en los últimos
meses y los pacientes llegan en un mayor estado de gravedad.
Entre las
principales patologías que los sanitarios están viendo actualmente se
encuentran trastornos del estado ánimo, trastornos de ansiedad grave con fobias
sociales y escolares, cuadros psicóticos y trastornos alimentarios.
Las especialistas han puesto el foco en la necesidad de que diferentes niveles asistenciales trabajen
en estrecha coordinación, a pesar de su complejidad, lo que pasa por
intervenciones conjuntas entre psiquiatría, pediatría y los sistemas educativos
y sociales.
Pero, ¿cómo se puede
favorecer esa coordinación? Una de las claves reside en la atención comunitaria, en el modelo
bio-psico-social presente en la atención primaria, donde la promoción de la
prevención en salud mental es fundamental. Debe existir una interacción entre
psiquiatría y pediatría, con programas de enlace en los que también se tenga en
cuenta el ámbito educativo y social, porque el niño es un todo.
Las buenas prácticas en
el abordaje de las enfermedades mentales de la población infanto-juvenil
también han estado presentes en la jornada, de la mano de las doctoras Soraya Geijo, Coordinadora de
Salud Mental Infanto-Juvenil del servicio de Psiquiatría del hospital Clínico de
Valladolid, y de Maria José Penzol,
psiquiatra adjunto del servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del
Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Gregorio Marañón
de Madrid.
No comments:
Post a Comment